Chào các bạn! Vì nhiều lý do từ nay Truyen2U chính thức đổi tên là Truyen247.Pro. Mong các bạn tiếp tục ủng hộ truy cập tên miền mới này nhé! Mãi yêu... ♥

Capítulo doce: ¿Sexo suave?

Jungkook amaba a Jimin.

No poseía una cantidad exacta porque los números no bastaban para saciar todo ese amor que jamás podría pesarse o medirse. Asi como no le cabía duda que la palabra amor no era buen domador para soportar sus emociones ya que cuatro letras jamás serían suficiente.

Lo supo porque la primera vez que lo vió quiso ser una pieza del rompecabezas de Jimin. Aun recordaba sus ojos gatunos, la envidia que tuvo a cada imagen que impregnaba en ellos; se llamó patético por ello. Sin embargo ahora, aquellos dos orbes oscuros se estaban haciendo parte de su esencia de felicidad, en especial los momentos que sonreía, los suaves belfos levantados en media luna para luego revelar sus dientes.

Jimin para otros era un infantil y retozona mocoso, pero para Jungkook se trataba de un fuerte torbellino de dulzura en el desierto que había estado sobreviviendo. Que chillaba ni bien le daba atención a otra cosa que no era el, que se emocionaba como si hubiera ganado la lotería por ir a comprarle helado de fresa. Alguien que se enojaba de una forma muy tierna hasta el punto de creer que en ese pequeño ser ni había ni la más mínima pizca de maldad pura.

Ese era su Mini.

Aquel omega que se echó a llorar la vez que le dio en la cabeza con la pelota en unos de sus entrenamientos. Y luego de minutos le prometió jamás hacerlo sentir adolorido si dejaba de quejarse con la enfermera de el y a sobre nombrarla de abusadora sacude cerebros. El dramatismo que dejó en esas paredes fue sensacional a su parecer.

─No llores ─le dijo esa vez que lo escuchaba hipear, sus rodillas en el pecho y cabeza hundida entre ellas─, no fue mi intención darte con la pelota, además ¡para qué te cruzas! Esa era una zona para alfas, no para omegas.

Jungkook sabía que optar una actitud despótica, creída e insolente intimidaba como atraía gente. Pero ahora lo usaba porque había algo en el omega que lo derretía y ponerse a la defensa dejando en claro su puesto en la jerarquía social fue su primera elección. Creía que al menos dejaría de llorar y por fin cedería a solo dejarse curar por la enfermera, beta que ahora mismo estaba brindándole una mirada de desaprobación por sus palabras.

Jimin sorbió su nariz.

─Eres un alfa muy tonto al decir eso ─inquirió Jimin con reproche en su voz, limpiandose el ojo izquierdo con su manga─. A mi me caen mal los alfas tontos.

Si bien, se dio cuenta que el omega era muy malo para insultar, y que en otras ocasiones eso se le haría muy patético para alguien de su edad, sin embargo ¿por qué ahora su lobo retorcía entre un tejido meloso? Su estómago aleteó de la nada, hasta un punto de querer reír por las cosquillas.

─Mi mamá dice que los alfas como los omegas deben ser tratados por igual ─agregó después, frunciendo el ceño─. Y que tú me digas que no puedo pasar por una cancha de fútbol solo porque allí van los alfas, se me hace muy tonto.

Jungkook bufó.

─Es la verdad ─intentó defenderse Jungkook─. Y si no me crees, creele al golpe morado de tu frente.

El omega chilló.

─Sigues siendo tonto ─le dio un golpe en el pecho a Jungkook─, ¡los tiempos han cambiado!

Jungkook dejó escapar una risilla, el golpe que le había proporcionado no le había afectado en lo más mínimo, ni lo había sentido.

─¿¡De qué te ríes!? ─alzó la voz Jimin, exaltándolo─. ¡hablo en serio!

─Te ves lindo enojado ─soltó de golpe Jungkook, sincero, y produciendo que las mejillas del más pequeño enrojecieran.

Al menos, había dejado de llorar.

─Chicos, saldré un rato ─interrumpió la enfermera gentilmente─. Jungkook, cuida de Jimin por mientras ¿si? No lo hagas enojar.

La beta dejó el lugar con lo ultimo dicho antes de ver a Jungkook asentir sin ganas.

Luego de un momento de silencio, Jimin cruzó de brazos.

─¿Quieres cortejarme? ─preguntó de repente Jimin, directo. El alfa lo atisbó sorprendido, sus labios formando la cuarta vocal─. ¿Qué? Mi mamá me dijo que cuando un alfa me dice lindo, es porque quiere algo conmigo. Y tú ─la señaló con su anular de forma acusador─, me dijiste lindo.

Jimin no lo decía por eso, era por otra razón en realidad. Cuando vio a Jungkook en la cancha sintió su omega estremecerse, era una sensación extraña que apretaba en todo su cuerpo, pero no sabía como comentárselo sin saber si era recíproco. El no fue consciente de su atracción hasta que sin darse cuenta, estaba caminando sin atadura hasta donde se hallaba el alfa.

Jungkook sintió que había cometido un delito al ser sincero, asi que endureció su expresión allanando los labios.

─No ─le respondió con voz rígida─, no me gustan los omegas llorones.

─¡No soy llorón!

─Sí lo eres, hasta un mocoso de dos años llora menos que tú.

Un sollozó leve hizo presencia que lo terminó por estremecer. Jungkook hizo una mueca, no le gustaba para nada ver al omega resquebrajarse en llanto, y era novedoso pensarlo ya que usualmente aquellas cosas le daban por igual. Sin embargo, oler la línea de tristeza del menor y encima que haya sido provocado por su culpa, le hizo encoger el estómago, como si hubiera comido una mazorca con mostaza.

Frunció el ceño ¿Cómo éste chiquillo lograba estamparle culpabilidad con sola una acción?

─Está bien, no eres un llorón ─le dijo Jungkook entre suspiros, tomando uno de los paños de la mesa de al lado, extendió uno para Jimin─. Ahora deja de llorar, que me incómodas.

Jimin miró el pedazo húmedo de papel del alfa y decidió sonar su nariz, pero con su manga.

─¿Cómo te puede incomodar mi llanto? ─enarcó una caja.

Ni yo mismo sé.

Jungkook crispó de hombros, mostrándole que le restaba importancia.

─Eres escandaloso ─acusó Jungkook─, me haces sentir mal.

─Uhm... Bueno, a mi me hizo sentir mal tus palabras ─le contestó Jimin, más calmado─, no me hagas sentir mal y asi no te sentirás mal, supongo.

Hubo otro despeje de ruido entre ellos.

─Me llamo Jungkook ─murmuró el alfa, su expresión tímido ─, y tú Jimin ¿verdad?

El omega asintió.

─Bien Jimin, no llores porque me haces sentir mal.

Jimin sonrió, tímido.

♡♡♡

En su fiesta de cumpleaños, su madre le dijo que sea cuál sea su pareja predestinada, ella debía tratarla como si fuera la única. Que le dijera lo buena que es, que le recordará sus cualidades, que pase lo que pase la apoye, si el mundo le daba la espalda, el debía abrirle los brazos. Cuidarla, mostrar su afecto y no hacerla llorar de tristeza o decepción.

Claro que Jungkook no era consciente del por qué su madre le daba consejos que para sus once años no eran necesarios ya que como cualquier alfa de su edad los omegas eran lejanos de su alcance. Solo se centraban en juguetear entre sus amigos cercanos y de la misma casta social.

Pero no esperó que esa sea la última vez que su mamá le diga como tratar a su omega en un futuro de forma directa, acompañada de ese olor maternal que la arrullaba en comodidad.

Porque la otra vez, fue en una carta.

Su padre, Jeon Junghyun, fue el testigo como responsable del abandono de hogar de la omega. Esa noche marcó el quinto día en su calendario sin haberla visto, mientras tomaba una té cálido para calmar sus feromonas de miedo, su padre le decía que su olor le causaba repudio cuando se asustaba y el pequeño alfa prefería mil veces resguardar su aroma y no incomodarlo antes de recibir un regaño o aún peor en la sensibilidad de un alfa; una paliza.

Dejó la taza en el lavadero y se dispuso a ir a su habitación a ver por la ventana si su madre llegaba.

Pero jamás percibió ni el más mínimo acto de su presencia, claro.

Al escuchar la entrada siendo azotada, supo que su padre había llegado, tomado como era de costumbre. Corrió a cerrar con llave su puerta debido a que el alfa se propone un mal humor cuando él y el alcohol se juntan y se vuelven uno mismo. Su hermana se quedaba en la casa de un amigo esa noche, así que Jungkook se hallaba completamente solo en el lugar, encerrado.

Al esconderse en las sábanas, tomando la manta que envolvía su aun menudo cuerpo, se topó con un pedazo de papel. Lo sostuvo, confundido, porque el no acostumbraba a tirarlos y mucho menos a arrancar hojas de su cuaderno.

Aún absorto leyó.

"Recuerda; no lo hagas llorar, como tu padre lo hizo conmigo.

Y hazlo feliz.

Te quiere mucho: mamá. "

Esa vez, el fue el que lloró.

Tal vez el mundo comenzaría a ser malo para el.

♡♡♡

Park Jimin no entendía el amor de sus padres, era un sueño el cariño que acontecían entre sus besos o abrazos que sostenían la paz en una relación. Ya con cuatro hijos, tres hombres y una mujeres. El soporte de la familia más rígido que nunca, que parecía jamás romperse debido a el trabajo en equipo de los cónyuges.

Simplemente era perfecta.

Y Jimin agradecía ello, pues tampoco era como si hubiera preferido haber sido testigo o miembro de una familia disfuncional, un alfa y un omega en lucha sin pensar en su cachorro, tal como en esos dramas tristes que se quedaba a ver con su madre en las tardes. Era tanto la pena que la dejaban compungido.

─Papá ─le habló esa vez Jimin, arrugando el gesto mientras la pantalla mostraba un beso de los protagonistas. Esa tarde su madre había salido a hacer compras para una cena importante y le tuvo que insistir a el alfa que la acompañara, al principio obtuvo un no rotundo pero luego de su insistencia el alfa cedió ─. ¿Tú crees que mi alfa me quiera?

El señor Park giró su vista hacia su hijo, sonriendo.

─Claro que sí, cariño ─le contestó con voz suave─, y creéme que mucho.

─¿Tanto como para comerme la lengua? ─preguntó Jimin, con inocencia.

Jiseul abrió los ojos de sorpresa, recién tomando en cuenta a que se refería su hijo por las imágenes que transmitía la televisión. Tosió un breve momento ordenando en su cabeza las palabras que iba a usar para contestarle.

Después de unos minutos el alfa lo miró.

─¿Hablas de los besos? ─vio a su hijo asentir─, Jim, aun tienes once años, a los doce te explico.

Jimin hizo un mohín.

─¡Lo mismo me dijiste a los diez! ─lo reprendió.

─Eres muy pequeño aún ─se intentó excusar el alfa─, tal vez no puedas comprender el valor que obtengan los besos de amor.

Los besos de amor, los besos de amor.

¿Donde lo había escuchado antes?

En la noche, invitaron a los Kim a cenar porque Namjoon había presentado unas palabras de confianza a su omega y familia, él, con aun diecisiete años, ya había encontrado el aroma que lo mantenía sereno en la vida, encontró a la segunda parte de su corazón, a su complemento. Al omega a quién se encargaría de proteger y hacer feliz.

Jimin estaba al lado de Yerim en la mesa, entusiasmado por oír a su hermano mayor. En cambio Taehyung no paraba de quejarse debido a que él no le gustaban las cosas románticas, pese a ser omega muy hermoso, era uno muy difícil y ni un alfa se pudo acercar a él por ello.

─Quiero que Kim Seokjin sea mi omega, papá, mamá, y señoras Kim ─les dijo a todos, con seriedad en su voz─, lo encontré cuando más lo necesité en mi vida, supe que él era mi destinado y él sabe que yo también lo soy.

Absolutamente todos miraron a Seokjin bajar la cabeza con timidez, apretando más la mano grande de su alfa como acto nervioso.

Con en tiempo, el cuento de la predestinación de un alfa y omega se fue desgastando, hasta que en la actualidad terminó por incrementar su incredulidad en la historia. Ahora solo eran lazos, uniones o conexiones entre una mordida en el cuello o por el reconocimiento entre los lobos. Pero para los Park no era asi, siempre mantenieron alerta el hecho de que aun todavía algunas personas podrían obtener la capacidad de saber que son para el otro con el primer encuentro.

Que el amor los unía desde el instante que se miran.

Cuando Namjoon culminó se escuchó palabras positivas por medio de los adultos. Jimin no prestó atención porque era aburrido a su parecer, solo quería estar pendiente a los que contaba su hermano, le gustaba mucho como este decía palabras muy linda, su filosofía lo dejaba encantado sin excepción alguna.

Tomó el tenedor dispuesto a cortar el segundo asado de cerdo que iba a disfrutar, no obstante, su tranquilidad disipó al oír un sollozo de su hermana menor. Sus padres se dieron una mirada entre sí, haciendo el amago de levantarse para verificar, Jimin no les dejo y les avisó con la mirada que el iba a ir.

Al correr por los pasillos guiándose del aroma a uvas de su hermana, se dirigió a su habitación, abrió la perilla, temiendo de encontrarla lastimada.

Cuando puso un pie un olor a tristeza se ubicó en sus fosas nasales, obligándolo a solo exhalar.

─Yerim-ah ¿que pasó? ─le preguntó Jimin, preocupado─. ¿Por qué lloras?

─¡El hermano de Seokjin mató a mi conejito!─chilló la omega, apuntando con su dedo al responsable.

─¡Ya te dije que pensé que era una rata! ─replicó Sooyoung, con un bufido─, creía que te podía impresionar si la mataba, enseñarte que soy una alfa valiente que sí vale la pena.

─¡Los alfas valientes no matan animales, Sooyoung! ─le contestó Jimin, molesto─. Dios, ahora ¿donde voy a sacar otro mickey?

Jimin empezó a hipear, y se dispuso a llorar a la vez que su hermano menor, todo bajo la atenta mirada del alfa, que no parecía comprender el cariño a un animal que según tenía entendido, le regalaron ayer.

¿Acaso todos los omegas eran asi de sensibles?

─Le ponen a su conejo nombre de rata, asi cualquiera se confundiría ─pensó un rato después Sooyoung, en voz alta sin querer.

Inmediatamente el llanto de los omegas cesó.

─¡Largo, Sooyoung! ─le dijeron ambos al mismo tiempo.

La primera vez que Jimin vio a Jungkook, el quiso acercarse a sentir aquella comodidad que se instaló en su omega en ese instante. Jungkook quería que el dejara de llorar por un mal puntapié que terminó por afectarlo, y cuando consiguió hacerlo sonreír, quiso hacerlo sentir feliz siempre.

Porque el omega no merecía estar triste nunca.

♡♡♡

Jimin soltó un quejido al sentir movimiento en su interior, dejando escapar lágrimas por sus ojos gatunos. Jungkook se percató de ello, y ahora, con los ojos marrones vueltos a su normalidad, tomó sus pulgares para acariciar sus pómulos y la suave piel de estos.

Respirando agitado en su oído, tomándolo como suyo.

─¿Seguro que quieres hacerlo tú, Mini? ─le preguntó para asegurarse, tanto como era la primera vez de Jimin, era la suya. No poseía experiencia alguna pese a su facha de rompe corazones, y mucho menos conocimiento. Solo se dejaría guiar por sus instintos como alfa.

Jimin asintió aun escondido en la curvatura de su cuello y eso le bastó a Jungkook.

Una vez más, movió su miembro de su interior y el castaño gimió débilmente por el acto, llorando de placer y de dolor. Apretó su manito con la del alfa a más movimiento indicaba, saliendo y entrando de una forma lenta y constante, Jungkook no quería lastimarlo. Jamás querría eso.

Porque, lo ama maldita sea, lo ama tanto.

El amor no era algo que se podría describir en realidad. No eran las vacaciones eternas del corazón, ni una metáfora de poesía que hacía el intento de expresión. Era enigmático en su existencia, y aquello lo hacía más impresionante. Si todos supiéramos qué es el amor no habría razón alguna para darle prestigio, se convertiría en algo soso, sin sentido.

Jungkook no sabía expresarse, pero sus actitudes lo encaminaban a un circulo de amor puro hacia Park Jimin.

Sus frentes pegadas, el sudor recorriendo entre ambos mientras sentían ser uno solo. La intromisión carnal en movimiento, y el dueño una vez más siendo testigo de los pequeños chillidos de su omega con lágrimas en sus bonitos ojitos gatunos, pasó los dígitos de sus dedos en ellos.

Le gustaba las muecas que hacía, que veía.

Le gustaba el omega a quien le hacía el amor.

─T-Te quiero alfa ─le dijo Jimin a un hilo de voz, agitado─, m-mucho.

No pudo terminar porque un golpe en su estómago y un líquido entre sus nalgas temblorosas escurrió.

─Tranquilo ─respondió, sintiendo una enorme sensación de vacío en la boca─. Te amo, omega.

Y luego...

Luego enterró sus colmillos en el cuello de Jimin.

Estaría en problemas.

Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro