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capitulo 26

Kalika

¿Novia? Killian quería que fuera su novia, mi mente se quedó en blanco ¿Cómo era posible que el quisiera ser mi novio? No lo merecía

- killian yo...- hablé por fin

-No tienes que responder aún- me interrumpió con una suave sonrisa- no te presiono, piénsalo con calma.

- es que yo no sé si sirva para ser la novia de alguien...la última vez que tuve un novio no salió bien

-No sé que haya pasado en la relación con ese tipo, peor Kali -Acuna su rostro entre sus manos, dándole una suave caricia- yo no soy Nicolás, jamás haría algo para dañarte y si tiempo es lo que necesitas te lo daré pero no me pidas que me aleje o decirme que no puedes por miedo a lastimarme porque no me iré, no me da miedo el dolor Kali y si para llegar a ti debo sangrar lo haré sin dudar.

- lo sé, sé que no eres, el problema soy yo

-- solo tienes miedo y es normal, todos lo sentimos es una sensación humana normal, eso demuestra que estás viva y bien. Lo que ambos sentimos no es natural porque va más allá que cualquier relación existente, hay una conexión entre nosotros desde el primer momento que nos vimos, desde que vi tus ojos tan hermosos que hicieron que mi respiración se atascara y que se me olvidará como respirar y solo cuando te tuve cerca pude tener aire, tú me das vida Kali.

- no puedes estar seguro

- De pocas cosas estoy seguro Kali, a veces no estoy seguro hasta de quién soy -Se da un golpecito en la cabeza- soy alguien que perdió la memoria pero no olvido como sentir, de algo estoy seguro con cada fibra de mí ser es que soy tuyo, lo he sido desde que te vi aquella noche en las vegas desde que te bese por primera vez te pertenezco. - acarició mis mejillas

Ni siquiera me había dado cuenta de que estaba llorando las palabras de killian habían tocado muy dentro de mi
¿Por qué no podía darme la oportunidad de amar?

No todos son Nicolás además tendría una ventaja el nunca me haría daño

- me encantaría ser tu novia

Killian no me dejó decir más palabras simplemente me beso este beso era diferente estaba cargado de amor era lento inseguro como si tuviera miedo a que me alejara de él y no fuera a volver

- gracias -susurro en mis labios haciéndome reir

- ya podemos comer me muero de hambre -dije y el comenzó a reir

Me gustaba killian, me gustaba todo de él que podría salir mal era perfecto y me amaba solo a mi

Después de comer y ver unas películas el se fue a sus prácticas la competencia estaba a la vuelta de la esquina por lo que decidi hacer limpieza puse un poco de música mientras limpiaba.

La puerta se abrió de golpe pero decidí seguir en lo que estaba de seguro era killian que había vuelto pero ¿Quién diría q me equivoqué?

- vaya vaya ni cuando estabas conmigo eras tan servicial - me congelé

- ¿Que haces aquí Nicolás?

- vine por mi mujer

- vete

Sentí un golpe en mi cabeza y todo se volvió negro

Killian

No veía la hora de volver a casa y ver a kalika la echaba de menos a pesar de que solo habían pasado dos horas desde que me fui baje del auto y camine hasta mi casa la puerta estaba abierta

Killian sintió un escalofrío recorrer su espalda al ver la puerta abierta. La inquietud se apoderó de él mientras avanzaba con cautela hacia el interior. La casa estaba en silencio, y la oscuridad parecía envolverlo como una sombra.

-Kalika... -llamó, su voz resonando en el vacío. No hubo respuesta.

Cada paso que daba lo acercaba más a la sala, donde la luz de la tarde apenas iluminaba el espacio. Su corazón latía con fuerza, y una sensación de urgencia lo empujaba a moverse más rápido.

Al llegar a la sala, se detuvo en seco. La escena que encontró lo dejó paralizado. Kalika estaba en el suelo, inconsciente, y a su lado, Nicolás se erguía con una sonrisa burlona en su rostro.

-¿Qué has hecho? -gritó Killian, su voz llena de furia y preocupación.

Nicolás se encogió de hombros, como si no le importara lo que había hecho. -Solo vine a buscar a mi mujer. No es mi culpa que no sepa cómo cuidar de sí misma.

Killian sintió que la rabia lo consumía. Se lanzó hacia Nicolás, pero este se movió rápidamente, colocándose entre él y Kalika.

-No te atrevas a tocarla -advirtió Killian, su voz temblando de ira-. Si le has hecho algo, te juro que...

-¿Qué? ¿La vas a proteger? -Nicolás se rió, pero su risa no llegó a sus ojos-. Ella no te pertenece, Killian. Nunca lo ha hecho.

Killian respiró hondo, tratando de calmarse. Sabía que debía actuar con inteligencia. No podía dejar que Nicolás lo provocara. Se agachó junto a Kalika, revisando su pulso y asegurándose de que estaba bien.

-Despierta, Kali -susurró, acariciando su cabello. La preocupación lo invadía mientras la veía tan vulnerable.

Nicolás se acercó, intentando intimidarlo. -No puedes protegerla para siempre. Ella necesita a alguien fuerte, no a un perdedor que no sabe ni quién es.

Killian levantó la mirada, encontrando los ojos de Nicolás. -No sabes nada de ella.

un escalofrío recorrer su espalda al ver la puerta abierta. La inquietud se apoderó de él mientras avanzaba con cautela hacia el interior. La casa estaba en silencio, y la oscuridad parecía envolverlo como una sombra.

-Kalika... -llamó, su voz resonando en el vacío. No hubo respuesta.

Cada paso que daba lo acercaba más a la sala, donde la luz de la tarde apenas iluminaba el espacio. Su corazón latía con fuerza, y una sensación de urgencia lo empujaba a moverse más rápido.

Al llegar a la sala, se detuvo en seco. La escena que encontró lo dejó paralizado. Kalika estaba en el suelo, inconsciente, y a su lado, Nicolás se erguía con una sonrisa burlona en su rostro.

-¿Qué has hecho? -gritó Killian, su voz llena de furia y preocupación.

Nicolás se encogió de hombros, como si no le importara lo que había hecho. -Solo vine a buscar a mi mujer. No es mi culpa que no sepa cómo cuidar de sí misma.

Killian sintió que la rabia lo consumía. Se lanzó hacia Nicolás, pero este se movió rápidamente, colocándose entre él y Kalika.

-No te atrevas a tocarla -advirtió Killian, su voz temblando de ira-. Si le has hecho algo, te juro que...

-¿Qué? ¿La vas a proteger? -Nicolás se rió, pero su risa no llegó a sus ojos-. Ella no te pertenece, Killian. Nunca lo ha hecho.

Killian respiró hondo, tratando de calmarse. Sabía que debía actuar con inteligencia. No podía dejar que Nicolás lo provocara. Se agachó junto a Kalika, revisando su pulso y asegurándose de que estaba bien.

-Despierta, Kali -susurró, acariciando su cabello. La preocupación lo invadía mientras la veía tan vulnerable.

Nicolás se acercó, intentando intimidarlo. -No puedes protegerla para siempre. Ella necesita a alguien fuerte, no a un perdedor que no sabe ni quién es.

Killian levantó la mirada

-no tienes ni idea pasado, lo que ha luchado para llegar hasta aquí. Kalika es más fuerte de lo que crees, y no voy a dejar que la manipules ni un segundo más.

Nicolás frunció el ceño, su sonrisa desvaneciéndose. -¿Y tú qué? ¿Crees que puedes salvarla? No eres más que un intruso en su vida.

Killian sintió que la rabia se transformaba en determinación. -No soy un intruso. Soy alguien que se preocupa por ella, que la apoya y la respeta. A diferencia de ti, que solo la ves como un trofeo.

Nicolás dio un paso hacia él, pero Killian se mantuvo firme, sin apartar la mirada. -Si no te alejas de ella, te aseguro que te arrepentirás.

En ese momento, Kalika comenzó a moverse, un leve gemido escapó de sus labios. Killian se agachó más cerca, su corazón latiendo con esperanza. -Kali, por favor, despierta. Estoy aquí.

Finalmente, los ojos de Kalika se abrieron lentamente, y su mirada se encontró con la de Killian. -Killian... -susurró, su voz débil pero llena de alivio al verlo.

Nicolás retrocedió un paso, su expresión cambiando de burla a preocupación. -¿Qué le hiciste? -preguntó, su tono más serio.

-Nada, solo estaba aquí cuando llegué -respondió Killian, sin apartar la vista de Kalika-. ¿Te sientes bien?

Kalika parpadeó, tratando de enfocar su visión. -Me duele la cabeza... ¿Qué pasó?

Killian le acarició la mejilla con ternura. -Estabas inconsciente. Nicolás... -miró a su alrededor, asegurándose de que no hubiera más amenazas-. Nicolás estaba aquí.

Kalika se incorporó lentamente, apoyándose en Killian. -Nicolás, ¿qué estás haciendo aquí?

Nicolás se cruzó de brazos, su actitud defensiva regresando. -Solo vine a hablar contigo, Kalika. Pero parece que no puedo ni siquiera hacerlo sin que este tipo se interponga.

-No quiero hablar contigo -dijo Kalika, su voz firme-. No después de loQue me hiciste tú me golpeaste por eso quede inconsciente

Nicolás se quedó en silencio por un momento, su expresión cambiando de desdén a sorpresa. Killian sintió que la tensión en el aire se intensificaba.

-¿Qué? -preguntó Nicolás, tratando de mantener la calma, pero su voz temblaba ligeramente-. Eso no es cierto.

Kalika lo miró con desdén, su voz temblando de indignación. -No me mientas. Recuerdo lo que pasó. Me golpeaste y luego me dejaste aquí.

Killian se puso de pie, protegiendo a Kalika con su cuerpo. -No te dejaré acercarte a ella, Nicolás. No importa lo que digas, no te creo.

Nicolás dio un paso atrás, su rostro enrojecido por la ira. -Tú no sabes nada de mí. No sabes lo que he hecho por Kalika.

-¿Hacerle daño? -replicó Killian, su voz llena de desprecio-. Eso no es amor.

Kalika se puso de pie, apoyándose en Killian para mantener el equilibrio. -No quiero más de tus mentiras, Nicolás. Estoy cansada de tus manipulaciones.

Nicolás se quedó en silencio, su mirada oscura y llena de rabia. -Esto no ha terminado. No puedes simplemente deshacerte de mí.

-No quiero que estés en mi vida -dijo Kalika, su voz firme-. Ya no.

Killian sintió que la determinación de Kalika le daba fuerzas. -Es hora de que te vayas, Nicolás. No tienes lugar aquí.

Nicolás miró a Kalika una última vez, su expresión llena de resentimiento. -Te arrepentirás de esto, Kalika. Siempre lo harás.

Con eso, se dio la vuelta y salió de la casa, dejando a Kalika y Killian en un silencio tenso.

Kalika respiró hondo, sintiendo que la adrenalina comenzaba a desvanecerse. -¿Estás bien? -preguntó Killian, su voz suave y preocupada.

-Sí, creo que sí -respondió Kalika, aunque su voz temblaba un poco-. Solo necesito un momento.

Killian la abrazó con fuerza, sintiendo que la conexión entre ellos se fortalecía. -No dejar

Dejaré que te pase nada el monte hará daño no de nuevo

-No dejaré que te pase nada, Kalika -repitió Killian, su voz firme y llena de determinación-. No permitiré que Nicolás te haga daño de nuevo. nnKalika sintió el calor de su abrazo y se aferró a él, buscando consuelo en su cercanía.

-Gracias, Killian. A veces siento que estoy atrapada en un ciclo del que no puedo escapar.

-No estás sola en esto -dijo él, mirándola a los ojos-. Juntos podemos romper ese ciclo.

Kalika respiró hondo, sintiendo que la tensión en su pecho comenzaba a desvanecerse.

-Es solo que tengo tantos secretos, y no quiero que me odies por lo que he hecho.

Killian la miró con comprensión.

-No te voy a odiar. Todos tenemos un pasado, y lo que importa es cómo elegimos avanzar.

-He estado enamorada de ti desde aquella noche en Las Vegas -confesó Kalika, sintiendo que las palabras salían de su corazón-. Esa noche fue especial para mí, y desde entonces, he querido ser honesta contigo.

Killian sonrió, su corazón latiendo con fuerza.

-Yo también me siento así. Esa noche cambió todo para mí.

Kalika sintió una oleada de alivio y felicidad.

-Entonces, ¿podemos dejar atrás el pasado y construir algo nuevo juntos?

-Sí, absolutamente -respondió Killian, su mirada llena de promesas-. No importa lo que haya pasado, estoy aquí para ti.

Kalika sintió que una nueva esperanza comenzaba a florecer en su corazón

. -Gracias por estar a mi lado, Killian. No sé qué haría sin ti.

-Siempre estaré aquí -dijo él, acercándose un poco más-. Juntos, podemos enfrentar cualquier cosa.

Con esas palabras, Kalika sintió que la conexión entre ellos se fortalecía aún más. Sabía que, aunque el camino por delante podría ser complicado, no tendría que recorrerlo sola.

-Quiero contartelo todo pero me da miedo no quiero perderte no quiero q te alejes

Killian la miró con ternura, sintiendo la vulnerabilidad en su voz. -Kalika, entiendo que tengas miedo. Todos tenemos cosas que nos asustan, pero quiero que sepas que estoy aquí para escucharte, sin juzgarte.

-Es solo que... -comenzó Kalika, sintiendo que las palabras se atascaban en su garganta-. He guardado tantos secretos y no sé cómo reaccionarás.

-No importa lo que me digas, no voy a alejarme de ti -aseguró Killian, acercándose un poco más-. Lo que más quiero es que seas honesta conmigo.

Kalika sintió que su corazón latía con fuerza. -¿Y si lo que te cuento cambia la forma en que me ves?

-No creo que eso pase -respondió él, su voz suave-. Lo que importa es quién eres ahora y cómo te sientes. Estoy aquí para apoyarte, no para juzgarte.

Ella respiró hondo, sintiendo que la confianza en él comenzaba a crecer.

-Está bien, lo intentaré. Solo necesito un momento.

-Tómate todo el tiempo que necesites -dijo Killian, sonriendo con calidez-. Estoy aquí, y no voy a ir a ninguna parte.

Kalika sintió una mezcla de alivio y determinación. Sabía que abrirse sería un desafío, pero también entendía que era un paso necesario para sanar y avanzar

. -Gracias, Killian. Tu apoyo significa más de lo que puedes imaginar.

-Siempre estaré a tu lado -prometió él-. Juntos, podemos enfrentar cualquier cosa. nnCon esas palabras, Kalika sintió que la carga en su corazón comenzaba a aligerarse. Sabía que, aunque el camino podría ser difícil, no tendría que recorrerlo sola.

-Tuvimos una hija tu y yo una niña que nació de esa noche en las vegas- murmura sin mirarlo -pero ella murió al nacer

Killian sintió que el aire se le escapaba de los pulmones al escuchar las palabras de Kalika.

Su corazón se hundió en un abismo de tristeza y dolor.

-¿Qué? -preguntó, su voz temblando-. Kalika, lo siento tanto...

Kalika se cubrió el rostro con las manos, las lágrimas fluyendo libremente.

-No sabía cómo decírtelo. Fue una experiencia devastadora, y me sentí tan sola.

Killian se acercó a ella, envolviéndola en sus brazos, deseando poder aliviar su dolor.

-No debiste cargar con esto sola. Siento mucho que hayas tenido que pasar por eso.

-Fue un momento tan difícil -dijo Kalika entre sollozos

-. La pérdida fue abrumadora, y no sabía si alguna vez podría compartirlo contigo.

-Kalika, no tienes que sentirte sola en esto -dijo él, su voz llena de compasión-. Estoy aquí para ti, y quiero que sepas que estoy contigo en cada paso de este proceso.

Ella levantó la vista, sus ojos llenos de tristeza y vulnerabilidad.

-No sé cómo seguir adelante. A veces siento que el dolor nunca se irá.

-Es normal sentirte así -respondió Killian, acariciando su cabello-. La pérdida de un hijo es algo desgarrador. Pero juntos, podemos encontrar una manera de sanar.

Kalika asintió, sintiendo que la conexión entre ellos se profundizaba.

-Gracias por estar aquí, por no alejarte.

-Siempre estaré aquí -prometió él, su mirada llena de amor y apoyo-. No importa lo que pase, enfrentaremos esto juntos.

Ambos compartieron un momento de silencio, permitiendo que el dolor y la tristeza fluyeran, pero también sintiendo la fuerza de su conexión. Sabían que el camino hacia la sanación sería largo, pero juntos podrían encontrar la luz en medio de la oscuridad.


Killian sintió un nudo en la garganta al escuchar las palabras de Kalika. Su corazón se rompía al ver el dolor y la culpa que la consumían.

-Kalika, no puedes seguir cargando con esa culpa -dijo, su voz suave pero firme-. No es justo para ti.

-Pero yo fui quien huyó -respondió ella, su voz temblando-. Si no lo hubiera hecho, tal vez las cosas habrían sido diferentes.

-No lo sabes -dijo Killian, acercándose más a ella-. No puedes culparte por lo que pasó. La vida es impredecible y a veces, no hay respuestas. Kalika se cubrió el rostro con las manos, sintiendo que las lágrimas caían sin control.

-No sé cómo seguir adelante. Me siento tan perdida.

-Está bien sentirse así -dijo él, envolviéndola en sus brazos-. No tienes que ser perfecta. Lo que importa es que estás aquí ahora, y que estás dispuesta a enfrentar esto.

-No quiero que me perdones tan rápido -murmuró Kalika, su voz apenas un susurro-. Siento que no lo merezco.

-No se trata de perdonarte rápidamente, se trata de entender que todos cometemos errores -respondió Killian, su mirada intensa-. Lo que pasó fue trágico, pero no define quién eres como madre o como persona.

Kalika lo miró, sintiendo la sinceridad en sus ojos. -¿Y si nunca puedo dejarlo ir?

-Entonces, estaré aquí para apoyarte en cada paso del camino -dijo él, su voz llena de amor-. No tienes que hacerlo sola.

Ella sintió una mezcla de alivio y gratitud.

-Gracias, Killian. No sé qué haría sin ti.

-Siempre estaré a tu lado -prometió él-. Juntos, podemos encontrar la manera de sanar y recordar a nuestra hija

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