Soberbia: The Final.
No había manera de resistir a un beso.
Ambos podían compartir un poco de calor entre belfos, sentir ese calor que comienza a recorrer sus cuerpos. Jeongguk sonrío entre el beso cuando su punto débil fue encontrado; ese punto que lo volví dócil y tranquilo.
Jimin movió una mano a sus mechones azabache, los acarició mientras sus labios se encontraban con más descaro con el dueño de estos, solo le provocó un leve jadeo en medio del beso.
Al humano le fascinaba que acariciaran su cabello mientras era besado pero jamás supo que Jimin sabía sobre su punto débil y aunque nunca se lo confesó, ese hombre rubio ya lo sabía con solo observarlo a los ojos.
La habitación permanecía fría pero sus pieles son suaves y calientes cuando poco a poco sienten sus torsos desnudos luego de quitar sus ropas superiores.
Jeongguk, aún amarrado en sus muñecas al respaldo de la cama, jamás luchó por resistirse y dejó que ese rubio lo besara.
Quería que tomara su venganza por tratarlo tan mal por años, por ser un soberbio con él todo el tiempo, quería que lo obligue a disculparse con él.
—Jimin, realmente lo siento, no sabía que podía ocurrir esto. Perdóname.—Su tono fue suave y gentil con el nombrado entre el beso que ambos compartían suavemente.
El rubio sonrío y acarició su mejilla con delicadeza mientras sus ojos rojos se fijaban directamente en los contrarios. Rostros realmente cerca del uno del otro hasta sentir la respiración mutua.
—Puedo perdonarte si me dejas...—Y su bella voz se acercó al oído del azabache, sorprendiendo a este con las siguientes palabras.— devorar tu alma.
Nunca supo en que momento todo fue diferente como hace segundos antes. Su mente voló y regresó cuando su cuerpo comenzó a sentir el calor de una llama lo rodeó de pies a cabeza, sus ojos se cierran y sus labios se abren para expulsar el jadeo que determina cuan bien se siente ser dominado por un ser no-humano, que se ocultaba detrás de una apariencia tímida y indefensa.
Es mucho más que simples ojos rojos que pueden aún acecharlo de cerca con cada mirada que le da en medio de un beso que ambas lenguas se unen sin cesar, formando una danza mortal pero parecida a un ritual alrededor de las llamas del placer.
Sus cuerpos como llamas y sus lenguas como bailes.
Puede perdonarlo por su actitud soberbia con cada beso que le da en su rostro pero lo ilusiona porque sus colmillos se hunden en la piel de su cuello por sorpresa.
Jeongguk suelta un grito algo desgarrador cuando la mordida se siente muy fuerte en su cuello y sus brazos luchan por safarse de la atadura pero no puede. Está indefenso.
Jimin se ríe en su oido cuando se aleja de su cuello y rápidamente su lengua acaricia su cuello en busca del resto de la sangre que brota allí por causa de los colmillos.
Sangre dulce.
El azabache no puede hacer nada más, solo sentir como su cuerpo se acostumbra al momento incluso cuando con un chasquido de dedos de ese infernal, toda su ropa es despojada.
Traga duro cuando su cuerpo responde a todos los estímulos que ese infernal le da. Su miembro puede sentirse duro cuando cada fricción contra el trasero del contrario ocurre. Su piel desnuda con la ropa de ese rubio.
Su culo aún vestido lo pone duro con el movimiento de sus caderas en círculos mientras su manos suave acarician sus pectorales.
Con los finos belfos entreabiertos, deja escapar pequeños jadeos mientras siente como esos movimientos y sus toques lo calientan de una manera que jamás sintió antes con una mujer.
La primera vez con un hombre no humano.
Sus ojos conectan con el infernal y se da cuenta como el infierno arde en el reflejo de sus ojos. Él puede mostrarle como se ve este mismo en carne viva.
Muerde su labio inferior cuando la lengua de ese no-humano baja desde su cuello hasta su abdomen con besos cortos que también dejan su marca de labios como si fueran lápiz labial pero en realidad quema su piel de manera placentera con ellos.
—No sabes cuánto he pensado en hacerte esto.
Susurró el rubio mientras bajaba sus pantalones con su ropa interior y rápidamente alineó el miembro de humano en su entrada pero este se asustó cuando no hubo preparación previa. Pensó que podía dolerle, se preocupó desde su lado hetero que se acostaría con un hombre y también estaba por entrar en él.
—No, no, no..
Negó, apretó los barrotes del respaldo del cama entre sus manos y movió su cabeza de un lado a otro, negando lo que estaba por ocurrir. Nada pudo evitarlo, nadie puedo evitarle soltar un fuerte gemido cuando las paredes estrechas de ese infernal lo devoran completamente y no puede evitar morder su labio.
Creyó que sería doloroso el tamaño de su miembro para ese rubio pero solo fue una preocupación en vano. Ese Infernal comenzó a disfrutar de su cuerpo con cada círculo que su cadera dibujaba sobre él y se pronto también saltaba en busca de más placer mientras se jalaba el cabello rubio como si se sintiera enloquecer por probar un humano por primera vez.
El azabache solo podía dejar que ese rubio se sirva todo el placer que deseaba de su cuerpo tranquilamente mientras le regalaba sus gemidos roncos con cada penetración que lograba el contrario sobre él. Podía sentir, una y otra vez que esas paredes lo toman también y le dan el calor que jamás sentirá en su vida de ahora en adelante.
En un impulso y con una mente nublada de placer, sus caderas son empujadas hacia arriba al mismo tiempo que el rubio salta y siente mucho más placer. Sus muslos gruesos y fuerte ayudan a su cadera a impulsar hacia arriba buscando embestirlo con rudeza.
El rubio pasa su lengua por sus gruesos belfos y se acaricia todo su torso frente a los ojos lujuriosos del humano, tentandolo a probar su piel pero no puede cuando sus brazos están atados.
Cada vez más se escuchan como sus pieles chocan y chapotean con el sudor que comienza a surgir. Los gritos y gemidos altos resuenan en la habitación llena de calor como un inferno.
—¡Por favor! ¡Dime qué me puedes alabarme! ¡Alaba mi cuerpo, alaba mi placer! ¡Aah! ¡Alabame!—Era lo que pedía aquel Infernal entre gritos de placer mientras sus caderas no se detienen con sus movimientos sobre el cuerpo ajeno.
El humano no respondió, solo se mantenía ocupado como su mente en el objetivo de buscar ese adictivo placer que su cuerpo sentía. Se sentía como una droga. Caliente y adictiva.
El no-humano volvió a repetir.
—¡Alabame! ¡Alabame! ¡No puedo resistir más!—Su tono de voz no era acordé a su apariencia cuando se volvía gruesa y luego gemía con tonos agudos cuando dijo lo siguiente..—¡Necesito que alguien me alabe, necesito que me cogas fuerte mientras me repites que me alabas!
Alabarlo es el último paso para devorar su alma, llevarlo con él todo el tiempo y jamás ser separados. Pero el humano puede estar cegado de placer pero jamás sería tan idiota para ser engañado de esa manera.
Su error fue reírse del Infernal mientras aún movía sus caderas, embistiendo con fuerza mientras soltaba una carcajada hechando su cabeza hacia atrás, hundiendola en las almohadas.
Se estaba burlando de él, se burlaba de un ser que era más poderoso que él y que si quería podía asesinarlo con solo chasquido los dedos.
El rubio llevo una mano rápido a su cuello y lo apretó con molestia mientras sus colmillos lo amenazaban con asesinarlo.
—¿Te atreves a burlarte de mi? Sabes que no te he perdonado del todo.
—Se- se que por dentro lo has hecho, eres muy ingenuo. —Otra intento de risa de burla fue la que el azabache intentó pero su cuello fue apretado antes de reírse nuevamente y solo sentía que el aire era escaso.
—Entonces es así como quieres jugar.—Sus ojos ya no son rojos, se vuelven oscuros como la oscuridad de la noche y de un momento suelta el cuello de ese humano para reemplazar el agarre con una correa que aparece rápidamente.
El rubio jala de la cadena como si ese humano fuera un perro y ahora tiene solo que dominarlo como el quiere.
—Eres un perro, eres como uno que no han dominado aún y siente que puede salvaje con todos lo que le intentan dar de comer. No te preocupes, puedo ayudarte a cambiar.
El azabache arqueo una ceja con burla y jamás se esperó que el rubio pueda jalar su cuello a través de esa cadena. Sus rostros de encontraban cerca ahora y sus manos fueron libres de las ataduras pero cuando quiso quitar aquella cadena de su cuellos, sus palmas fueron quemadas.
El infernal soltó una pequeña risilla divertida.
—Voy a dominarte.
𝐒𝐎𝐁𝐄𝐑𝐁𝐈𝐀: 𝐓𝐇𝐄 𝐒𝐄𝐑𝐈𝐄𝐒
Su móvil sonaba y vibraba por causa de una llamada de su mejor amigo, quien con desesperación no dejaba de marcar su número encontrándose en la estación de policías.
El policía frente a él le trajo un vaso con agua para que pueda redactar todo con mejor detalles y si no lo hacía, estos no lo podían ayudarlo correctamente.
Mientras tanto, Jeongguk conocía el infierno y aunque se rehusaba a ser dominado, Soberbia luchó en contra del rubio.
Soberbia permanecía dentro del azabache hace mucho tiempo y se rehusaba a dejarlo para intercambiar lugar por Jimin, quien retó al pecado a ser dominado.
—¡Soberbia! ¿Quien crees que eres para enfrentarte a mi de esta manera? Puedo verlo, en tus ojos se refleja a soberbia dentro de ti. Estoy aquí para sacarla de tu cuerpo.
Pero Jeongguk luchó intentando quitarse aquel collar de su cuello y la cadena que lo jalaba sin importar que sus manos quemen al tocarla. No quería que soberbia se fuera de su interior, era lo que lo complementaba.
—¡No dejaré que tomes a soberbia!
—Entonces será por las malas.
De un momento a otro, el rubio chasqueo los dedos y ambos estuvieron en la bañera con agua fría. El infernal sobre el humano sin dejar de jalar la cadena mientras este era cubierto por todo el agua fría.
—Escupe a soberbia, es por ella por lo cual no puedo devorar tu alma. Te proteje de mi.
El azabache luchaba para no ahogarse en el agua de la bañera mientras movía sus brazos hacia todos lados buscando de dónde agarrarse para poder salir a la superficie..
El rubio volvió a mover sus caderas cuando nuevamente dejo que el humano vuelva a sentir el mismo placer de antes, él dentro del Infernal mientras sus paredes lo apretaban de nuevo.
Soberbia luchó esta vez, cuando tomo el lugar del azabache y trató de que el rubio se quitará de encima pero solo podía seguir el placer que sentía cuando las caderas de ese infernal se movieron en círculos mientras sus labios soltaban gemidos mezclados de expresiones de placer.
El agua fría de la bañera comenzó a teñirse de negro cuando soberbia insistía por luchar para salir del agua pero el infernal fue más rápido y con sus siguientes palabras; lo contuvo.
—¡Ah! ¡Por el infierno, te obligó abandonar ese cuerpo ahora mismo!—Y jalo de la cadena y la enrollo en su mano mientras sus colmillos amenazaban con morder.—¡Deja su cuerpo, soberbia! ¡Deja de protegerlo y entrégame su alma!
Y finalmente dejó de luchar bajo del agua hasta que el mismo agua se tornó completamente oscura. El silencio dió a entender que soberbia fue obligada a salir del cuerpo cuando toda el agua se manchaba de ese pecado.
Jeongguk salió del agua gracias al rubio que lo jaló hacia su rostro y observó como descansaba tranquilamente hasta que sus ojos volvieron a conectar mutuamente de nuevo.
El azabache sonrío travieso y llevo sus manos hacia el rostro contrario para tomarlo, sus labios se aproximaron a los ajenos para besarlo en un beso apasionado cuando su cuerpo se sentía listo para otro lo ocupará. Quería que el rubio finalmente devorara su alma.
La cadena desapareció, ambos cuerpos cambiaron de posición. El humano ahora mismo se movió brusco para recostar en el agua al rubio y sin importar, sus caderas se movieron de atrás hacia adelante en un vaivén fuerte.
No perdió tiempo en subir las piernas sobre sus hombros y comenzar a embestirlo mientras sus finos belfos buscaron los grueso belfos ajenos, que ahora podía disfrutar de los gemidos que estos soltaban contra sus labios con cada arremeter que hacía su cuerpo contra el otro.
El sonido del agua siendo movida por los movimientos brusco no era motivo para opacar los gritos de placer del rubio, quien dejó de besar a su humano para morder nuevamente su cuello mientras su cuerpo se sentía cada vez más satisfecho y incapaz de resistir un minuto más.
Sus cabellos rubios fueron peinados hacia atrás mientras su cuerpo se movía bruscamente. Sus rostros tan cerca y sus ojos podían observar el mismo infierno reflejado.
No podía evitar realizar su siguiente paso, solo tenía que morder su muñeca con su colmillos, luego se la llevó a los labios gruesos y chupó su propia sangre de infernal con la que después formó un beso sangriento.
El azabache aceptó su sangre, la bebió entre el beso con su ceño fruncido cuando no sabía muy bien esa sangre pero igualmente logró sentir como está quemaba su garganta pero el beso entre ambos desvío sus quejas.
Cuando el beso fue roto por el humano, el rubio se sorprendió ante sus palabras en su oido.
—Por favor, no me dejes. Te doy mi cuerpo, es tuyo, quédate conmigo.
Es todo lo que necesitaba para poder devorarlo. Es todo lo que sus oídos querían escuchar cuando ganó contra soberbia. Lo única que hizo fue reír entre sus labios cuando otro beso fue comenzado y resistió un poco más cuando finalmente el humano llegaba a su límite gracias a su cuerpo.
Las paredes apretaron su miembro demasiado fuerte como para permitirle correrse y finalmente estar atados en cuerpo pero también alma. Acababan de realizar un ritual que solo el infernal sabía que funcionaba de esa forma.
La mano de el rubio acarició la espalda de Jeongguk, cuando esté cayó rendido sobre su pecho, y un pentagrama invertido de color rojo se dibujó en la piel de este. Pudo escuchar que le dolió cuando esté se quemó en la suave piel pero luego sano.
[...]
Cuando despertó se encontró en una bañera de agua oscura y no recordó como acabó allí pero solo podía asegurar que quería hacer; era rasgarse la espalda cuando sentía algo que le picaba en esta pero luego nada más salió de la bañera observando lo desnudo que se encontraba.
En el piso de abajo de la casa aún se oía la música fuerte y los gritos de todos los estudiantes divirtiéndose.
Confundido, observó todo el baño hasta que encontró su ropa en la tapa del retrete y se la colocó rápidamente cuando pensó que alguien podría entrar al baño, y encontrarlo de esa forma. Sería vergonzoso para él.
Cuando salió del baño, muchos estudiantes que cruzaron en su camino lo felicitaban con una sonrisa pero él no comprendía porque hasta que bajó por las escaleras revisando su móvil repleto de llamadas de su mejor amigo, quien ingresó en la casa sin ninguna ayuda de la policía y se encontró con Jeongguk entre la multitud de personas.
—¿Por qué-
Taehyung no comprendía nada de lo que sucedía. Todos allí continuaban la fiesta como si nunca hubiera acabado cuando realmente el castaño se marchó de la casa sin su mejor amigo como todas las personas cuando la fiesta terminó hace momentos atrás.
La policía jamás le creyó lo que había contado y por eso mismo regresó a la casa encontrándose nuevamente una fiesta que jamás había acabado.
Jeongguk lo tomó del brazo con un rostro neutro y luego sonrío como si nada ocurriera.
—¿Dónde estabas, Tae? Creí que no vendrías a la fiesta.
El castaño lo observó extraño y luego respondió confundido.
—Te equivocas... Eres tú quien no quería venir a esta fiesta porque odias a Jimin.
El celo fruncido del azabache fue de confusión cuando jamás supo de un Jimin en su vida, solo recuerda que la fiesta ahora mismo ocurría en su casa.
—No conozco ningún Jimin. ¿Estás ebrio, Tae?—Dijo Jeongguk entre risas mientras tomaba una cerveza que una chica le extendió y luego otra a Tae. La chica desapareció en cuanto hizo su trabajo.
—N-no, ¿Que hay de tí?
—Estoy bien.—Dijo el azabache con tono calmado como si no fuera él realmente y el castaño se permite sospechar de él.
Porque definitivamente Jeongguk desvío su mirada del rostro de su mejor amigo para observar la fiesta mientras sus ojos se volvían rojos levemente pero nadie se percató de esto.
Quizás debería ser una historia correcta para ambas almas pero lastimosamente está no es la historia. El anciano de volvió a equivocar como esas almas y podía observar todo en su bola de cristal.
Al día siguiente, Jeongguk sonrío en el espejo del baño de la universidad y cuando se vio en el reflejo, jamás esperó verse a él mismo cuando el reflejo era de Jimin.
El alma del rubio vivía dentro de Jeongguk y por ende, este nunca existió para el azabache. Todo lo que Taehyung vio esa noche en la fiesta fue motivo para ir a un psicólogo cuando comenzó a creer que estaba enloqueciendo.
En realidad, el infernal logró crear una realidad para Taehyung que otros no veían y por eso mismo, los policías nunca creyeron en él porque esto nunca ocurrió.
Jimin tomó el tiempo en el que castaño era engañado y deliraba dentro de la casa, creyendo que se había marchado en busca de ayuda policial pero se mantuvo todo el tiempo bebiendo una cerveza sentado en un sofá.
La mente del castaño lo tenía ocupado con su imaginación mientras Jeon fue finalmente poseído y devorado para que Jimin viviera en él para siempre.
Esa misma noche, nadie sabe que le ocurre a Jeongguk porque ya no es soberbia cuando ahora era Jimin dentro de su cuerpo de por toda su vida
Los años pasaron y Jeongguk tuvo que morir para que Jimin tomara su cuerpo completamente. Podía verse como el azabache pero en realidad su alma era Jimin, incluso hasta en el reflejo de cualquier espejo.
Siempre juntos pero uno debe morir.
El final equivocado.
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