LXXII. Chistes
ADVERTENCIAS:
¿Chistes malos? Algunos chistes de humor negro... idk... ¿Ligeras escenas un poco picantes? Intento de asesinato referenciado
Eh... Se le había olvidado poner las imágenes, ¿Espero que no sea demasiado tarde? Hay un dibujito 😭
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Jin suspiró ligeramente mientras miraba a Kakashi de brazos cruzados en la puerta de su habitación.
—¿A dónde vas? —preguntó el albino con un toque desinteresado en su tono de voz, pero sus ojos contaban otra historia diferente y Jin solo le tocaba resignarse.
—Atsushi-kun me invitó a un picnic —respondió Jin mirando a Kakashi, el cual estaba impidiendo que saliera por su puerta.
—¿Tan arreglada? —Kakashi alzó una de sus cejas mirándola de arriba hacia abajo, Jin rodó sus ojos.
—Oh, vamos, Kakashi, ni siquiera es la gran cosa, es solo un vestido —Jin rodó sus ojos ante la actitud repentinamente sobreprotectora y celosa de su hermanastro.
Que gran tonto.
Ella solo estaba usando un bonito vestido blanco sin mangas, los tirantes eran gruesos y negros que se enlazaban detrás de su cuello en una bonita cinta, la falda era ancha e hinchada, llena de volantes y en la espalda, tenía cuerdas tipo corset, si Jin tuviera que decirlo de alguna manera, la falda era similar a las de las chinitas chilenas
Y tampoco es como si se hubiera arreglado mucho, en realidad, era bastante normal. Su cabello tenía media coleta, sus labios pintados del característico tono ligeramente rosáceo fucsia, el cual tuvo que volver a comprar luego de que hubiera desaparecido misteriosamente y tenía un poco de rubor en sus mejillas, aparte del vestido, estaba como siempre.
Era algo casual, no la gran cosa, ¿Por qué Kakashi reaccionaba así de todas formas?
—¿Y tan tarde? —Kakashi entrecerró sus ojos— ¿En la noche?
—Vamos, Kakashi, solo somos amigos, creo que incluso tú tienes más oportunidad con él que yo —Jin le mostró una sonrisa burlona y Kakashi se tensó.
—No digas cosas tan asquerosas, jamás saldré con un pervertido —Kakashi hizo una mueca de desdén, Atsushi era todo un caso, bueno, Sora no se quedaba atrás, así que, en retrospectiva, Kakashi creía que ser pervertidos era parte de su naturaleza.
—¿Por qué el pervertido eres tú? —una sonrisa traviesa apareció en el rostro de Jin y la cara de Kakashi estaba tan negra que podría gotear tinta— ¡Oh mierda, no! —Jin rápidamente corrió hacia la ventana y salto justo en el momento en que Kakashi empezó a lanzarle Kunais y Shurikens.
Jin soltó una risita divertida cuando Kakashi dejó de perseguirla para cortarle la cabeza y felizmente fue saltando de tejado en tejado hasta que llegó al parque en el que había quedado con Atsushi, el cual parecía un poco nervioso mientras caminaba de un lado a otro, cerca de él había una canasta grande con una manta encima.
—Io... parece que ambos tuvimos la idea de llegar unos minutos antes —saludó Jin desde un poste de luz y Atsushi la miró sorprendido antes de sonrojase hasta las orejas y apartar la mirada.
Jin no llevaba shorts.
Atsushi se sentía avergonzado.
Jin sentía que se le había olvidado algo.
Jin lo descartó como algo innecesario, si no lo recuerda, no era tan importante, ¿Verdad?
Atsushi tosió ligeramente.
—Eh... sí, entonces... ¿Qué tal empezar la cita antes? Digo... —Atsushi le sonrió con ligera torpeza y Jin soltó una risita apareciendo a su lado con un shunshin.
—Por supuesto —Jin le sonrió y Atsushi recuperó ligeramente la confianza, bridándole su brazo para sujetarlo y Jin gustosamente aceptó.
Atsushi y Jin caminaron tranquilamente por el pacífico bosque, de vez en cuando parándose para observar a las luciérnagas emerger de los arbustos e iluminar tenuemente el espacio a su alrededor de una manera tan magnifica que ambos se quedaban sin palabras, observando como esas tenues luces se reflejaban en las hojas de los árboles y los troncos, proyectando largas sombras y diversas formas.
Ambos jóvenes conversaron amenamente mientras se relajaban en el tranquilo lugar, caminando sin rumbo fijo por el bosque o al menos así era en la superficie, puesto que el chico ya lo tenía todo planeado. Una romántica caminata por el bosque entre charlas ociosas, un ligero senderismo y luego subir a las montañas Hokage para comer algo mientras miran desde arriba toda la aldea de Konoha brillar en la oscuridad de la noche.
Jin rio ligeramente ante las bromas de Atsushi, el chico era bastante gracioso, aunque algunos de sus chistes eran un poco... aburridos, pero era entendible, ni ella se entendía en sus chistes, aun así, estaba disfrutando de su tiempo con el chico de cabellos azul celeste.
—Entonces, hay un montón de manzanas en un árbol, y de repente, una se cae. Todas las de arriba empiezan a reírse y burlarse, ¿Qué responde esta? —preguntó Atsushi con una sonrisa y Jin le siguió el juego.
—¿Qué les responde? —Jin sonrió ligeramente al ver el brillo juguetón de Atsushi.
—"¡No se rían, inmaduras!" —Jin ríe suavemente mientras rueda los ojos y empuja ligeramente con su cadera a Atsushi el cual estaba riéndose.
—¡Oh, vamos! ¡Ese sí estuvo bueno! —exclamó Atsushi y Jin rio ligeramente rodando los ojos— Vamos, aquí va otro, ¿Qué le dice un espagueti a otro espagueti? ¡Oye, mi cuerpo pide salsa!
—Va, ahora voy yo —Jin miró con una sonrisa a Atsushi y empezó a intentar recordar algún chiste—. Una anciana le dice a otra; "Con los años, mi marido se ha convertido en una fiera en la cama", la otra señora, le mira sorprendida e intrigada, entonces le pregunta a la anciana, "¿Te hace el amor como un salvaje?" la anciana miró a la otra y suspiró, negando con su cabeza y respondió, "No, el cabrón se mea en las sábanas para marcar territorio".
Atsushi empezó a reírse.
—¿Qué hace una abuela en una pelea de perros? Apostar por el de ojos azules —Jin mira con humor a Atsushi el cual ríe ligeramente.
—Tienes algo en contra de las abuelas, ¿Eh? Tiremos otro similar. Un joven atractivo mira a su padre y le pregunta con un tono de voz orgulloso, "¿Papá, qué se siente tener un hijo tan guapo?" y al padre que estaba leyendo el periódico levanta la mirada del diario, lo mira por encima de sus lentes y le responde a su hijo; "No sé, pregúntale a tu abuelo".
—¿Por qué los carpinteros nunca se estresan? Porque siempre encuentran una solución a mano.
—¿Qué hace un chef cuando tiene un mal día? Se agarra de los sartenes.
—¿Cuál es el animal favorito de los empleados de oficina? ¡Las ratas de oficina!
—¿Por qué el libro de historia tenía malas relaciones con los otros libros? ¡Porque siempre vivía en el pasado!
—¿Por qué el fontanero es tan buen trabajador? Porque siempre está en tubos los detalles.
—¿Cuál es el colmo de un carpintero? Tenes dos hijos enraizados.
—¿Cuál es la diferencia entre un boxeador y un papel higiénico? El boxeador te pega y el papel te saca la mierda.
—¡Oh, dios! ¡No te veía con esa boca, Jin! —exclamó entre risas Atsushi, su cara roja con ligeras lágrimas de risa en las comisuras de sus ojos.
—Ho ho ho y eso que no has vistos mis chistes negros —Jin puso una mirada sombría y su voz se oscureció.
—¡Cuenta, cuenta!
—Empecemos con uno liviano. Un niño corre hacia su padre y grita, "¡Papá, papá! ¿Qué es el humor negro?", el padre lo mira directamente a los ojos y le dice; "Pásame ese libro y te lo explico" el niño mira a su padre confundido y dice; "Pero papá, yo no tengo brazos" y el padre le responde con una sonrisa "Ahí está tu explicación".
—¡Noo...!
—A mis parientes mayores les gustaba burlarse de mi en las bodas, diciendo; "¡Tú serás el siguiente!", pero dejaron de hacerlo enseguida cuando en los funerales empecé a hacer lo mismo —una sonrisa torcida y una risa oscura escaparon de Jin y Atsushi rio con incredulidad.
—Hablando de mezquindad, eso es pasarse un poco, ¿No? —rio entre dientes Atsushi.
Jin iba a soltar otro chiste oscuro, pero al ver a Atsushi, retuvo su lengua.
Sentía que sus chistes no serían muy bien recibidos sabiendo que él es un civil y ella una shinobi, por ende, podrían malinterpretarse como amenazas sutiles o cosas que le causan gracia como la desgracia ajena o las matanzas y genocidios.
Ah, si fuera otro shinobi ella no dudaría en soltarlo, estaba bastante segura de que Obito apreciaría su humor oscuro y se reiría con ella soltando otro chiste con grandes y brillantes banderas rojas iluminando todo el lugar, si antes los chistes de Obito eran muy vainilla y dulces, luego de volver de la cueva de Madara su humor se había vuelto bastante oscuro y morboso.
Jin suspira interiormente, dándose cuenta de que extraña a sus amigos de la época moderna para reírse oscuramente y que ellos entiendan los chistes, había algunos tan buenos, pero que las personas de este mundo no las entenderían, como por ejemplo...
"Su humor era tan negro que le disparaba la policía".
"¿Quieres saber cómo convertir cualquier ensalada en una ensalada César? Apuñálala veintitrés veces".
"¿Cuántos chicos Emos se necesitan para cambiar una bombilla? Ninguno, todos se sientan en la oscuridad y lloran".
"Traté de advertir a mi hijo de jugar a la ruleta rusa, le entró por un oído y le salió por otro".
"¿Cuál es el deporte favorito de una pareja violenta? El boxeo emocional".
"Porque las parejas asesinas siempre tienen éxito en su relación? Porque saben cómo enterrar sus problemas".
Ah~ contra respuestas a los chistes negros, quería alguien con quien discutir chistes negros y reírse de cosas morbosas, por eso le gustaba estar con Anko y la perdonó tan fácil, solo ella podía ver ese lado oscuro y bizarro de ella para que ambas pudieran reírse como hienas.
Jin salió de sus pensamientos cuando Atsushi se detuvo y le sonrió suavemente mientras tomaba su mano y la guiaba por un sendero un poco empinado, pero nada difícil considerando que puede adherirse con chakra fácilmente.
—¿No crees que este lugar es hermoso? —Atsushi miró por el precipicio de la roca de los Hokages y miró la aldea de Konoha, Jin sonrió ligeramente mirando como el pueblo escondido entre las hojas era tan bello y tranquilo de noche, nada comparado con los bulliciosos días.
—Lo es —asintió Jin mirando el lugar con brillo en sus ojos.
—¿Qué te parece si comemos algo aquí? Buenas vistas, buen clima, corre la justa cantidad de viento... —Atsushi le miró con calidez y Jin asintió de acuerdo.
—Me parece una muy buena idea —Jin le correspondió la sonrisa y ayudó al chico a poner el mantel en donde se sentarían, de vez en cuando sus manos rozaban y soltaban pequeñas risitas o miradas de reojo, las mejillas del chico espolvoreándose ligeramente de rosa con las interacciones.
—Traje una variedad de distintos dulces y comidas, no sabría que quedaría mejor para un picnic nocturno, pero considerando la larga caminata y el esfuerzo requerido, traje un poco de todo —Atsushi se frotó la nuca tímidamente y desvió la mirada, no era el mejor Chef y sin duda alguna sus galletas jamás podrían llegar al nivel de Jin, pero al menos dio todo lo que pudo y, aunque no era un chef cinco estrellas buscado por toda la nación del fuego, su comida sabía bien.
—Eso es grandioso, bien pensando, Atsushi-kun —Jin le sonrió suavemente y el chico se sintió más cómodo en su presencia.
—Bien, también traje un libro para que leyéramos y... —Atsushi habló suavemente y ambos entablaron otra conversación ligera mientras ordenaban que iban a comer y beber en la manta extendida sobre el suelo.
Bajo las estrellas y con una pequeña lampara de aceite, ambos comieron tranquilamente de la comida preparada por el chico y luego Atsushi empezó a leer un libro en voz alta, apoyándose en una roca cercana mientras Jin apoyaba su cabeza en el muslo del hombre el cual le leyó el interesante libro con paciencia y dedicación, de vez en cuando acariciando sus cabellos mientras ponía énfasis en ciertos diálogos y acciones.
Jin escuchó atentamente y miró al chico que leía concentradamente el libro.
Tal vez, si le dieran un poco más de tiempo, podría enamorarse de él, después de todo, Atsushi era muy dulce y guapo, el único problema si tuvieran una relación, serían sus trabajos. Atsushi viajaba por el mundo haciéndose un nombre junto con su hermana Sora, ambos eran pájaros libres que no estaban encarcelados a un lugar, Jin no, Jin estaba atada a Konoha por el deber y lealtad, nunca podría abandonar libremente la aldea debido a su posición como Jounin, sus habilidades y conocimientos.
Ella debería permanecer en Konoha hasta el día de su muerte, aunque quizás Minato-sama podría ser más flexible al conocerla y recorrer el mundo shinobi con Kakashi y Guy, pero para eso pasarían al menos veinte años, casi treinta, antes de que pudiera recorrer libremente el mundo con ambos.
Y eso es solo si no los necesitan en la aldea y sigue existiendo una era de paz, puesto que Obito no se ennegreció y el Tsukiyomi infinito no debería de suceder y mucho menos la gran cuarta guerra ninja que unió a las cinco grandes naciones ninja, nada le dice que en veinte o treinta años más no se vaya a desatar otra guerra más.
O que haya muerto en acción.
Mirando a Atsushi, Jin piensa ligeramente que si en vez de graduarse de la academia, hubiera escapado de casa, quizás podría recorrer el mundo sin tener que preocuparse de que la vigilaran constantemente sin que se cuestionase su lealtad.
Quizás, en un mundo alterno, ella luego de escaparse de casa, se hubiera encontrado con Atsushi y se hubieran hecho pareja.
Quien sabe, quizás incluso podría ser Sora.
Suspirando, Jin se levanta ligeramente y se estira haciendo sonar los huesos de su cuerpo y Atsushi detiene su lectura para mirarla con curiosidad, sus ojos azules mirándola cálidamente con un tierno amor.
—Jin... —murmuró Atsushi y Jin se volteó para mirarlo, sus rostros estaban cerca y sus respiraciones se mezclaban ligeramente.
—Atsu... —la respiración de Jin se cortó cuando el chico juntó sus labios cerrando sus ojos mientras movía tiernamente su boca contra sus labios, el beso duró unos segundos antes de que se separaran por falta de aire—... shi... —jadeó sin aliento Jin.
—Me gustas... —murmuró contra los labios de Jin y sin aliento, ojos azules llenos de adoración observándola, un rostro sincero, enternecido.
Ella le miró con los ojos bajos, ligera tristeza tiñendo sus orbes fucsias.
—Me siento halagada por tus sentimientos, Atsushi-kun, pero no los correspondo —habló suavemente Jin colocando sus manos en el pecho de Atsushi, el cual la estaba abrazando por la cintura.
—Lo sé... —murmuró contra los labios de Jin—. Pero eso no me importa en este momento... por favor, solo dame un beso más y luego haré como que esto nunca pasó, nada cambiará si así tú lo deseas...
—Atsushi-kun... —Jin lo miró afligida, en conflicto.
Un beso nunca podría ser bueno, no cuando luego de uno más querrás otro y otro, cuando amas a alguien nunca es suficiente de esa persona.
—Cuando te vi con ese Uchiha lo supe de inmediato, que tu corazón le pertenecía a él... —Atsushi la miró con suavidad y dulzura en sus ojos, pasión y cariño—. Pero déjame tener al menos un cierre, un beso...
Jin lo miró con conflicto y apretó la camisa de Atsushi, pero luego lo miró antes de cerrar sus ojos. Estaba mal, solo era alimentar ilusiones de un posible romance, un alimentar un enamoramiento unilateral, un beso haría más daño que bien, pero aun así, los ojos suplicantes de Atsushi la hicieron sentir débil y, con su convicción tambaleándose, sus labios y rostros se acercaron dubitativamente y sus labios se juntaron dulce e indecisamente, casi como el suave toque de una mariposa la tierna piel de sus labios.
Un tierno beso con sentimientos encontrados, consentimientos difusos y confusos.
Uno se volvió dos y luego tres, Atsushi besó la comisura de sus labios y lentamente descendió por su cuello, besos de boca abierta, húmedos, la lengua recorriendo la piel, humectándola con la caliente saliva de su boca haciendo suspirar a Jin, la cual estaba sonrojada hasta las orejas mientras sentía vergüenza por la ligera excitación indebida e inoportuna que le estaban provocando los besos mariposas del hombre en su piel.
Acababa de rechazarlo, ¿Por qué aceptaba que él la besara así?
Jin se estremeció ligeramente cuando los besos de Atsushi descendieron de su cuello por sus clavículas y las lamió ligeramente, mordisqueando con ternura el hueso antes de descender sus besos por su escote hasta sus senos, apoyando su rostro entre ellos y una de las manos en su cintura de movió para acariciar sus muslos, sus dedos gruesos y ásperos apretando la tierna carne entre las yemas de sus dedos.
Un suave gemido escapó de los labios de Jin y Atsushi besó su esternón mientras la mano que se encontraba en los muslos de Jin subía por su pierna, levantando la esponjosa falda del vestido, metiéndose por debajo de las mullidas capas de tela hinchadas y su cálida mano alcanzando finalmente su objetivo; el redondo y regordete trasero de Jin. La mano del hombre amasó codiciosamente la suave piel, sus dedos hundiéndose en la tierna carne blanda y lechosa, casi codiciando meter sus dedos por debajo de las bonitas bragas negras que Jin estaba utilizando a juego con su vestido blanco y negro.
Entonces, Jin se puso alerta cuando sintió una intensa aura asesina dirigida hacia ambos y, antes de que Atsushi pudiera reaccionar, lo derribó contra el suelo y lo cargó sobre su hombro, lanzándose velozmente por el precipicio de las caras Hokages. Atsushi miró aturdido y mareado como en el lugar que estaba anteriormente se clavaron Kunais y Shurikens, todos en zonas vitales que lo hubieran asesinado al instante, apenas podía procesar algo, el tirón en su estómago lo mareó y casi lo hizo vomitar, la velocidad de Jin a pesar de cargarlo era demasiado alta para que su cuerpo civil pudiera manejarla con facilidad.
—Tks... perra loca —murmuró enfuruñada Jin mientras saltaba con Atsushi de techo en techo hasta llegar a su hogar y entrar por la ventana de su habitación.
—¿J-jin? —tartamudeó aturdido y confundido Atsushi, un poco asustado por lo que acaba de suceder, todo ha pasado demasiado rápido para que lo pudiera procesar.
—Lo más probable es que sean ninjas contratados por la perra loca de Ema, digo, "estimada madre". Sigue con eso de querer casarme a la fuerza —Jin se cruzó de brazos con un humor agrio, de vez en cuando soltando un humor sarcástico y casi venenoso, mientras tiraba al chico a su cama descuidadamente y caminaba hacia la puerta—. Le avisaré a Kakashi, papá y padre que vas a dormir aquí esta noche, tal vez debería ir a por tu hermana para asegurarme de las cosas. No te muevas de ahí, estarás protegido mientas sigas acostado allí.
Jin desapareció sin decir nada y Atsushi se quedó muy confundido mientras estaba apoyado en sus codos en la cama.
Esto... ¿Intentaron asesinarlo por besar a Jin? O por... Atsushi se sonroja ligeramente y, antes de que pudiera pensar en algo más, Kunais y Shurikens vuelan hacia su dirección, pero una barrera invisible los detiene y los hace rebotar, su mente entra en caos y pánico al ver eso.
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