Chào các bạn! Vì nhiều lý do từ nay Truyen2U chính thức đổi tên là Truyen247.Pro. Mong các bạn tiếp tục ủng hộ truy cập tên miền mới này nhé! Mãi yêu... ♥

7

Fuera del estadio, el reino de Frirtrejard se sumía en la desesperación. ¿Qué había ocurrido con sus hijos? ¿Dónde estaban?

Muchos de los familiares suponían que el SECMA los tenía cautivos, ya que todos habían desaparecido al mismo tiempo y yendo hacia el mismo sitio. Pero no entendían por qué los habían capturado.

La madre de Kailee, Leila, estaba destrozada. Lloraba todo el tiempo, ya hacía casi cinco días de la desaparición de su hija.

Nicholas buscaba todas las mañanas a su hermana por la casa, y le decía a su madre que seguro que estaba jugando al escondite y que esperaba que él la buscará. La madre, al escuchar las hipótesis de su pequeño de seis años rompía en llanto de nuevo.

— ¡Por dios, Leila tranquilizate! ¡Estamos haciendo todo lo que podemos, cariño! Yo y los demás estamos buscándolos por todas partes. No eres la única que sufre por esto. — Le decía su marido.

Después de eso los dos se echaban a llorar en el hombro del otro.

Ese día Leila y los demás padres que no sabían el paradero de sus hijos salieron a la calle. Ella llevaba al pequeño Nick cogido de la mano.

Nada más salir a la calle los altavoces del SECMA repartidos por toda la calle empezaron a sonar.

«Buenos días, Frirtrejard. Éste comunicado se está retransmitiendo por todo el país y va dirigido a todas las familias a las cuales uno de sus hijos a desaparecido.»

Todos se miraron entre sí. ¿Entonces era cierto que los habían secuestrado los senadores? ¿Porqué lo decían ahora?

«Sus hijos han sido seleccionados para hacer una prueba muy importante que deparará nuestro destino, el destino de Frirtrejard. Los de clase alta y baja hemos discutido durante años quién debe reinar. Bien, pues diremos que gracias a las revueltas por ambas partes del reino hace unos días decidimos llevar a cabo un experimento.»

— Oh, dios — Susurró una mujer de tez morena agarrándose más fuerte al brazo de su marido. Imaginaban a su pobre hijo Kenzo metido en un sitio terrorífico lleno de instrumentos de tortura.

« Todos están metidos en un campo de batalla, un estadio cerca de los límites de nuestro reino. Ellos no saben que están metidos allí dentro y no saben lo que tienen que hacer allí o porqué están allí.

Les explicaremos el objetivo de esto brevemente.»

Las calles estaban en silencio, no se escuchaba ni una mosca.

«Solo uno de todos ellos sobrevivirá, y éste se proclamará vencedor. Todos irán muriendo uno a uno hasta que sólo quede uno. La clase que reinará Frirtrejard se decidirá según cual sea la clase del vencedor. Ahora mismo la cosa acaba de empezar, pero cuando estemos cerca del final de éste proyecto lo televisaremos para que todos puedan ver a los últimos participantes intentar salir del estadio. Por honor a las familias cada mañana a las 11 televisaremos a los que murieron el día anterior, así las familias podrán saber si sus hijos aún viven o no. Por respeto a las familias, junto a la imagen de los difuntos tan solo se mostrará su nombre y clase, no el apellido. Hasta aquí todo, pronto podrán ver a sus hijos en pantalla. Sabemos que suena un poco cruel, pero es por el bien de todos. Ahora daremos paso a los caídos, en estos días ya tenemos al primer difunto. Buenos días.»

—¡Oh, mi pequeño Timothy! — Sollozaba una mujer.

Entre las familias se escuchaban, susurros, lamentos, maldiciones y llantos.

—¿¡A esto llaman justicia!? — Gritó un hombre.

Los demás habitantes se compadecían de las familias afectadas.

En todas las paredes se comenzó a emitir el logo del SECMA, y en unos instantes saldría la cara del primer muerto.

Todos los presentes tanto en las calles de clase baja como en las de clase alta que también estaban viviendo lo mismo mantuvieron el aliento.

Leila pensaba pedía a Dios y al cielo entero que no mostraran en pantalla a su hija.

Por fin en la pantalla se mostró el rostro tan esperado. Un chico de ojos verdes y rostro serio era el primer muerto. Su pelo rubio platino era esa cualidad tan característica que llamaba tanto la atención. Al lado de la imagen salía su nombre y clase. Oliver, clase alta.

Todos los presentes dejaron escapar el aire y cada uno lanzó un beso al aire en señal de respeto.

En las calles del SECMA una abuela lloraba desconsolada. Y gritaba — ¡No, mi Oliver no, mi pobre Oliver no!

Una madre lloraba a moco tendido sobre el hombro de su marido, que sollozaba en voz baja.

Unos metros más atrás una pareja miraba tensa, aun que un poco más relajada al no haber visto la cara de su hijo.

La mujer pelirroja se agarraba fuertemente a su marido, éste, con los ojos azulados cristalizados y el pelo negro cayéndole en la frente, sólo susurraba:

—Vamos, Gillian. Tienes que resistir hijo.

Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro