20
- Mami, ¿Cuándo volverá Kai?
- No lo sé cariño, no lo sé - contestó ella acariciándolo entre sus brazos.
Leila aún intentaba ocultarle la verdad al pequeño Nicholas. Los últimos días estaba ansioso por ver de nuevo a su hermana, que según lo que su madre le había dicho, estaba de viaje con Richard en el extranjero.
Nicholas sabía que algo raro pasaba, hechaba mucho de menos a Kailee y en cuanto volviera le prohibiría volver a viajar sin él. Se preguntaba si él tendría la misma buena suerte que tenía su hermana cuando fuese mayor. Pocas personas podían salir del reino y normalmente eran de clase alta, aunque él no veía la diferencia que los separaba, y cuando viajaban era a países vecinos como Noruega o Finlandia.
Su padre le había explicado alguna vez historias antiguas sobre el lugar en el que vivían. Muchos años antes el reino se había llamado Suecia. Y en un arrebato que unos hombres llamados Americanos habían tenido, el país se sumió en una guerra. Al final los habitantes de Suecia ganaron a los Americanos. Algunos de ellos se quedaron y comenzaron a formar familias con los ciudadanos de los pueblos. Mientras que lo guerra iba arrasando el estado, el gobierno fue asesinado y Elias I se alzó con el poder. Una monarquía se impuso, y con el ejercito del rey se hecho a los atacantes del reino. Después de esa victoria el reino pasó a llamarse Fridjertrar.
A Nick le encantaba que su padre le explicara historias antes de irse a dormir, pero las que habían sucedido en el reino lo asustaban, no quería vivir una guerra en primera persona.
Nick meditó unos segundos entre los brazos de su madre - ¿Puedo salir a jugar? He hecho nuevos amigos.
Leila dudó por un instante si debía exponer al peligro a su pequeño, pero cuando él la miró haciendo morritos no tubo más remedio que aceptar - Está bien, pero no te vayas muy lejos.
El pequeño rió de alegría, le dio un dulce beso en la mejilla a su madre y salió corriendo a la calle. Leila observó como corría calle abajo hasta pararse frente a un portal. Tocó al timbre de la casa y al minuto un pequeño niño de edad similar a la suya sacó la cabeza por la puerta. El niño pelirrojo sonrió con amplitud y se le achinaron los ojos esmeralda al ver a Nicholas. Una niña un par de años más grande sacó la cabeza por detrás de su hermano. Los rizos pelirrojos le caían en los ojos y en cuanto vio al chiquillo puso cara de disgusto. Abrió la puerta y lo invitó a pasar, el pelirrojo se llevó de la mano a Nick, y la niña cerró la puerta sin poder disimular una pequeña sonrisita en los labios.
*****
El Palacio Real era gigantesco, con grandes salas y pasadizos amplios. Esa mañana el rey Sergio I se había levantado de muy buen humor. Tenía la intención de acercarse a los pueblo de la clase baja para repartir alimentos a la población y ver como iban las cosas por allí. Hacía semanas que no visitaba a los pueblerinos porque el SECMA había dicho que ya se habían ocupado ellos de todo, que era mejor quedarse en palacio. Pero ese día le apetecía mucho, y tenía ganas de ver a un viejo amigo al que conocía.
Además, su majestad no podía estar más feliz, dentro de poco nacería el próximo heredero del trono, su primer descendiente. Anhelaba que la criatura que su mujer llevaba en el vientre naciera para poder cogerlo en brazos y sentirse el hombre más feliz del mundo. Aún quedaba un mes, pero él veía ese día tan esperado cada vez más cerca. Lo iban a llamar Kian, porque el doctor ya les había dicho que sería un niño y quería llamarlo así en nombre de su amigo, que había hecho algo que le había cambiado la vida.
El rey bajó las escaleras con suma tranquilidad, sonriendo y saludando a las sirvientas, que subían y bajaban haciendo sus tareas.
Al bajar las escaleras de caracol se topó con su mujer, que pululaba por ahí en bata. Se acercó a ella y le dio un suave beso en la sien mientras le acariciaba el vientre.
- Buenos días, amor.
- Buenos días cariño - él la estrechó entre sus brazos y rozó su barba contra la mejilla de ella - Vaya, parece que hoy estás de muy buen humor.
- ¿Porqué no debería estarlo teniendo a la mujer mas maravillosa del mundo como esposa? Además creo que hoy iré a ver a Kian.
- Hace mucho que no lo veo, ni a él ni a Vilma, ¿Puedo acompañarte? - Al decir lo último se le iluminaron los ojos.
- Pero amor no se si estarán en casa, ¡Y mira que barrigota tienes! Será mejor que te quedes aquí, después de que nazca el bebé podrás ir a verlo, todas la veces que quieras ¿Vale? - Le apartó el flequillo de los ojos con mucha delicadeza y ella puso cara de desacuerdo - Oh, vamos. No me pongas esa carita. ¿Sabes que te quiero, verdad?
- Esta bien, y yo también te quiero - Finalmente sonrió y su marido le dio un cálido beso en los labios.
Sergio se despidió haciéndole una pequeña reverencia a su amada - Nos vemos luego, Iris.
Ella se despidió con una sonrisa y se marchó hasta sus aposentos.
El monarca entró en la sala donde los soldados estaban preparando la comida para transportarla en los carruajes.
- Señores - anunció él - Hoy les acompañaré a repartir la comida para la caridad.
-Eso no será posible, mi señor - dijo una voz entrando en la habitación. Joseph Lightmax, el cabecilla del SECMA, se encontraba de pie tras él.
- ¿Y a qué se debe su intervención, Lightmax? ¿No debería estar con el consejo?
- Justo por eso no puede irse, mi señor. Los consejeros lo necesitan. Países extranjeros han enviado solicitudes de reunión para pactar un trato con usted. Le necesitamos en la sala de juntas -El deje de superioridad en la voz del hombre no llegó a ser captado por los sabios oídos del monarca, que a regañadientes accedió a seguirlo y dejó sus planes para otro día.
El destello de una sonrisa vislumbró en el sarcástico rostro de Joseph. El rey no era consciente del gigantesco complot que se formaba a su espalda entre las sombras de Palacio.
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