Capítulo 4/Sin leyes
Dentro de Clínica Saint Michelle se ve un grupo de pequeños jugar con piezas de ajedrez, algunos saltan la cuerda, otros leen libros de leyes y costumbres humanas. Una doctora de cabello corto ; estilo ondulado, de baja estatura. Habla con una mujer alta, de cabello color café oscuro, su camisa de color verde oscuro deja ver sus pechos redondos y firmes, un rostro pálido sin marcas, sus ojos son de color negro intenso.
—¿Cuál es su plan? —La mujer alta pregunta, lleva su mano derecha a su arma pequeña.
La doctora de nombre Cindy mira a los niños de ojos de almendra y susurra:
—Tienen la mentalidad de primaria, así que — duda la doctora al mirar su agenda —. Pueden imitar y comprender algunas leyes, no todas. Tienen una velocidad de cincuenta kilómetros, tienen una fuerza que permite levantar unos vente kilos, no son muy ágil socialmente... estoy segura que pueden mejorar.
—¿No son mocosos de verdad? ¿Qué tanto saben del mundo exterior?
—No, están programados para seguir órdenes. Son androides con la apariencia de niños y adolescentes, algunos imitan emociones y otros simplemente siguen haciendo tareas y ejercicios de deporte.
—¿Reciben entrenamiento militar?
—Claro... algunos.
—¿Y lo demás? Yo aquí cuento cinco.
La mujer alta se ve impaciente, muerde su labio con fuerza, luego mira a uno de los niños que juega a los pistoleros con otro pequeño. Lo observa con atención y pregunta:
—¿Ellos pueden matar?
La doctora Cindy no responde.
—¿Pueden matar? , contesta.
—No lo se.
—¿Entonces por qué él juega con una pistola? Las armas son usadas para asesinar, defenderse y dañar.
—Ya se lo dije, tienen la mentalidad de primaria, ellos pueden imitar... quizás los más grandes vieron una película de pistoleros.
— ¿Es todo? —La contraria levanta su mano derecha, camina hacia un androide de tes clara y pecas en su rostro, la mujer le una bofetada fuerte
El chico la mira asustado, se aleja de ella con prudencia, no la mira.
—Necesita mejoras, en manos equivocadas son un arma.
— Tú... eres mala, cuánto tiempo, Reltih. —Una mujer vestida elegante, cabello color anaranjado, lleva un collar de plata en su cuello, su vestido suelto color amarillo deja ver que su espalada es ancha, es mucho mas alta que la doctora Cindy. Sonríe amargamente —¿No me saludas?
—No me conoces, háblame cómo se debe... yo soy tu ley.
—¿Y mi opinión dónde queda? Veo que has golpeado a uno de mis niños.
Las dos comienzan a discutir.
—Son máquina, no personas. Ellos fueron creados por un propósito. —dijo la mujer mas alta que Gema.
—No me parece bien.
—Trabaja para este orden, cómo debería.
Reltih sacude su cabello largo con su mano izquierda, tomó su bolso pequeño, escribe la contraseña en un panel, se abre una puerta metálica y la cruza con rapidez. Gema, el nombre de la otra doctora la mira desde lejos con una débil sonrisa, sabe que su proyecto de niños androides puede ser una buena y mala idea al mismo tiempo. La clínica de su compañera es usada para recolectar semillas de hombres y usadas en mujeres con el plan de tener hijos.
21:20 pm
Gema no se considera una doctora en medicina, sabe mas sobre ciberseguridad y circuitos electicos que la salud humana en si, es una ex soldada que ha vivido uno que otro trauma por una gran guerra del pasado, junto a la Doctora Cindy son compañeras de apartamentos. Su compañera tiene dudas, pregunta a su compañera;
—Ella mencionó que tuvo problemas contigo, quero saber sí la conoces desde antes.
Gema movió sus ojos al rostro de su compañera, siguió leyendo su libro de medicina.
—No.
—Di la verdad, pocos saben sobre la líder, y cuando preguntó sobre armas. Me puse muy nerviosa —Dijo Cindy, camina hacia la ventana.
En las calles se ve una neblina gruesa, tan gruesa que apenas se ven los autos del estacionamiento. La doctora de baja estatura pensaba sí seguir el plan de usar a los pequeños igual que armas. Desde el principio sus creaciones las quería enviar a los territorios de varones.
"De seguro ellos extrañan a sus hijas, nietas, esposas y sobre todo, cuidar de alguien. Un semana de libertad no s suficiente para ellos " . Eso es lo que ella piensa
—Tienen la memoria y revisión de un niño, claro que ..— Gema deja su libro en la mesita de madera —No se los daré a Reltih.
—¿Crees que ella cambié las leyes respecto a la división? — pregunta Cindy al escuchar un estruendo detrás de ella.
Gema perdió la esperanza hace mucho tiempo, tiene miedo que la violencia hacia las mujeres y niños vuelva. En este año, antes de convertirse en padres, los adultos son estudiados psicológicamente y entrenados para ser los mejores cuidando a sus hijos, si los psicólogos no lo aprueban, son prohibidos tener niños.
—La verdad no, ella es muy fiel a su palabra.
Las ventanas se rompen en pedazo, entra una lata color negro. La mujer de cabello largo la reconoce al instante, es una señal de las personas sin territorios, aquellas que se negaron a seguir las ordenes de la división.
—¡Rayos! ¡Corre! — Gema se levanta de su silla, sale de su habitación, al asomarse por una ventana vio la silueta de personas entrar a la clínica.
Cindy activa la alarma de seguridad, se ve nerviosa, algunas empleadas salieron fuera del lugar con barrotes eléctricos en sus manos; se detuvieron al escuchar la explosión de un auto. Luego poco a poco se escucha una frecuencia tan aguda que daña los tímpanos de esas mujeres.
—Era gas lagrimoso, es posible qué nos quieran robar. — contesta Gema, asustada, corre hacia la bodega de sus creaciones, sus esperanzas se fueron al ver la habitación con llamas de fuego dentro.
—Gema, no veo a los niños.—Es la voz de su compañera
La x soldada se pone en alerta, aprieta su puños con fuerza, recuerda las veces que vio a sus compañeras morir en esa antigua guerra. El humo la hizo toser y estornudar al mismo tiempo, sus ojos están irritados.
—Gema ,no debiste rechazar mi idea, ellos serían una perfecta armadura. — Escucha un altavoz, con miedo Gema camina fuera de su escondite.
Frente de sus ojos observo a un grupo de personas con máscaras dentro de un camión, una mujer peli rubia, un joven de cabello claro y por último un hombre de piel oscura; quien le apunta con un arma a una de las doctoras, grita con fuerza:
—¡Gema, traidora! ¡Debemos hablar! ¡Deja el orden de Reltih!
Ella sabe que no puede dejar a su líder tan fácil.
—No puedo, ella me mataría. — Contesta con la mirada seria, con una mano intenta limpiar sus dos ojos.
—¡Tienes dos días!... ¡Recuerda salir del orden!
Cindy sale afuera tosiendo, su garganta esta seca y les grita;
—No sean tontos... solo causarán la ira y el caos.
—¡Sin Reltih no hay opción! ¡No más división!
El camión se pone en marcha y se va rápido. Alrededor del territorio de la ciudad se escucha una sirena, los medios de comunicación pronto reportaron sobre una parte de la muralla que divide el territorio, destruida. Al parecer, tres metros de las murallas ha sido destruida con una bomba, dejando a tres soldadas heridas. La terrible noticia le llega a los oídos de Reltih; quien duerme en su refugio militar. Eso la despierta con enfado y odio. Llama de inmediato a las responsables de la clínica Saint Michelle
—La líder nos llama... mañana a las diez en la alcaldía. —Cindy soltó su celular con sus manos temblando.
—Ella no nos matará.
Su compañera negó con su cabeza.
—Lo hará.
...
A las diez de la mañana dos mujeres esperan varios minutos frente de una enorme casa de color blanco pálido, las puertas se abren, dejando ver un túnel de rosas marchitas, un grupo de perros corriendo por el enorme jardín, el piso ensuciado por las cenizas de personas muertas en combate y obviamente enemigos de Reltih; según ella merecían morir y ser pisados por sus invitados. La doctora joven tiembla con cada pisada que da, no quiere ver a nadie, esta asustada. Su compañera contraria observa la decoración de flores marchitas y un mural con nombres de soldadas y mujeres que fallecieron por conseguir sus derechos en Siria, Pakistán y Honduras.
—Gracias a Dios no estoy en el mural... Cindy acércate al mural.
Su compañera la mira con miedo, no esta costumbrada a estar rodeada de militares.
—Ni loca... son personas que perdieron la vida.
Gema reza un poco en silencio, luego camina hacia una puerta decorada por una bandera color verde oscuro con un puño ensangrentada, tiene escrita una frase; " Fuerza para quienes viven en opresión, fuerza y revolución por aquellas sin juventud" La compañera de la doctora Cindy entiende que puede ser crudo ver ese mural, claro que, según ella ; Están en un mejor lugar. Aun recuerda el día del enfrentamiento cuando esas mujeres cerraron sus pequeños ojos llenos de esperanza y rabia por años de esclavitud.
—Era su responsabilidad cuidar a los robots, les di una orden y no la siguen — Contesta Reltih seria, se ve enojada y. Ella abre las grandes puertas, dejando ver una fila de soldadas esperando a las dos invitadas.
—Ellos tenían armas, lanzaron gas lagrimoso. Señorita lo siento...
—¡No quiero oír tus lamentos! — Interrumpe la líder a la doctora Cindy. —Su trabajo era cuidar a los androides y fallaron.
—¿Solo vais a criticar? — pregunta Gema.
Reltih la miro más enojada.
—No me faltes el respecto, puedo castigarte si haces un berrinche.
Gema sonríe de manera desafiante, mira a los ojos a Reltih y le habla;
—Inténtalo y verás de lo que soy capaz.
La doctora separa a las dos y le advierte su compañera;
—...deja de hacer eso. No podemos hacerle una broma a la líder.
—Amiga ,basta.
Reltih mira a las dos mujeres con una mirada intensa y vengativa, no le gusta que alguien la desafié.
—Eres un dolor de cabeza, Gema. — Dijo Reltih mientras camina hacia ella con una libreta en sus manos.
Cindy hizo una pequeña reverencia, excepto Gema, ella simplemente miró a otro lado y le habló a su jefa:
—Nos atacó un grupo armado, entiende que no podemos atacar su base yo y Cindy sola.
—¿Quieren que envíe mi ejército? —La líder aplaude, prendió una pantalla que reveló una ubicación. — En la mañana, alguien me amenazó con una cantidad de comida, medicina y dinero. Si entrego eso, quizás no destruyan alguna barrera.
—¿Quieren atacar la ciudad?
— Temo que sí y es...— Reltih movió sus manos hacia las soldadas; quienes tomaron sus armas —¡Y es su culpa! Una de ustedes conoce a los integrantes de ese grupo de delincuentes y.... no hicieron nada, Gema. Tú, te quedaste solo hablando con ese hombre.
— ¡Ellos atacaron primero! Por favor escuché — Suplica Cindy dando pasos hacia atrás.
"Mi compañera es muy ingenua, sí me dieran a escoger... mataría a alguien rápido". Gema lo pensó por un momento.
—Podemos crear un plan, intentaré ayudarte está vez... —Gema dejo sus manos detrás de ella — me usan cómo rehén, sí los delincuentes me atrapan, me llevarán a su guarida.
—Y tú, irás con un localizador dentro de tu cuerpo, das una señal y bum... una jugada —Reltih sonríe un poco, mostrando sus cuatros pequeños colmillos de plata
— Señorita, no se pelear, no se usar un arma. — Dijo Cindy en voz baja.
"Imagino que ella nunca ha peleado con alguien, quizás fuiste la joven que corrió y se escondió de su acosador" Reltih duda de la doctora.
— Cindy, tienes que dejar de huir del problema, toma un arma y aprende a disparar.
Ella mira seria a su compañera.
—No quiero matar a nadie, eso es malo.
—En los tiempos de lucha, te habrían capturado fácilmente —Gema no está de acuerdo
...
Gema tiene un plan en mente, destruir la base de los delincuentes; ella era una soldada de la división, su legado pertenece a la jefa del país. Reltih, no solo conquistó Argentina, países cómo; Honduras, India, Siria, entre otros. Son dirigidos por personas que solo ella eligió con un gran cuidado, sí uno le llegase a fallar, no los mataría de inmediato, decidiría cuidadosamente un castigo para quién se atrevió a fallarle.
Tres autos grandes atravesaban un camino de tierra, lejos de la ciudad de Banfield, cruzaron un puente hacia una pequeña localidad de casas pintadas de colores oscuros, allí nadie gobierna, es un territorio abandonado. Una soldada se baja de uno de los grandes autos, debajo de su largo vestido solo lleva una pistola pequeña, recoge su cabello, respira y exhala , decide que era hora de hacer su trabajo.
—Conozco a uno de ellos, arrancarle la cabeza a un humano no es fácil —Reltih activa el localizador de su soldada Gema
Gema mira a su jefa, no le responde.
—¿Sientes empatía? ... te recuerdo que sin división la violencia nos hubiera...
— dañado, lo sé... aún recuerdo el hedor de las víctimas muertas.
Reltih junto a Gema estuvieron dentro de la guerra de Siria contra un grupo militar que devoraba los derechos de las mujeres, ambas tenían que ser fuerte en esos tiempos de desesperanza y hacer lo necesario para llegar al poder y cambiar las leyes.
—Sí algo sale mal, llamaré a mis nuevas soldadas.
—Entiendo.
La soldada sigue su camino con su frente en alto, pecho adelante y puños cerrados. Despues de varios minutos se calma un poco, escucha unos pasos que la siguen, no le dio importancia, mira detrás de ella una vez, luego sonríe un poco, siguió caminando hasta un puente de madera
—¿Te perdiste? Gema.
—Leo, eres muy ruidoso.—La soldada se ve seria.—, dónde están mis niños? ¿Qué hiciste con sus cabecitas?
—No son tuyo.
Ella se enojó más.
—Los vi crecer.
Gema cruza sus brazos indignada, son sus robots con la apariencia de niños muertos, ella los adora. Tiempo atrás; a las mujeres de Siria les prohibieron cuidar a sus hijos varones, estos al crecer intentaron luchar por sus derechos, no salió bien. Un mar de lagrimas se observaba en las calle de ese país. La soldada Gema sintió tanta rabia que juro libertad y guerra desde ese cruel y triste día. Alguien debía luchar.
—Te ordeno que dejes a tu jefa...
—En mis pesadillas, ahí lo haré.
—... no, ahora... ¡Deja a Reltih!
Ella no esta de acuerdo con su antiguo compañero de nombre Leo, es un soldado que protege los territorios de Argentina.
—Tengo hijos que cuidar. —Gema se defiende
—Tú... no puedes tener hijos.
Ella se abalanza hacia el fuerte sujeto, él la detuvo unos segundos, recibe un golpe en su oído. Leo, con fuerza la sostuvo con sus dos manos hacia atrás, luego de su pantalón sacó una pequeña jeringa, esa se la puso cerca del cuello de la joven soldada.
—¿Vas a matarme? Que mal, tengo pésima memoria... no entiendo por que me odias.
—Por tu culpa fui esclavo de tu líder...
—Eso fue tu responsabilidad, yo te advertí ese día que nadie iba a tener piedad contigo.
Los dos comienzan a discutir.
—... por tu culpa la división comenzó, tú trajiste a Reltih aquí.
—¡Te llevaste a mis pequeños! ¿sabías que sus rostros son de niños muertos? Niños que lucharon en la revolución, salieron a las calles gritando sus derechos, era su única opción.
A Leo no le pareció bien esa opinión y contestó:
—Las organizaciones unidas iban a ayudarles, no era necesario eso.
—¿Cómo? ¿leyendo papeles y durmiendo plácidamente mientras que les quitaban los derechos a las mujeres?
Gema no eran los únicos humanos en ese lugar. Una señora limpia las heridas de un joven pelirrubio, este se queja de dolor. Su nombre es Javier, un ex prisionero de la división, a su lado estaba la señora Verónica, quien vio a dos soldados llegar a su escondite secreto, primero vio a la soldada con sus dos manos sujetas y al otro soldado de piel morena y de cabello largo.
—Dijiste que tu amiga era simpática.
—Es muy irritante. —dijo el soldado.
La mujer suspira un poco frustrada, hace tiempo que no limpiaba una herida; ella no solía hablar con muchas personas, su familia era su hijo adoptivo Henry y su esposo Eduard.
—Lamento mucho la pérdida de esos jóvenes, de verdad lo siento... claro que, eso no justifica a los hombres inocentes que fueron lastimados en las protestas. —dice la señora Verónica —. No todos eran malos, mi niño fue uno de los heridos.
—¿La conozco? Su cara me recuerda a alguien. —la soldada se aleja de Leo con fuerza, aun tiene ambas manos atadas.
—Días antes de la división, fui a una marcha social... lástima que me atraparon.—contesta la señora, luego caminó hacia el joven . —¿tú sabes curar esto?
—¿Es un chip de rastreo? ¿de dónde salió ese muchacho? —Gema pregunta.
—Su deber era proteger a los chicos de un orfanato, dijo que a cada niño varón los iban a dejan infértil.
—Mentira, mi jefa nunca le haría daño a un niño. —La soldada no le cree a la mujer, le preocupa un poco la herida del joven.
Verónica la miró feo unos segundos.
—¿Y qué crees tú? Desde que Reltih dividió la ciudad entre hombres y mujeres, la población de bebés decayó totalmente, los pocos infantes deben ser protegidos de las garras de ella.
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