CAPÍTULO 3: UN NUEVO DÍA, UNA NUEVA OPORTUNIDAD
Que la edad no te impida alcanzar tus sueños.
Cuando Linda siente el calor que el vómito de Michael está generando en sus zapatos y su nauseabundo característico olor en un principio tiene deseos de decirle cuatro cosas a ese individuo que la ha vomitado encima y que está tan ebrio que ni siquiera puede mantenerse en pie.
Aunque nunca ha entendido como alguien puede llegar a perder el control de esa manera de lo que bebe, Linda, decide no prejuzgar. Quizás esté de celebración y simplemente se haya pasado con los tragos. Ella sabe bien lo que significa que la gente te juzgue por lo que ve, sin detenerse a mirar más allá.
Linda sabe lo que se siente cuando te niegan oportunidades de todo tipo simplemente porque al verte se hacen una idea de lo que las personas creen que es verdad. En muchas ocasiones, esa primera percepción es errónea y personas valiosas en todos los aspectos de la vida se ven discriminadas injustamente.
La compañera de Linda, se tapa la nariz porque el olor a vómito mezclado con el alcohol es demasiado fuerte.
Ya es algo tarde por la noche cuando han salido del evento y se alejan de Michael y sus amigos que siguen dando tumbos por la calle por culpa del alcohol.
Por suerte para Linda, siempre lleva algo de repuesto en su automóvil por si ocurre alguna eventualidad como en este caso y tras despedirse de sus compañeros de la empresa hasta el próximo evento se dirige al coche que la empresa le regaló como premio a su triunfo y para facilitar su trabajo aún más.
La hermosa mujer de cabello negro e intensos ojos azules, abre el maletero de su vehículo, toma una bolsa pequeña de deporte. Cierra la puerta de coche y se dirige a un bar cercano en el que pide una consumición.
—Siento el olor, un hombre ebrio me acaba de vomitar encima, ¿podría usar el servicio para cambiarme de ropa? —se disculpa la bella dama.
—¡Claro! Al fondo a la derecha. —le explica uno de los camareros del local.
Lejos de allí, Michael con sus compañeros de trabajo siguen dando trompicones y tropezando con algunas personas que encuentran a su paso.
A la mañana siguiente, en su casa, Michael se levanta con una fuerte resaca como consecuencia de la borrachera del día anterior.
—Soy un idiota. ¿Cómo se me ocurre beber de esa manera? —se lamenta el hombre después de lavarse la cara en el servicio de su casa. —Te mereces este dolor de cabeza por imbécil, Michael.
En la empresa en la que trabajó el hijo de Katherine los últimos veinte años, los nuevos dueños deciden hacer recortes de salarios. A todos los empleados. No les bastó con despedir a los empleados que llevaban años en la compañía como Michael y sus compañeros, necesitan hacer más recortes. A los asalariados de la empresa les harán creer que la compañía va económicamente mal aunque es falso. En realidad, sus nuevos dueños, que carecen de escrúpulos, desean obtener más ganancias personales gracias a la empresa y si para eso tienen que mentir a los trabajadores diciendo que deben recortar sus sueldos por crisis en la compañía lo harán.
—Total, la mayoría son simples empleados que no tienen nivel de estudios y no se darán cuenta cuenta de si la compañía realmente tiene problemas o no. —comenta uno de los nuevos dueños con el otro.
—Cierto. —responde su compañero carcajeándose instantes después.
Los dos individuos sonríen satisfechos mientras ponen los pies encima de la mesa del despacho con actitud arrogante.
En su casa, Linda despierta algo más tarde de lo que es habitual en ella. Después de cambiarse de ropa en la cafetería, la noche anterior, tuvo que parar por una gasolinera para echar combustible a su vehículo. Al llegar a casa se dio una ducha para relajarse, se preparó un vaso de leche caliente y cacao y se acostó. Pero ese es un nuevo día. Un nuevo día en la empresa que le dio la oportunidad que otras empresas se negaron, en la que sus logros han sido consecuencia directa de su esfuerzo, no de los esfuerzos de otras personas. Una empresa que ama. Ese nuevo día lo va a dedicar a hablar un rato y conocer personas por Internet y dar unas presentaciones.
Desde su entrada en la empresa de belleza, su familia la ve más feliz y mucho más guapa de lo que ella ya es.
—Son los productos maravillosos que uso y la felicidad que siento por la vida que estoy viviendo y los sueños que estoy cumpliendo.
Tan feliz e ilusionada la veían sus familiares que estos se planteaban la posibilidad de unirse a ella aunque tenía ciertas reticencias a la forma en la que la mujer se ganaba la vida. Algunos de ellos no confiaban en esa nueva forma de trabajar, ya que estaban acostumbrados al mundo industrial, todo aquello les sonaba raro y pensaban que era una estafa. De hecho así se lo dijeron a la ejecutiva. Linda pudo comprobar así que la persona que la invitó a participar en ese negocio tenía razón cuando le comentó que la dirían cosas como esa.
—Te dirán incluso que nada puedes lograr de esto, que te van a engañar y que te van a sacar todo el dinero. Por desgracia hay empresas de este ramo que hacen las cosas mal pues solo están pensando en enriquecerse La gente está harta de que la engañen, es muy comprensible. Pero no todas las empresas son iguales y hay que demostrarlo. Esta industria ha sido muy golpeada por las malas prácticas de algunas personas y empresas. Ten fe. Tus esfuerzos y tu tiempo serán recompensados.
Y la persona que le dio la oportunidad tenía razón. Se burlaron de ella, le dijeron de todo, pero cuando comenzaron a ver los resultados palpables de su esfuerzo y su trabajo, cuando vieron lo que estaba ganando, no solo en el terreno económico, sino como persona, muchas de esas personas comenzaron a sentir curiosidad por aquello que estaba haciendo y de lo que tanto se burlaron en un principio.
Algunas de esas personas que se burlaron de ella ahora forman parte de su equipo. Y se han dado cuenta que no debe hablarse de algo de lo que no se tiene noción alguna. Ahora ellos también están cosechando éxitos aunque Linda les dejó claro desde el primer día que esa profesión requería de trabajo, pasión, tesón y paciencia. Que no se lograban las cosas en dos días, ni en un mes. Juntos han formado un gran equipo. Y cada logro de alguien de su red, es un logro suyo también.
—Interésate de verdad por la gente, de manera honesta. Mira en como puedes ayudarles. Olvida lo que puedes lograr. El éxito llegará cuando menos lo esperes.
Ese gran consejo le dio la persona que le había presentado la oportunidad que le cambió la vida.
Linda se prepara un nutritivo desayuno y se toma sus suplementos nutricionales. Desde que empezó a consumirlos se halla con más energía y los alimentos que toma le nutren más. La maravillosa astaxantina es algo increíble. Realmente aquella familia que creó la empresa hace tantos años, cambió la vida a millones de personas. Y ella es una de esas personas.
Después de desayunar, la mujer se arregla y se sienta frente al ordenador durante un rato, mira su correo electrónico y mira sus redes sociales. Sus compañeras de la compañía ya están en activo y las fotos que han subido a las redes sociales dan muestra de ello. Algunas de ellas se dirigen a dar presentaciones por la mañana, otras compañeras suben fotos desde la cafetería en la que se reunido mientras disfrutan de un café.
Linda navega por Twitter y en ese momento, por casualidad encuentra un perfil que llama su atención. Es de un grupo de personas de cincuenta años en adelante que comparten experiencias en sus vidas y también inquietudes.
En una edad algo complicada para algunas cosas. Algunas personas ya han perdido la fe de tener una buena vida y comentan lo cansadas que terminan de sus trabajos y lo poco que cobran, por no hablar del trato que a veces, debido a su edad, les dispensan en algunas empresas. La bella mujer se compadece de ellos y trata de animarlos.
—Seguro que os aprecian más de lo que pensáis. —comenta la mujer de ojos claros.
—Al menos vosotros tenéis trabajo. A mi acaban de despedirme del mío después de veinte años porque consideran que soy mayor para trabajar. —teclea otra persona.
Ese comentario enfurece al grupo entero ya que son conscientes que podría pasarles a ellos. Linda responde al comentario.
—¿Y no has pensado en buscar otro trabajo? —pregunta la mujer.
—Somos viejos por lo visto. Se ve que no servimos para nada. —vuelve a escribir la persona que fue despedida de su trabajo.
Al leer esa frase, la memoria de Linda se activa. Algo muy parecido decía la persona ebria que le vomitó en los zapatos la noche anterior. Cuando la morena de ojos azules se fija en la foto de perfil del usuario que ha hecho el último comentario, la mujer reconoce al hombre de la noche anterior.
Es el mismo que vomitó en sus zapatos.
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