XLI. Mente
Catriel se removió nerviosamente mientras Obito estaba sentado a su lado tomando delicada y suavemente su mano mientras le daba un ligero apretón reconfortante. Frente a ella, se encontraban Tsunade, Orochimaru, Sakumo, su supuesto padre de esta vida, Habibi Banri, Kakashi y un Ninja que ella no reconocía, pero se parecía un poco a Inoichi, pero mayor.
—Jin-chan, él es Yamanaka Inorio y ex jefe del clan Yamanaka y líder del departamento de T&I —presentó suavemente Sakumo.
—Un placer conocerte, Jin-chan —saludó el hombre mayor con una sonrisa suave—. Espero que podamos trabajar bien juntos para que reorganices tu memoria y recuerdes a tu familia y amigos.
—¿Q-qué dijo? —preguntó Catriel a Obito el cual le sonrió suavemente.
—Sakumo-san te presentó a Yamanaka Inorio —Obito señaló al rubio de ojos turquesas—. Él es el anterior jefe del clan Yamanaka, pero le dio el puesto a su hijo —aclaró el Uchiha, decidiendo que lo mejor sería evitar que Jin supiera sobre la parte de "Interrogatorio y tortura", claro, para ellos era bastante normal, pero en esta semana como apoyo de Jin en su visión civil, ella se sorprendía hasta de las cosas más simples.
Tan simples como la velocidad de los niños de academia al correr o la resistencia innata de los cuerpos de estos pequeños genins que puede caer de un segundo piso sin que les suceda nada más que simples raspones y un buen regaño de sus superiores.
Entonces, que el que te va a ayudar sea una persona que dirige un departamento de interrogación y tortura no cree que sea muy alentador o reconfortante para alguien que no tiene ni siquiera la fortaleza mental mínima de un civil común y corriente.
—E Inorio-san dice que es un gusto conocerte, que él te ayudará a recordar así que espera que tengan una buena cooperación —continuó el Uchiha mirando como Catriel asentía suavemente.
—¿Podrías decirle que estaré a su cuidado? —preguntó suavemente y Obito asintió.
—Jin-chan dice que estará a su cuidado, así que sea cuidadoso por favor —por supuesto, como traductor, Obito se tomaría algunas licencias creativas.
—Mmm... su propio código secreto, sería muy útil si Hokage-sama supiera de esto —habló pensativamente el Yamanaka.
—Jin tiene el control total del idioma, ella lo creó desde cero y es su propia decisión divulgarlo o no —habló fríamente Sakumo mientras sus ojos se estrechaban ligeramente dándole un aura peligrosa.
Cuando Minato tomó el poder como cuarto Hokage, rápidamente se dio cuenta de muchas fallas dentro del sistema y, como el tercero seguía sobre su hombro, tuvo que actuar a las espaldas del tercero y verificar cosas por sí mismo que, honestamente, disgustaron demasiado al joven rubio el cual casi le hubiera pedido consejos a Jiraiya, si no hubiera sido porque Jiraiya es demasiado cercano al tercero y terminó preguntándoselo a él.
Sakumo no era una persona que anhelara poder o estatus, pero era un hombre muy sabio a su manera y él siempre pensaba en su aldea por sobre todo, confirmar que el Sandaime, más específicamente la mano derecha del tercero, Danzo, lo estaba enmarcando, saboteando y casi incriminando como el peor de los criminales, hizo que hubiera un gran agujero en la confianza que tenía hacia los altos mandos de Konoha.
Sakumo nunca hizo nada para merecer ser enmarcado y desechado así, incluso meditó sobre el suicidio varias veces antes del fracaso de su misión y, luego de "fallarla" -porque Danzo envió a sus ninjas de Raíz a entorpecerlo- solo agregó más peso a su depresión posterior a la muerte de su esposa. Él era un hombre extremadamente leal a su aldea, alguien que tenía el honor suficiente como para casi ser reconocido por el camino del Bushido, aun así, fue traicionado por quienes decidió proteger y a quienes les juró lealtad.
Minato se disculpó profundamente, pero también le pidió ayuda, no desde la posición superior de un Hokage, ni de un líder a su súbdito, sino que Minato apeló a su conocimiento y fuerza, se bajó de su posición de poder e inclinó su cabeza con tal de buscar lo mejor para Konoha y, a pesar de que su lealtad fue puesta a prueba con el descubrimiento de ser enmarcado así, Sakumo decidió escuchar.
Y entonces descubrió que Minato estaba apuntando a simplemente destruir todas las bases de Konoha y, básicamente, construir una Konoha más fuerte y prospera desde cero, crear nuevas leyes, nuevos estamentos, una nueva forma de dirigir la aldea, formas de repartir el poder y muchas cosas más.
Minato, a diferencia de los anteriores lideres, no apeló a concentrar el poder en un puñado de personas, sino que decidió dividir el trabajo en varias personas y obligar a todo el mundo a integrarse a Konoha y escucharse mutuamente en un proyecto a largo plazo que quizás llevaría años, sino décadas antes de completarse, pero una vez que este nuevo sistema estuviera listo, el rubio simplemente podría liberarse de la carga de todo, dejarle el trabajo a la siguiente persona y ver como florece una nueva Konoha sin la necesidad una oscuridad que obligue a niños a ser reclutados clandestinamente en una organización ilegal de asesinos.
Lo que más le impactó a Sakumo y sacudió sus creencias en Konoha, fue cuando Minato le contó sobe como estaba encontrando pruebas de cierta organización en las sombras que estaba secuestrando a niños de los orfanatos, lo cual fue propuesto como una preocupación por Fugaku Uchiha ante la inquietante desaparición de niños en los orfanatos -¿Cómo podría Fugaku ignorar a niños de la edad de su pequeño Itachi correr hacia él llorando y rogando por su ayuda porque sus amiguitos desaparecieron?-.
Sakumo podría perdonar que lo desecharan como una herramienta inútil, pero nadie tocaba a los niños.
Sobre todo, no cuando estaban apuntando a Kakashi.
—Hokage-sama ya conoce el idioma, pero es más apto para Fuinjutsu —intervino Orochimaru entrecerrando sus ojos hacia el rubio—. La fonética es demasiado compleja como para aprenderla, el solo aprender lo básico tomaría al menos más de ocho años y eso que no ha estado utilizando el avanzado.
Ciertamente, Jin no era discreta a la hora de insultar y el lenguaje que utilizaba era demasiado complejo como para que Orochimaru entendiera siquiera algo, por no decir de que era un habla muchísimo más rápido, no solo una o dos veces más rápido, era más bien como cinco a seis veces más rápida y la sucesión en la que Jin podía soltar insultos podría compararse a cuarenta a cincuenta insultos en un minuto si se relajaba.
—Y la vida shinobi no es tan larga como para desperdiciar el tiempo en aprender un idioma en más de ocho años para que luego te maten cuando por fin lograste decir una palabra decente —Orochimaru no se iba a andar con rodeos, si no eres fuerte, en el mundo shinobi ni siquiera alcanzarías los veinte años, si eres fuerte, alcanzarías con suerte los treinta, solo los más fuertes sobreviven más de cuarenta a cincuenta años en servicio activo, pero a los treinta la mayoría simplemente se retira y vive de otras cosas disfrutando de su pequeña vitoria de haber sobrevivido tanto.
—Entiendo —el Yamanaka asintió mientras hacía una ligera mueca—. Voy a iniciar —cambió de tema al sentir las miradas hostiles de dos de los tres Sannin legendarios y del colmillo blanco de Konoha.
Sus presencias eran demasiado abrumadoras como para no soltar el atractivo trozo de pastel que estaba frente a sus ojos, aun así, Inorio no prometía nada si accidentalmente aprendía el idioma de la niña una vez que entrara en su cerebro y trajera a la luz los recuerdos de ella.
—Prepárate, va a comenzar —habló suavemente Obito y abrazó a Catriel reconfortantemente.
—B-bien... —ella frunció el ceño y miró decididamente al rubio.
En esta semana de estar en el Narutoverse y horrorizarse hasta por las cosas más pequeñas, como que un niño de nueve años se caiga de un segundo piso y a absolutamente nadie le importe un carajo porque tiene una banda en la cabeza que dice que es shinobi, ya sea que la "Jin original" tome control de este cuerpo y ella se vaya a su hogar o que absorba los recuerdos de "Jin" y tenga que vivir como Kunoichi, los recuerdos serán beneficiosos para ella en cualquier instancia.
Incluso si ella fuera borrada y absorbida por la Jin original, no haría mucha diferencia porque ya no tendría que estudiar ni estresarse con la prueba de admisión universitaria y seguramente sus recuerdos le serían muy útiles a esa pequeña chica que ha sido obligada a participar en la guerra.
Con eso en mente, Catriel asintió al Yamanaka y lo miró a los ojos antes de caer a los brazos de Obito, con los ojos en blanco.
—¡Jin! —Obito fue el primero en darse cuenta de que algo iba mal con el Jutsu cuando la sintió temblar contra sus brazos, los siguientes fueron Tsunade y Orochimaru.
—¡Rápido, ponla de lado, está convulsionando! —rugió Tsunade y Obito rápidamente la acostó de lado mientras utilizaba sus muslos como una almohada para Jin -porque Tsunade no dejaba de gritarle que hacer-.
—Le está sangrando la nariz, no es bueno —Orochimaru frunció el ceño con irritación y frustración mientras rechinaba los dientes.
Orochimaru estaba demasiado irritado y preocupado, es como si cada cosa que intentaran hacer para ayudar a Jin saliera de alguna manera espectacularmente mal y solo terminaran empeorando las cosas. Al principio, se creía que luego de reparar sus vías de chakra que se dañaron un poco y empezara a recuperar su chakra de manera natural, ella despertaría luego de una semana.
Eso no sucedió.
Entonces, esperaron a que se recuperara en un mes, quizás el conjunto de heridas que tenía, a pesar de no ser graves ni mortales porque Jin estaba repleta de sellos, le impedían despertar.
Eso no sucedió.
Jin cayó en coma, lo cual era inherentemente malo, porque Nawaki ha estado en coma durante casi nueve años sin despertar, mientras que otras personas despiertan casi a los tres meses o menos -o directamente nunca despiertan-.
Entonces, cuando por fin logran despertarla, resulta que ella simplemente no es ella y tiene miedo de todos como un gato asustado mientras sigue encerrada en capas de su subconsciente.
Y ahora, cuando intentan recuperar a su Jin, ocurre otra anomalía como si les impidieran deliberadamente sanar a la dulce niña que calentaba sus corazones con su estupidez y llenaba sus estómagos con comidas con sabor a otro mundo.
En frustración, Orochimaru golpeó fuertemente en el estómago al Yamanaka que había caído inconsciente en el momento en que entró en la mente de Jin. Otra anormalidad de la que debieron darse cuenta antes, era que Inorio era un shinobi altamente experimentado, un hombre que fue el líder de su clan durante años y que ha mejorado el jutsu de su clan hasta el punto en que él no se desmayaría ni necesitaría asistencia al utilizarlo y podría invadir a varias personas a la vez sin perder la conciencia él mismo.
Sin embargo, un shinobi de su calibre simplemente cayó como peso muerto cuando entró en la mente de Jin.
Sin saber si fue su golpe lo que hizo sangrar la nariz de Inorio o un efecto adverso de estar en la mente de Jin, Orochimaru observó como el viejo rubio parecía envejecer aún más y escupía una generosa bocanada de sangre mientras empezaba a convulsionar.
Sakumo asistió al hombre mientras Orochimaru se acercaba a Jin antes de que un estridente grito masculino en su espalda lo detuviera y obligara a voltear.
Inorio miraba a Jin como una especie de monstruo mientras retrocedía casi gateando sin apartarle la mirada a Jin, su rostro estaba pálido, parecía como si hubiera bajado varios kilos en menos de un segundo y tenía un aspecto mucho más demacrado de lo que se suponía que debería tener considerando que él estaba casi en sus cincuenta.
Jin dejó de convulsionar y parecía plácidamente dormida si ignorabas el hilo de sangre que corría por su nariz y el hecho que de cuando Tsunade le abrió la boca, lentamente empezó a derramarse un poco de su sangre en lo que tal vez podría haberla ahogado en ella si no fuese porque la rubia estaba demasiado alerta ante cualquier posible falla inesperada en todo esto.
—¿Qué es lo que sucedió ahí? —preguntó Sakumo sosteniendo aun el brazo de Inorio el cual tenía los dientes apretados y miraba a Jin fijamente horrorizado.
Cuando Sakumo le pidió el favor de que ayudara a alguien a resolver un problema mental, Inorio creyó que sería algo bastante fácil, considerando que él era el actual líder de T&I y ha arreglado varias mentes totalmente destrozadas al punto del no retorno para recopilar información para su aldea.
Él era, después de todo, el líder del clan Yamanaka y alguien que tenía una basta y rica experiencia en su campo de conocimiento.
Cuando vio a Jin, creyó que no sería tan difícil porque varios Shinobis crearían su propio idioma en sus estados mentalmente inestables y, aunque era un dolor de culo descifrarlos, el trabajo se lo dejaría a algún inteligente Nara por allí o directamente aprendería lo que quería luego de entrar en la mente del sujeto. La mayoría de las veces, dichos idiomas ni siquiera podrían ser considerados como tal, en realidad, serían una serie de galimatías y balbuceos inentendibles que utilizarían en sus mentes fuera de si queriendo decir algo, pero sin que su boca pudiera conectar realmente lo que su cerebro intentaba decir.
Fue un poco sorprendente que el chico Uchiha a su lado pudiera entender y, mejor aún, hablarle en su propio idioma, por lo que se interesó gratamente ya que para que ambos pudieran tener una conversación fluida, significaba que debería de haber ciertas reglas y pautas para conversar en ese idioma.
Entonces, cuando entró a la mente de Jin esperando encontrar alguna mina de oro en cuestión de idiomas, lo único que encontró fue una gran oscuridad. Por supuesto, eso no lo extrañó, varias personas no solo no tenían un espacio mental, aunque eran casos particularmente extraños, no sería la primera vez que Inorio estaría flotando en la mente de alguien que simplemente ve oscuridad.
Sin inmutarse, estuvo dando vueltas y vueltas en ese lugar hasta que empezó a sentirse observado.
Bueno, no sería de extrañar que tuviera una conciencia de sí mismas, por el contexto de la situación, incluso dos o tres e incluso más versiones de sí misma para afrontar el trauma no sería extraño, así que Inorio simplemente intentó descartar el hecho de que estar en esta oscuridad lo hacía retorcerse de incomodidad.
No sabe cuánto tiempo pasó, después de todo, el tiempo es relativo dentro de la mente de cada persona, el problema fue cuando la oscuridad empezaba ahogarlo lentamente como si estuviera viva e intentara consumirlo, ¿Lo peor? Es que no podía hacer nada, por más que intentase alejarse de la cosa negra que intentaba absorberlo como una clase de monstruo de baba devorador de hombres, no podía soltarse.
Esto era malo... muy malo, si él quedara atrapado en la conciencia de Jin, su cuerpo real quedaría en un estado vegetativo y si se salía a la fuerza, era probable que tuviera graves secuelas posteriores.
Junto cuando estaba a punto de renunciar a ser una persona normal de nuevo, la oscuridad se abrió de alguna manera y aparecieron dos enormes ojos dorados que lo miraban con interés.
—No se supone que esto debería de pasar... —los ojos lo miraron y las sombras se disiparon, entonces, ahora él estaba en un espacio mental blanco que rápidamente empezó a llenarse de colores y recuerdos.
Esta era, sin lugar a dudas, la mente de una persona muy creativa y dispersa.
Los recuerdos estaban en distintos formatos, fotografías en movimiento, libros voladores, en las hojas de los árboles, en raíces en movimiento, algunos trozos de pasto e incluso en un tipo de especie de películas o personas sin rostro, pero con cabeza de recuerdos en movimiento.
Todo era muy raro, extraño, pero en última instancia, lo que esperarías de alguien creativo e imaginativo que tiene demasiado en su mente como para ser una persona normal o actuar en función a sus imaginaciones.
El espacio mental de Jin era... lindo, si ignorabas la gran puerta blanca llena de ojos con escleróticas negras, iris blancos brillante y pupilas grises, rojas o negras.
Y no solo eso, esa gran puerta parecía retorcida de alguna manera, con gruesas cadenas que le impedían ver algo que no fuesen más que los recuerdos de Jin... pero solo eran los buenos...
Mirando con más detalle, Inorio se percató que, en casi todos los recuerdos, el niño Uchiha siempre sería el centro de atención de Jin... acercándose más a un recuerdo en donde Jin consolaba al niño Uchiha, de repente, cuando tocó esa fotografía en movimiento, esta se distorsionó y mostró a un adulto con el rostro desfigurado, pálido y cuernos, con un aura peligrosa a su alrededor.
Inorio soltó un grito ahogado y se alejó del recuerdo, mirando como eso nunca pasó y solo había un niño llorando en los brazos de Jin. Honestamente, él no quería involucrarse más en estos recuerdos, de la nada, el feliz y hermoso lugar casi infantil, como si hubiera sido sacado directamente de los cuentos de hadas infantiles... le parecía aterrador, como si hubiera algo mal.
El Yamanaka miró a los ojos en el cielo que los miraban fijamente.
—¿Qué es lo que falló? —la voz retumbó en el lugar, su cabeza dolió mucho e incluso en su espacio mental su nariz empezó a sangrar mientras su cuerpo dolía horriblemente—. No importa, se puede arreglar.
Entonces, él fue expulsado bruscamente del espacio mental de Jin y se encontró con Jin calmándose de las convulsiones mientras el Uchiha utilizaba sus muslos como almohada para la niña pálida y sudorosa.
Pero Inorio no pudo evitar recordar o que vio dentro del espacio mental de Jin.
Cuando el Uchiha lo miró, de repente, ya no era un niño, sino un adulto con un aura opresiva y aterradora, con un ojo rojo con un patrón diferente al Sharingan normal y otro ojo morado con varios anillos rodeándolo, su rostro pálido de un color blanco impío y las cicatrices en su rostro ya no eran irregulares, sino casi formas de una especie de escamas o plumaje...
Inorio miró horrorizado a Jin que descansaba tranquilamente y sus ojos miraron a Obito, quien ya no era el niño de antes, sino una especie de monstruo que se desvaneció cuando lo vio de nuevo.
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