LXXXII. Tenro
Después de ese incidente en donde los llamó pobretones, las cosas han sido bastante tensas entre ella y los Hagino, por lo que Jin ya podía saborear en la punta de su lengua la dulce y sabrosa ruptura de este matrimonio forzado, en el cual ella solo saldría perdiendo porque quien sabe cuántas ETS tenga ese cabrón que no duda en perseguir a cualquiera que tenga un par de tetas y culo.
Jin podría hacer una gran fiesta de celebración por esto, su estado de ánimo estaba por las nubes al sentir cada oleada de resentimiento, rencor e ira de los Hagino por ser humillas de tal manera.
-Excepto Kisho, ese lindo angelito la miraba con admiración y cariño, tan dulce el nene-.
Por supuesto, al menos hasta que de la nada aparece su madre con un tipo que parece shinobi, huele a shinobi -Kakashi y Sakumo han estado forzándola a utilizar bien su nariz, ella solo llora de pensar en que la vida es un asco porque olió tantas cosas que no quería- y tiene chakra de Shinobi incluso si intenta suprimirlo -de nuevo, Jin no sabría como lo hace ese sádico albino con cara de buena persona, pero la ayudó a desarrollar sus instintos de una manera bastante aterradora-, por lo cual Jin puede reconocer fácilmente que este hombre "civil" es, sin lugar a dudas, otro shinobi y, por su nivel a la hora de ocultarse, bien podrá ser un Jounin o algo así.
Tomando prestado el carácter de su madre, Jin ni siquiera esperó que Ema soltara su mierda cuando directamente hizo explotar su chakra en una ráfaga violenta agrietando parte de la habitación a la vez que lanzaba directamente un Kunai recubierto en chakra elemental de agua con precisión a hacia la cabeza del hombre.
Como era de esperar, el shinobi rápidamente esquivó casi hasta último segundo esperando que fuera una prueba, pero no lo fue y, si no esquivara, Jin lo habría matado de golpe.
Cualquier shinobi que hubiera contratado su madre, sin duda alguna no tendría buenas intenciones para ella.
Jin no estaba de buen humor al pensar en ello, es más, ni siquiera tendría un buen humor normalmente a menos de que estuviera con sus seres queridos -porque todos son tan buenas personas. Son pequeños angelitos que se preocupan profundamente por su bienestar y Jin solo puede ser reciproca con tal atención y dedicación- o sea cortés con alguien que no represente una amenaza para ella, su familia, amigos o aldea.
Después de todo, aunque aborrezca el lavado mental de Konoha hacia niños pequeños, Jin tiene que admitir que esos bastardos son demasiado buenos habladores y saben lo que hacen, incluso alguien como ella puede jurar su "lealtad" a esta aldea que, si no fuese por la radicalización de Minato a romper los viejos esquemas y tradiciones, estaría pudriéndose en la corrupción.
El shinobi de Kusa frunció el ceño y chasqueó la lengua cuando hilos de chakra ataron sus extremidades con extrema rapidez, lo que lo hizo dudar si realmente se estaba enfrentando a una Kunoichi de Konoha y no a una de Suna. El hombre descartó sus pensamientos cuando sacó un Kunai de su manga antes de embutirlo en chakra puro a alta presión y cortar los hilos que lo retenían.
Jin chasqueó la lengua mientras rápidamente lanzaba una horda de Kunais y los manipulaba con sus hilos de chakra, haciendo que los objetos punzantes persiguieran al hombre por el lugar como misiles teledirigidos. Sin desperdiciar tiempo, sabiendo que el hombre era bastante hábil si podía crear por su cuenta espadas de chakra sin el metal especial para redirigir el chakra, Jin se lanzó por la ventana del cuarto piso y utilizó los sellos en sus botas para aligerar su peso y caer suavemente en el suelo antes de salir disparada como cohete lejos de la casa, mirando divertida como el hombre la perseguía.
Jin soltó una risita cuando el rostro del hombre se oscureció al ver como no había ningún árbol cerca, lo más probable es que creyera que ella saltó con tanta soltura debido a que había una fruente de apoyo o algo así, pero Jin no necesita nada de eso si tiene sus sellos, por lo que el hombre tuvo que utilizar un kunai atado a un hilo de metal para balancearse contra la pared del lugar y empezar a correr para perseguirla.
Koichi estaba bastante molesto, Jin era una jodida rata escurridiza, estuvo durante al menos seis horas intentando alcanzarla sin éxito mientras caía en diversas trampas, las cuales eran más humillantes que las anteriores, demostrando que ella sabía perfectamente lo que hacía y lo estaba guiando deliberadamente por un camino cubierto de trampas de difícil localización o detección, casi como si ella viese exactamente por donde iría y él solo estuviera jugando en su palma.
Ella claramente no era un Chunin, ya sea su rapidez, su resistencia o su habilidad para tender trampas, todo era al menos nivel Jounin especial o Jounin alto.
Esa perra arrogante le mintió sobre el nivel de esa perra de su hija, quizás por eso iba a dar el doble por esta misión, pero, de nuevo, debió esperarse dificultades si supuestamente esta era una misión de rango S.
—¿Qué pasó, ya te cansaste? —Jin rio traviesamente sentada sobe una rama de los árboles y balanceando sus pies como una niña pequeña.
—¡Perra!
—¡Próximo pronostico del clima, cuidado con las costas que se acerca un tsunami! —rio alegremente Jin antes de caer de cabeza del árbol en el que se encontraba, darse una vuelta en el aire y caer sobre sus pies, lanzando rápidamente una gran ola de Suiton hacia el hombre, el cual se puso azul.
—¡Katon: Onidoro! —el hombre maldijo en su mente mientras rápidamente cientos de cabezas de fantasmas demoniacos de fuego aparecían a su alrededor y empezaban a atacar el gran Tsunami que se acercaba, pero no fue suficiente y tuvo que dar varios saltos hacia atrás para no ser arrasado por las poderosas corrientes que incluso derribaron algunos árboles.
—¡Suiton: Sureha! —Koichi, el shinobi de Kusa abrió sus ojos y chasqueó la lengua cuando escuchó cuatro voces femeninas.
—¡Doton: Kage Bushin! ¡Doton: Maddoshotto! ¡Doton: Ookami! —el hombre rápidamente hizo una sucesión deprisa de sellos de mano por su vida, tres clones de lodo aparecieron a su lado, uno de ellos empezó a lanzar disparos de lodo de su boca hacia los clones de Jin, interceptando algunos disparos de agua de la Kunoichi, mientras que el otro clon creó lobos de barro que utilizaron su cuerpo para bloquear e intentar atacar a los clones.
Jin jadeó cuando un Kunai estuvo en su cuello.
—Te tengo, perra —siseó el hombre lleno de rencor y temblando de rabia mientras sometía el brazo de Jin detrás de su espalda, presionando el Kunai contra el pálido cuello de Jin descubierto sacando un delgado hilo de sangre.
—Ups... —Jin, con un rostro de sorpresa e incredulidad, como si la hubieran pillado por sorpresa, se transformó en agua.
—¡Mierda! —Koichi sintió como algunas costillas podrían haberse roto luego de ser golpeado por una simple patada de Jin.
Esta perra era fuerte.
Muy, muy fuerte.
—¡Nee, nee! ¡Si hubieras mostrado otros elementos podría haberte perdonado! —Jin exclamó juguetonamente, casi una sonrisa en su voz mientras sus ojos brillaban ligeramente—¡Pero lamentablemente para ti, me trajiste malos recuerdos! —la sonrisa juguetona de Jin y su personalidad traviesa cambió drásticamente cuando una poderosa e impresionante aura asesina emergió de su cuerpo.
Jin con una velocidad alarmante se lanzó con sus afilados Tessen's de hierro macizo cubiertos de un poderoso veneno mortal para cortar la garganta del hombre y arrancar la cabeza de su cuello.
El hombre por suerte logró utilizar un jutsu de sustitución y jadeó aterrorizado.
Esta claramente no era un Chunin, ¡Un Jounin! ¡Un Jounin alto!
—Buu —el hombre nuevamente se sustituyó a tiempo cuando el árbol en el que se escondía fue derribado por una patada del monstruo con el que se estaba enfrentando.
Joder, tendría que acercarse a este monstruo para tratarlo correctamente y utilizar su jutsu.
Koichi maldijo su mala suerte antes de crear diez clones de barro para intentar confundir a esa perra loca, la cual claramente ahora no estaba jugando con él e intentaba matarlo seriamente.
—¡Ven aquí...! —rugió Jin y destrozó los clones fácilmente con un corte de sus Tessen's embutido con chakra de agua y veneno.
—¡Maldita sea, solo cae! —gritó el hombre apareciendo arriba de Jin, intentando alcanzarla— ¡Katon: Tenro! —jadeó Koichi cerrando un ojo por el escuerzo, pero a quien atrapó en su jutsu se deshizo en agua nuevamente y, justo cuando su cabeza estaba a punto de ser atravesada y su ojo peligraba, hizo nuevamente sellos de mano— ¡Katon: Tenro...!
Jin jadeó de dolor cuando se sintió quemar por dentro a la vez caía penosamente al suelo en un ruido sordo, su cuerpo cayó de una gran altura como una simple bolsa de piedras que fue arrojada desde un precipicio, su kunai había atravesado efectivamente el ojo del hombre, pero ahora ella se encontraba jadeando dolorosamente intentando respirar porque el hombre logró realizar algún tipo de Jutsu y tocó su abdomen.
El cuerpo de Jin estalló en sudor mientras sentía como si sus órganos se estuvieran derritiendo, jadeos y lloriqueos escapaban de sus labios mientras estaba empapada en sudor frío, sus ojos lagrimearon penosamente a la vez que se encogía en su propio sitio intentando disminuir el dolor en su cuerpo, intentando respirar correctamente mientras su mente nadaba entre los confines del dolor, la agonía y la incomprensión.
Podía sentir como si su chakra se estuviera quemando y los numerosos sellos en su cuerpo estuvieran intentando matarla agresivamente.
—¡Perra! —el hombre la pateó y Jin rodó los ojos en blanco ante el dolor intensificado con las llamaradas que lamían su piel de dentro hacia afuera, pero no se desmayó, porque sin duda entrenar con Sakumo y Guy era mil veces peor a que el propio Madara estuviera utilizando su cuerpo como un horno especial— ¡Joder! ¡Si no hubiera reaccionado a tiempo me habrías atravesado en puto cerebro!
El hombre continuó maldiciéndola, pero Jin no le prestó atención a su diatriba estúpida.
Jin tembló cuando sintió como sus sellos se iban fallando y apagándose, el horror llenó su rostro cuando el sello más complicado y complejo en su cerebro iba desquebrajándose lentamente, haciéndola temblar con un pudor que corta su respiración dificultosa.
—N-no... —Jin sintió un nudo en su garganta a la vez que su mente estaba el pánico.
—Ja, perra inútil —se burló el hombre antes de darle una patada más y tomarla del cuello de su Kimono como si fuese un simple perro mojado—. Ja, no importa que tan fuerte o hábil sea el ninja, mientras caiga en nuestro Jutsu, nadie escapará —alardeó el hombre mientras Jin ni siquiera podía escucharlo realmente, su corazón latiendo contra sus orejas a la vez que el terror inundaba sus huesos.
Estaba cerca de un hombre.
—No importa si eres un mismísimo Kage o un Jinchuriki, ante nuestro Jutsu de privación de libertad heredara, todos los shinobis son solo escoria a la que pisar —el hombre rio sádicamente—, Mientras mi marca esté en tu cuerpo, no serás capaz de producir ningún tipo de chakra, ni siquiera intentes molestarte en contraatacar, la única forma en que seas libre es que te libere de buena gana bajo las órdenes de tu madre o que simplemente mueras.
Jin sintió como el mundo se congelaba cuando observó como el barro a su alrededor se arremolinaba en los pies del hombre.
—Nos trasladaré más rápido —avisó indiferentemente mientras la cargaba sobre el hombro como un simple saco.
El barro elevándose en grandes estructuras.
Jin jadeó mientras temblaba, ahora el sudor que caía por su cuerpo y rostro pálido no correspondía al intenso dolor de sus órganos o la feroz fiebre que asolaba su cuerpo.
Árboles derribados.
Jin soltó un gemido patético, entrecortado y sollozante mientras se agarraba la cabeza con fuerza.
Rojo... rojo, rojo, rojo y café.
Jin sintió como las lágrimas quemaban más que cualquier cosa existente, como si el sol se derritiera por sus ojos y ardiera contra su piel.
Rojo, rojo, rojo.
Su respiración se cortó, ni siquiera podría contar por cuanto tiempo dejó de respirar.
Risas burlonas.
Su cuerpo tembló violentamente, casi como si tuviera una convulsión.
Hombres, muchos hombres.
Un sollozo desgarrador salió de su garganta acompañado de un grito que sacudió sus cuerdas vocales y las tensó al punto de estar peligrosamente de cortarse.
Tierra.
Jutsus de tierra elevándose sobre ella, sobre su cuerpo dañado, sudado, lloroso y ensangrentado.
Dolor.
Las palabras denigrantes sobre su aldea, sobre su fuerza, profesión y cuerpo, como objetivaban su cuerpo como si fuese una mera perra a la cual enfundar con sus pollas.
El suicido...
Su esperanza.
Jin se desconectó cayendo inerte en los brazos del ninja de Kusa, el cual se burló al ver el claro terror de Jin por un simple jutsu de tierra, aunque no puede descartar del todo que sea el hecho de que su chakra está sellado por su técnica y, en consecuencia, cada vez que lo utiliza, su chakra la quema viva.
Koichi se rio entre dientes ante lo exagerada que era esta puta, esta perra fue tan difícil de atrapar y sellar, sus creativos sellos fueron un completo dolor en el culo, en especial los combos que se marcó entrelazando diversos tipos de papeles de sellado, casi como si fuese una especie de Uzumaki bastarda.
Y en este punto, Koichi no dudaría que esta perra debe tener linaje Uzumaki para tener tal habilidad innata con los sellos.
En esta misión, la cual había creído que sería risiblemente fácil incluso había perdido un maldito ojo, pero al final, esa puta payasa de mierda perdió por querer jugar con él, subestimándolo al igual que la perra de su madre y tratándolo como un mero espectáculo. Koichi se rio de lo arrogantes que eran madre e hijas, si no lo hubiera subestimado de principio a fin, Jin podría haberlo matado fácilmente en menos de cinco minutos.
—Su rostro está sangrando —Koichi miró a la mujer que ni siquiera le importaba nada más que el rostro de su hija—. No habrás lastimado su rostro, ¿Verdad? ¿Cómo será útil si su rostro se arruina? No me importa si la moliste a golpe de cuello para abajo, se puede cubrir con ropa, pero su rostro no.
—Debió de haberse golpeado la cabeza al caer —tarareó el hombre ligeramente y sacó un papel con sellos curativos—. Fue difícil conseguir alguno de estos sellos curativos, Konoha los tiene bien escondidos y son muy recelosos con ellos —Koichi se lo lanzó a Jin, chakra curativo turquesa rodeó a Jin.
Jin se retorció de dolor y agonía.
—Ups, parece que el chakra ajeno también le afecta —se rio entre dientes el hombre sádicamente, pero Ema no le importó mientras se acercaba a donde estaba su lamentable hija y la hacía voltearse boca arriba con la punta de su tacón y le lanzaba el contenido de un jarrón de flores.
El agua salpicó el rostro de Jin al igual que las rosas negras se esparcieron por su rostro y cabello, fuera de su florero.
—Hum, ninguna marca, excelente —asintió Ema duramente y se dio la vuelta sin importarle el estado agonizante de Jin—. Una vez casada, entregaré el doble. Retírate.
—Como usted diga Aisawa-sama —el hombre se inclinó con una sonrisa.
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Si Katon: Tenro pudo retener al Jinchiriki de 9 colas y frenar momentáneamente al 'arma definitiva del sabio de 6 caminos' pues claramente va a poder contra nuestra Jincita 😔👊
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