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El partido.

Pov de Freen.

La vida no es nada fácil, no lo es después de haber tenido la "familia perfecta" y haberla perdido en una sola noche.

Mucho menos lo es después de haber perdido a una madre.

Mi papá había conocido a mi mamá en su primer trabajo. Él siempre me había contado que mi mamá le pareció la mujer más hermosa del mundo desde la primera vez que la vio.

Siempre me  había gustado escuchar la historia de cómo se habían conocido desde la perspectiva de los dos pero el relato de papá siempre era mi favorito desde que tengo memoria. Él hablaba con un ternura inmensa de mamá y eso me encantaba.

Ambos eran recién egresados cuando se conocieron y estaban en su primer trabajo.

Mi mamá era una mujer dulce, gentil y con un gran corazón. Ella enseguida que conoció a mi papá se sintió atraída porque él solía ser igual que ella; un hombre apuesto y amable.

El tiempo comenzó a pasar y ambos vivieron un "romance de película" en palabras de mi mamá. Empezaron a tener citas varias veces por semana. Mi papá también comenzó a ir a la casa de los padres de mi mamá y consolidó una buena relación con sus suegros.

Los dos tardaron mucho en dar el primer paso. Ambos eran jóvenes y mi papá no queía sentir que estaba presionando a mi mamá cuando ella aún tenía muchas metas individuales que cumplir y decidió darle tiempo pero sin alejárse de ella. Siguieron teniendo citas y en palabras de papá "siguieron dándose muchos besitos" pero sin llegar a nada más hasta que mamá logró ser promovida a un puesto mejor.

Papá estaba muy concentrado en su trabajo pero también lo estaba en mamá. Él le llevaba una taza de café todos los días a su oficina y arreglaba todos sus documentos por ella. Papá siempre me dijo que el amor podía apreciarse en los pequeños detalles y mamá siempre había amado eso de él.

Después de dos años siendo novios, ambos decidieron unir sus vidas mediante el matrimonio. Con la ayuda de mis abuelos maternos, compraron una casa y pusieron un pequeño negocio de florería.

Mi mamá siempre había amado todos los tipos de flores existentes. Incluso el primer regalo que mi papá le hizo fue una flor tejida.

Mi papá fue el que le dio la idea de poner una florería. El negocio era muy pequeño y era un espacio de escasos metros cuadrados pero ambos la hicieron funcionar de manera perfecta porque amaba lo que hacían y ellos se amaban, todo eso se reflejaba incluso en su relación laboral.

Después de dos años más de relación pero ya estando casados... me tuvieron a mí, su primera y única hija.

Cuando yo aún era pequeña, el negocio empezó a crecer. Mis papás lograron poner otras cuatro tiendas en toda la ciudad y empezámos a tener más dinero.

Ambos pudieron comprar una casa más grande, muy bonita y bastante lujosa en una de las mejores zonas de la ciudad.

Siempre fui la niña de mis papás. Ellos siempre eran buenos y dulces conmigo. Siempre trataron de hacerme saber que me amaban y trataban de hacerme feliz siempre.

Mi mamá me dedicaba muchísimo tiempo, a veces incluso más que mi papá debido al negocio. Ella, además era profesora de música y me había enseñado a tocar la batería desde que tenía nueve años.

Esa vida que tanto amaba la perdí en una sola noche cuando tenía diescisiete años.

Mi mamá había tenido una pequeña discusión con mi papá. Mamá quería abrir dos tiendas más, pero en otra ciudad. Mi papá, por otro lado, le decía que era un riesgo de inversión y que no podían tomarlo.

Mamá esa noche quiso tener tiempo para ella y salió tarde con dirección a casa de mis abuelos.

Nadie se pudo haber imaginado lo que pasaría.

Minutos después de que ella saliera comenzó a llover.

Mi papá y yo estábamos en casa muy preocupados, tratando de llamarle para que regresara, pero ella no contestaba.

Su auto se había descontrolado, causando que mamá tuviera un accidente.

Lamentablemente ella falleció pocos minutos después de haber entrado al hospital.

Mi vida y la de mi papá cambió para siempre esa noche.

Papá nunca pudo recuperarse; por supuesto, yo tampoco, pero trataba de mantenerme fuerte.

Después de un par de meses de su partida y de un dolor insostenible y un vacío abrumante, mi papá comenzó a beber.

Jamás lo juzgaría, él estaba devastado.

Empezó a descuidar el negocio de la florería y yo no podía tomarlo porque aún era menor de edad.

En su desesperación por cumplir lo que mi mamá quería antes de fallecer, pidió un préstamo al banco para abrir las dos tiendas más que mamá quería.

Creo que ese fue su mayor error.

Se endeudó con el banco y al final tuvimos que cerrar cuatro de las tiendas, quedándonos con solo una, la principal.

También perdimos la casa y tuvimos que regresar a la que teníamos inicialmente.

Mi papá al darse cuenta, puso la casa a mi nombre, para que la tuviera asegurada y no estuvierámos en riesgo de quedárnos sin lugar para vivir debido a las malas decisiones que le hacía tomar el dolor y el alcohol.

Habían pasado cinco años desde entonces, yo ya estaba en la universidad y aún cargaba con el dolor de la pérdida de mi madre en el pecho. Mi personalidad cambió bastante después de eso.

Siempre había sido considerablemente extrovertida pero reservada y después de la partida de mamá... Me encerré por completo en mí, tratando se sobrellevar el dolor entre música, poesía y flores.

Mi papá aún seguía devastado.

Él seguía bebiendo todo el tiempo y ni siquiera con ayuda podía recuperarse.

El principal apoyo financiero que teníamos venía de la única tienda de flores que nos quedaba y de la ayuda de mis abuelos.

Por suerte los tenía a ellos.

Y también tenía a Nam y a su mamá.

Nam es mi mejor amiga de la infancia. Su mamá solía ser mejor amiga de la infancia de mi mamá también.

Su mamá le prometió a la mía que siempre cuidaría de mí desde el día en el que nací y así había sido siempre, incluso en mis momentos más difíciles.

Cada vez que tenía la oportunidad venía a visitarme y trataba de hablar con mi papá.

Yo no estaba solo destruida por el fallecimiento de mi madre... También lo estaba por el dolor de mi papá.

Mi papá solía ser el mejor padre y hombre del mundo. Él me amaba y me escuchaba siempre. Desde hace cinco años él había cambiado. Se la pasaba todo el tiempo tomando en la calle y cuando llegaba a casa estaba muy borracho como para hablar, aún así cada vez que tenía un poco de conciencia, me decía que amaba mis ojos porque veía a mi mamá en ellos.

He tratado de tener buenas calificaciones desde entonces, para honrar la memoria de mi mamá, pero la verdad es que también llevo un dolor muy grande que aún no se va y eso me complica todo en la universidad a pesar de que amo mi carrera.

Después de ver que mi papá había perdido al amor de su vida, yo tenía miedo de tener algo con alguien, me daba aún más miedo enamorarme.

Tenía miedo de entregar mi corazón en manos de alguien más y después perderla, tal como le pasó a mi papá.

Esta mañana me levanté con el sonido del timbre en la puerta.

Vi mi celular y noté que eran las siete con cincuenta de la mañana.

¿Quién podía ser un sábado tan temprano?

Me levanté de la cama y fui a abrir la puerta.

Era Nam.

-¿Te volviste loca? -Pregunté. -¿Qué haces aquí un sábado tan temprano?

Ella me miró de arriba a abajo y se llevó una mano a la cara.

-Tú fuiste la que se volvió loca. -Corrigió. -Es jueves, Freen, jueves.

Sacó su celular y me enseñó.

Era verdad.

Suspiré agotada.

-Nos vamos a perder la primera clase. -Agregó. -Solo espero que no haya examen justo hoy.

Sonreí levemente y la hice entrar a la casa para que pudiera esperar mientras me arreglaba.

-¿Tu papá está dormido? -Cuestionó.

-Voy a ir a ver. -Contesté.

Nam se quedó sentada en la sala y yo fui hasta el cuarto de mi papá.

Toqué la puerta dos veces.

-Papá. -Lo llamé. -¿Puedo pasar?

Tuve que repetirlo porque no me contestó.

-Sí, mi vida. -Contestó. -Pasa.

Abrí la puerta y él estaba restregándose los ojos.

El cuarto entero olía a alcohol.

-Nam está aquí. -Le hice saber. -Tengo que irme a la escuela.

Él simplemente asintió.

Me acerqué a él y lo abracé.

-Deberías darte un baño después. -Sugerí. -Mamá se enojaría contigo si no lo haces.

Él me miró con tristeza y puso su mano sobre mi mejilla.

Preferiría no tener que decirle cosas así pero era la única manera de que se animara ligeramente.

-Hablas igual que ella. -Comentó. -Incluso lo dices con sus mismos ojitos.

Me dieron ganas de llorar, siempre pasaba cuando decías eso o algo parecido.

-Nos vemos, papá. -Me despedí.

Caminé hacia afuera del cuarto y me fui a bañar.

No me tardé tanto, pero Nam me presionaba para que me vistiera rápido.

Cuando terminé, ella ya estaba parada en la puerta.

-He de admitir que tu perfume es delicioso. -Aseguró. -Tal vez esa sea una de las razones por la que eres encantadora para media escuela.

Giré los ojos.

-Deja de decir tonterías. -Respondí. -Vamos.

Nam era popular en la universidad y yo era conocida por ser su amiga. Al menos eso creía yo.

No me gustaba para nada ser conocida, pero Nam era la única persona a la que le tenía cariño de la escuela y quería permanecer al lado de ella.

Nam jugaba en el equipo de fútbol de la escuela y probablemente ya iba por su segunda novia y su tercer novio del año escolar.

Llegámos a la escuela y justo como lo pensamos, perdimos la primera clase.

Justo los jueves nos tocaba deportes a la segunda hora.

Bueno para Nam, terrible para mí.

Todos empezaron a calentar y yo me senté en una de las bancas.

-Freen... -Me llamó el entrenador. -Será mejor que te pongas a calentar.

-Con todo respeto, pero tengo cero interés por esta clase. -Aseguré.

Él negó con la cabeza.

-Se verá reflejado en tus calificaciones. -Advirtió.

-No tengo problema con eso. -Respondí. -¿Por qué tengo que hacer deportes si estudio literatura?

Él me miró molesto, anotó algo en su libreta y llamó a los demás para que se sentaran.

Parecía ser que daría un anuncio.

Una de las mujeres del salón se sentó al lado de mí.

-Hola, Freen. -Me saludó.

Volteé a verla levemente y no respondí.

Podía resultarle apática a los demás por tener ese comportamiento pero no me interesaba en absoluto. No tenía ganas de hablar con nadie en esta escuela que no fuera Nam.

-¿No viniste en tu tabla de skate hoy? -Preguntó.

-Se me hizo tarde. -Contesté manteniendo la vista al frente. -Vine con Nam.

-No puedo dejar de mirarte cuando la traes. -Agregó. -Te da un toque especial.

-Gracias. -Respondí sin ganas.

Suspiré y me levanté enseguida, moviéndome a la banca de atrás en donde estaba Nam.

-Eres muy mala para dejarte coquetear. -Susurró.

No le respondí.

El entrenador hizo una seña para que guardáramos silencio y que él pudiera hablar.

-Bien, como saben esta escuela ganó el torneo de fútbol de la semana pasada. -Explicó. -Pasamos a siguiente fase tanto en varonil como femenil.

Todos empezaron a aplaudir, yo también lo hice; con una ligera sonrisa y mirando a Nam.

-Mañana tenemos partido con el Colegio Smith e irémos a jugar allá. -Agregó. -Necesito a todo el equipo listo y los suplentes.

-¿Esa no es la escuela de los ricos? -Me preguntó Nam en voz baja.

-Creo. -Contesté.

-Mucha suerte. -Deseó el entrenador. -Los veo aquí a las seis de la mañana. Capitanes listos con sus uniformes y con la alineación de su equipo, por favor.

Hice un gesto de disgusto solo de escuchar la hora.

-Seguro les vamos a ganar. -Dijo Nam.

Me reí y me levanté de la banca.

Empecé a caminar con Nam para dirigirnos al salón de clases, pero el entrenador me llamó.

-Freen, dame cinco minutos. -Pidió.

-Son los únicos que tengo disponibles. -Expresé. -No se tarde más.

Él suspiró agotado.

-Necesito que vayas como banca mañana. -Comentó.

Me reí.

-Tiene a toda una escuela disponible. -Aseguré. -Yo nunca he juigado fútbol.

-Sí, pero todos están en un deporte menos tú. -Agregó. -Solo irás como banca, no jugarás. Tal vez deportes no te sirva en literatura pero sí influye en que pases de año o no.

Tensé la mandíbula.

-Bien. -Acepté. -Pero lo hago porque tengo que ir a apoyar a Nam también.

Él sonrió.

-Puedes recuperar tu calificación así. -Dijo. -Nos vemos mañana.

Al menos eso era bueno.

No tenía que hacer nada y mantendría una buena calificación mientras me quedaba sentada en la banca viendo a mi mejor amiga jugando.

Pov de Becky.

Pensé que ser entendida por mis papás era el último de mis problemas, pero no lo era.

Desde que tengo memoria, mi vida se basó en una competencia implantada por mis padres entre mi hermano y yo.

"Tu hermano es más inteligente; tu hermano es más amable; tu hermano es mejor hijo" Eran las palabras que había escuchado toda mi vida.

Mi hermano nunca había tenido la culpa de tal comparación de mis padres hacia a nosotros. La verdad es que él era muy dulce y en ojos de todos lo demás, incluyéndome a mí, el hombre perfecto.

Él era muy buen hermano y siempre trataba de ser presente en mi vida, desempeñando su papel de el hermano mayor y ejemplar. A pesar de que los dos nos llevábamos bien, las comparaciones nunca dejaron de afectarme.

Desde siempre había tratado de hacer todo para superarlo en la perspectiva de mis padres.

Me había matado por tener buenas calificaciones; había ido clases de etiqueta; había empezado a estudiar lo que ellos querían y también iba a todos los eventos a los que ellos me pedían que fuera.

Claro, empezando en mi infancia... Al principio era más sencillo. Solo tenía que ser la hija linda de los Armstrong y yo no supe hasta mucho tiempo después que eso significaba ser hija de uno de los empresarios más importantes en la indrustria hotelera de todo el continente Asiático.

Papá y mamá eran muy exigente conmigo y con mi hermano por dichos motivos pero... También eran buenos padres cuando no estaban ocupados siendo empresarios.

Tal vez esa fue una de las razones por las que más me afectaba el cambio que ellos tenían comparando cómo eran en nuestra casa y cómo eran en eventos.

En casa, mamá jugaba conmigo y papá veía televisión conmigo y con mi hermano y cosas así. En eventos de la empresa todo era un "siéntate bien", "mantén la compostura", "sonrié", "sé amable con todos".

Honestamente, me gustaba más la versión casera de mis papás y sabía que a mi hermano también.

Nada nunca era suficiente para ellos.

Cuando entré a la universidad, supe que no podía seguir así.

Empecé a ser todo lo contrario a lo que ellos querían que fuera.

Me cambié de carrera de último minuto y empecé a bajar mis calificaciones apropósito.

Tiempo después, les dije que me gustaban las mujeres. Eso no había sido planeado. Las mujeres me habían gustado desde que iba en secundaria, pero no planeaba decirles nunca.

Claro que fue todo un dilema en casa, pero lo superaron después.

Lo único que me pidieron fue que comprometiera con alguien, tal y como lo hizo mi hermano.

Les aseguré que nunca me comprometería con nadie.

Al contrario, empecé a tener "relaciones" sin compromiso.

La verdad no estaba orgullosa de eso, pero por molestarlos valía la pena. Solo quería hacerlos reaccionar, hacerlos ver que no podían querer ponerme un molde en el que debía encajar. Quería que fueran su versión casera todo el tiempo pero conforme habían  pasado los años, su versión casera se había esfumado y solo quedaban los empresarios multimillonarios que trabajaban incluso en casa.

Probablemente me había besado con medio curso desde que había empezado la universidad y probablemente alguno de mis papás también había escuchado un par de rumores.

También compré una moto con el dinero de mis ahorros y empecé a jugar fútbol en la escuela. Sumando las clases de box los fines de semana. Eso debido a la obsesión de mi mamá con que hiciera cosas que ella consideraba como femeninas.

La verdad que todo eso empezó como un capricho, pero el fútbol y el box me habían resultado gustando, incluso era la capitana del equipo de fútbol de la escuela.

Esta mañana, llegué al Colegio Smith en mi moto.

Tampoco estudiaba la carrera que había soñado desde siempre pero si no me quedaba en esta facultad, papá no pagaría ninguna otra carrera y no podía quedarme sin estudios.

Mis amigas, Irin, Seoul y Mela estaban esperándome en la puerta.

-¡Oh vaya! -Exclamó Irin. -Pensamos que nos quedaríamos hoy sin la presencia de la rompecorazones de la escuela.

Giré los ojos y guardé el casco en la parte de atrás de la moto.

Enseguida  vi a Marie desde lejos corriendo hacia mí.

Mi novia.

-Hola, amor. -Me saludó.

-Hola, linda. -La saludé con un beso. -No tengo mucho tiempo, ¿Nos vemos después?

Ella me dio un beso más para despedirse de mí y se fue.

No saludó a mis amigas y tampoco se despidió de ellas.

-¿Sabrá que a lo mucho duran dos días más y ya? -Comentó Seoul.

Me reí.

-Debería saberlo. -Aseguré. -Debería saber como soy.

Apenas llevaba una semana "de novia" con Marie. Por supuesto, no duraría mucho más. Bastante se rumoreaba en la universidad sobre el hecho de que no tengo nada serio pero Marie quiso intentarlo conmigo porque acordámos que podíamos tener algo así como... "libre".

-Por cierto, el entrenador quiere verte. -Agregó Mela.

-Vamos entonces. -Respondí.

Subimos hasta la oficina del entrenador y abrí la puerta para entrar.

-Buenos días, entrenador. -Lo saludé.

-Buenos días, Becky. -Me saludó de vuelta. -Eres la única con la que me falta hablar del equipo. En realidad debí hacerlo primero porque eres la capitana pero siempre llegas tarde.

Asentí y me senté en la silla.

-Mañana tenemos partido con la escuela Philips. -Me hizo saber. -Ganaron el partido pasado, femenil y varonil.

-Igual que nosotros, eso es bueno. -Aseguré. -Son buenos jugando entonces.

Él asintió.

-Necesito que seas la primera en llegar. -Me pidió. -Los capitanes del equipo tienen reunión a primera hora mañana.

-No se procupe por eso. -Respondí. -Me aseguraré de que todo salga bien.

Él sonrió.

-Sé que así será. -Afirmó. -Eres mi jugadora estrella.

Al menos para alguien lo era.

Me despedí de él y salí de su oficina para dirigirme al salón de clases.

Sería un muy buen día y un muy buen partido.

Además conocería chicas nuevas con quien podría intercambiar números y ganaríamos el partido definitivamente.

¿Qué les parece el primer capítulo de Sol de invierno?

¿Qué creen que pase de ahora en adelante?

Ya lxs imagino leyendo a Freen y a Becky en este fanfic y pensando "I can fix her" JAJAJAJA.

¿Subimos capítulo lunes, miércoles y viernes?

-Key.

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