Niña bonita.
Pov de Freen.
No podía creer que tenía que levantarme a las cinco y media de la mañana para ir a un partido de fútbol en el que ni siquiera iba a jugar.
Me levanté debido a la alarma y antes de empezar a arreglarme, fui al cuarto de mi papá para asegurarme de que estuviera bien.
Él se encontraba completamente dormido e incluso estaba roncando.
Me tomé unos segundos para mirarlo detenidamente y todo en lo que pude pensar en las mañanas en las que solía venir a despertarlo antes de que pasara lo de mamá. Mamá se iba más temprano porque tenía que abrir la florería y papá tomaba su descanso para despertárse relativamente tarde. Yo dejaba un beso en su mejilla para despertarlo y él siempre despertaba con una sonrisa, con el ánimo al máximo.
Era bastante triste entrar en su habitación y que lo primero que se sintiera fuera el olor a alcohol impregnado hasta en las paredes. Papá ya no despertaba como solía hacerlo. Nunca despertaba de mal humor pero lo hacía con un gesto de tristeza permanente que no podía disimular.
Suspiré al verlo pero no quise centrarme en eso o no me dejaría seguir adelante. Cerré la puerta de su habitación y me alejé.
Me fui a darme una ducha y me cambié de ropa muriéndome de sueño aunque honestamente, el agua sirvió bastante para tener un poco más de energía.
Cuando terminé, tomé las llaves de mi casa y mi tabla de skate para salir con dirección a la escuela.
Nunca me habían gustado los deportes. No sentía que tuviera toda ese engería física que requerían pero me había inclinado mucho por el skateboard que contaba como uno. Cuando aún estaba en la escuela y estaba en mis doce o trece, me encantaba ver a las personas usando tablas para hacer giros en el aire y para avanzar. Papá me había comprado una tabla de skate como regalo en uno de mis cumpleaños y me llevaba al parque a practicar. Al principio no sabía nada pero empecé a aprender a andar en ella con ayuda de las personas que practicaban ahí. Por supuesto, no hacía saltos ni nada sorprendente, solo la usaba como mi medio de transporte.
Podía decirse que era el único deporte que practicaba, de resto todo mi tiempo estaba invertido en la florería, en la poesía y en practicar batería.
Antes de disponerme a montar en la tabla, puse música y la conecté a mis audífonos. Tenía que apresurarme o llegaría tarde a la universidad.
De ahí saldría un autobús que nos llevaría al Colegio Smith, según lo que nos habían dicho. No tenía muchas ganas de ir. No hablaba con nadie de mi escuela... Menos quería hablar con las personas de otra escuela.
Cuando llegué a las intalaciones de la universidad ya estaban ahí los integrantes del equipo varonil y femenil, incluida Nam.
Ella se acercó a mí en cuanto me vio.
Las demás del equipo me saludaron haciendo un leve ondeo con las manos desde lejos.
-No vengas solo a distraer a mi equipo. -Bromeó Nam -Pensé que venías a apoyarme a mí.
-A eso vengo. -Aseguré. -Si no hubiera sido por ti, tal vez ni hubiera venido.
-Sí pero sabes que algunas de ellas sienten algo por ti. -Me recordó. -Las distraes, ya te lo digo.
Me reí levemente y negué con la cabeza.
Nam me decía cosas así bastante a menudo y yo seguía sin entender porqué les parecía "linda" a personas de la universidad si nunca hablaba ni me acercaba a nadie; yo no me fijaría en alguien así.
Ella sonrió y me extendió una t-shirt con el color del equipo.
-¿Para? -Le pregunté.
-Tu número para el partido. -Respondí. -Justo el ocho estaba disponible.
La tomé sin muchas ganas y me la puse sobre la t-shirt que tenía puesta.
Nos formámos en filas y después de que nos pasaran lista para confirmar asistencia, comenzámos a subir al autobús.
Yo me senté al lado de Nam, acomodando mi tabla de skate entre el asiento y la ventana del autobús.
-¿Crees que también allá me quieran? -Dudó, con tono de juego.
-Con dificultad te quiero yo. -Bromeé de vuelta.
Ambas nos reímos.
-Aunque se supone que yo soy la popular y tú siempre me robas el protagonismo. -Agregó. -Verémos si es diferente en esa escuela.
-Nam, nadie te roba el protagonismo. -Aclaré. -¿No eres quien lleva tres novios y dos novias en el curso?
-Sí, soy yo. -Contestó. -Gracias por recordármelo.
Negué con la cabeza.
Sonreí y volteé hacia la ventana para ver el camino.
Nam me hacía reír bastante y lo apreciaba porque después de haber perdido a mamá, las cosas habían sido muy difíciles para mí. Nam también me motivaba a salir y a convivir con más personas a pesar de que se me dificultaba considerablemente.
La otra escuela no estaba tan lejos. A lo mucho nos tardaríamos diez minutos en llegar pero en el tiempo que tuve para mirar el camino... Pensé en lo importante que Nam era en mi vida y lo bueno que era tenerla como mejor amiga.
Cuando llegámos al colegio Smith nos bajámos de igual manera, en filas, y esperamos a que nos dieran la bienvenida.
Definitivamente se veía la diferencia con la nuestra respecto a estructura. Se sabía que está era una de las universidades más costosas de todo el país.
El director del colegio abrió las puertas y nos dejó pasar. Yo no soltaba mi tabla de skate porque ellos no nos regresarían a la escuela y yo tenía que estar lista para poder irme cuando acabara el partido.
Enseguida nos guiaron al patio principal.
Dieron unas cuantas palabras de aliento para el partido, a las cuales no les presté atención y nos pidieron que nos mantuviéramos así mientras acomodaban a los dos equipos de su escuela.
La fila de los hombres estaba al lado de la nuestra.
-Hola, Freen. -Me saludó uno de ellos.
No lo miré porque él en específico, era uno de los hombres más molestos de la escuela.
-¿Qué haces aquí? -Preguntó. -¿Aprendiste a jugar en un día?
Asentí sonriendo sin mirarlo.
-El fútbol se juega con un balón, no con esa cosa que cargas en la mano. -Agregó. -Sí entiendes eso, ¿Cierto?
¿De verdad pensaba que eso daba risa?
Qué patético.
Las fila de los equipos varonil y femenil de la otra escuela ya se estaban acomodando.
-¿Cómo está tu padre? -Cuestionó con un tono burlón. -¿Sigue siendo un alcoholico desahuciado?
Lo estaba ignorando perfectamente hasta que dijo eso.
Eso me hizo perder el control por completo.
No lo pensé dos veces y le solté un golpe en la cara, con el puño cerrado y con bastante fuerza.
Supongo que no se lo esperaba, porque no supo cómo reaccionar.
Me acerqué más para volverlo a golpear pero toda la fila nos detuvo.
Nam me empujaba hacia atrás para que me alejara y el entrenador se puso en medio de los dos.
-¡Basta! -Gritó. -No están en la calle.
Yo aún me sentía muy enojada.
-¡Si vuelves a decir algo de mi padre te rompo la cara! -Advertí.
-¡Chankimha! -Me llamó el entrenador. -¿Qué es lo que te pasa?
Llevé mi vista a él.
-Estás en otra escuela. -Comentó. -Te debería de dar vergüenza.
-Vergüenza le debería dar a él. -Respondí. -No puede hablar así de mi papá.
Nam aún me agarraba con fuerza de la mano.
-Ve a tomar aire y después vuelves. -Sugirió. -¿Qué pensarán de nosotros, hija?
Suspiré molesta.
-Verémos si vuelvo. -Contesté.
Le quité el brazo a Nam con fuerza y salí caminando hacia un lugar en donde no me mirara toda la escuela.
Nam fue corriendo detrás de mí.
-¡Freen! -Me llamaba. -Espérame.
Me alejé lo más que pude hasta que encontré un lugar solo.
No pude evitar que cayeran un par de lágrimas de mis ojos.
-Nam, no es justo que describan a mi padre simplemente como "alcoholico" -Dije. -Él más que solo eso.
Ella puso una mano en mi brazo.
-Yo lo sé. -Aseguró. -Tu papá es el mejor hombre que conozco.
-Él merece ser reconocido como un buen esposo, un padre ejemplar y un hombre honorable. -Agregué. -¿Por qué hablan así?
-Trata de guardar la calma. -Pidió. -Tu papá se va a recuperar.
Suspiré con tristeza.
-Pero si no dejas de meterte en peleas te van a expulsar de la escuela. -Me recordó. -No puedes dejarte provocar así.
Ella tenía razón.
-Tienes muchas cualidades positivas y eso suele molestarle a varias personas. -Agregó. -Lo hacen solo con el propósito de dañarte.
Tomé aire y traté de calmarme.
-Si sabías que le gustas a su ex novia, ¿No? -Comentó. -Por eso terminaron.
Me reí levemente.
-Al menos tiene sentido su enojo hacia mi. -Respondí.
-Eso y es un completo idiota. -Mencionó. -Toda la escuela lo sabe.
Nam dejó puesta su mano sobre mi hombro mientras yo me calmaba.
-Volvamos al patio. -Pidió. -No dejes que vea que te afectó.
-No quiero... -Expresé. -No quería venir.
-Lo sé pero juego hoy, ¿Recuerdas? -Preguntó. -Si no tengo tu apoyo no podré jugar igual.
Sonreí.
Nam era la única persona que podía convencerme para que me quedara y lo hizo.
Asentí y ambas comenzámos a caminar, volviendo al patio.
Cuando llegamos, volvimos a formarnos tal como estábamos.
Volteé a ver al que había golpeado y noté que tenía la marca en el pómulo.
Él me miró dos segundos y apartó la vista enseguida pero podía ver que estaba muy molesto.
El partido estaba a nada de comenzar y era mejor que se concentrara.
Pov de Becky.
Era el día del partido y yo me sentía muy feliz al respecto. Desde que empecé a jugar fútbol, se convirtió en uno de mis mayores sueños. Me encantaba entrenar, me encantaba jugar y me sentía muy bien conmigo al saber que el entrenador me consideraba su jugadora estrella.
Yo era la capitana del equipo e Irin también jugaba conmigo.
Una gran parte de la escuela iría a vernos y si lográbamos ganar este partido, podríamos seguir jugando contra más escuelas.
Yo llegué más temprano que mi equipo, al igual que la capitana del equipo contrario. Tuvimos una corta reunión en la que nos explicaron algunas cosas.
Ambas nos presentamos y salimos de la oficina.
Ella era linda, para qué mentir.
Estuvimos hablando un par de minutos y me pidió mi número.
No podía rechazarla.
Se lo di pero le dije que tenía novia o algo así. A ella no le importó mucho y me dijo que estaba bien y que no le generaba problema.
Novia con quien por cierto, terminaría tal vez mañana. Había sido divertido por una semana pero Marie comenzaba a tomárse atribuciones y eso me desanimaba bastante. Se suponía que tendríamos algo libre.
Después de la reunión y del intercambio de números, bajé al patio principal en donde mi equipo terminó de reunirse justo cuando el equipo contrario ya estaba acomodado.
Me encontraba hablando un par de detalles con el entrenador cuando vi algo que parecía ser una pelea.
No entendía nada.
Me salí de la fila y me acerqué para ver. Todo indicaba que eran de la otra escuela.
Enseguida los apartaron y me di cuenta de que la "pelea" era de una mujer y un hombre.
En realidad solo había sido de ella, porque ella era la única que había golpeado, al menos por lo que pude ver.
No había podido verla bien pero sí me impresionaba que hubiera golpeado a un hombre y además en una escuela ajena, sabiendo que el partido podía ponerse en riesgo.
Me acerqué más y fue cuando ella volteó para hablar con su entrenador y...
Wow, wow, wow.
Había visto muchas mujeres lindas, pero ella parecía tener un encanto especial en el rostro.
Además, su actitud era interesante. Se veía bastante firme y tenía algo así como un toque de misterio alrededor de ella. Parecía ser bastante rebelde y no estaba acostumbrada a ver comportamientos así en la universidad.
"Si vuelves a decir algo de mi padre, te rompo la cara" -Dijo y eso solo me sorprendió más.
Su entrenador le dijo que fuera a tomar aire y ella dijo que iría pero que tal vez no volvería.
Yo apartir de ahora tenía dos cosas por hacer; una, terminar con Marie; y dos, pedirle su número.
No podía dejar pasar la oportunidad de tener el número de alguien así de interesante.
Todos volvimos a la fila y ella se reincorporó a la suya minutos después.
Nos empezaron a guiar hacia el campo.
Mi equipo se sentó en el piso y empezó a hacer ejercicios de calentamiento y el equipo contrario hizo lo mismo, excepto ella.
Cada vez crecía más mi curiosidad.
¿Por qué estaba en el campo pero no estaba calentando?
Noté que la capitana del equipo, con quien ya había hablado antes se levantó y yo la seguí.
-Hola. -La saludé con una sonrisa. -¿Cómo vas?
Ella me sonrió también.
-Bien, ¿Y tú? -Preguntó. -¿Lista para perder?
-Yo siempre gano. -Aseguré.
No lo dije en serio, pero era obvio que era nuestra manera de coquetear.
En realidad no había ningún problema con que lo hiciera, Marie besaba a más personas además de mí estando conmigo en una "relación". Ambas estábamos de acuerdo en que así fuera.
-Una pregunta. -Agregué. -¿Quién es la peleonera?
Ella me miró confundida.
Yo se la señalé con mi boca.
-¿La que está en la banca? -Cuestionó.
Asentí.
-Freen Sarocha. -Respondió. -Crush de media escuela.
Levanté ambas cejas.
-¿Tuya también? -Pregunté, intentando averiguar más.
-Es muy linda pero no es mi tipo. -Admitió. -Es demasiado fría y a mí me gusta... Algo más.
Sonreí y acaricé suavemente su barbilla con mi dedo pulgar y mi dedo índice.
-Suerte en el partido. -Dije para despedirme. -La van a necesitar.
Ella me dio una sonrisa y yo regresé con mi equipo.
El partido empezó después de un rato y se complicó más de lo que pensaba. Habían transcurrido tan solo quince minutos y ya tenía una tarjeta amarilla.
Las del otro equipo eran buenas, muy buenas.
Yo jugaba de delantera y sentía que mi equipo no estaba pasándome el balón lo suficiente. No teníamos una estrategia eficiente y las mujeres del otro equipo tenían mayor comunicación. Estábamos en desventaja.
La otra delantera del equipo estaba a punto de acercarse a la portería contraria cuando el árbitro silvó.
Falta, causaba por mi equipo.
La mediocamposta del equipo contrario estaba tirada en el piso y se quejaba de un dolor en su pie.
Me acerqué hasta ella y la ayudé a levantarse, extendiendo mi mano y después sujetándola del brazo.
-¿Necesitas ayuda para llegar a banca? -Le pregunté.
-Gracias, estoy bien. -Contestó.
No iba a poder seguir jugando.
Ella enseguida empezó a caminar hacia afuera de la cancha.
En su espalda, tenía el número veintiocho y su nombre, "Nam".
-¡Freen! -Gritó de la nada mientras caminaba hacia la banca.
Dejé mis manos puestas sobre mi cintura y giré la cabeza en su dirección.
¿No era la peleonera?
-Entra por mí. -Le pidió.
El partido se pausó varios segundos porque le costó mucho trabajo convencerla, al menos eso pude notar.
Finalmente lo logró.
Nam, quien salió de la cancha se quitó su t-shirt del uniforme y se la extendió a ella.
Ella la tomó en sus manos y se quitó la que tenía puesta.
La t-shirt que tenía abajo se le subió un poco, haciendo que una parte de su abdomen se viera.
No sé a cuál de las dos miraron las y los demás, pero yo miré a... ¿Freen?
¿Así se llamaba?
El cambio de playera era necesario debido a que los colores de banca y de jugador eran diferentes.
Ella entró a jugar sin ganas de hacerlo y fue muy obvio.
Enseguida el partido se reanudó.
Por un momento traté de regresar mi atención completa al partido.
Iba muy bien. Sentía que ahora sí estaba jugando a mi ritmo.
Ya íbamos dos a uno favor mi equipo y ya solo quedaban diez minutos para que acabara.
Mi equipo había decidido pasarme el balón.
Yo estaba concentrada siguiéndolo con la vista mientras llegaba a mí por medio de un pase pero de repente, choqué con alguien que venía a toda velocidad, haciendo que me cayera.
Era Freen.
Ella cayó sobre mí, pero se apoyó con sus dos manos en el piso. Ambas nos habíamos estrellado con mucha fuerza y el impacto provocó que cayéramos así.
Ella me miró y sonrió.
Su sonrisa era muy linda.
Sus ojos lo eran también.
Estaba bastante sudada y se veía muy atractiva.
Se levantó rápidamente y me dio la mano para ayudarme a levantarme.
Tomé su mano y me levanté.
-Concéntrate, niña bonita. -Expresó.
¿Por qué había sentido un cosquilleo en mi estómago cuando escuché eso?
El árbitro por supuesto dijo que era falta y le marcaron tarjeta amarilla a ella.
Parecía no importarle para nada.
En los últimos dos minutos de partido, logré meter un gol más, gol que nos permitió tener la victoria del partido.
Toda la escuela celebraba mientras que el otro equipo se encontraba desanimado.
Mientras mi equipo celebraba, yo solo podía concentrarme en ella a lo lejos.
Tenía una tabla de skate y estaba guardando unas cosas en su mochila. El resto de su equipo estaba dándose la mano, abrazándose y estirando para evitar una lesión pero ella parecía bastante desinteresada al respecto.
No sabía porqué había jugado, era ciertamente evidente que no lo hace a menudo.
Vi que varias de mi escuela se acercaron a hablarle.
Probablemente le pidieron el número y con mucha razón, ella es un deleite de mujer.
Traté de safarme del equipo y me intenté acercar antes de que ella se fuera, pero Marie se me atravesó.
-¡Amor! -Exclamó. -Estuviste increíble.
-Gracias, gracias. -Respondí con mi mirada en Freen. -Quería hablar contigo.
Ella me miró atenta.
-Debemos terminar. -Solté. -Sabes que no soy de relaciones y esto no va a funcionar.
Me miró confundida.
-¿Así nada más? -Pregunto.
-Así nada más. -Confirmé. -Si quieres hablar lo hacemos después, tengo algo que hacer.
Pasé por su costado y me acerqué lentamente a donde estaba Freen.
-Fue un buen partido. -Mencioné desde su espalda.
Ella no respondió.
Noté que tenía un audífono puesto.
Toqué su hombro para llamar su atención.
Ella volteó y se quitó el audífono.
-Fue un buen partido. -Repetí.
-Si tú lo dices. -Contestó. -Ustedes ganaron.
Su voz también era muy atractiva.
Ella volteó de nuevo, se puso de nuevo el audífono y siguió guardando sus cosas.
Me situé a su costado izquierdo.
-¿Te lastimaste con el golpe? -Pregunté.
Ella suspiró, me miró casi sin ganas y volvió a quitárse el audífono.
-¿Qué? -Expresó.
-Que si te lastimaste con el golpe... -Respondí.
-No. -Respondió cortante, sin mirarme.
Era muy díficil hablar con ella, ni siqiera estaba interesada en mirarme.
-¿Tienes número de celular? -Cuestioné directamente.
-Todos tenemos. -Aseguró.
Terminó de guardar sus cosas, se puso su audífono y se dio la vuelta.
-Nos vemos. -Se despidió, así, sin más.
Ni siquiera había volteado a verme y me dijo "niña bonita" hace no más de una hora.
Cuando se fue, escuché risas a mis espaldas.
Eran Mela, Seoul e Irin.
-¿Qué acaba de pasar? -Cuestionó Seoul. -¿Le rompieron el corazón a la rompecorazones?
Giré los ojos.
-Claro que no. -Negué. -No es la única persona que existe.
-Es la única persona que existe que te ha rechazado. -Agregó Seoul.
La verdad es que sí había herido un poco mi orgullo.
-Volvamos a clases. -Dijo Seoul. -Después hablamos mejor.
Asentí y empecé a caminar con ellas.
Pero esto no se podía quedar así, tenía que volver a verla.
Tenía que encontrar una manera de hacer que quisiera hablarme.
¿Por qué no hacía ni el mínimo esfuerzo por mirarme mientras le hablaba?
La capitana de su equipo tenía razón... Es muy fría y distante.
Este capítulo está dedicado a Sales, de Twitter, por ayudárnos para que pudiéramos leer The Loyal Pin. Muchas gracias!!
El primer encuentro de las Freenbecky, ¿Qué opinan de todo esto?
-Key.
Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro