Sofa
Mis ojos se llenan de lágrimas al recordar su rostro lleno de risas. Las lágrimas caen sin cesar, cayendo una tras otra sin darme la oportunidad de secarlas. Observo el salón desde el sofá en el que él siempre se sentaba conmigo para ver su programa favorito.
Mis ojos se cierran y agacho la cabeza, recordando los momentos que viví junto a Jungkook.
El sol brillaba fuertemente, provocando que una ola de calor nos abrazara. Podíamos estar dentro de la casa pero aún así la calor era insoportable. Agito mi mano hacia mí para tener algo de viento, aunque lo único que sentía era más aire caliente.
Cierro mis ojos mientra me estiro en el blanco sofá, dandome por vencida. Siento unos pasos pero no les doy importancia, tal vez Jungkook venía a sentarse junto a mi. Mi ojos se abren de golpe al sentir algo frío caer en mi cuerpo junto a mi rostro. Me siento rápidamente en el sofá y veo mi cuerpo, todo mojado.
Me levanto del sofá y observo a un Jungkook todo sonriente y burlón mirándome.
-Hace algo de calor, ¿no crees?-Dice sonriendo como niño pequeño. Frunzo el ceño y lo apunto con mi dedo índice.
-¡Me las pagarás!-Una corriente de aire pasa por la casa y tirito por el frío. Que irónico.
Corro hacia la cocina y tomo un jarro vacío. Lo lleno con agua y voy hacia el salón de estar, en donde no hay ningún rastro de Jungkook.
-¡Jungkook! ¡Sabes que te encontraré! ¡No te escondas!-Exclamo mientras lo busco por la habitación. Escucho su risa y volteo para verlo unos pasos detrás de mi con una botella de llena de agua.
-¡Esto es guerra!-Grita él y, en un rápido movimiento, se acerca a mi y me tira agua, provocando que me aleje.
Como estaba descalza, caigo de trasero al piso. Hago una mueca de dolor y él preocupado se acerca a mi. Deja la botella a un lado y me ayuda a incorporarme.
-¿Estás bien? Lo siento, yo... -Sonrío con maldad y con el jarro de agua en mis manos, le tiro su contenido para luego tomar el arma de él y salir corriendo.-¡Eso es trampa!-Grita él con diversión.
Sonrío al recordarlo. Él podría tener 23 años, pero siempre se comportaba como un niño de 7.
Siempre nos brindabamos apoyo mutuo. Si él estaba triste, podía llorar en mi hombro. Si yo estaba triste, él me ofrecía su hombro para yo poder llorar.
Había llegado recién a casa, con la noticia de que mi madre había sufrido un accidente automovilísco en Busan. Lo peor es que no podía viajar a Busan por motivo de que hoy tenía un exámen sumamente importante al cual si faltaba no lo podía repetir, y tendría nota máxima automáticamente, afectando todo el ramo.
Tiro mi bolso en el suelo y me estiro en el sofá. Apoyo mi cabeza en el resposa-brazos y miro el televisor apagado. Mis lágrimas salen lentamente de mis ojos. Si algo le ocurriese a mi madre no sabría que hacer. Mi padre se quedaría solo junto con mis hermanas y no sabría cual sería la reacción de mi padre con respecto a su muerte, si se puede tornar violento o tratar de llevarlo bien para ser más fuerte y ser el soporte de la familia.
Seco mis lágrimas (aunque no podía detener mis sollozos) cuando siento unos pasos por el pasillo.
-Hey, ¿por qué...?-Su pregunta queda en el aire. Ya me había visto.-¿Que pasó?-Pregunta preocupado acercándose al sofá.
Se arrodilla frente a mí y toma mis manos para quitarlas de mi rostro. -¿Que ocurrió? -Y comienza a secar mis lágrimas con sus manos.
-Mi mamá sufrió un accidente en Busan.-Digo sonríendo debilmente, para que no se preocupase demasiado, pero no era imposible. Me siento en el sofa y él se sienta a un lado de mí.
Sus brazos me envuelven y esta vez no puedo detener mis lágrimas.
-Todo va a estar bien.-Mis manos sujetaban con fuerza su camiseta mientras mis lágrimas mojaban su camiseta. -No llores, todo estará bien.-Murmura moviendose ligeramente de atrás hacia adelante y viceversa mientras yo lo abrazaba.
Agradecía que Jungkook estuviera allí para mí. Sin él tal vez en que condición me encontraría.
Esa fue la primera vez en que algo me afectó demasiado, pero él se encargaba de distraerme y hacerme reír cuando me encontraba más triste. Él estuvo conmigo toda la semana, incluso me acompañó a Busan cuando le dije que no era necesario.
-Quieras o no, iré. No quiero que pases por este tipo de situaciones sola.-Y me brindó una sonrisa reconfortante.
Abrazo el almohadón, deseando que fuese él. Un sollozo se escapa de mis labios y mis puños se cierran, apretando la almohada.
El teléfono celular vibra, provocando que se encienda e ilumine la oscura habitación. Había llegado recién con mi ánimo por el suelo a mi hogar que ni ganas me habían dado de encender la luz.
Limpio mis lágrimas y tomo el teléfono, esperando que fuesen buenas noticias.
Lo siento...
Mi respiración se acelera y me levanto del sofá, esperando que el mensaje que Jimin me había mandado sea mentira. Tomo mi chaqueta y con mi celular en mano, salgo corriendo de la casa. Agradecía vivir en el centro, pues así no perdía demasiado tiempo en locomoción.
Mis piernas hacen su mejor esfuerzo en hacerme llegar al hospital. Mi cabello suelto se movía a causa de la velocidad a la que iba; no podía parar incluso si me cansara. Corro y corro, pero sentía que por cada paso que daba, se añadía otro y otro más. Finalmente, llego al hospital, al cual entro como si mi vida dependiera de ello, y mi vida está allí.
Entro al gran edificio y subo las escaleras, dirigiendome a uno de los pabellones en el cual los amigos de Jungkook se encuentran.
-Jimin, dime...-Murmuro con dolor, y sin poder terminar la oración, mirando con mis ojos cristalizados a Jimin. Él asiente con la cabeza mientras toma su cabello con sus manos. Sus ojos estaban rojos al igual que los mios, la diferencia es que él aguantaba los sollozos que yo emitía.
Muerdo mi labio inferior mientras abro la puerta, en donde supuestamente debería estar mi Jungkook, despierto y sonriendo como siempre. En cambio me encuentro su cuerpo sin vida.
-Jung... Jungkook... -Me acerco corriendo a él, abrazando su cuerpo en la camilla.
Las lágrimas caen, una tras otra. Esto no debería ser así...
-Lo sentimos, señorita.-El doctor, a quien no lo había notado, se acerca y me de una palmada en el hombro.-Le darémos unos minutos para que se despida. -Y luego se va.
...esto no debería ser así...
Mi respiración se vuelve irregular. Trato de olvidar aquel hecho que marcó mi vida, aunque se me hace imposible.
Ese día, hace un mes, cumpliamos dos años de noviazgo.
Abro mis ojos y tomo mi chaqueta del sofá junto con mi celular.
Estar sentada en el sofá en el cual pase muchos momentos de mi vida con él es una tortura. Duele seguir allí, en un lugar que está marcado por los viejos recuerdos de Jungkook, esperando que él abra la puerta y me salude con una sonrisa para luego tirarse al sofá.
Estoy esperando algo que nunca volverá a suceder.
Estoy esperando que él vuelva.
Pero eso no pasará.
Él está muerto, y es algo que no se puede cambiar.
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Triste, si. Creo :v ¡Espero que les haya gustado! Lo tenía guardado desde hace meses, pero no me gustaba como era así que lo edité y esto salió :v También, lamento los errores ortográficos, ya lo revisé, pero de seguro se me pasó algo :v
Gracias po leer, ¡nos vemos!
Peace out!
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