Está escrito
"Es una escena curiosa. Por lo general, las escenas que deja atrás este asesino, suelen estar más ordenadas"; pensaba el detective Sánchez. Observa muy concentrado el cuarto de la joven universitaria, la última víctima. El asesino se cuela en los hospedajes universitarios y oportunamente asesina a la chica que encuentra en la habitación. La que tiene enfrente, viene a ser la número cinco. Lo curioso, es que hasta ahora ha tenido la suerte de encontrar a una chica sola. Por lo que Sánchez sospecha, que antes de cometer el crimen, depreda.
Esta escena es diferente, el desorden muestra que hubo lucha, una muy feroz; la joven se defendió, tuvo oportunidad de ver a su atacante y lo enfrentó. Pero al final, sucumbió a la muerte que el hombre le traía. "Tuvo que haber huido antes de que llegaran las otras jóvenes, así que los forenses analizan en busca de ADN". "Esta vez, ha cometido un grave error".
— Detective —, la oficial Vega no tiene idea de que interrumpió los pensamientos de Sánchez.
— Dígame oficial —. Contesta él suspirando.
— Encontré esto bajo las sábanas.
—Es un diario —. Sánchez levanta una ceja el diario de la chica no le parece relevante en el momento.
— Detective, debería ver esto. Lo que está escrito en este diario es perturbador.
La palabra "perturbador", llamó la atención del policía. Relajando su semblante, tomó un par de guantes y luego el diario encuadernado. La cubierta dura de color rosa, con la palabra "Diario" al centro y varias estampitas pegadas alrededor con detalles de flores, animales, incluso dragones y bestias feroces. Abrió la tapa y en la primera página, con una caligrafía limpia y detallada se lee: "Mis Sueños". En las siguientes páginas, la joven se había dedicado a relatar sus sueños. Ojeando brevemente, no le pareció encontrar nada fuera de lo normal; hasta llegar a una página con una fecha que le llamó la atención.
12 de abril.
He soñado con un hombre entrando en la habitación de una chica. La sorprendió en silencio y la estranguló con su antebrazo hasta casi matarla. Luego la tira sobre la cama y la apuñala. Una y otra vez. Me desperté cuando le escucho decir, "te lo mereces, maldita".
La oficial tenía razón, era algo perturbador. Porque estaba describiendo la forma en que el asesino había matado a las víctimas anteriores. Buscó la siguiente fecha conocida.
16 de mayo.
He vuelto a soñar con el hombre. Es un hombre alto, creo que es joven, como la chica a la que le hace lo mismo. Solo puedo verlo como una sombra, solo el cuarto es diferente, la cama también. Pero incluso también le dijo: "te lo mereces". No sé qué significan estos sueños y me están asustando mucho.
Sánchez busca una tercera referencia. El detalle del tercer crimen era tan certero que sintió algo de escalofrío. Ya no le cabe duda. Esta chica estaba soñando con los asesinatos. Al parecer en sueños, veía lo que había ocurrido, probablemente en el mismo momento en que ocurría. "Había escuchado de estas cosas, premoniciones, creo que le llaman"; pensó. La descripción era tan fiel a lo que los investigadores, incluyéndolo a él, habían concluido, que no pudo más que concluir que esta joven o era una médium o era cómplice.
La tercera víctima, del 8 de junio, intentó liberarse y sacudió las piernas violentamente hasta que la sofocación la dejó sin sentido. Luego, como las veces anteriores, el atacante procedió a apuñalarla. Lo único que el detective desconocía, era el detalle de que a cada víctima le decía: "te lo mereces".
Sánchez cerró el diario y se dirigió a la salida. El equipo terminará.
—Bien hecho oficial Vega. Esto es algo muy revelador.
Cuando salía del hospedaje, la multitud de curiosos reunidos era notablemente grande y en su mayoría jóvenes que contemplan el espectáculo y comentan unos con otros. Sánchez se fijó tranquilo, pero concentrado en los grupos. Sabe que, aunque parezcan una multitud, los jóvenes se reúnen en grupos de amigos y muy pocos andan solos. Se fija muy bien, mira con detenimiento. Está buscando, porque él sabe que este crimen es diferente, porque había otro motivo.
"Ahí estás"; pensó con algo de satisfacción. Entre los grupos, un joven alto vestido con una chaqueta negra se mueve entre las personas casi sin mirar. Parece no prestar atención, pero no es cierto. No se aleja, sino que se asoma en los espacios entre grupos, mirando de reojo como pretendiendo no tener interés. El detective le sigue con la mirada, tratando de grabarse su semblante.
De regreso en la oficina, Sánchez solicita que la oficial Vega, se reporte con él. Ya tiene una teoría de por qué el diario describe con tanto detalle los crímenes.
—¿Cómplice? —pregunta la oficial desconcertada.
—Piense oficial —. Los detalles en el diario son prueba de que la autora estaba presente en los asesinatos. Probablemente cooperó.
—Tiene sentido —. Dice Vega con cierta decepción en su voz.
—Déjeme decirle lo que creo que sucedía —, le dice Sánchez.
«El asesino y esta última víctima, eran conocidos, incluso pudieron haber sido pareja. Por alguna razón, las víctimas le hicieron algo a la chica o a ambos. Lo que provocó que decidieran cometer estos crímenes, para desquitarse. Así que todo tenía un motivo más mundano que el de un asesino en serie.»
—Sólo hay un detalle que no ha notado. ¿vio lo que escribió anoche?
Sánchez miró el diario que está sobre su escritorio. Reconoce que no continuó leyendo y se enfocó en seguir la investigación en la dirección de sus sospechas. La oficial le señala el libro y el detective lo toma para leer lo que dice.
12 de julio.
He soñado que el hombre entró a mi habitación. Esta vez le he visto de frente, pero sigue siendo como una sombra difusa, Ahora sé que todo lo que sueño es real. Sueño con lo que él hace. Porque es mi mejor amigo. La vez anterior me di cuenta de que la victima era Patricia, la pobre Paty. No entiendo porqué lo hace. Pero el sueño es tan vívido que siento que debo hacerle caso y huir.
Porque va a entrar y se lanzará sobre mí, pero como ya sé lo que va hacer, lucho con él. Logro cortarle la mano con el abrecartas, pero es muy fuerte para mí y me domina me tira en la cama y me lo dice todo, mientras me apuñala. Dios, en el sueño, podía sentir la presión de su mano en mi boca y cada una de las puñaladas hasta que despierto. No puedo creer que Gustavo, nos hiciera esto sólo por una broma. Nunca pensé que él se pondría así. O tal vez, ya era así y no lo notamos.
Debo irme, antes de que me encuentre.
La chica fue asesinada esa misma noche, mientras esperaba a su madre que iría por ella. Por eso estaba sola en el hospedaje. Sánchez sintió que los bellos se le erizaban. No es posible. Ella había predicho su propia muerte.
Sánchez no perdió más tiempo, comenzó a hacer llamadas y se puso en camino hacia el sector universitario. Cuando salió, no dijo nada, dejando a la oficial Vega con desconcierto. El detective recibió los datos que requirió en su móvil y se dirigió a la casa del presunto asesino. Sabía que lo escrito en el diario no podía ser tomado como prueba, pero probablemente podría arrestar a Gustavo Díaz y hacerlo confesar en el interrogatorio.
Cuando llegó a la casa el joven le recibió sin ninguna muestra de sorpresa. Efectivamente era el joven que había visto entre los curiosos. Tal y como decía en el diario, tenía una herida en la mano. Estaba tranquilo y se mostró dispuesto a cooperar. Sólo pidió tiempo para vestirse mejor. Todo parecía ir bien, así que no sería necesario pedir refuerzos. Si el joven no sospechaba, saldría con él sin resistencia...
El golpe en la cabeza fue bastante fuerte, lo único que evitó que Sánchez cayera desmayado, fue su corpulenta fisionomía más resistente que la del joven, que remató su ataque empujándolo y haciéndolo caer de bruces. Instintivamente, Sánchez trató de buscar su arma, pero el joven alcanzó a herirlo en la mano y la pisó. Fue cosa de segundo; el detective se vio al borde al ver a su sospechoso dispuesto a apuñalarlo, cuando el sonido de un disparo sorprende a ambos hombres.
Gustavo tardó un momento en darse cuenta de que estaba herido. El dolor le hizo soltar el cuchillo y cayó retorciéndose de dolor. La oficial Vega, se acercó al asesino y pateó el arma de este. Gustavo Díaz, se agarra el brazo como si temiera que se le fuera a caer. El detective Sánchez, no mostró piedad y esposó al joven sin considerar la herida, que apenas era un rasguño. Las patrullas comenzaron a llegar.
—¿Cómo supiste dónde encontrarme? — Le preguntó Sánchez a la oficial, una vez todo estaba en orden.
Por respuesta, Vega sacó el diario de su patrulla y abriéndolo casi por el final,le mostró al detective las páginas y él las leyó, cada vez más sorprendido con lo que iba leyendo. La anotación tenía la fecha de ese mismo día. La dueña del diario ya estaba muerta.
13 de julio
...
...
... el detective ve como Gustavo levanta el cuchillo para apuñalarlo, cuando el sonido de un disparo los sorprende a ambos. La mujer policía...
—Estaba escrito — dice la oficial.
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