Uno✔️
PRESENTE:
Escapar…
Escapar…
Escapar…
Es el único pensamiento que repetía mi cerebro una otra vez, tenía que sobrevivir ¿Cómo? No sabía, pero tenía que hacerlo.
Las piernas me dolían de tanto correr, no sabía adónde ir y tampoco sabía dónde estaba exactamente,nunca me había adentrado al bosque tan profundamente y no pensé como saldría al internarme en él, simplemente el pánico me dominó.
Miré a mi alrededor, solo había árboles.
El sentido de supervivencia me había agudizado los sentidos, porque podía oír cada animal que había allí y al viento rozando las hojas,hubiera querido haberme vestido un poco más abrigada ese día,pero no era el caso y por mis decisiones me estaba pasando esto.
Me había adentrado demasiado en el bosque pues lo vi como la única oportunidad que tenía de perder al tipo que me estaba siguiendo, pero eso no había pasado, sentía su mirada clavada en mi espalda pero no miré atrás, estaba concentrada en seguir viva y corrí con todas las fuerzas que pude,fue como si mis piernas tuvieran vida propia,porque todo pensamiento racional se esfumó de mi mente.
Tropecé con una raíz que había en el suelo y me caí , suerte que apoyé mis manos en el suelo porque si no estoy segura que hubiera terminado muy mal,me sentía torpe y luché con dejar de serlo,nunca me había considerado así, me levanté y no me quedé a ver si mi rodilla sangraba pues no me podía dar ese lujo ,seguí corriendo, sentía mi rodilla, arder así que sí, estaba sangrando.
La tierra estaba mojada ya que hace poco había llovido,en esta ciudad el tiempo siempre prometía lluvia , en el aire estaba ese olor característico a humedad, mi vestido verde estaba hecho un asco,lleno de barro y suciedad ,hice una mueca “para una vez que me ponía una prenda que no sea negra y me pasa esto”, mi pelo rojo estaba suelto y se movía con el viento mientras corría, había perdido un zapato en la caída y mi pie descalzo se estaba llenando de heridas, mi rostro estaba empapado de lágrimas ,mis pulmones ardían , mi garganta estaba seca y corriendo en el medio del bosque parecía una auténtica loca,pero no es que me importara mucho mi apariencia en ese instante.
Mi perseguidor silbaba como si lo más divertido del mundo fuera perseguirme, sabía quién era,pero en ese día en particular me sentía débil y mi mente jugaba una mala pasada,era incapaz de defenderme y me sentí inútil.
Él no corría, solo caminaba a paso apresurado para no perderme de vista, estaba vestido todo de negro, tipo a “mi estilo” traía un cuchillo en la mano derecha y me dio pánico al verlo ¿a quién no?
El cuchillo era mi arma favorita,me gustaba, y pensar que podría ser asesinada por él,me parecía una mala broma.
Él sabía que nadie me oiría,pues era más de media noche y estábamos en el medio del bosque por lo tanto si gritaba nada más me oirían los animales.
Había muy poca probabilidad de que alguien me escuchara o me viera, pero aún así grité con todo mí ser.
— ¡Ayuda!—solo lo hacía con la esperanza de que una sola persona me escuchara,pero la había dejado atrás,estaba demasiado lejos para oírme.
Él soltó una risa burlona como si estuviera gastando mi voz y mis fuerzas en vano.
—¡AYUDA!—lo intenté una vez más, con más fuerza,aunque sabía que era inútil.
Era luna llena y parecía una escena sacada de película de terror y prácticamente lo era, con diferencia de que esto era la realidad.
Vi una tenue luz adelante, corrí más rápido y pude ver que era una cabaña, era muy pequeña pero no pude evitar sentir alivio ,pues si había alguien podría estar salvada.
Llegué hasta la puerta, y caí en cuenta de que hace unos minutos no oía los silbidos, miré hacia atrás pero no había nada.
Antes que apareciera toqué a la puerta.
— ¡Ayuda por favor, alguien quiere matarme! ¡Ayúdenme!— mi voz salía desgarrada como reflejo del miedo que se apoderaba de cada parte de mí.
Pero nadie me respondió, di golpes a la puerta, le di patadas, la arañé pero era inútil pues ahí no había nadie.
Me empezaba a dominar el pánico, busqué otra entrada y vi un ventana de cristal que estaba cerrada, pero que seguramente se habría por dentro.
Atisbé una piedra en el suelo y con ella rompí la ventana.
Metí la mano con cuidado para abrirla, entonces escuché de nuevo aquel silbido.
Miré hacia atrás con pánico y ahí estaba caminando hacia mí,cada vez mas cerca.
Traté de abrirla deprisa y en el proceso me corté la mano y dejé un pequeño rastro de sangre.
Entré y vi la luz proveniente de una lámpara, que minutos antes eran el motivo de mi esperanza , al parecer a alguien se le había olvidado apagarla la última vez que estuvieron aquí.
Había un teléfono, mi rostro se iluminó,corrí hacia el con desesperación ,pero al levantar el auricular me hundí de nuevo en la miseria, el teléfono no funcionaba.
Traté de buscar un cuchillo,unas tijeras ,lo que encontrara primero y me sirviera de ayuda. Pero no había nada, la cabaña estaba oscura porque la única luz que había,era la de la lámpara, pero no alumbraba mucho, abrí cajones, revisé todo lo que se me ocurrió que podía contener algo, pero no había nada.
Miré a mi alrededor, todo estaba cubierto con sábanas que alguna vez fueron blancas,y con gruesas capas de polvo,al parecer hace meses que alguien no habitaba aquí.
Mis esperanzas se hundieron como una piedra que es lanzada al mar. Pero no me iba a rendir.
Escuché ruidos provenientes de afuera y supe que venía, ya estaba aquí.
Rápidamente busqué un lugar para esconderme, corrí por un estrecho pasillo donde al parecer estaban las habitaciones,mis pasos desesperados es lo único que se escuchaba,quedé parada delante de una puerta, sin pensarlo dos veces tomé la manija e hice presión hacia abajo logrando entrar en un dormitorio,dónde analizé todo fugazmente y lo mejor que encontré para ocultar mi presencia,fue un armario.
Entré y me acurruqué ahí entre las viejas prendas, a ver si tenía suerte y podía desaparecer, o que la tierra me tragara.
— ¿Quieres jugar a las escondidas?...pues juguemos.
Lo escuché preguntar desde algún lugar de la cabaña.
Oí que abría puertas y que caminaba de un lugar a otro.
Mi respiración se agitó y mi corazón se aceleró producto al miedo que tenía.
Me tapé la boca con las manos para no gritar y lloré en silencio y recé a dios en mi mente para que me ayudara.
Pero supe que mi ayuda no iba a llegar cuando se abrió la puerta del armario y escuché su voz
—¡Te pillé!
Instagram: Elianny.arcia
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