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¿Enamorada?

Pov de Freen.

Antes de preguntarme cómo es que ella había llegado aquí, solo podía concentrarme en el hecho de que nos estuviéramos abrazando. Era la primera vez que nos abrazábamos y se sentía muy natural y por alguna razón, lleno de cariño.

Ella no se apartó de golpe de mis brazos. Se apartó despacio. Se alejó tomándome de las manos y luego me soltó por completo.

-¿Pasa algo? -Pregunté. -Te ves preocupada.

Me miró confundida.

-¿No sabes lo que pasó en tu universidad? -Cuestionó.

Esta vez la confundida era yo.

-Salí después de la segunda clase. -Comenté. -Mi celular se rompió y lo llevé a arreglar. Papá se iba a preocupar si no contestaba y por eso decidí regresar a casa.

Ella suspiró.

-Tu escuela tuvo una fuga de gas en la cafetería. -Me informó. -Incluso hubo una explosión.

La miré soprendida.

-Nam... -Fue lo primero que dije.

Quise salir de la casa de golpe pero ella me detuvo, sosteniéndome del brazo.

-Ella está bien. -Aseguró. -Evacuaron a todos, no había nadie adentro.

No podía dejar de ver su mano en mi brazo.

-Hablé con Nam afuera. -Agregó. -Ella me pasó tu dirección.

Me sentí aliviada.

-¿Podrías decirle que estoy bien? -Le pedí.

Ella asintió.

Ella sacó su celular que era tan moderno y considerablemente grande, que me hizo dudar de si costaba más que todos los muebles de mi casa juntos.

Me lo extendió para que guardara el número de Nam y ella comenzó a teclear.

-Listo. -Informó.

Le respondí con una sonrisa y la miré detenidamente.

Después de que guardó su celular ambas nos quedámos en silencio. Ninguna sabía qué más decir.

Solo escuché la voz de mi papá detrás de mí.

-¿Por qué te tardas tanto en la puer...? -Intentó preguntar pero se detuvo cuando vio a Becky.

Él nos miró a ambas.

-¡Señorita Becky! -La saludó. -¡Qué gusto volver a verla!

Él le extendió la mano.

Becky también extendió la suya para estrecharla.

-También es un gusto para mí. -Expresó. -¿Cómo ha estado?

-He estado mejor, la verdad. -Admitió. -Gracias por preguntar.

Silencio de nuevo.

Mi papá me miraba tratando de ocultar su sonrisa.

-Ella es con quien salí a comer el otro día. -Agregué.

Todo le cuadró a mi papá en ese momento, él asintió como si lo acabara de conectar los cables de todo lo que yo le había dicho estos días.

El ahora sabía que Becky es la persona de la que estoy enamorada.

-Ya veo. -Respondió. -Me alegra saberlo.

Empecé a sonrojarme, podía saberlo sin tener que mirarme en el reflejo de la ventana.

-¿Te parece si hablamos afuera? -Sugerí.

Ella asintió.

Se despidió de mi papá, ondeando suavemente su mano y con una sonrisa mientras yo cerraba la puerta despacio.

-¡Señorita, Becky! -La llamó de nuevo.

Ambas nos detuvimos.

-Vamos a tener una pequeña reunión en nuestra florería. -Comentó. -Es por motivo del día que solía ser el cumpleaños de mi esposa.

Lo miré con una sonrisa.

Sabía lo que iba a hacer y yo estaba de acuerdo.

-Me haría muy feliz si usted asistiera. -Admitió.

Becky me miró a mí, dudosa, buscando mi aprobación.

Yo asentí con una sonrisa sincera.

-Ahí estaré. -Aseguró. -Que su hija me mande los detalles después.

Él sonrió.

-Por cierto... -Expresó. -Puede decirme solo Becky, está bien.

Ellos hablaban de una manera tan linda que yo no podía evitar mirarlos con una sonrisa todo el tiempo.

Volvieron a despedirse amablemente y esta vez, sí cerré la puerta.

Ambas caminámos hacia la acera de la calle de mi casa y nos sentamos.

¿Estaba entendiendo bien?

 ¿Ella vino hasta aquí solo porque estaba preocupada por mí?

-¿Estabas preocupada por mí? -Cuestioné.

De verdad quería escucharlo directamente.

-Claro que lo estaba. -Contestó enseguida.

-¿Como ser humano? -Agregué. -Es decir, de ser humano a ser humano.

Ella rió.

-Me preocupaban todos los seres humanos que estaban ahí. -Mencionó. -Pero no fui a las casas de cada uno de ellos.

Sonreí.

Es decir que me estaba dando a entender que soy más importante para ella que el resto...

Wow.

-Gracias por tomarte el tiempo de venir. -Expresé.

Ella asintió.

-¿Tus padres saben que estás aquí? -Pregunté.

Ella me miró confundida.

-¿Por qué deberían? -Me devolvió la pregunta.

-Pueden preocuparse. -Mencioné. -Es horario de clases.

-Nunca se preocupan por nada sobre mí. -Comentó.

Fruncí el ceño.

Eso era algo que no sabía sobre ella.

-¿No te llevas bien con ellos? -Cuestioné. -Si no te incomóda la pregunta.

Ella sonrió.

-No. -Negó. -Ellos siempre me han generado muchísimas inseguridades.

La miré detenidamente pero sentí la tristeza invadiendo mi pecho al ver su carita. Me dolía escuchar eso.

-A veces realmente me hacen preguntarme quién soy en realidad. -Agregó -A veces me creo ese cuento de que solo soy la niña rica y su hija más chiquita.

Escuchar eso viniendo de una familia con padres que me amaban incondicionalmente era difícil. Era como si por primera vez yo no pudiera entenderla aunque quisiera.

-A mí me gustaría ser definida por las cosas y personas que amo y que aman a mí. -Mencioné.

Ella se giró para prestarme atención.

Nos quedamos en silencio varios segundos.

-¿Quieres saber cómo te definiría a ti? -Preguntó.

Asentí con una sonrisa.

-Como una mujer que defiende el nombre y la persona de su padre; como una hija que habla con ternura de su madre y le brillan los ojos cuando la menciona; como una persona que va por su mejor amiga a una fiesta tarde en la noche para asegurarse de que regrese bien. -Comentó. -Y como una persona llena de luz que podría hacer que el corazón de cualquiera se sienta como el mío.

Ahí estaba la punzada en medio del pecho a la que se refería mi papá.

Sin palabras.

¿Rebecca Armstrong es mi persona?

-¿Cómo se siente tu corazón? -Cuestioné con interés.

Ella sonrió.

-Cálido, tranquilo y seguro. -Admitió.

Sonreí.

-Gracias. -Expresé. -De verdad.

Solté un suspiro solo para tratar de contener todo lo que estaba sintiendo por ella en este preciso momento.

-¿Quieres saber cómo te definiría yo a ti? -Pregunté.

-Me muero por saber. -Respondió.

-Como una mujer fuerte, llena de pasión por las cosas que le gustan; como una mujer valiente, sin miedo y capaz de hacer todo lo que se proponga; como una persona amable y gentil que se acercó a un hombre que se encontraba triste en un bar y pasó toda la noche hablando con él. -Comenté. -Como una persona que vino desde lejos para asegurarse de que alguien que apenas conoce estuviera bien.

Me miró con ternura.

-No eres una niña rica ni solamente la hija de alguien. -Agregué. -Eres una persona con un corazón gigante y eres una mujer increíble.

Sus ojos se cristalizaron.

-Eres como el sol de invierno. -Expresé. -Un sol que es capaz de brillar hasta cuando las circunstacias le dan motivos para no hacerlo. Un sol que aparece en los días más difíciles para llevar rayos de luz a la vida de los demás.

Lo dije con todo mi corazón. Sentía mi pecho vibrando de tan fuertes que estaba latiendo mi corazón y solo... Solo podía verla con una sonrisa.

Esta vez lo había comprobado... Estaba enamorada de ella.

-Gracias. -Dijo.

Qué momento tan vulnerable, pero sincero y lleno de cariño.

Ella se levantó de la acera.

-Creo que debería irme. -Expresó. -¿Nos vemos después?

-Llámame y estaré ahí. -Aseguré. -Te debo una visita a cambio de esta.

Ella sonrió.

Dejó un beso en mi mejilla y se alejó despacio.

-Cuídate, ¿Sí? -Comentó.

-También tú. -Respondí.

Noté que el tono de mi voz era mas suave de lo normal.

La observé hasta que se subió a su moto y aceleró.

No había vuelta atrás después del día de hoy.

Ella ahora estaba en mi lista de prioridades.

Pov de Becky.

De verdad quería que me salieran todos los semáforos en rojo durante el camino porque quería aunque sea un minuto para volver a repasar sus palabras en mi mente.

No era momento para ir a casa.

Tomé mi moto y me dirigí a casa de mi hermano mayor, Reese.

Reese y yo siempre habíamos sido muy unidos. El único problema entre nosotros siempre había sido generado por las diferencias que nuestros papás hacían entre nosotros. Reese siempre fue un niño de casa que más tarde se convirtió en un adolescente responsable y estudioso; calificaciones excelentes, modales exquisitos y habilidades comunicativas para atraer a los socios extranjeros en las empresas que hacían una combinación perfecta con los cuatro idiomas que sabe. Dos medianamente aprendidos, el inglés y nuestra lengua materna.

Siempre admiré mucho a Reese, aún lo hago. Ambos somos totalmente diferentes pero él siempre ha sido un gran hombre y un gran hermano. Tan solo quisiera que nuestras cualidades nunca hubieran sido tema de comparación entre nosotros para nuestros papás.

Cuando llegué a casa de Reese y toqué la puerta, él abrió casi enseguida.

-¡Hermanita! -Expresó con felicidad. -¡Qué gusto que estés aquí!

Sonreí y lo abracé, acercándome a él de golpe.

-¿Tu esposa está en casa? -Pregunté.

-No, no. -Negó. -Ella salió a hacerse un chequeo por lo del bebé. Le pregunté si quería que la acompañara pero me dijo que ella podía manejarlo sola.

Mi hermano estaba casado hace dos años. Mis papás le habían presentado a la hija de uno de sus amigos y afortunadamente para mi hermano, ellos se llevaron muy bien desde la primera vez que se conocieron.

Su esposa era una persona muy dulce y yo me llevaba muy bien con ella. Me alegraba que ella fuera la madre de mi sobrino que estaba por llegar.

Él me hizo pasar a su casa y yo me dejé caer en el sofá.

-¿Qué te pasa? -Preguntó. -Te ves extraña.

Sonreí.

-¿Te acuerdas cuando te dije que nunca me iba a enamorar? -Le recordé.

-Y que yo te dije que era una tontería y que solo te ibas a lastimar a ti misma si no te enamorabas. -Complementó. -Sí, lo recuerdo.

-Reese... -Empecé a decir. -Estoy enamorada.

Él me miró sorprendido.

-Estoy completamente, perdidamente y locamente enamorada. -Agregué. -Mi corazón estalla cada vez que pienso en ella.

Me llevé las dos manos a la cara, al escuchar lo que yo estaba diciendo. 

¿Yo?

¿Enamorada?

Wow.

-¿Qué voy a hacer si ella no me ama a mí? -Cuestioné. -¿Cómo vivo con todo este amor que siento por ella?

Él sonrió.

-¿Quién es? -Preguntó. -Me muero de curiosidad.

-No la conoces. -Respondí. -Pero ella es maravillosa.

Suspiré.

-¿Sabes que hoy me dijo que soy como el sol de invierno? -Comenté. -He estado dándole vueltas a eso desde que me lo dijo.

-¿Pero eso es bueno? -Dudó.

Me reí.

-Ella dijo que es porque brillo aunque las circunstancias me den motivos para no hacerlo. -Cité.

Él ahora estaba sonriendo también.

-Después me di cuenta de que también lo soy por otros motivos. -Agregué. -Yo era como el sol de invierno antes de conocerla... Estaba ahí pero ni yo misma veía mi valor. Durante el tiempo que la he conocido ella ha sido como el viento arrasador de otoño, tirandp y llevándose una a una cada cada hoja, o más bien cada cosa y comentario que no me definía. Todo esto para bien, por supuesto, porque ahora me siento como los árboles en primavera. Sintiéndome una persona nueva y sintiéndome mejor que nunca.

Él me veía con atención.

-Sintiendo que lo tengo todo si la tengo a ella. -Finalicé.

-¿Quién es ella? -Preguntó entre risas. -¿Acaso es poeta?

Lo miré con una sonrisa.

-¿Desde cuándo empezaste a hablar así? -Cuestionó.

-Bueno, estudia literatura. -Comenté. -En el Colegio Philips.

La sonrisa en su rostro se desvaneció poco a poco hasta que un gesto de preocupación comenzó a fruncir sus cejas.

-Sabes que por mí, todo bien. -Aseguró. -Pero nuestros papás...

-Reese, ¿No estás oyendo que estoy tremendamente enamorada? -Le repetí. -¿Qué me importa lo que piensen nuestros papás?

Él hizo un gesto de aceptación.

-Te deseo lo mejor entonces. -Expresó. -Y espero poder conocer a tu amada pronto.

Me acerqué a él en el sofá y lo abracé con fuerza.

-Déjame quedarme aquí unos minutos. -Le pedí. -Necesito recuperar el aire para volver a manejar.

Él se rió y me dijo que me quedara todo el tiempo que quisiera mientras me daba palmadas suaves en el hombro.

¿Qué iba a hacer con todo este amor que siento por ella?

Pov de Freen.

Estaba completamente acabada y lo peor es que no me molestaba saberlo.

Me sentía enamorada a un nivel impresionante y por primera vez, no tenía miedo cuando lo pensaba. Al contrario, tenía ganas de vivir cada segundo de este amor como si fuera el último de mi vida.

Tal vez me había contagiado de su valentía.

Regresé a casa y cuando entré por la puerta, mi papá estaba ahí.

-Ella es, ¿Verdad? -Preguntó.

-Ella es. -Confirmé.

Él tenía una sonrisa gigante.

-Tu corazón sabe lo que hace. -Aseguró. -Ella es una niña maravillosa.

-Papá, siento el amor por ella en cada centímetro de mi cuerpo. -Comenté. -Me siento con ganas de darle el mundo entero.

-Lo sé... -Respondió. -¿Pero ya sientes amor?

-No sé si es amor si es enamoramiento... -Admití. -Podría ser una mezcla de ambas.

Él se rió levemente mientras me veía practicámente colapsando en confusión.

-Voy a salir a ver si ya llegó Nam. -Dije. -Te veo en un rato.

Salí rápidamente y fui a la casa de Nam que se encontraba a un par de calles de la mía.

Justo cuando iba a tocar la puerta ella venía llegando.

-Primero que todo, me alegra que estés bien. -Expresó. -Segundo, ¿Qué está pasando entre Rebecca Armstrong y tú?

-Primero que todo, también me alegra que estés bien. -Respondí. -Segundo, ¿Me dejas pasar y te cuento?

Ella se rió.

Abrió la puerta y me hizo pasar.

Me senté en una de las sillas de su comedor.

-Nam, estoy enamorada. -Aseguré. -Sin posibilidad de revertirlo.

Ella se llevó una mano a la cara.

-¿De la niña rica y mujeriega? -Preguntó. -Freen, te va a destruir.

-No Nam, no. -Negué. -Ella es mucho más que eso.

Ella se acercó a la mesa y se sentó en una silla enfrente de mí.

-Ella me hace sentir como si lo más grande en el mundo fuera mi amor por ella. -Comenté. -Ella es completamente increíble conmigo y también con mi padre.

Nam me escuchaba con atención.

-Tú sabes que ella vio a mi padre por quién realmente es como persona dejando de lado su alcoholismo. -Le recordé. -Yo también la veo a ella por quién es realmente.

-¿Y si te lastima? -Cuestionó.

-Que lo haga. -Respondí. -Puede hacer lo que quiera conmigo y ni siquiera me importaría. Quiero vivir cada día de mi vida apartir de ahora emocionada esperando su mensaje.

Tomé aire.

-Quiero vivir sintiendo esa sensación en mi pecho cada vez que toma mi mano. -Agregué. -Quiero seguir sintiendo que no respiro si no está a mi lado.

-Estudiante de literatura enamorada. -Comentó. -Esto va a ser caótico.

-Cada hueso de mi cuerpo se estremece ante su presencia. -Agregué ignorándola por completo. -Cada uno de los latidos de mi corazón suenan diferente.

Nam ya se había rendido y solo me estaba escuchando por completo, con una de sus manos apoyada sobre su mejilla.

-¿Sabes que nunca escuché los latidos de mi corazón hasta ahora? -Espresé. -Ahora los escucho claramente a pesar de no estar en silencio absoluto porque se volvieron ensordecedores apartir del día en que la conocí.

-Me alegra que por fin te hayas dejado llevar y no te resistas más al amor, de verdad. -Mencionó. -Solo deseo con todas mis fuerzas que ella no rompa tu corazón.

Nam tenía un poco de razón pero yo soy capaz de vivir con el corazón roto para siempre con tal de vivir tan solo cinco segundos de su amor por mí.

...

Bueno, oficialmente cayeron JAJAJAJA

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-Key.

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