¡Casémonos!
Pov de Freen.
Había escrito ese poema en un día y por suerte logré obtener el primer lugar con él. Sería mentira negar que estaba devastada cuando lo escribí. También sería mentira decir que no estoy devastada ahora.
Amaba a Becky con mi vida entera y la extrañaba como nunca pero las cosas cada vez se complicaban más en nuestra relación.
A la mañana siguiente del evento, Nam vino a buscarme con William para ir a buscar a mi papá a la clínica. La mamá de Nam tenía que trabajar todo el día así que William muy amablemente se había ofrecido para hacerme el favor.
Me subí y los saludé a ambos.
William estaba empezando a agradarme un poco. Además parecía ser que Nam por primera vez quería intentar algo serio con alguien.
Al llegar a la clínica... antes de bajarme supe que era tiempo de hablar un poco con William si ya era alguien importante para Nam.
-William... -Expresé. -Sé que no empezamos bien y también sé que parte de todo eso fue por mi culpa.
Él se dio la vuelta en el asiento para mirarme.
-Pero quiero disculparme contigo, honestamente... -Agregué. -Y agradecerte por todo lo que has hecho. Sé que has sido un buen amigo para Becky en este tiempo.
Él sonrió y miró a Nam.
-No hay nada qué disculpar. -Contestó. -Éramos desconocidos, después de todo.
Sonreí también.
-Espero que podamos empezar a llevarnos mejor. -Comenté. -Y que dejes de tener ganas de golpearme cada vez que me ves.
Me reí y asentí.
Me bajé del carro junto a Nam y al entrar en la clínica, firmé todos los papeles de mi papá. Había estado ocho meses internado, eso significaba que llevaba todo ese tiempo sobrio.
Jamás iba a olvidar que gracias a Becky es que mi papá había decidido empezar su proceso de recuperación. Probablemente eso era la segunda mejor cosa que había hecho por mí; la primera era amarme.
Los enfermeros se encargaron de darme las maletas de mi papá mientras Nam y yo lo esperabamos en la puerta. Después de unos minutos, él apareció en la puerta. Ver a mi papá desintoxicado me hacía sentir increíblemente bien.
Papá siempre había sido un hombre apuesto. El alcohol se había encargado de destruirlo pero finalmente podía verlo tranquilo de nuevo.
Corrí hacia él en cuanto lo vi. Enredé mis brazos alrededor de su espalda y me aferrpe con fuerza.
-Me alegra que por fin podamos estar juntos. -Comentó. -Te prometo que no voy a hacer nada para decepcionarte de nuevo.
Me aparté de él y lo miré con ternura.
-Papá, tú nunca me has decepcionado. -Aclaré. -Sé que todo lo que hiciste fue por tu amor a mamá.
A él se le empezaron a llenar los ojos de lágrimas.
-Ahora lo entiendo mejor que nunca. -Agregué.
Él asintió con una sonrisa.
Después de que mi papá abrazara a Nam, nosotras tomámos sus maletas y salimos de la clínica junto a él hasta que llegamos al auto de William
Mi papá no entendía mucho, pero tampoco tenía mucho tiempo para explicarle.
No podía decirle que el hombre desconocido que estaba viendo solía ser un pretendiente de Becky que ahora es "novio" de Nam.
Abrí el maletero y me encargué de subir sus maletas. Posteriormente, abrí la puerta del auto para que papá subiera. Yo subí después de él y observé a Nam en el asiento delantero mirando a William con una sonrisa al no saber cómo comportarse enfrente de mi papá.
William se quitó el cinturón y se volteó en el asiento.
-Buenas tardes. -Expresó. -Soy William, en un gusto conocerlo.
-Es un gusto también -Dijo mi papá, llevando su mirada hacia mí.
-Es el novio de Nam. -Comenté para molestarlos.
Nam me miró por el retrovisor y negó con la cabeza.
-¿De verdad? -Preguntó mi papá.
Nam y William se miraron con sonrisas y miradas tímidas.
-Aún no. -Aclaró Nam. -Pero en eso estamos.
Me reí.
-Gracias por tu presión, Freen. -Agregó.
-Tal vez es lo que les hace falta para avanzar. -Respondí, mirando de reojo a William.
William se rió también y volvió a acomodarse para empezar a manejar.
Papá me miró con una sonrisa y entrelazó su mano con la mía mientras bajaba la ventanilla para disfrutar de la brisa fresca.
Realmente pensaba en lo fuerte que era mi papá como para haber soportado todo lo que había pasado. Mientras que yo me estaba muriendo al haber terminado con Becky, él se había mantenido como había podido después del fallecimiento de mamá, a pesar de no tomar el camino correcto.
Cuando llegamos a casa, él soltó un suspiro lleno de emoción mientras yo me bajaba para sacar las maletas.
Nam bajó para ayudarme y en cuanto terminámos, centró toda su atención en mí.
-Voy a salir a comer con William. -Comentó. -¿Necesitas algo más?
Sonreí.
-Gracias, Nam. -Expresé. -Estamos bien.
Ella asintió.
-Avísame cualquier cosa. -Pidió.
Asentí.
Ella volvió a subir al carro. Esta vez papá tomó una de sus maletas y comenzámos a caminar hacia la casa pero justo cuando ambos estábamos en la puerta vi que que un carro se detuvo enfrente de mi casa.
Un hombre joven bajó de él.
Papá y yo intercambiámos miradas de confusión. Él enseguida se puso enfrente de mí y me protegió con uno de sus brazos.
Papá siempre se ponía a la defensiva cuando se trataba de mí.
-Buenas tardes... -Saludó. -¿Aquí vive Rebecca Chankimha?
¿Qué acababa de decir?
-Espera, ¿Qué dijiste? -Cuestioné.
-Soy compañero de Becky de la facultad de agronomía. -Dijo. -Solía traerla cuando asistía a clases pero ya no fue más y nos pidieron que vaciáramos su casillero.
No entendía nada.
-Vine a traer sus cosas. -Agregó.
-Eso lo entiendo. -Aseguré. -¿Pero por qué dijiste "Chankimha" como su apellido?
-Así se llama. -Mencionó. -O al menos así se presentó ella.
¿Becky usaba mi apellido en su nombre?
Todo este tiempo creí que no quería casarse conmigo y ahora sabía que ella usaba mi apellido como si lo estuviéramos.
Mi papá me miraba con una sonrisa pero sin decir nada.
-Bueno, ella vivía aquí. -Confirmé. -Ahora vive en otro lugar. Puedo darte su dirección para que se las lleves o puedes dejarlas y yo se las daré cuando la vea.
-¡Bien! -Exclamó. -Tendré que dejarlas aquí porque tengo un compromiso. Lamento la molestia.
Negué con la cabeza pero... No podía evitar sonreír.
Yo tomé la caja con cosas que él me estaba extendiendo y entré a la casa después de mi papá. Estaba confundida pero también me sentía bastante conmovida.
Dejé la caja en el sofá.
-Papá, necesitas que... -Intenté decir pero me detuve al ver que mi papá tenía cargado a Toby, llenando de besos su cabecita.
Me reí al ver esa escena tan linda.
-Hola, pequeño... -Expresó. -Eres más pequeño de lo que tu mamá me contaba.
Toby ladraba y lloraba de felicidad al conocer a mi papá y eso me dejaba saber que se habían amado a primera vista.
Mientras papá terminaba de abrazar a Toby, yo me senté en el sofá.
-Me dijiste que ella había rechazado tu propuesta de matrimonio. -Comentó mi papá con Toby en brazos.
-Así fue. -Aseguré.
-No parece que ella haya querido rechazarla en realidad. -Comentó.
Eso era lo que parecía, ¿Pero qué estaba pasando entonces?
-Papá, ponte cómodo. -Cambié de tema. -Tengo que abrir la segunda tienda y además tengo mucho trabajo.
-¿No me vas a acompañar un rato? -Preguntó.
-Necesito trabajar, papá. -Comenté. -Nos vemos en la noche.
Me levanté del sofá y tomé las llaves de la tienda.
-Cuando eras niña y te estresabas también te matabas aprendiendo partituras de batería y de guitarra. -Mencionó. -Ahora veo que lo reemplazaste con el trabajo.
Él me conocía muy bien.
-Nos vemos después, papá. -Dije, ignorando su comentario.
Me acerqué a ellos para despedirme. Dejé un beso suave en la mejilla de papá y un beso más en la pequeña cabeza de Toby.
Salí por la puerta de la casa con el ritmo cardiáco acelerado y la mente completamente confundida.
Pov de Becky.
Me estaba volviendo loca recordando y repasando el poema de Freen en mi mente.
Yo nunca quise dañarla. Nunca pensé que dejándola la iba a afectar tanto. Además nunca quise dejarla ni rechazar su propuesta de matrimonio. Yo la amaba más que a nadie en el mundo.
Había terminado con ella para evitar causarle dolor al perder la tienda de su mamá y de igual manera la había destruido. De haber sabido que sería así, me habría replanteado mis decisiones.
Estaba acostada mientras los versos del poema ocupaban casa espacio disponible de mi mente pero de repente, escuché que la puerta principal sonó.
Pensé que mi mamá abriría, pero ni siquiera había notado que ella no estaba en casa.
Bajé las escaleras después de unos minutos y fui a abrir la puerta.
Giré la vuelta a la manilla y al abrir despacio... Me llevé una sorpresa gigante.
El papá de Freen estaba parado enfrente de mí.
Me quedé helada.
No sabía que le daban el alta hoy.
No pude conterme, no me interesaba perder la compostura.
Me acerqué a él y lo abracé con mucha fuerza.
-Es un gusto saber que ya salió. -Expresé.
-Todo fue gracias a ti y a mi hija. -Aseguró.
Me aparté despacio, él puso una mano en mi hombro y me miró con una sonrisa.
-¿Podemos hablar unos minutos? -Preguntó. -Puedo invitarte un café.
Sonreí.
-Solo si deja que yo lo invite a usted. -Condicioné.
-Bien, bien. -Contestó.
Él se veía tan diferente...
Se veía completamente cuidado, aseado... Incluso volvía a tener luz en su rostro.
Subí rápidamente por mi bolso y al bajar, cerré la casa.
Ambos caminamos hacia una cafetería que estaba cerca. No dijimos mucho durante el camino más que comentarios casuales sobre el clima o sobre la naturaleza que nos rodeaba.
Al llegar al café, nos acomodámos en una mesa y de manera inmediata, hicimos nuestro pedido.
-¿Cómo has estado, hija? -Me preguntó.
-La verdad es que no quiero mentirle... -Expresé. -No he estado nada bien.
-Freen me dijo que terminaron. -Comentó. -No he podido entenderlo.
Bajé la cabeza.
-Sé que ella te ama y también sé que tú la amas. -Agregó. -¿Por qué terminar?
-Las cosas son más complicadas de lo que ella piensa. -Aseguré.
-¿Por qué no me cuentas? -Me pidió. -Tal vez pueda ayudarte.
Lo pensé.
-No quiero que Freen sepa todo de manera cruda. -Admití. -Las cosas podrían complicarse más.
-No voy a decirle nada. -Aseguró. -Tú eres como mi hija también y no puedo compartir tus cosas personales.
Lo miré con una sonrisa y me tomé unos minutos para llenar mis pulmones con aire.
-Un día antes de que me pidiera matrimonio mi papá habló conmigo... -Empecé a contarle. -Él dijo que si no terminaba con ella cerraría su florería.
Pude ver su ceño frunciéndose poco a poco hasta que no quedó más que un gesto de enojo absouto.
-¿Por qué tu padre haría algo así? -Cuestionó. -¿Acaso no le importa tu felicidad?
Sonreí con tristeza.
-Creo que es más que obvio que no. -Respondí.
Él puso su mano sobre la mía y me dio dos palmadas suaves.
-¿Es decir que terminaste con ella para que no perdiera la tienda? -Preguntó.
Asentí.
Él sonrió.
-Mi niña, si le dieran a escoger a Freen ella preferiría perder la tienda que perderte a ti. -Aseguró. -Me enojaría mucho con ella si eligiera lo contrario...
-Pero usted... -Intenté decir. -Es la florería de su esposa.
-Lo es. -Confirmó. -Pero ni mi esposa ni yo quisiéramos que nuestra hija perdiera a la persona que ama por una tienda.
Lo miré fijamante.
-Además todo está en orden con las tiendas. -Agregó. -Tu papá puede tener mucho poder pero las leyes siempre van a funcionar cuando las cosas se hacen bien. Si hay que pelear para evitarlo, se pelea hija...
-¿De verdad? -Pregunté.
Él asintió.
-Creo que deberías hablar con Freen y contarle todo. -Sugirió. -Sabes que ella aprecia la honestidad.
Lo pensé bastante.
-Está en la segunda tienda ahora. -Comentó. -¿Quieres que te acompañe?
-Pero ella está muy enojada conmigo y no sé... -Me interrumpió.
-Ella te ama. -Complementó. -Puede estar molesta contigo pero su enojo nunca va a ser más grande que el amor que te tiene.
Sonreí.
-Vamos entonces. -Accedí. -Pero si me echa de ahí lo culparé a usted.
Él negó con la cabeza sonriendo.
-Ella no te echará de ahí. -Aseguró. -Lo sé porque estoy seguro de que mi esposa y yo hicimos un buen trabajo criándola.
Asentí.
Ambos nos levantamos y tomamos un taxi hasta la dirección que él le dijo al conductor.
Yo ni siquiera sabía acerca de la ubicación final de la segunda tienda y al verla... mis ojos se llenaron de lágrimas al saber que esa tienda era trabajo y esfuerzo de Freen.
Antes de decidirme a entrar por la puerta... Tomé una bocanada profunda de aire y traté de contolar el temblor de mis manos.
No quería un problema entre mis papás y Freen pero tampoco quería seguir lejos de ella y seguirla destruyendo con mis acciones y decisiones estúpidas.
Su papá fue quien pasó primero para motivarme a entrar. Comencé a caminar despacio detrás de él mientras el aroma a las flores se apoderaba de mi respiración y mientras la luz ténue de la tienda suavizaba mi mirada.
La tienda tenía varios clientes adentro pero enseguida pude ver a Freen en el mostrador.
No sabía cómo era que había notado que estaba ahí pero tan solo bastaron unos segundos para que ella levantara su vista y clavara su mirada en mí.
Sus ojos se llenaron de lágrimas al verme y su mandíbula se tensó tanto que parecía que podía quebrarse.
Ojalá ella quisiera escucharme esta vez.
Pov de Freen.
Estaba concentrada haciendo unas ventas cuando levanté la vista y vi a mi papá con Becky a un lado.
Suspiré con fuerza, dejando mi bolígrafo sobre el mostrador de manera firme. Me levanté de mi silla y caminé hacia ellos con un gesto de seriedad.
-Hola... -Expresó Becky.
-Hola. -Respondí cortante.
Llevé mi vista a papá sin cambiar mi gesto de seriedad.
-Creo que deberían hablar. -Sugirió.
Devolví mi vista a Becky.
-No tengo ganas de hablar. -Admití.
Mi papá llevó su mano a mi brazo de manera gentil.
-Ella tiene cosas que decirte y la vas a escuchar. -Aseguró. -Deja a un lado tu orgullo, sé que quieres saber lo que tiene que decirte.
Suspiré.
-Papá, no quiero. -Insistí. -No quiero escuchar nada de lo que pueda decirme.
Su agarre en mi brazo comenzó a ser más fuerte. Él me jaló levemente y me alejó de Becky.
-Estás molesta, lo sé... -Susurró. -Pero te estás comportando de la manera incorrecta y yo no te crié así. Si la mujer que amas tiene algo que decirte, la escuchas atentamente hasta que termine.
Hace mucho tiempo papá no era así de firme conmigo. Había olvidado como se sentía verlo así.
-Ahora compórtate como una mujer de veintitres años y habla con ella como la adulta que eres. -Agregó.
Lo miré detenidamente y después miré a Becky.
Papá tenía razón.
Logré reaccionar debido a sus palabras y después de tomar aire, logré dejar mi dolor a un lado.
-Bien. -Contesté.
Él me soltó del brazo y en cuanto lo hizo, me acerqué a Becky.
La tomé suavemente de la mano y la guíe hasta la sala de "solo personal autorizado" en donde estaban flores que habían llegado esta mañana y de las que tenía que hacer inventario.
Acerqué dos sillas y le hice una señal para que se sentara después de bloquear la puerta.
Acomodé mi silla enfrente de ella y la miré detenidamente después de sentarme.
-¿Estás enojada conmigo? -Me preguntó.
-No, Beck. -Negué. -Estoy herida.
Ella me miró con tristeza.
-Estoy herida porque la relación que con tanto esfuerzo construimos... Llena de empatía, entendimiento, confiaza y comunicación, se ha hecho pedazos por la falta de estas. -Mencioné. He tratado de no interferir en tu vida porque quiero que continúes... Pero yo no puedo continuar.
Ella suspiró pero no me interrumpió en absoluto.
-Quiero que continues con tu vida pero quiero que tengas a alguien que te ame tanto como yo. -Agregué. -Me da miedo que no puedan apreciar todo lo que eres.
Ella se acercó a mí y tomó mi mano.
-Yo solo quiero que tú me ames. -Aseguró. -Y solo quiero amarte a ti, a nadie más.
-¿Entonces qué estamos haciendo? -Cuestioné. -¿Por qué estamos así de mal?
Ella se quedó en silencio varios segundos.
Suspiró después de un rato.
-Mi papá me dijo que si no terminaba contigo cerraría tu florería. -Soltó. -Sé que no querrías perderla porque era importante para tu mamá y también quise evitarlo porque tu papá estaba en recuperación y pensé que se pondría mal si se enteraba.
No dije nada.
-No pensé que te dañaría tanto al tomar la decisión de alejarme. -Admitió. -Pensé que todo lo que estaba haciendo sería por tu bien.
Mis ojos se llenaron de lágrimas al escuchar tal revelación.
Tal vez no había sido la mejor decisión pero... ¿Qué clase de papá podía hacerle algo así a su hija?
Ella había hecho todo esto para evitar causarle dolor a mi papá.
Ella había hecho todo esto para evitar causarme dolor.
Me incliné hacia ella en la silla y puse una de mis manos sobre su rostro.
-¿Por qué no me lo dijiste? -Pregunté.
-Pensé que solo complicaría todo. -Contestó. -Mi papá habría logrado que te sacaran de la universidad. No quería que tu vida se arruinara por mí.
Negué con la cabeza.
-Becca, ¿De verdad crees que una tienda es más importante para mí que tú? -Cuestioné.
-Era de tu mamá. -Comentó. -El alma de tu mamá está en la tienda y sé que era así para ti.
Sonreí.
-Beck, mi mamá vive en mi corazón y en mi mente, no en una tienda. -Mencioné. -Ella me mataría si prefiriera la florería sobre el amor de mi vida.
Ella sonrió también.
-Además, ella también eligiría a mi papá si se viera obligada a eligir. -Agregué. -Es verdad que es mi fuente de ingresos pero prefiero buscar un trabajo normal y empezar de ceros a tener que alejarme de ti.
Las lágrimas comenzaron a recorrer su rostro, siendo así un espejo de las mías.
-Nada es más importante que tú. -Expresé. -Si tu papá la cerrara, lo volvería a abrir hasta el cansancio pero nunca me rendiría, ¿Entiendes eso?
-¿Entonces no estás molesta conmigo? -Volvió a preguntar.
Negué con la cabeza.
-No lo estoy. -Confirmé. -Pero sí tengo miedo y estoy lastimada.
-¿Miedo? -Preguntó. -¿Por qué?
-¿Y si vuelve a pasar algo así? -Cuestioné. -¿Y si estamos bien y de repente pasa algo que te haga alejarte de nuevo?
Ella me miró confundida.
-No quiero vivir con el miedo contaste a que tus papás hagan algo para convecerte. -Agregué. -Y la verdad tampoco quiero que estés permanentemente peleada con ellos por mi culpa.
-¿Eso qué quiere decir? -Dudó.
Tomé aire y me preparé para lo más díficil que iba a decir en mi vida.
-Te agradezco por todo lo que hiciste y también te agradezco por decirme la verdad... -Aseguré. -Pero es mejor que todo siga como estaba.
Saber la verdad al menos me confirmaba que nuestra ruptura nunca había sido por falta de amor y que todo era causado por cuestiones externas a nosotras. Sin embargo, no sentía la seguridad de que Becky fuera capaz de pelear a mi lado si una situación así volvía a presentarse.
No sabía cómo reaccionaría al estar bajo presión de nuevo.
Solté sus manos lentamente y me levanté de la silla.
-Freen... -Exclamó. -¡Freen!
Abrí la puerta y salí velozmente. Podía escucharla llamándome pero yo debía mantenerme firme.
Limpié las lágrimas de mi rostro y comencé a caminar hacia el mostrador.
-¡Casémonos! -Gritó.
Me detuve en seco.
¿Dijo lo que creo que dijo?
Giré mi rostro para verla.
Los clientes y mi papá la estaban mirando detenidamente.
-Cásate conmigo. -Expresó. -No me importa nada más que no seas tú.
...
¿Qué piensan que pase considerando que quedan siete capítulos para que acabe el fanfic?
Finalmente regresó el suegro. No puedo mentir, lo extrañé JAJAJAJA.
-KEY.
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