microcuento 2
Título: De cómo se puede ser triste en un día.
Autor: Ivy Rey
Elenco:
Marien Woods proyectada por Katherine McNamara
Cameron Dallas proyectado por El mismo
Shawn Mendes proyectado por El mismo
Magcon proyectado por Ellos mismos
Palabras: Competencia y Triste
Categoría: Fanfic
Desarrollo:
Hoy a llegado el día del dichoso concurso, de hecho fue un milagro que Marien lograra entrar a dicha cosa. Sinceramente todo se lo debe a su padre, quien la ha apoyado en todo hasta soportado sus berrinches, lloraderas, los gritos, el enojo, la impotencia y felicidad que hace por su más grande adoración: Magcon. Que significa "Meet And Greet Convetion". Hacía todo eso por la cosa de que nunca habían pasado por su estado Alabama.
Hace meses que estaban en el estado vecino, solo que ella no alcanzo boleto. Y cuando su estación favorita anuncia que harían un concurso para ganar entradas, Marien enloqueció mas de lo que ya estaba. Ese día ella lo recuerda a la perfección.
La escuela le hizo el karma en las vacaciones obligándola a ir a sus cursos de verano. No recomendaba retrasar materias de nuevo. Ese día llego más agotada de lo posible, habían hecho apoyo social a la comunidad donde se ubica la preparatoria. Recogiendo basura, plantando césped nuevo e incluso ayudando a la guardería.
Eso a Marien no le agradó por el hecho de que no soporta los infantes, su relación con ellos no es lo mejor y punto final.
Traía consigo un dolor cabeza inmenso que pensó que le explotaría en cualquier momento. Tiro la bolsa a un lado de la isla de la cocina y se dirigió al sofá grande qué hay en la sala-comedor. Pero de rato su padre, Mark, llega y con una sonrisa casi parecida al del gato ese que sale en Alicia el país de las maravillas. Por un momento le dio miedo.
— Ni adivinas que — expresó su padre colocando el maletín en la isla de la cocina casi cayéndose por el bolso de la pelirroja.
— ¿Qué? — pregunta sin emoción alguna la muchacha haciéndose ovillo en el sofá.
— Tu estación favorita hará un concurso para conseguir boletos de... — y hace como que toda unos tambores — ¡Magcon! —
— ¿Qué? — exclama la chica casi tirandose de su lugar por la alegría — ¡Oh por Dios! ¡Por los santos dioses del monte Olimpo que escucharon mis plegarias! — grita ella mirando al techo gris.
Mark se ríe por la actitud de su hija, él siempre adorará verla sonreír aunque sea por esas cosas.
La pelirroja salta, corre y abraza a su padre; dejándolo, literalmente, sin aire. Luego se separa, y le da un beso en la mejilla para consiguiente correr a su habitación y saber más del dichoso anuncio de la estación.
Ese día fue el mejor de su vida desde que su madre los abandono.
Hoy, el esperado día, ha llegado. Marien se arregla una vez más de manera nerviosa frente a su espejo de cuerpo completo. Su cabello zanahoria caía por su espalda sin ningún cuidado, su atuendo consistía en unos jeans celeste casi decolorados, una blusa blanca y arriba de ella una camisa negra a cuadros grises mientras de calzado solo traía sus botas militares negras. De sus cara solo se colocó algo de rubor, no es fan del maquillaje para nada del mundo.
Lo detesta, es su peor enemigo. Y también le recordaba esos días en los que su madre se sentaba horas frente al espejo para lucir bella de la cara.
Con un intento de sonrisa sale de la habitación cargando con su bolsa de siempre, una negra que no parecía de dicho color por tantas lavadas que le llega por la rodilla gracias a la correa larga que tiene.
Su padre ya estaba afuera del edifico, recargado en el auto y viendo si celular mientras esperaba a su hija.
— ¿Lista? — le pregunta cuando está lo suficientemente cerca del auto.
— Eso creo — responde ella rodeando el Jetta y abriendo la puerta del copiloto.
Mark se encoge de hombros y sube al auto. Lo enciende y sin esperarse Marien enciende la radio.
— Amo esta canción — exclama ella alegre al escuchar las primeras melodías.
— Tu amas todas las canciones — murmura su padre dando al acelerador cuando el semáforo se pone en verde.
— Chicos y chicas — habla el tipo de la radio — Está fue la canción las votada a través de Twitter y hoy se la traemos. She know what she doin' de Aaron Carpenter —
Ante la mención del chico, hace que la pelirroja grite de la emoción y suba el volumen. Cantando a todo pulmón cada palabra sin pausa alguna.
Mark también canta alguna partes, solo la que se sabe, porque su hija la escucha a cada rato que se la ha aprendido por accidente.
Llegando al lugar donde sería el show y el concurso. (Si se realizaría en el mismo día, dichosos los que organizaron eso). Marien y Mark bajaron al mismo tiempo del Jetta. Solo dejarían pasar a la chica sola.
— Mar — le llama el señor rubio — Si no llegas a ganar, no te preocupes, la vida te recompensará con más cosas — y le sonríe de oreja a oreja abrazándola rápidamente.
La pelirroja asiente, guardándose mentalmente la frase y se marcha a la puerta que marca en palabras grandes CONCURSO. Con una gran respiración, entra a lo que ella imagina que es el espacio de los camerinos y del staff.
En el pasillo se encontraban alrededor de quince chicas. Todas se miraban nerviosas, ansiosas y con ánimos se seguir si no ganaban. La esperanza es lo último que se pierde es lo que su padre le dijo después de que su madre les dejará.
— Marien Woods — mencionan su nombre después de que una chica saliera con la mirada perdida.
La pelirroja toma una bocanada de aire, aprieta su agarre a la correa y camina con los hombros encogidos al camerino.
Dentro de el había diez chicos, una chica de rulos rojos y un señor moreno.
— Buenas tardes, señorita, soy Bart Bordelon — habla el mayor de la sala — Y esto es Magcon. Para ganar el concurso lo único que debes de hacer es impresionarlos, si lo logras, ganas. Así que muéstranos lo que tienes —
Mar se queda con cara de confundida. No pensó que el concurso consistiría en otra cosas o algo más sencillo. No mostrar su talento nato, si es que tenía.
— Uhm — logra decir — Okey — par alegó sacarse la bolsa y dejarla en el piso — Solo necesitaré una guitarra —
El señor asiente y hace que uno de los chicos saque el instrumento de Dios sabrá dónde lo sacaron. Luego el mismo chico de camisa a cuadros rojos y negros con una playera blanca se lo entrega.
— Gracias — y él asiente.
Sin más, comienza a tocar. Primero para verificar los acordes y saber si están bien. Después, empieza a mover sus dedos entre las cuerdas.
— Tell me that you'll turn down the man — canta aún con los nervios a flor de piel — Who asks for your hand, 'cuz you're waiting for me. And I know, you're gonna be away a while — sigue cantando pero ahora con los ojos cerrados — But I've got no plans at all to leave. And would you take away my hopes and dreams? Just stay with me — al intentar hacer la nota aguda, un gallito le sale.
Es lo único que no ha logrado, hacer las notas bajas por su voz es contralto, y muy difícilmente puede hacer esas notas.
Solo una pequeña risa se escucha. Sacando un poco de onda a la chica, perdiéndose en la canción.
— Cause you are the only one — termina de cantar antes de levantarse y tomar sus cosas.
La risa se hizo más grande siendo seguida por otras dos. Quebrando el corazón de la joven. Asimismo un nudo se iba creando en su garganta.
— Lamento haber sido una pérdida de su tiempo pero lo por lo menos fueron educados no como Cameron, Carter y Taylor — exclama la chica con rastros de enojo — Está competencia fue un hecho innecesario en mi vida — se coloca la bolsa en su hombro y deja cuidadosamente la guitarra en el piso — Y por las dudas mi voz es contralto, difícilmente puedo hacer notas bajas pero de perdido se cantar — lo último dice mirando a cierto chico de piel bronceado con los ojos abiertos.
Con eso último, gira sobre sus talones y marchándose de la sala, cerrando la puerta sin ningún cuidado. Dejando a las doce personas en el cuarto con la boca abierta.
Y otros tres con sus conciencias llenas de culpa.
De sus ojos querían salir varias lágrimas por la impotencia pero se las limpia de manera rápida y busca a su padre, quien está sentado en las escaleras observando de su celular. El rubio levanta su mirada, girando levemente y encuentra a su pelirroja con los ojos rojos, a sabiendas de querer llorar.
Él sólo se levanta y extiende los brazos. Ella corre ante tal gesto y aprieta sus brazos alrededor de la espalda de la única persona en su vida. Y es como si su día se pusiera más triste de lo posible. Se separa de Woods mientras se seca las lágrimas que lograron escaparse.
— ¿Sabes? — pregunta el señor con un gesto divertido — Han abierto un Wendy's en unas tres cuadras, podemos ir y ahora sí afirmar que hemos ido a cada Wendy's en el estado de Alabama. Hasta podríamos tener un récord guiness —
Eso saca una pequeña risa a la pequeña Woods. Y ella asiente repetidas veces.
— Creo que eso me alegraría — afirma la chica.
Estaban a punto de dar un primer paso al Jetta cuando la puerta de donde salió Marien, se abrió. De ella salió el chico que le dio la guitarra, Shawn Mendes. Mar frunce el ceño, no esperaba verlo por ahí a pocas horas de la función.
El chico camina tímido hacia la chica y su padre. Saluda al señor con un movimiento de cabeza.
— Amm, Marien — saluda el castaño — Bueno, entre Maho, Aarón y yo decidimos que fuiste una gran impresión para nosotros y que te queremos dar el boleto que se nos ofrece para alguien de la familia o amigos cercanos — menciona con pena el chico.
Marien sonríe y posa una mano sobre el brazo de Shawn.
— Gracias pero mejor iré con mi padre, ¿no quieres ir a Wendy's? — le ofrece la pelirroja.
El se encoge de hombros — Porque no — y se va con ellos.
Al último, dentro del carro, saluda correctamente al padre de Marien. Y este no pierde su momento para avergonzarla.
— ¿Sabes qué mi hija te habla entre sueños? — es lo que dice mirando al chico por el espejo retrovisor — Canta tus canciones dormida, inclusive una vez escuché que dijo "Si, acepto ser tu esposa" —
— ¡Papá! — grita con indignación la chica.
Aquello saco una carcajada del cantante.
Palabras del relato: 1760
Palabras en total del capítulo: 1814
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