35
- Oye Ricky, estas un poco raro últimamente. ¿Te pasa algo? - Ambos chicos iban por delante del grupo. A unos cinco metros de distancia. Cedric parecía muy preocupado por su compañero. Desde el inicio habían establecido fuerte lazos y se habían apoyado el uno en el otro, convirtiéndose así en dos miembros importantes del rebaño de adolescentes que el SECMA había dejado tirado en el bosque. Yo se lo había notado en los ojos al moreno. Ya no hablaban como días atrás. Rick estaba más agresivo e irritable. Se estaba convirtiendo en un lobo solitario y a penas tenía cualquier tipo de comunicación con los miembros de nuestro grupo. Iba a la cabeza, simulando que nos guiaba a todos, pero realmente iba por libre. Y la falta de comunicación entre los dos chicos ponía triste a Cedric. En su inicio, ambos habían sido muy parecidos, casi como dos espejos, y eso era lo que los había unido. Se habían visto a si mismos reflejados en el otro. Los dos eran humildes, testarudos y amables. Eran de esas personas que se preocupaban de todo el mundo antes que de ellos mismos. Pero ahora el rubio se estaba volviendo frío y vanidoso. Se irritaba con facilidad, y parecía que sus frases favoritas eran aquellas respuestas cortas y secas que siempre daba. Tenía ojos de loco y sus movimientos eran algo violentos. Desde que el rebaño se había dividido en grupos, ya no era el mismo. Cedric intentó captar su atención llamándolo por aquel diminutivo afectuoso con el que lo había estado llamando desde el primer día. Pero no logró su objetivo - ¡Ey! - Se adelantó al rubio y le puso una mano en el pecho para detenerlo - Contéstame.
- No es nada de tu incumbencia - Respondió Richard, apartando la mirada.
- No seas idiota, Ricky - Contestó - Déjate de jueguecitos y dime que te ocurre. Por favor.
El rubio observó con los ojos entrecerrados a Cedric, para luego agarrar su brazo y apartarlo de su pecho con brusquedad.
- Déjame en paz.
El moreno no se dio por vencido, y la respuesta de su amigo lo único que había hecho era molestarlo más, así que, sin estarse quieto ni un instante agarró de nuevo a Rick, pero esta vez por el brazo. Haciendo que se detuviera.
- Ricky.
- ¡He dicho que me dejes en paz!
- ¡Ya está bien Rick! No se si crees que eres el único que sufre o algo por el estilo pero no es así. Todos estas sufriendo. Así que deja las tonterías a un lado y hazme caso de una puñetera vez. Cojines.
A pesar de estar a metros de distancia, todos se habían quedado quietos escuchando aquella discusión repentina tan acalorada. Al oír la palabra "cojines" Timothy tuvo que aguantarse la risa.
- ¿No me gusta decir palabras mal sonantes, vale? - Dijo Cedric con rapidez al percatarse de la mueca que tenía el niño en el rostro mientras contenía la risa - Soy un hombre civilizado.
Rick, aprovechando la distracción, intentó forcejear para zafarse del brazo corpulento de Cedric, pero el moreno volvió a poner los ojos en él en cuestión de segundos.
- Ey, tu no te vas a ninguna parte - Richard por fin lo miró a los ojos, aunque estos parecían carecer de empatía - Me preocupas, Rick. Me preocupas demasiado. Explícame qué es lo que te ocurre. Necesito saberlo.
Con aquella mirada inexpresiva y su mejor cara de póquer, Rick no abrió la boca. Entonces avancé dos pasos hacia ellos y él volvió la vista en mi dirección. Su cabello corto y rubio estaba despeinado y sucio, y cuando me miró pareció que reposaba sobre su frente el único mechón suave y limpio que le quedaba.
- Richard, por favor. Dínoslo.
Pareció que su semblante duro y su cara de póquer se tambaleaban por unos instantes. Y mientras que el rubio giraba medio cuerpo y me miraba, Cedric, que tenía ojos de lince, observó que su mochila estaba entre abierta y había algo extraño dentro.
Inmediatamente Cedric arrancó la mochila de la espalda del rubio y la abrió por completo para conocer su contenido. Rick saltó al instante para intentar quitarle la bolsa de las manos, pero yo corrí hacia él y lo detuve sujetándolo por los lados. Mientras tanto Cedric metió las manos en la bolsa y halló algo.
En su mano sostenía una pequeña seta de color gris, similar a un champiñón. Dorian le recriminó a Rick.
- ¿Has encontrado setas y no nos has dicho nada? ¡Todos tenemos hambre, yo también quiero una!
Dio un par de pasos con la intención de alcanzar la mochila pero Cedric alzó la mano y la detuvo. Tenía el ceño fruncido.
- Espera. El comportamiento de Rick es anormal, y creo que se por qué. Esta seta puede tener mucho que ver, así que te ruego que medites de nuevo eso de querer engullirla.
Dorian entonces volvió a su sitio con lentitud y dio cobijo a Pam y a Timothy entre sus brazos. Frunció la frente, a la espera del veredicto del moreno.
Yo, que tenía agarrado a Rick, lo arrastré para separarlo de la seta. Parecía que los ojos se le fueran a salir de sus órbitas y quería agarrar el extraño champiñón con ansia. Lo llevé tras de un árbol e hice que se sentara. Lo aparté de la multitud para que se tranquilizara. Sabía que tener tantos ojos encima le ponía nervioso. Apoyó la espalda en el tronco, cómo si estuviese derrotado. Y entonces, con lentitud y delicadeza me acarició la mejilla. Los ojos se le achinaron y suspiró. Por un momento vislumbré una pequeña sonrisa.
- Eres preciosa, ¿Lo sabías? - Verbalizó con lentitud. Haciendo pequeñas pausas - Siempre lo has sido.
Se acercó más a mi, y sus dedos dejaron de acariciarme para cogerme la cara con más fuerza. Yo no comprendía que le pasaba por la cabeza y por qué estaba teniendo aquel cambio de actitud. Entonces, con una rapidez inaudita hizo que nuestros cuerpos giraran y yo me encontré encajonada entre el tronco del árbol y su imponente figura. Puso sus piernas a ambos lados de mi cintura, aprisionándome, y acercó su rostro al mío. Sus ojos habían cambiado. En aquel momento parecían los de un felino hambriento observando a su presa. Una de sus manos se deslizó por mi espalda, buscando la cremallera del traje. Yo estaba en estado de shock. En tan solo unos segundos todo se había puesto patas arriba.
- Siempre he soñado con saber cómo se sentiría acariciar esos labios con los míos, cómo sería deslizar mis manos por tus esbeltas piernas... - Acercó su nariz a mi oído y aspiró con fuerza mi aroma. Sus dedos se clavaban en la carne de mi mejilla. Dolía.
- Richard - Dije con voz entrecortada, intentando escapar de su agarre - Suéltame ahora, este no eres tú.
- ¿Que no soy yo? - Una risotada cruel profirió con rabia de su boca - Pues quizá sea verdad lo que dices, pero ahora vas a gozar del verdadero Rick. Se acabó eso de ser dulce y delicado. A la mierda los modales, tu y todos. Ahora me toca disfrutar a mi - Pasó su rugosa lengua por mi mejilla y yo puse una mueca de asco. Forcejeé con las manos, pero él, listo como ninguno, me las chafaba bajo sus piernas mientras apretaba mi cintura contra su cuerpo.
Antes de que pudiera llegar al cierre del traje, levanté mi rodilla con un movimiento brusco y esta se estampó en su entrepierna. Con un alarido de dolor, Richard abrió los ojos de pura sorpresa y se dejó caer de lado en la hierba, retorciéndose de angustia.
Yo me levanté del suelo y busqué a Cedric con la mirada, ansiosa de que me dijera que debíamos hacer para recuperar al antiguo Rick. Me llevé las manos a la cabeza y respiré hondo. El corazón me iba a mil por hora y estaba sudando a mares. Jamás había pensado que vería a Rick de aquella forma, cómo un depredador. Un monstruo impasible que se abría paso hacia mi con la saliva cayéndole por la comisura de los labios. Me temblaban las manos.
Escuché pasos. Alguien estaba viniendo. Antes de que Cedric apareciera, una pierna larga y fornida se estampó contra el vientre de Richard, que agonizaba en el suelo. El grito del chico debió de escucharse desde la mismísima sede del SECMA. Alcé la vista. Segundos después observé a Gillian que se situaba a mi lado y me pasaba una mano por la mejilla para quitarme las babas del rubio.
- ¿Estás bien? - Me preguntó con angustia en los ojos.
Asentí. Él, al sentirse reconfortado, se giró hacia Rick.
- Se que este no eres tú - Le dijo el ojiazul a mi amigo - Pero eso a sido de capullo integral.
- Y está clarísimo que ese no era realmente él - Exclamó Cedric desde atrás. Se situó frente a nosotros y nos enseñó la seta de nuevo - Y ahora os diré exactamente por qué. - Con ambas manos clavó las uñas en la piel del extraño champiñón para así poder abrirlo y partirlo por la mitad sin destrozarlo. Al ser visible el interior del hongo, todos pudimos observar que estaba relleno de una especie de crema pastosa de un color rosa brillante - ¿Veis esto? - El moreno pasó el dedo por la pasta y nos lo enseñó para que visualizáramos mejor aquel fluido rosado - Esta pasta tan similar a la crema de dientes a sido diseñada especialmente para bajar el nivel de una hormina llamada Serotonina del cuerpo de Rick.
>>La serotonina es la hormona del estrés. Cuando tenemos bajos niveles de serotonina nuestro cuerpo sufre unos grandes transtornos tanto emocionales como físicos. Rick lleva tiempo sin comer fruta, y calculo que llevará unos 5 días alimentándose a base de estas... Blasfemias en forma de seta. La fruta augmenta mucho los niveles de serotonina, y si contamos el tiempo que Rick lleva sin comer fruta y les sumamos todas las dosis que ha tomado de la seta que justamente sirve para bajarla aún más obtenemos nuestro resultado. Cuando a una persona le faltan grandes cantidades de serotonina se pone más agresivo que de costumbre, tiene malhumor y está muy irritable. También tiende a ponerse triste a veces, de ahí que también la llamen la hormona de la depresión. Y también afecta bastante... al deseo sexual de la persona - La mirada de Cedric se centró en mi durante unos instantes, intentando justificar el comportamiento del rubio - Aquí la razón por la cual acaba de suceder esto. Cuanta menos serotonina hay en el cuerpo de la persona, más instintiva y violenta se vuelve.
Rick, que estaba sentado en el suelo, parecía desorientado. Se rascó la cabeza de forma descuidada y me observó. No pude evitar pensar en que me recordaba a aquellas personas que tenían el síndrome de personalidad múltiple. Parecía no estar presente en todo momento, como si en cualquier instante fuera a desconectar.
>>Pero eso no es lo único - Continuó Cedric, cada vez más serio - La intención del SECMA parece que era tenerlo aturdido y muy muy nervioso y agresivo. Puesto que si os fijas, en la crema rosa se ven restos de pequeñas burbujitas de oxigeno. Dentro de las burbujas hay restos de polvo blanco. Son restos de una pastilla de droga que ha estado machacada antes de mezclarla con la pasta. Y puedo asegurar que la pastilla es de cocaína - Estaba serio, no cabía duda de que debía estar en lo cierto - Las pequeñas dosis de cocaína no han hecho más que augmentar la agresividad y el mal humor que ya cargaba el cuerpo de Rick, además de que han provocado que no procese lo que dice ni sea capaz de pensar con claridad. A veces parece que esta en otro mundo, ajeno a los demás y absorto en si mismo, pero realmente es por culpa del efecto de la droga.
Nadie sabía cómo Cedric había llegado a aquella conclusión, pero yo tenía claro que el moreno era un puñetero genio.
- Amigos míos, no se que diablos quieren conseguir con esto los consejeros, pero lo que si se es que han querido quitarse a Rick del medio - Bajó la vista al suelo - Tampoco come lo suficiente como para aguantar estas cantidades de cocaína diarias, así que, si la droga no lo mataba lentamente al menos lo mantenían fuera de juego durante un tiempo - Se quedó en silencio unos instantes y entonces me miró de nuevo - No me gusta decir palabrotas pero... Joder.
Se rascó la nuca y se pasó las manos por la cara con pesadumbre. Dorian tomó la palabra.
- ¿Y cómo sabes tu todo eso?
- Me viene de família. De mi padre, en realidad.
- ¿Y tu padre qué es? ¿Traficante de drogas? ¿Médico?
- No exactamente. Es... curandero. Todo lo que se de hierbas, sanación y medicina me lo ha enseñado él. Pero eso no es importante ahora mismo - Contestó restándole importancia con la mano - Tenemos que centrarnos en Rick.
Dorian parecía estar muy interesada e intrigada por el tema, pero aún así lo dejó estar.
- ¿Y qué hacemos para que vuelva a ser el Rick de antes? ¿Cómo hacemos que se cure? - Pregunté.
Cedric se puso de cuclillas - Fácil. No hacemos nada - Al ver que alzaba una ceja prosiguió su explicación - No podemos hacer nada por él. Hay que hacer que se le pase el efecto y evitar que vuelva a comerse otra de esas setas. También hay que encontrar algo de fruta para conseguir elevar su nivel de serotonina. Yo me ocuparé de deshacerme de esto - Alzó la mochila repleta de aquellas bombas gastronómicas - Vosotros buscar algún fruto para que empiece a coger fuerzas lo antes posible.
Nos dispusimos a ponernos en marcha. Cedric volvió a ponerse en pie y se cargó la bolsa de setas a la espalda. Pero una voz hizo que todos paráramos en seco.
- ¿Una pera os sirve?
Pam, que se había mantenido en las sombras, dio dos pasos al frente. Se apartó el flequillo de los ojos para ver mejor y una vocecilla incrédula profirió de su garganta.
- ¿Félix?
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