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4. El calor puede ser complicado

hola linduras jakwkwjd  (me gusta mucho esa palabra) no se olviden de dejar su estrella si les gusta la historia, es una forma de hacer entender que les agrada y quieren seguir leyéndola. gracias<3

JiMin's mobile phone

Today at 14:03 p. m.

»JungKookie
JiMinie
14:03 p. m.

¿Andas por ahí?
14:03 p. m.

Aparece por favorrrr
14:03 p. m.

Contesta lo más rápido que puedas
14:03 p. m.

Tú«
¡Hey!
14:21 p. m.

Ya llegué
14:21 p. m.

Perdóname, Kook, estaba almorzando y el móvil estaba en silencio
14:21 p. m.

¿Qué sucedió?
14:21 p. m.

En realidad me estoy dando una idea de lo que pasa, pero necesito confirmarlo
14:22 p. m.

»JungKookie
aL FIN JIMINSHI
14:25 p. m.

No te preocupes
14:25 p. m.

No es cierto, preocúpate.
14:25 p. m.

Tae entró en celo
14:25 p. m.

Tú«
Era lo que me imaginaba
14:25 p. m.

¿No estás tú con él?
14:25 p. m.

»JungKookie
Claramente no
14:25 p. m.

Estoy en Incheon
14:25 p. m.

Hubo un problema con mi abuela y yo era el familiar más cercano para ayudarla
14:26 p. m.

Tú«
¿Ella está bien?
14:26 p. m.

»JungKookie
Sí, por suerte sólo fue un susto
14:26 p. m.

No es nada grave
14:26 p. m.

Tú«
Me alegro, Kook
14:26 p. m.

Mándale un saludo de mi parte
14:26 p. m.

»JungKookie
Lo haré
14:26 p. m.

Ahora
14:26 p. m.

¿Podrías ir a la casa y cuidar de Tae?
14:26 p. m.

Ya sabes que se pone más sensible pero nunca nos lo dice y se lo guarda
14:26 p. m.

Tú«
Ya estoy pidiendo el uber
14:26 p. m.

Tú no te preocupes, tómate tu tiempo
14:26 p. m.

Seguro ya usó un supresor y debe estar bien
14:26 p. m.

Pediremos helado y veremos una serie hasta que llegues
14:27 p. m.

Entonces podrán hacer sus bebés
14:27 p. m.

»JungKookie
Que somos muy jóvenes JAJAKS
14:27 p. m.

Tú«
Bueno, no me hagas perder el tiempo, idiota
14:27 p. m.

»JungKookie
Bien, bien
14:27 p. m.

Estaré en casa en unas dos horas, no estoy seguro
14:27 p. m.

Tú«
Buen viaje cuco
14:27 p. m.

Kook*
14:27 p. m.

El corrector, perdón
14:27 p. m.

»JungKookie
Ignoraré eso
14:27 p. m.

Nos vemos rata
14:27 p. m.

Hyung*
14:27 p. m.

Jaja mi corrector asimila sinónimos, lo siento
14:27 p. m.

Tú«
Jódete
14:27 p. m.

»JungKookie
/emoticono lanzando beso/
14:28 p. m.

JiMin recogió las únicas pertenencias que llevaría consigo en su bolso y procedió a apagar el aire acondicionado y a salir de su habitación, notándose acelerado.

YoonGi, que estaba en el sofá leyendo un libro, alzó la mirada de las páginas con los largos textos para centrarla en el omega que estaba colocándose unas zapatillas con extrema rapidez a unos metros de la puerta. Arqueó una ceja, curioso, sin apartar su vista del chico castaño que luchaba para colocarse un zapato con los cordones ya atados.

—Vas a romperla si sigues así—previno, tal y como su madre lo hacía cuando era un crío travieso.

—Que se rompa, me iré en patas—musitó con la voz temblando por su agitación (que conste que era ocasionada porque el uber estaba por llegar)—¡Ja!—exclamó cuando su pie estuvo amoldado en el calzado—¿Decías, hyung?

El alfa rodó los ojos y JiMin contuvo su grito de felicidad.

"¡Lo hizo, lo hizo, lo hizo!".

—Me iré a casa de Tae—informó y YoonGi movió su cabeza de arriba a abajo.

Ya conocía a TaeHyung y a JungKook (no en persona, su relación todavía no había llegado a ese punto, apenas eran capaces de mantener una conversación en la que el pelinegro quitara su gesto de indiferencia) y, por todo lo que JiMin contaba, parecían ser buena gente, amigables y divertidos.

—Está en su calor, volveré en unas dos horas—JiMin repitió veloz lo que su amigo había dicho—. He dejado los trastes en la vajilla, lo sé, pero los limpiaré cuando regrese—avisó—. No me esperes.

—No te esperaría de todas formas.

—¡Deja de herir mi corazón, alfa insensible!—vociferó con un puchero.

—Mhm.

—Mhm—le copió JiMin y abrió la puerta de la entrada—. Nos vemos, hyung. Me gustaría llegar y encontrar una merienda.

—Nadie se murió por soñar.

—Y si yo muero, ¿qué pasa?

—Pagaría más caro el alquiler—se encogió de hombros.

—¡Cuando llegue discutiremos esto porque me ofende muchísimo!—chilló.

—Ya vete.

—¡Adiós, hyungie, no me extrañes!

—No lo haré.

JiMin le sonrió y entonces desapareció de su vista.

Park no demoró mucho en llegar a la mediana casa en la que vivían Kim TaeHyung y Jeon JungKook. Estaba a unos dos kilómetros del departamento en el que vivía con YoonGi y podría llegar en transporte público, pero se atrasaría demasiado tiempo si decidía tomar el bus o el tren debido a los tiempos de espera en las estaciones.

TaeHyung y JungKook vivían juntos hacía unos pocos meses, fue algo muy de imprevisto que ni ellos esperaban o tenían planeado.

Una mañana los padres del omega le habían informado que regresarían a Daegu, su ciudad natal y donde habían criado a su hijo, y TaeHyung no quería abandonar Seúl por nada del mundo. Allí estaban sus estudios, su universidad y sus mejores amigos que eran como sus hermanos. Toda su vida rondaba alrededor de esa capital y no renunciaría a ella.

Fue entonces cuando JungKook charló con sus progenitores y les comentó la situación de TaeHyung, llegando así a una buena solución: que los amigos fueran a vivir juntos.

Todos parecieron estar de acuerdo en la idea, además era una excelente manera de que comenzaran a independizarse en profundidad.

Y así fue. Maravillosa historia, ¿verdad?

JiMin presionó el timbre de la casa, aguardando paciente con los brazos en jarra, sus aferrándose a sus propias caderas por sobre la tela de sus shorts. No había sonido alguno proveniente del interior, y por un momento meditó que TaeHyung estaba echándose una siesta.

Para su alivio, el muchacho hizo acto de presencia tan solo unos segundos después.

Estaba desastroso. No mencionaría su apariencia a pesar de que era notoriamente deplorable.

El pobre traía los cabellos despeinados, mechones por allí y mechones por allá. Los rizos habían comenzado a formarse y casi que cubrían sus ojos, los cuales, por cierto, tenían unas considerables ojeras debajo. Sus mejillas, nariz y cuello estaban rojas y lo más probable era que sus orejas también lo estuvieran, pero su pelo le impedía confirmarlo. Vestía una camiseta azul manchada con temperas y "adornada" con agujeros y sustancias que supuso eran salsas o refrescos, y unas bermudas de poliéster color amarillo pastel que no combinaban para nada y que solía usar cuando acompañaba a JungKook al gimnasio.

Su aspecto era andrajoso, y la nube de aroma a frutos del bosque que le invadió fue fuerte, pero estaba acostumbrado. Aquello le indicó que no había consumido ningún medicamento.

—JiMinie—lloriqueó TaeHyung y el primer mencionado le sonrió con tristeza, correspondiendo su abrazo en cuanto el menor (por tan sólo dos meses) se aferró con firmeza a su cuello entre jadeos lastimeros. Su cuerpo tenía una clara subida de temperatura y tendrían que encargarse de eso rápido.

JiMin la puerta con cuidado a sus espaldas, activando la seguridad y avanzando con el tembloroso omega enganchado a su cuerpo como una garrapata.

—Ay, mi Tae, ¿por qué no tomaste un supresor?—su voz salió tan suave y arrulladora que el susodicho gimoteó débil, sintiendo sus extremidades temblar y sus manos presionar en el cuello de JiMin, quien lanzó un quejido por ello.

—E-estaba esperando a JungKook...—contestó.

—Sabes que si no tomas la pastilla, te pones peor—le regañó lo más apacible que pudo para no alterar los ánimos de TaeHyung.

—Lo siento.

—Ya, ya—palmeó su espalda con cuidado—¿Tienes mucho calor?—sabía la respuesta, pero quería que le contestara. Pronto asintió con la cabeza, lento—. Bueno, déjame poner el bolso sobre el sofá y bajamos eso.

TaeHyung se alejó y dio media vuelta, caminando hacia su habitación con la espalda encorvada y casi lagrimeando por el dolor.

JiMin se compadeció por él.

Los celos de TaeHyung eran potentes y rudos, solía presentar importantes elevaciones de temperatura, cambios emocionales repentinos, dolor de cabeza, espalda y pies, y lloraba por cualquier mínimo detalle. Adquiría una actitud demasiado sensible y era algo difícil de tolerar, pero JiMin lo apreciaba mucho y le cuidaba cuando lo necesitaba.

El castaño se coló al baño, insertó un tapón en la bañera y abrió la llave del agua fría, dándole paso a la lluvia artificial para que se llenara.

—Tae, vamos a refrescarnos—le dijo. El omega en calor estaba acostado en su cama emitiendo casi inaudibles gemidos por tantas sensaciones en su cuerpo, sensaciones que no le agradaban y que deseaba hacer desaparecer.

—No quiero...

—Es para la fiebre—murmuró y se acercó a la cama, sentándose sobre ésta y siendo abrazado (de nuevo) por TaeHyung.

—Quiero a JungKook, ¿p-por qué se fue?—gimoteó desolado.

—Tuvo que ir con la abuela a ayudarle, pronto estará aquí y estarán juntos—le comentó acariciando sus cabellos con ternura. La parte posterior de su cabeza estaba seca, pero en su frente ya se acumulaban algunas gotas de sudor—. De momento necesitas enfriar tu cuerpo. Estás muy caliente, no es bueno.

—JiMinie...

—Dime, Tete.

—¿Me cargas hasta el baño?

—Aish, eres un mimado—puso los ojos en blanco en broma y TaeHyung rió por lo bajo.

JiMin sostuvo entre brazos a su mejor amigo, aplicando fuerza y creando un esfuerzo. No era porque el contrario fuera pesado, sino porque no tenía la suficiente resistencia como para alzar un cuerpo sin agotarse.

Le llevó hasta el baño con delicadeza y allí lo dejó en la tina que cada vez se cargaba con más agua.

TaeHyung anteriormente se había quitado la camiseta y las bermudas que vestía, quedando así con tan solo un par de bóxers que no había querido quitarse por vergüenza a que JiMin viera su momento erecto, producto del celo, claro.

—¡No, espera, está muy fría!—chilló y trató de salirse como un gato espantado, pero el mayor le cogió de los hombros y le empujó suave para que se recostara—¡JiMin!

—Sé que no te gusta el agua fría, pero es para que dejes de sudar—le quitó unos rastros de transpiración con su mano luego de haberla sumergido en el agua.

—Es que está congelada—lloriqueó otra vez—. Siento mi trasero entumecerse.

—No exageres—JiMin rió.

—Tenme compasión—jadeó encogiéndose en su lugar.

—Necesito mojar tu cabeza.

—¡No, por favor, no hagas eso!—rogó desesperado, buscando las manos de JiMin para tomarlas entre las suyas y apretujarlas con fuerza, pequeñas lágrimas deslizándose por sus mejillas.

—Ay, Tete...—JiMin secó el llanto de su mejor amigo con dulzura, viéndolo tan penoso y endeble por los efectos del celo. Le dio un adorable beso en la nariz y TaeHyung sonrió, frágil—. En serio, debemos enfriarte.

—No, por favor, JiMinie, no lo hagas—suplicó con su voz rompiéndose más.

—No lo hagas complicado, amigo...—ahora era Park el que imploraba.

Le dolía ver de ese modo a TaeHyung, su corazoncito se estrujaba y le invadían ganas de abrazarlo y protegerlo.

—Quiero a JungKook...—persistió en un sollozo y JiMin aprovechó ese momento de distracción para de nuevo hacer presión sobre sus hombros, obteniendo así a un TaeHyung sumergido hasta por el cuello en el agua y mirando hacia el techo.

—Está en camino, Tete, tranquilo, yo estoy contigo—murmuró y mojó su frente con agua. El rubio entrecerró sus ojos y se lamentó con más intensidad que antes.

—JungKook, él.., ¿por qué me abandonó?

—No te abandonó, bobito—una inevitable sonrisa se hizo presente en los labios de JiMin—. Te dije que fue a ayudar a la abuela, pero está viajando hacia aquí. Te prometo que cuando menos te lo esperes, estarán juntos.

Media hora después, JiMin se hallaba acostado en la cama de TaeHyung con éste último envolviéndole el torso y llorando sobre su camiseta debido a tantos sentimientos atosigándolo. Sus cabellos estaban húmedos por el anterior encuentro desagradable en la bañera y su rostro continuaba rojito porque no había sido capaz de controlar el llanto.

JiMin le había cambiado la vestimenta y cuando la erección de TaeHyung se bajó al igual que su temperatura y el lubricante fue removido por el agua, también le ayudó a reemplazar su ropa interior.

Y ahí estaban los dos mejores amigos, abrazaditos en silencio y aguardando a la llegada de un alfa con rizos y pendientes en las orejas.

Lo usual era que JiMin estuviera sobre TaeHyung, deseoso de mimitos, pero en esa ocasión los papeles habían sido invertidos.

Kim estaba entre las piernas de Park con su cabeza enterrada en su cuello, depositando allí sus lamentos y respirando el magnífico aroma a miel y vainilla que JiMin emanaba. 

El castaño mantenía presente en su mente la información sobre los celos de TaeHyung. Eran diferentes, no muy vistos en la sociedad.

Comúnmente, los celos sólo se basaban en calor abundante y frustración sexual. Quien padecía de su celo buscaba un compañero o compañero para satisfacer cualquier deseo carnal que tuviera, aliviando el dolor y malestar. Los suprosores habían sido inventados para aquella gente que no sería acompañada durante la etapa del calor, ya fuera porque estaba ocupada en otros asuntos o porque no quería y ya.

Los celos de TaeHyung eran un real complejo caso.

Para la alegría del anterior nombrado, JungKook llegó cuarenta y cinco minutos después, alterando la escasa serenidad que había JiMin logrado.

—¡Alfa idiota!

JiMin apreció complacido cómo el omega se arrojaba a los fornidos brazos de JungKook, siendo atrapado al instante.

—Cuántos cariño, aw.

—Bueno, yo ya me voy...—fue el momento de marcharse para dejarlos solos.

—Gracias, JiMinie—expresó sincero JungKook—. Eres el mejor hyung de todos—exageró.

—Ya, no te pases—sujetó su bolso y se lo colgó—. Nos vemos, me escriben cualquier cosa. Usen protección, aún están muy chiquitos.

—Compré de camino por si no quedaban, no te preocupes.

—Aprendiendo del mejor—JiMin le guiñó un ojo y JungKook rió.

—Viaja seguro, hyung. Sabes que te acompañaría, pero no quiero dejar solo a Tae.

—Está bien, de verdad. Adiós pimpollos, no sean muy brutos.

JiMin se escabulló de la casa, dejando a solas a sus dos amigos para que follaran.

No iba a decir algo como «hacer el amor» o «encargarse de sus asuntos». Iban a follar, tener sexo, creía que no había una forma más sutil de decirlo sin quedar como un tremendo idiota.

«Hacer el amor», pfff.

Era la frase más patética del planeta.

¿Qué había de romántico en el sexo?

JiMin no lo comprendía, necesitaba buenas y válidas explicaciones.

Pensó en ello en el viaje en bus, ya que había optado por regresar en transporte público debido a que aún era temprano y a esas horas no muchas personas abordaban los vehículos.

Llegó al edificio en unos quince minutos, encontrándose al señor Im limpiando los cristales de la entrada. El beta portaba un pantalón junto con una camisa y JiMin se hubiera apiadado, pero el aire acondicionado estaba encendido y funcionando a la perfección por lo que no estaba caluroso en la recepción.

—Hola, señor Im—le saludó al pasar.

—Buenas tardes, JiMin-ssi.

Se hubiera detenido a entablar una conversación con el ameno hombre, pero parecía tan concentrado y ocupado en su labor que prefirió no fastidiarle. Ya luego bajaría a hablarle como si el señor Im fuera su padre y él su hijo.

—¡Llegué!—anunció una vez estuvo dentro del departamento, cerrando la puerta a sus espaldas y sacudiendo su ropa por instinto. 

—Oí la puerta—escuchó la voz de YoonGi y lo encontró mirando una vieja película en la televisión.

—Seco—se mofó reposando su bolso en el sofá individual para no molestar a su mayor—¿Me has hecho algo de comer, hyung?

—No.

—No esperaba menos—sonrió.

—Has dejado los trastes del mediodía sucios. Límpialos.

—Ya, ya, lo haré.

YoonGi pausó la película, deteniéndola tan repentinamente e incorporándose en el sillón con movimientos casi robóticos. Su espalda había sido despegada del respaldar y una leve joroba se formó allí. Le vio olfatear el aire con una atención inexplicable, explorando la sala del departamento con detenimiento hasta que esos ojos inexpresivos se posaron en JiMin, quien sonrió nervioso y agitó una mano en el aire a modo de saludo.

—Hueles a omega en celo—dijo por fin el alfa.

—Pues sí, estuve con Tae—dijo sin entender, su entrecejo fruncido en una expresión de obviedad, pero al instante una «O» apareció en sus labios, interpretando y digiriendo la situación—. I-iré a ducharme—anunció caminando lentamente al baño bajo la atenta y más bien calculadora mirada de YoonGi—. Cuando termine, l-limpio los trastes.

No esperó que el pelinegro abriera la boca (aunque seguro ni lo haría pues la mayoría de veces no le respondía) y se encerró en el cuarto, golpeando la puerta con una brusquedad no planeada. Se quitó la ropa del cuerpo lo más veloz que fue apto y se introdujo en la ducha, no sin antes haber calentado un poco el agua.

Daba igual la estación, sólo se bañaba con agua tibia.

Su desesperación había sido bastante notoria y hasta ridícula, pero tenía su explicación: las feromonas de un omega en celo podrían afectar el entorno de un alfa, enloqueciéndolo por completo.

No le sucedía a todos, JiMin lo sabía porque JungKook, por ejemplo, había estado junto a él en algunos calores y nunca se había sobrepasado.

Pero a los alfas que le sucedían eran manipulados por su parte lobuna. No siempre era malintencionado, no siempre había deseo de herir al omega sufriendo el calor, a veces sólo era un animal acatando su instinto primitivo.

Controlar a un lobo, tanto omega como alfa, no era tarea sencilla. Era una compleja acción que enseñaban en una gran cantidad de escuelas, puesto que si una persona no lo aprendía para antes de su primer celo, después se le dificultaría mucho más.

JiMin controlaba a su omega a la perfección. No le permitía rasgarle el interior en el celo y lo mantenía calmo, porque su parte humana gobernaba y lo había dejado en claro. Las hormonas de un alfa tampoco le estimulaban. En sus veintitrés años, no había estado con ninguno pasando por el calor. No era algo que le llamara la atención.

La peor pesadilla de JiMin era, sin duda, toparse con un alfa en celo que pretendiera excederse y abusara de él. Durante su adolescencia había escuchado múltiples historias de omegas que habían resultado abusados, y era un sentimiento tan doloroso y deprimente que no lo soportaría.

El dolor de otro omega se sentía como propio.

Y era injusto, demasiado. 

JiMin cerró la ducha pero se mantuvo de pie mirando los azulejos por unos segundos. Agudizó sus sentidos y restregó su nariz por sus brazos, confirmando que ya no olía a TaeHyung sino al jabón fusionado con un toque perceptible de miel y vainilla.

Respiró aliviado, se envolvió en su toalla (había dos, una de color gris casi negro que le pertenecía a YoonGi y otra que era blanca y que era de JiMin) y corrió desde el cuarto del baño hasta su habitación, cayendo en el proceso.

—¡Tonto suelo!

—¿Qué has roto?—la pregunta del alfa se oyó desde el salón, o la cocina, o donde fuera que estuviera.

—¿Qii his riti?—se burló en un murmullo y se reincorporó—¡No rompí nada, el piso quería un abrazo!—respondió.

—¿Cómo puedes ser tan torpe?

—¿Cómo puedes ser tan frío y tan lindo al mismo tiempo?—devolvió la pregunta para sí mismo, un tono tan bajo que por unos micro segundos creyó que la voz provenía de su cabeza.

Es que, si el alfa se enteraba de sus palabras...

—¿Me dijiste lindo?

...mierda.

YoonGi apareció por el pasillo con arrugas formándose en su frente y secándose las manos con un trapo.

—¡No, dije que quiero bailar limbo!—corrigió al instante.

—Eres raro.

—No te quedas atrás—declaró JiMin.

—Lo que sea. Ya lavé tus platos mientras te bañabas—nombró y el castaño calló sin saber qué decir—. Por favor, ahora ve y ponte ropa, te estás pasando prácticamente desnudo por el departamento—señaló YoonGi y miró su cuerpo, provocando que JiMin chillara y se encerrara en su habitación.

Diablos.., ¿en serio había permitido que el alfa le viera casi sin ropa?

¿Cómo habría reaccionado YoonGi si JiMin no estuviera portando la toalla?

Esa pregunta no lo abandonaría por un tiempo.

holiii, ¿cómo están? espero que bien, y si alguien está mal, ánimos, estoy contigo!

muchas gracias por leer, lo aprecio muchísimo❤️

gracias también por las 400 leídas y casi 100 estrellas, ay<3

espero que tengan un buen fin de semana, nos vemos en la próxima!

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