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꒷꒦🍯00|

Prologo
"Miedo de hacer y deshacer".

Sociophobia: Trastorno mental crónico en el que las interacciones sociales causan una ansiedad irracional, Los síntomas incluyen miedo excesivo a situaciones en las que uno puede ser juzgado, inquietud por pasar vergüenza o sufrir una humillación, y preocupación por ofender a alguien.

En su mente definitivamente estaba condenado, Choi Beomgyu no a podido desarrollar una vida totalmente normal desde los siete años, desde ahí comenzó con su ansiedad irracional hacia las personas y cualquier actitud que estás tuvieran con él, no podia recordar ni la mitad de su infancia no porqué él no quiera sino que por mucho que tratara de querer recordar, no habia éxitos y eso poco a poco mato sus esperanzas. Su madre cada vez que podía, lo llevaba a terapia ya que sentia el miedo de dejarlo solo y hacerlo por si mismo en esos entonces, hasta que cumplió la mayoría de edad, aunque fue algo difícil, ya que su madre jamás quiso dejarlo solo pero tuvo que hacerlo por recomendación de su médico, el cual ya tenía la teoría de que su fobia provenía de los miedos que le transmitía su propia madre a su persona.

Beomgyu no le encontraba lo malo en eso, no entendia el porqué el médico de ese entonces creia que el raiz de su problema fuera su madre, hasta que llegó al punto de ser diagnósticado con sociophobia.


Su hijo tiene sociophobia.⸻ Aquella noticia le fueron lanzadas un día cualquiera, dónde el tímido rubio creia que todo estaba bien y sería una sección más para su recuperación.

Beomgyu recuerda con detalles aquel día, dónde su madre comenzó a llorar por más de 20 minutos, dónde se culpa a si misma por lo que le genero en su hijo, desesperando al anterior nombrado, el cual se mantenía en una esquina procesando las palabras que su médico le habia dirigido. "Sociophobia" aquellas palabras se repetían como de si un cortometraje se tratara, aquella fobia era la causante de su mala relación con los demás, dónde siempre recibía abusos por personas de su edad y incluso mayores, la culpable de hacer llorar a su madre todas las noches preocupada por su salud mental, la culpable de que su cuerpo temblara todo el tiempo cada vez que otro ser humano se acercaba a él, la culpable de que su corazón comenzara a latir mil veces más rápido de lo normal, cuando se tenía que enfrentar a una reunión social, la culpable de su tan baja autoestima y de sus pensamientos tan negativos.

Beomgyu..⸻ La suave brisa de aquel otoño golpeo a ambos suavemente en sus rostros, haciendo que este recuerdo sea menos fácil de borrar de su mente.

La voz de su madre finalmente sonaba calmada una vez que salieron de aquel hospital y a las afueras de esta, ambos habían detenido sus propios pasos, con el objetivo de poder liberar su mente de tanta tensión, por lo cual se detuvieron a tomar un poco de aire.

¿Que haremos?⸻ Su voz salió afligida, al no recibir respuesta de su pequeño.

Pequeño que ya tenía 18 años, recién comenzando la edad adulta con un diagnóstico que debieron de darle hace varios años atrás, ahora ni él mismo sabía cómo enfrentar aquella fobia para tener una vida normal, como los demás.

No lo sé mamá, tengo mucho miedo.

La mujer se limito a observar a su hijo de reojo, sintiendo nuevamente como aquellas lágrimas se acumulaban, se sentia culpable, culpable de haber permitido que su hijo siguiera viviendo en ese entorno tan violento, culpable de haberse fijado en una persona que al final era un monstruo y que ambos le transmitiera sus más profundos miedos.

Se inclino hacia su hijo, desordenado un poco su cabello rubio, dejando ver las hermosas facciones de su tan preciado criatura y le sonrió, tratando de asi, espantar todas las sombras que trataban de profanar una vez el alma de Beomgyu.

Buscaremos una solución juntos, Gyu, porqué no volveré a dejarte solo.

Beomgyu se limito a ladear su cabeza en signo de confusión, sin saber a qué se refería su madre con dejarlo solo, porqué lo que él recuerda, es que su madre siempre a estado para él, incluso en situaciones que no eran para nada favorables para los dos.

Pero prefirió quedarse con la duda, tomando suavemente la mano de su madre, a pesar de la notable diferencia de altura entre los dos y comenzar a caminar hacia su hogar, dejando que aquella brisa otoñal se llevara todas sus precauciones por un momento siquiera.



Ya habían pasado por lo menos seis años desde aquel último recuerdo, ahora se encontraba en su cama estando consciente que su departamento estaba hecho un asco, sin tener ganas de levantarse para comenzar a trabajar y terminar aquellos pedidos pendientes, Yeonjun no a parado de llamarle para que entregue aquellas ediciones una vez por todas, recalcandole que le habia dejado a la gran mina de oro como reemplazo, el anterior editor de aquella gran mina de oro, era Jeon Jungkook, el cual hace muy poco renunció, dejando a Yeonjun sin más alternativa que dejar aquel trabajo a Beomgyu, un trabajador que por cierto jamás lo había visto en persona, simplemente seguía trabajando par su editorial al ser demasiado puntal y por las hermosas creaciones que a hecho.

Lo que no estaba consciente, es que al rubio no le gustaban para nada los libros sobre terror, criminalística, suspenso, todo lo que tenga que ver con lo negativo, por lo cual, habia caído en un gran vacío al no tener inspiración para hacer aquellas portadas, él estaba acostumbrado en hacer las portadas de los hermosos libros románticos de Choi Jisoo, una escritora que en cada obra te sorprendía más, Beomgyu se había acostumbrado que su única obligación sea aquella escritora.

Pero las cosas habian cambiado, Yeonjun había decidido en dejarle a cargo Kang Taehyun, un joven escritor en ascenso, que se caracteriza por sus dos grandes obras de terror y criminalística, siendo un boom para la sociedad coreana.

El rubio ya había visto las portadas que Jungkook le habia dejado como borrador a Beomgyu, para que de alguna forma, se inspirara en los gustos que tenía aquel escritor joven, ya que ambos tenían una muy buena relación, ya se hacía una imagen de su cabeza sobre la expresión que puso ese tal Kang, cuando se enteró que su más preciado editor había renunciando, con la justificación de que estaba cansado y que queria conseguir un trabajo mejor, dejando a su suerte con un editor que ni el mismo dueño de la editorial conocía.

Aqui vamos.⸻ Murmuro en voz baja, levantándose de mala gana con la idea de prepararse un desayuno.

Su madre hace ya un mes que no viene a visitarlo, la última vez que lo hizo, lo obligó a ordenar todo aquel desastre que tenía en su departamento, de seguro que si su progenitora volviera a verlo, lo haria levantarse a golpes para que ordene todo aquel desastre, aunque sabia muy en el fondo que no era su culpa, muchas veces su fobia no lo dejaba salir de esas cuatro paredes, desperdiciando asi su edad de 24 años.

El miedo bajo por todo su cuerpo a la hora que abrió su propio refrigerador y no encontrar nada, eso significa una cosa: tiene que salir al exterior.

Su corazón comenzó acelerarse de tan solo hacerse la idea de volver al supermercado, un lugar donde había demasiada gente. Sus manos comenzaron a sudar frío, cerrando asi de golpe aquella máquina, mientras soltaba insultos al aire con el objetivo de tranquilizar sus miedos.

Tranquilo...todo esto tiene solución, solo debes de salir afuera una hora mínimo y..comprar comida.⸻ Se repetía así mismo una y otra vez, teniendo un poco de éxito.

Pero todo aquel avance se fue por la borda cuando unos golpecitos suaves se escucharon al otro lado de la puerta, Beomgyu no pudo evitar insultar mentalmente la persona que lo estuviera molestando justamente ahora.

De mala gana, se acercó a la puerta sin abrirla, con el objetivo de mirar hacia el otro lado para saber quién era, se sorprendió un poco al notar que era una linda joven, vestida de traje de color azul marino y llevaba en una de sus manos carpetas con distintos colores. Rápidamente la mente de Beomgyu comenzó a hacerse miles ideas, no recuerda haberse atrasado con la renta, ni mucho menos sale para haber cometido algo ilegal, será que ¿Alguno de sus vecinos falleció anoche?

Por favor ¿Podría abrir la puerta? Choi Yeonjun me mandó aquí.⸻y si como esa mujer haya leído su mente, respondió y corto de raiz la ansiedad que estaba creciendo en su interior.

Comenzó abrir la puerta lentamente, dejando ver sus mechones rubios y parte de su rostro detrás de la muerta de madera, era la primera vez que su jefe llevaba a alguien en vez de llamarlo, debe ser algo muy urgente para que aquel empresario mandara a alguien personalmente, junto con un montón de papeles.

¿A caso lo iban a despedir?

Una punzada se instalo en su estómago al tan solo pensarlo, pero ese dolor de detuvo cuando la mujer le dedicó una suave sonrisa, que provocó que un sonrojo se instalara en sus mejillas, hace mucho que alguien no le dedicaba una sonrisa, además de su madre.

La razón de mi visita, es para entregarle está invitación.⸻ Tomo con cuidado entre sus manos una carpeta de color café, para estirarla a su dirección, esperando que el tierno muchacho de cabello rubio recibiera aquello.⸻ El señor Choi me pidió que viniera de forma presencial a verlo, ya que usted no iría a esta ceremonia y ignoraria sus llamadas.

Otra vez el rubor se apoderó de sus mejillas, pero no por estar nervioso sino de vergüenza, su jefe no se equivocaba en absoluto, era extraño que respeto por tanto tiempo su única cláusula de no querer trabajar de forma presencial, sino desde casa, en su guarida, ahora su curiosidad aumento más al notar que su jefe comenzaba a sentir cierta inquietud en verlo.

No se confunda.⸻ Beomgyu alzó su mirada, mientras aceptaba la invitación.⸻ Choi esta muy orgulloso de su trabajo, por eso desea verlo presencialmente.

Y con esas palabras, se giro sobre sus propios tobillos dispuesta a irse, pero la mano delgada del contrario la detuvo, sorprendiendo a la muchacha de hermoso cabello rojizo.

T-Tu..nombre..⸻ Musito apenas en voz baja, sin atreverse a mirarla.

Una suave risa se escuchó por parte de la contraria, le parecía bastante adorable la actitudes de aquel editor.

Mi nombre es Huh Yunjin ¿Y el tuyo?

C-Choi Beomgyu.

Levanto lentamente su mirada, chocando con los acaramelados ojos de la contraria.

Realmente espero verte en la ceremonia, será algo muy entretenido, servira para que te despejes un poco ¿No?

Y con esas últimas palabras, aquella muchacha desapareció de su campo de visión, dejando a un pequeño rubuecito muy encantado.

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