Capitulo penúltimo/ Cría cuervos y te sacaran los ojos
Gema camina por los pasillos del hotel de la chica pelirrubia, escucha una voz reconocida. Observa a un anciano atado a una silla, su pecho comienza a doler. Corre hacia el cuarto donde ve al anciano. Leo y la chica pelirrubia Neko la miran sorprendido, se supone que la soldada iba a volver a su ciudad.
—¿Cómo encontraron a ese miserable? —La soldada pregunta.
—Tu robot lo dejo aquí, dijo que era un Hiena. —Neko contesta, cruza sus brazos. —. El anciano dice que no hablara con nadie hasta encontrar a Robert o Reltih
—Robert no existe...
—¡Mentira! Yo te conozco. —El anciano interrumpe a Gema
Ella desvía la mirada.
—Reltih debe estar enojada contigo, le quitaste los derechos a miles de niños.
—¿Cuáles niños? —Leo mira a Gema con atención.
—Es una pequeña historia, años atrás, un grupo de militares llamados Hienas encontraron el cadáver de un dictador nazis, se lo mostraron a su amo Haidar con admiración, su líder se obsesionó con la idea de darle vida a los peores criminales del mundo, todo eso para tener un digno heredero...
—Fue un príncipe, conquistó parte del continente africano, creo que no podía tener hijos propios. —Leo la interrumpe.
—Su mayor ambición era tener un hijo digno, él buscó a grandes dictadores muertos como: Joseph Stalin, Fidel castro, Mao Zedong, Adolf Hitler, Kim segundo Sung, entre otros. Gracias a su tecnología, vio nacer cerca de treinta niños, todos seguían una educación política y cruel sobre sus padres dictadores, algunos fueron sometidos a tratamiento experimental a cargo de militares y doctores especializados, esos experimentos hicieron que la mayoría llegasen a morir, quedaron algunos niños con vida, se convirtieron en jóvenes excelentes para matar, gobernar y luchar.
"Pisar, dañar, asesinar... todo eso para gobernar, era la frase favorita de la niña alemana y favorita de Ori" pensó Gema.
—¿Esos niños no sabían lo bueno y lo malo? —La líder Neko siente curiosidad
—Fueron criados por militares, el día que Haidar falleció, la joven alemana heredó el poder de los Hienas, curiosamente, no estaba sola, creó un ejército solo de mujeres... con el tiempo traicionó a los Hienas, los capturó y asesinó a miles de militares de ese bando. Lo siento, pero, estoy de acuerdo con la joven alemana. —El anciano deja hablar.
Neko de su bolsillo saca una fotografía antigua, en ella sale Reltih con una escopeta entres sus brazos, la imagen la ve Gema y el soldado Leo.
—Me arrepiento de darle vida a esa mocosa, mató a todos mis compañeros, esa loca... debió morir en los experimentos con esos medicamentos y...
—¡Te callas! Era una niña inocente, si la hubieran dejado libre... quizás no estaríamos gobernado por ella. —La soldada Gema interrumpe al anciano
—Me gritas como si te importara esa mujer, no te entiendo.
—Mi deber es proteger a personas y niños de la injusticia... ¡eran niños, carajo! ¡niños!
Neko retrocede un poco, se ve un poco triste, le entrega una llave a la soldada de cabello claro y ojos verde y le ordena:
—Quítalo de mi vista, llévalo con las organizaciones unidas... ellos sabrán que hacer.
Gema toma la llave con su mano derecha, mira con rabia al anciano.
14:30 pm
Al día siguiente, la tormenta de hielo se desvanece poco a poco. Una soldada lleva al sujeto atado con una cadena en sus manos, conduce muy rápido, mueve el volante hasta una carretera sin salida, frente del auto hay un mural con una frase: No importa cuánto llores, la herida sigue en tu cuerpo. Gema no se ve feliz, su cabello esta sin peinar. Se levanta de su asiento y se detiene en cuanto ve al anciano.
—¿Por qué? ¿Por qué tenías que ser tan malo conmigo?... papito.
—Era una orden de Haidar, no podía negarme.
La mujer le da una fuerte cachetada en la mejilla al anciano.
—Me obligaste a matar personas inocentes, eres un monstruo... me vendiste con una mujer que solo quería tocarme.
El anciano intenta caminar, no puede.
—Te llamas Robert, un hombre que viste de mujer es una vergüenza...
—¡Soy una mujer trans! Nunca me identifique como un hombre, en debe apoyarme y darme un abrazo... me vendes como si fuera un perro, nunca me defendiste de los golpes, de los medicamentos que me estaban matando.
El anciano cierra sus ojos.
—Lo siento, de verdad, lo siento.
Gema sabe que está mintiendo, de su bolsillo saca un arma y le dispara en la cabeza al anciano, su pecho comienza a doler, de sus ojos comienzan a bajar lágrimas. Arrastra el cadáver de su papá fuera del vehículo, lo tira a un barranco lleno de hojas secas. Se arrodilla en el suelo, intenta limpiar sus lágrimas.
—Era solo un niño, yo y mis compañeros, éramos inocentes... Reltih era mi compañera, era buena... ¡te importo una mierda hacernos daño! —dijo la mujer con tristeza y melancolía en su pecho.
Ella sube a su auto, aprieta un botón, el auto retrocede, comienza a manejarse por sí solo. La mujer revisa un calendario, se acerca el cumpleaños de su jefa, ella tiene un plan macabro para ese día, debe asistir. Prende su celular confirmando que tiene una llamada de su amigo japonés, quien habla dos idiomas.
—Tengo que advertirte sobre la líder... tienes que salir de la ciudad.
El joven del teléfono contesta su celular:
—Lo sé, ¡maldición! Tengo muchos amigos, adoro a mis compañeros de trabajo, son increíbles.
Gema se limpia sus mocos y sus lágrimas con un pañuelo.
—Es que no entiendes, los prisioneros de la líder tienen un chip maligno en su interior, si Reltih lo desea... va a matarlos.
—¡Eso es una locura! Escuche que los ex prisioneros también lo tienes... ella es cruel, tienes que detenerla...
—No sé cómo...
—Tú lo sabes, confía en ti.
La mujer vuelve a derramar sus trasparentes lagrimas saladas, de su bolsillo saca una pastilla y se la coloca dentro de su boca, la traga y bebe agua de una botella de metal, por unos segundos se siente mas relajada, luego intenta sonreír, es en vano, no puede, piensa en un plan, uno que salga bien. Aprieta un botón, mueve el manubrio y estaciona el vehículo cerca de un cartel que tiene escrito: " Nos salvaste de la opresión de Haidar, fuerza para quienes vivieron en opresión, luchar por Reltih es nuestra misión "
. . .
Un grupo de adolescentes siguen las ordenes de dos grandes y altos soldados de piel tostada, cada niño tiene un arma en mano; sus balas son pequeñas. Reciben la orden de correr con sus armas hasta una casa de madera construida en un árbol, se ponen firme y comienzan a dispararles a prisioneros de guerra que son sacados de sus grandes jaulas, los mas jóvenes no quieren hacerlo, son obligados a dispararles a los hombres inocentes hasta que mueran. A un pequeño de ojos verde se le acaban las balas, siente una enorme presión en su pecho, sus manos comienzan a temblar, es primera vez que asesina a una persona que corre por su vida. Su compañera de cabello negro y rostro serio lo nota extraño, termina de disparar y le da una pequeña flor de papel para calmarlo, le habla;
—Ayer leí un antiguo libro, dice que los inocentes van al paraíso...
—Nosotros no, no podre conocer es lugar cuando muera.
—Robert, tenemos que hacer lo que nos dicen, son nuestros lideres.
Los disparos dejan de escucharse cuando tres cuerpos caen al suelo sin vida, la misión de eliminar a cinco hombres es completada por los jóvenes y adolescentes. Los dos soldados sonríen victoriosos, según ellos, hicieron algo bien. sin saber que algunos de esos chicos sienten una presión en su corazones por mancharse las manos de sangre. En la noche, el adolescente de ojos color verde, sale de la ducha tapando su cuerpo con una toalla, toma su ropa y se viste un poco rápido, es de noche, tiene su propio cuarto para el solo, se acuesta en la alfombra y nota que la puerta no tiene seguro, gira su cuerpo hasta un mueble grande.
—Se que estas ahí, no tengo animo para hablarte.
Las puertas del mueble se abren, sale una muchacha de estatura alta, su rostro se ve tonificado, sus músculos en su brazos muestran la alimentación alta en proteínas, sus ojos se ven hinchados, el chico no lo soporta mas, comienza a llorar, se sienta en la alfombra. La chica al verlo se abraza a si misma.
—Me siento rara, es una emoción que no conozco.—Ella se sienta en el suelo, piensa en los gritos de los prisioneros, cuando sus cuerpos cayeron al suelo, las sonrisas de maldad de los hombres altos.
—Me pregunto si es lo único que podemos hacer, si podríamos, no se... salir de esto, hacer otra cosa que disparar y aprender a torturar.—Robert, el nombre del chico mira a su compañera. —Siento que soy un cobarde, quizás es por que mi primera vez en matar.
—Mataron a los chicos se que rehusaron a disparar, uno era mi amigo.
El chico se levanta de la alfombra, toma una manta y la suelta en la cabeza de su compañera, desde pequeños fueron criados con falta de cariño, cada vez que se encariñan con algo, tienen que esconderlo, igual que sus peluches o mascotas favoritas, solo por miedo s ser arrebatados por sus cuidadores, los hienas y su líder Haidar.
21:40pm
Gema se despierta en una cama de tela delicada y suave, se siente relajada y tranquila, no recuerda bien lo que ocurrió, se sienta en la cama con su cabeza dando vueltas, frente de ellas ve un frasco de pastillas con una nota escrita, es su medicina. La toma y la traga con un vaso de jugo, cuando el dolor se desvanes, se levanta de la cama, nota que su vestido esta en el suelo, ella mira sus senos de silicona especial con ternura, costaron mucho dinero. Después de largos minutos en la ducha, ella recobra un poco la conciencia, se da cuenta que volvió a combinar sus pastillas con alcohol, se viste con ropa que encuentra en una mesa, eso le parece extraño, la revisa bien, es un atuendo masculino.
—Un momento...¿ donde carajos estoy? Se supone que fui a una casa y... oh, mi compañera.
Por unos segundos siente ganas de vomitar, su aliento huele mal, corre al baño y se cepilla sus dientes con un cepillo nuevo que encuentra, escucha los pasos de alguien entrar a su cuarto, se pone alerta, aprieta sus puños y sale del cuarto rápido.
—Estuviste una hora llorando, alguien tenia que cuidarte.—Es una mujer de estatura alta, ojos color negro, sus músculos del brazo son fuertes, esta con una bata y su cabello despeinado.—Robert, no entiendo por que crees que el alcohol te hará feliz.
—Gracias por escucharme... Reltih
Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro