La respiración de Tzuyu estaba descontrolada, su cuerpo ya no podía soportarlo más, tenía las manos tan aferradas a la cadera ajena, el vaivén que su cuerpo ejercía era tan brusco que la sola habitación se llenaba con los obscenos sonidos de las pieles chocando entre sí.

La iluminación en el cuarto era tan pobre que apenas y podía distinguir que había a su alrededor a pesar de ser su propia pieza, pero sus manos y oídos eran bendecidos con cada minúsculo sonido y toque que provocaban en el cuerpo contrario, era gratificante que sus palmas sintieran cada espasmo y cosquilleo.

Así que continúo es su trabajo, había perdido la noción de cuánto tiempo llevaba en esa posición, tal vez unos quince minutos, quizá menos... O más, pero se agradecía por no acalambrarse y estando consciente de vivir en carne propia el momento con su adorada novia.

No sabía si volverían a encontrar un momento tan glorioso como este, así que desde ya estaba atesorando cada segundo, cada caricia, cada beso, cada aliento y todos los fraseos que intercambiaban, eran una joya.

Sana tenía sus temblorosos párpados cerrados, sus labios débilmente entreabiertos escupían todo tipo de sonidos y balbuceos que por instinto gesticulaba. Su excitación había tocado su punto máximo y su esqueleto de pies a cabeza rogaba por llegar a un orgasmo lo antes posible. La sensación que su novia le entregaba dentro de ella era como elevarse hasta el mismísimo cielo, de cual deseaba jamás bajar.

Los roncos gruñidos de la taiwanesa resonaban en sus tímpanos y la piel en sus caderas hervía por el brusco agarre de la morena, la estaba moliendo en éxtasis.

──¡Joder! ──exclamó la menor deteniéndose un segundo, se inclinó más sobre el agitado cuerpo de su mayor y tomó la pierna izquierda subiéndola en su hombro, se acomodó apoyando sus codos sobre el colchón y retomó las estocadas.

Esta vez, su lado más salvaje dio a relucir cuando su miembro cavó profundo en el dulce punto interno de su novia, el roce fue tal que Sana mordió su labio inferior con fuerza gracias al repentino placer, y ese cosquilleo en su zona baja se hizo presente. Sus gemidos se intensificaron, sus manos apretaron con fuerza las finas sabanas de la cama y por un instante creyó echarse a llorar por el increíble placer que su ser estaba recibiendo.

──Oh Tzuyu... ──jadeó temblando, la mencionada tomó su mejilla con una mano obligándola a mirarla, la escasa luz no fue impedimento para apreciar la expresión en el rostro de su preciosa chica. Sus cejas fruncidas en un ceño y los ojos vagamente se disponían a dirigirle la mirada, su aliento era débil y tenía los labios hinchados, ocasionados por cada apasionado beso que intercambiaron.

──Te amo tanto, Sana. ──confesó la morena juntando ambas bocas, devorándose una vez más con amor.

No bastaron más de cinco embestidas para que la polla de Chou se llenara con su propia esencia dentro del molesto condón, la japonesa puso la vista en blanco y liberó su agudo grito cuando llegó al clímax, ambos cuerpos se rindieron y ese estremecimiento les recorrió por toda la espina.

Tzuyu se echó a un lado de la cama tratando de recuperar todo el oxígeno perdido.

Sana puso una mano sobre su frente, estaba  empapada en sudor, carraspeó un poco y estiró su brazo buscando tener nuevamente contacto con su pareja, sin embargo, solo pudo tocar un enorme espacio y lo que se podia decir el molde del cuerpo de esta.

Se había levantado repentinamente y ni siquiera se dio cuenta.

La mayor se sentó sobre la cama y ahí fue donde encontró a su novia, de espaldas, desnuda y con la cabeza gacha buscando algo en el cajón de la cómoda.

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Empezamos fuerte.

Este fic se me vino a la cabeza mientras escuchaba softcore de the neighborhood, tal vez con el paso de los capítulos se vayan dando cuenta que no tiene absolutamente nada que ver con la letra, pues únicamente me inspiré y lo mezclé con mis ideas. 🤕

Nada, espero que les guste porque escribí esto en tiempo record de lo inspirada que andaba. 😘