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Tras ver el nombre color violeta neón en la entrada, Jimin llenó de aire sus pulmones.
La fila era larga y eso se debía a la popularidad.
El club idol, era un boliche nuevo en la ciudad, y por ende, bastante concurrido en las noches.
Park no recordaba como su amigo lo convenció, pero estaba seguro, que le reprocharía más tarde.
En la entrada, había un hombre fornido de lentes oscuros y tatuajes.
Tal parece de seguridad.
-- Viene conmigo -- explicó Kim, al mostrar una tarjeta.
El mayor se hizo a un lado y abrió la puerta, dejándolos pasar e ignorando así, la multitud.
Por lo que Taehyung le había explicado, el tener esa credencial les ahorraba la fila.
Tras seguir la alfombra roja, salieron del corto pasillo y un gran salón los recibió.
Había mucha gente, tenía luces, música y hasta un escenario con pasarela.
A pesar de poseer segundo piso, tomaron asiento en unos sillones grandes de cuero en la planta baja.
Debido a la poca luz del ambiente, Jimin no vio el color del sofá pero, por su comodidad, podía jugar que superó sus expectativas.
El rubio, analizó uno por uno a la gente del lugar, más que nada su vestimenta.
Concluyendo entonces, que todos allí, además de su amigo, llevaban ropa ajustada menos él.
Todo era completamente diferente a las películas románticas que veía. Aquellas dónde el mayor, de carácter frío, se enamoraba del joven con buen corazón y sonrisa dulce.
No sentía incomodidad, claro. En realidad a ese punto, ya hasta le resultaba gracioso.
Simplemente, era una característica suya.
-- ¿Quieres tomar algo? -- inquirió el azabache.
Habían cenado juntos temprano, una segunda vez no estaba mal.
Jimin negó con la cabeza un par de veces y sonrió entonces, formando medialunas en sus ojos.
El beber no estaba en sus planes, mucho menos si nunca se emborrachó primero.
De un momento a otro, las luces azules pasaron a ser rojas, una figura apareció en el escenario y la muchedumbre gritaba eufórica aplaudiendo.
Estaban ansiosos sin duda alguna por lo que iba a pasar. Dando a entender que, esperaron toda la noche por ello, o incluso, que hasta fueron solamente, para ver eso.
De pronto, un persona se hizo presente en el gran escenario.
Aquella, no era nada menos que un joven alto. Tenía puesta una remera con agujeros, camisa roja de mangas cortas, unos pantalones negros, ajustados a los muslos y botas de tacón.
Park pese a estar maravillado con su estilo de ropa, al ver que el ajeno se acercaba hacía él, ruborizado vió hacia otro lado velozmente.
Estaba nervioso, no solo por aquel baile, sino también por el chico. Pues este, cruzo miradas con él por unos segundos.
El aire que expulsaba sus fosas nasales, era la neblina misma.
Las muñecas de su buzo, cubrían por completo sus manos, las cuales, estaban en sus bolsillos.
Ya había oscurecido bastante y la luna llena, grande y blanca de siempre, lo demostraba.
Jimin tras antes no haberla notado, fijó su total atención en ella.
-- Jungkook -- escuchó el rubio como la voz de Tae, pronunciaba aquel nuevo nombre para él.
Curioso, dio media vuelta y vio como el mayor abrazaba a un castaño.
Al analizarlo de pies a cabeza y darse cuenta, quien era en realidad el último, le fue inevitable sorprenderse.
-- Mimi, te presento a Kook -- explicó el azabache contento al presentarlos.
Aquel nombrado, sonrió levemente por el comentario.
Mientras que Jimin, por su lado, se avergonzó.
-- Yo me quedo, ve a jugar con él -- musitó su amigo tras acercarse.
-- ¿Juegos de mesa? -- Park inquirió está vez, confundido.
Era algo tarde para ello, por no decir que tenía sueño.
-- Si, sobre la mesa -- acotó hyung, haciendo énfasis en la última palabra.
A pesar de tener más preguntas que respuestas, Jimin no dijo nada al respecto.
Sin mencionar, que Kim ya se había marchado, dejándolo solo con el "desconocido".
-- ¿Vamos? -- preguntó el de ojos avellana al encender su moto.
El vehículo era grande, negro y de ruedas gruesas.
El menor dudo por unos minutos en aceptar. No sabía a donde iban, pero asintió seguro pues, nunca antes había paseado en una.
Tomó entonces, el casco blanco lleno de stickers y subió.
Jungkook mientras, colocó las manos ajenas en su cintura y aceleró.
No mucho para asustar a su acompañante, claro, pero si bastante para irse rápido.
A veces, lo hacía de manera inconsciente, pues su trabajo en el club no solo era nocturno.
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