Chào các bạn! Vì nhiều lý do từ nay Truyen2U chính thức đổi tên là Truyen247.Pro. Mong các bạn tiếp tục ủng hộ truy cập tên miền mới này nhé! Mãi yêu... ♥

TARTLE

Al día siguiente, no fui a la escuela, pero tampoco dormí hasta tarde. Al contrario, me quedé acostada, pensando. Mis pensamientos se dirigían en distintos hilos, hasta que los hilos se unieron y formaron uno solo. Revivía los momentos de la noche anterior una y otra y otra vez, porque era la primera vez que había sentido que algo era diferente, que podía haber un cambio en mi vida. Y entonces pensé que es verdad que al destino lo formamos nosotros, que nada va a cambiar si nosotros no cambiamos, si no tomamos ese impulso. Entendí que salir había estado bien porque era lo que había estado buscando, y que salir me había llevado a lo que realmente quería encontrar, a ese alguien. Aunque por el momento sólo tenía la promesa de una llamada, nació en mí la esperanza de poder escapar, algún día, de esa casa. De librarme.

No era que no amara a mi familia. Pero ellos eran... diferentes. Yo buscaba en todo una profundidad que ellos no podían darme, porque carecían de ella. Eran personas que se preocupaban solo por la cena y por cómo les había ido en el trabajo. Buscaban consuelo en una tarde de compras o en exhibir sus riquezas en cenas con la alta sociedad. No, no, yo quería mucho más que eso. Eso no era verdadera vida. El dinero no era verdadera vida.

Yo no podía mantener una conversación con ellos durante más de cinco minutos.

Aunque es difícil desacostumbrarse a tenerlo todo, yo estaría dispuesta a hacerlo con tal de encontrar algo más. Encontrar más emociones como las que había sentido la noche anterior. Encontrar verdaderas personas.

Me quedaban tres meses de opresión escolar antes de graduarme. Me quedaban tres semanas antes de cumplir dieciocho y no requerir permisos legales de mis padres. Me quedaban tres horas antes de que me llamara él, según lo que había dicho.

Me quedaban todavía muchas cadenas, pero podría deshacerme de ellas poco a poco.

Cerré los ojos y me concentré en la superficie mullida y cómoda sobre la que estaba, y en el calor que emanaba mi cuerpo en el contacto con ella. Pase mis manos sobre la piel de mi cintura y disfruté las cosquillas. En la oscuridad, todo se sentía mucho mejor. Quizás porque al no ver nada, no importa nada físico, sino lo que pensamos y lo que sentimos.
Yo siempre había creído que nuestros pensamientos eran nuestro tesoro más valioso. Investigaba mi mente en cada oportunidad de hacerlo, y más de una vez notaba que en ningún momento del día podía desconectarme de ella, sea lo que sea que estuviera haciendo. Nunca escapaba de mis pensamientos.

Era en parte bueno y en parte malo. Bueno porque me ayudaba a escapar del entorno cada vez que deseaba hacerlo, tanto en la escuela o dentro de mi propia casa. También porque estando sola, no necesitaba nada más para entretenerme. Pero era también malo porque cada vez que algo me angustiaba o preocupaba, daba vueltas en mi cabeza cada segundo y no me dejaba descansar. Y muchas veces me creaba problemas que quizás no tenía, o me creaba sensaciones que no sentiría si no fuese porque mis pensamientos eran tan poderosos.

Yo examinaba todo de una manera distinta. Observaba cada parte del mundo, cada pequeño detalle que lo hacía ser lo que era. Y también pensaba qué pasaría si no estuviera allí.

Pero la oscuridad dejó de ser oscura y mis pensamientos comenzaron a ser opacados por la presencia de mi hermana mayor al entrar a mi habitación. Me preguntó cómo estaba, si quería que llame a un doctor y me informó que las empleadas ya habían servido el almuerzo abajo.

Fue entonces cuando me reí y le dije que no estaba enferma, y que tampoco tenía hambre.

Elle pensó que no comía porque creía que estaba gorda y me explicó a dar consejos sobre cómo puedo bajar de peso de forma saludable, fue entonces cuando la interrumpí y le pedí que se fuera de mi cuarto. Tuve que repetir la misma escena con mi mamá y con mi hermana del medio. Cuando escuché que mi papá también subía las escaleras, me vestí rápidamente y salí a su encuentro. Le dije que no comía con ellos porque me iba a almorzar con una amiga, y sin darle tiempo a contestar, me fui.

Afuera, el sol del mediodía desprendía un calor insoportable, pero no me importó. Llamé un taxi y, a los pocos segundos, me encontraba camino al centro. Busqué un restaurant discreto pero elegante, al que nunca hubiera ido. Cuando encontré uno que valía la pena, entré y escogí un lugar junto a la ventana. Sentada, esperando al mesero, me fijé en los comensales que ya estaban almorzando, y entonces vi que alguien me miraba fijamente.

Sonreí, sin poder creerlo. ¿Acaso podía volver a ser una coincidencia?

El hombre con el que ayer me había quedado hablando, el que me había llevado a mi casa y pedido mi número para concretar una cita, se encontraba sentado frente a un señor de mayor edad a tan solo unos metros de mí.

Él también sonrío, sin dejar de mirarme, y entonces llegó el mesero y se paró frente a mí, sacándolo de mi campo de visión e interrumpiendo nuestra ferviente conexión.

Podía haber mil razones por las que ambos podríamos haber elegido ese lugar, pero yo solo podía pensar en que una fuerza incontrolable nos había impulsado a volver a encontrarnos. Cuando él se disculpó con el señor que lo acompañaba y se acercó a mi mesa, me dijo, sorprendido, que no sabía que yo frecuentaba ese lugar. Y yo, con mi sonrisa más encantadora y sin despegar mis ojos de los suyos durante ningún momento, le expliqué que era la primera vez que iba, pero que no eran casualidades de la vida, sino que era justo lo que tenía que pasar...

Ahí mismo me presentó a su padre, le dijo que yo era especial y el señor, muy amable, me invitó a almorzar con ellos, lo cual acepté. Fue muy agradable, y la pasé realmente bien. Fue entonces cuando Oliver me llamó, diciéndome que estaba en mi casa y que por favor fuera para allá. Les dije a ambos, padre e hijo, que debía volver a casa porque un amigo estaba esperándome. El señor dijo que él también debía irse, que había sido una velada muy agradable y que estaba feliz de haberme conocido. Entonces dejó una propina sobre la mesa y, tras despedirse, se marchó.

Su hijo se quedó observándome con una sonrisa. Cuando le pregunté por qué me miraba así reveló que no tenía pensado presentarme a su padre hoy, pero que yo le había gustado y que eso era bueno. De hecho, aseguró que era la primera chica que le presentaba.

Yo no podía más que sonreír ante ello. Cuando lo miraba fijamente, algo en sus ojos verdes destellaba y me insinuaba a que me quedase. Eran muy diferentes a los míos, pues ellos se dejaban sorprender en lugar de hacerse preguntas.

Por más de que hubiera preferido seguir divagando, allí frente a él, mi amigo regreso a mi mente. Antes de que pudiera despedirme, me detuvo y dijo que me llevaría a casa. Fue a pagar la cuenta y en un segundo ya estaba de vuelta, listo para marcharnos. Tomé mis cosas y salí con él.

Ir con él era mucho más agradable que viajar en taxi. Mientras estaba concentrado en el camino, yo aprovechaba a contemplar su perfil discretamente. Era hermoso. Aunque sabía que no era su apariencia física lo que realmente me empezaba a atraer de él.

Cuando llegamos a mi casa, me bajé del auto. Afuera no había nadie, por lo que supuse que Oliver me estaba esperando adentro. Para mi sorpresa, él estaciono el coche y se bajó conmigo. Se me acercó por detrás y murmuró que había sido un placer volverme a encontrar y si me encontraría esa misma noche. Antes de que llegara a responder, la puerta de entrada se abrió abruptamente, y por ella salió mi amigo. En su rostro había una mezcla de recelo y alivio, pero al ver a mi acompañante frunció el ceño y me preguntó quién era.

Entonces, de repente, dejé de respirar y me quedé ahí parada, mirándolo sin saber que decir. La pregunta me había tomado por sorpresa, y mi mente quedó en blanco. ¿Quién era él? No era nada mío, por lo que debía responder con su nombre. Pero, ¿cuál era su nombre? ¿Acaso no sabía su nombre?

Por supuesto que lo sabía, él me lo había dicho, pero no podía recordarlo. ¿Por qué no podía recordarlo?

Finalmente, al ver mi vacilación, se presentó el mismo. Yo solo pude pensar que había sido una tonta y en cómo se escuchaba su nombre con su voz tan profunda y grave. Presente a Oliver al ver que no decía nada, y cuando el silencio se hizo incómodo él se despidió de mí y de mi amigo y se marchó en su auto.

Oliver se me quedó mirando, estupefacto.

Le expliqué cómo lo había conocido la noche anterior, lo que había pasado en el restaurant y que no había ido a la escuela porque había comenzado a sentir cosas que nunca antes había sentido. Que había comenzado a sentir lo que estaba buscando. El chico, disgustado ante la historia, me entregó los apuntes que me había traído y se marchó sin comentar nada.

Me quedé ahí, observando cómo se alejaba y preguntándome qué pasaba por su mente, qué lo afligía tanto y por qué se comportaba así. Había sido mi amigo durante tanto tiempo que creía conocerlo, pero en verdad no lo hacía realmente. Él tampoco me conocía realmente, y por eso se había sorprendido al verlo a él, al hombre que había capturado mi atención.

Decidí dejar de pensar en él y entrar a mi casa, después de todo tenía mucho para hacer y una cita pendiente. 

Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro