CVIII. Academia
Jin suspiró suavemente sentada en el sofá de su hogar, las cosas habían comenzado a moverse muy rápido desde que tuvo a sus gemelos... o al menos eso sentía ella, Obito, bendito sea el hombre, era un tesoro, siempre se encargaría de cuidar a los gemelos en la noche para que ella pudiera dormir, cada vez que estuviera cansada él la haría -obligaría a- descansar y se encargaría de los pequeños.
Incluso convocaría a un clon mientras cuidaba de los niños para que le diera suaves masajes en el cuerpo -desde que se enteró que estaba embarazada, se inscribió en clases especiales solo para aprender a como dar un masaje correctamente- distrayendo a los niños lo suficiente como para que ella pudiera relajarse y descansar, por lo que cuidar de los pequeños no fue una tarea tan difícil como lo tendrían otras madres que no tienen a sus esposos tan presentes y atentos como Obito -y que tampoco tienen la maravillosa, mística, honrable y trascendental técnica de clones de sombra-.
Aparte de su esposo, sus padres y abuela estaban encantados de ayudarla a cuidar de los pequeños, incluso Kakashi se ofrecería vez en cuando para ayudarlos si es que los ve a ambos demasiado estresados o agotados -Obito nunca admitiría que está cansado de sus bebés o que necesita espacio, parecía demasiado ensimismado en adorar a sus bebés y esposa como para notar su propia fatiga-.
Sobre todo, cuando ni un mes de que nacieran sus gemelos, ella volviera a quedar embarazada porque tanto ella como Obito fueron estúpidos y creyeron ingenuamente que había al menos un "tiempo de gracia", que no existía ni un carajo, por lo que los dos pequeños recién nacidos ya iban a ser hermanos mayores.
—¡Mamá, mamá! ¡Ya estoy listo! —exclamó Yori emocionado e inquieto, apareciendo por la puerta con su mochila en la espalda.
—¡Y yo también! —exclamó Kyo feliz y emocionado apareciendo detrás de su hermano.
—¿Se lavaron los dientes después de desayunar? —preguntó Jin mirándolos con un ojo abierto y perezoso desde el sofá, si el futuro equipo siete la mirase, dirían que ella tenía exactamente la mirada de Kakashi.
—¡Si! —exclamaron los gemelos.
—¿Se pusieron correctamente toda su ropa? —los niños asintieron acompañados de "Hum's" de confirmación— ¿Revisaron que no les faltase nada en la mochila?
—Comprobé la mochila de ambos, aunque por si acaso llevó dos de cada —habló Kyo con una sonrisa feliz y sus mejillas sonrojadas.
—Buen chico —Jin les sonrió a sus dos bebés extra emocionados por entrar en la academia ninja.
No había caso, incluso si odiara el lavado de cerebro de Konoha y las naciones ninja en general, no podía evitar que sus hijos amasen la divertida "magia" del ninjutsu y su genialidad.
—"Mejor prevenir, que lamentar" —hablaron Jin y Kyo a la vez, Yori rio divertido por los dichos de su madre.
—¡Dos cabezas piensan mejor que una, así que no te preocupes mucho por nosotros en la escuela, mamá! —sonrió felizmente Yori.
«Precisamente porque son las cabezas de ustedes dos que me preocupo.» pensó Jin mirando a sus hijos emocionados por la academia con una sonrisa impotente.
Sus hijos habían nacido fuertes y sanos, aterradoramente fuertes y sanos.
Como... sus pequeños puños eran realmente hábiles, dos pequeños genios que prácticamente se comunicaban por telepatía y, si se pusieran a luchar dos contra tres, esos dos pequeños diablillos terminarían ganándole a seis.
Pequeños monstruos aterradores, tuvo que limitar sus movimientos poniendo sellos gravitacionales por toda la casa para que no se movieran mucho y la destrozaran demasiado -solo dios sabe cuántos sellos puso en la casa-, pero de alguna manera, se adaptaron extremadamente rápido y tuvo que ir aumentando progresivamente la gravedad hasta que corriesen lo justo que haría un niño de su edad hasta cansarse.
Jin sospecha seriamente que si dejase a sus bebés jugar libremente como quisiera, esos dos podrían estar tres días y tres noches sin dormir jugando antes de que a la cuarta noche decidieran que tal vez tienen sueño.
—Vamos, los llevaré a la academia —Jin se levantó del sillón y tomó sus manitas.
—¿Papá no va a venir? —preguntó Yori buscando con su cabeza a su papá por todos lados.
De los gemelos, Yori era fácilmente el más inquieto, ruidoso y energético.
No es que Kyo no lo fuera, pero al menos Kyo intentaba mantener su fachada de niño bueno y buena influencia frente a los demás.
-el infierno tiembla si ese pequeño mocoso de Kyo se enoja-.
—Papá tuvo que ir a una misión urgente de último minuto —explicó Jin sintiendo las manitas de sus hijos apretarse alrededor de las suyas.
—Oh... —Kyo parecía decepcionado y triste.
—¡Pero prometió que nos iría a dejar con mamá! ¡Es injusto! ¡Papá no está cumpliendo sus promesas! —exclamó Yori molesto y sus ojos se aguaron.
—Papá lamenta mucho no poder ir con nosotros a la academia en su primer día, pero dijo que lo compensaría haciendo lo su misión lo más rápido posible y que, sino no alcanzaba a llegar para venirlos a buscar, entonces vendría durante toda una semana a dejarlos y buscarlos rechazando cualquier misión que le den —Jin miró a sus hijos haciendo pucheros.
—¿Lo prometes? —preguntó Kyo bajamente con los ojos un tanto opacos y llorosos.
—Por supuesto, de lo contrario, que exploten los próximos sellos que estoy haciendo —Jin declaró orgullosamente.
—¿Escuché que tendremos que evacuar toda la aldea? —preguntó Kakashi asomándose desde la cocina.
—¡Hum...! —Jin miró para otro lado molesta.
—Vamos Jin, no te molestes, solo digo una verdad posible, si explotasen tus sellos, nadie puede asegurar la seguridad de la nación del fuego —habló amablemente Kakashi mientras cargaba a Touwa, el cual tenía una manzana en la boca y miraba a sus hermanos con interés.
De la habitación de arriba, salió su papá (Banri) sosteniendo la mano de Atsuki y su padre (Sakumo) salió sosteniendo la mano de Shun.
—¿Están todos listos? —preguntó Jin mirándolos a todos de reojo, al ver que asintieron, Jin sonrió satisfecha— Miren, todos vamos a irlos a dejar a la academia, incluso su bisabuela nos está esperando en la entrada de la puerta, ¿Quién puede decir que su madre, sus abuelos y su tío los fue a dejar a la academia el primer día de clases?
Ambos niños sonrieron felizmente y alzaron el pecho, sí, puede que papá no esté, pero están los demás miembros de su familia, por lo que los gemelos se sintieron felices y cálidos por dentro.
Aparte, su papá les recompensaría yendo a buscarlos y dejarlos durante una semana si no estaba en este día tan importante, por lo que ellos no estaban perdiendo en absoluto.
Rumbo a la escuela, la animada familia llamó un poco de atención indeseada, después de todo, dos shinobis poderosos estaban sosteniendo a dos niños pequeños mientras que una chica relativamente desconocida lideraba el camino con dos niños más.
No me malentiendan, no es que Jin no sea famosa, es solo que, al igual que Orochimaru, es una ermitaña que siempre estaba encerrada en el laboratorio en vez de salir a socializar con otros ninjas o estaba en su hogar cuidando de los niños, por lo que quienes conocen cual es el rostro de este misterioso maestro de Fuinjutsu que logra cosas imposibles acompañado de Orochimaru son solo su círculo de amigos y los desafortunados Anbus que tienen que vigilarlos.
-Los Anbu necesitan un aumento de sueldo urgente-.
Jin sonrió suavemente mientras miraba a sus hijos saltar a su lado, por lo que los ayudó elevarse por más segundos apoyándolos con sus brazos y cargándolos ligeramente, haciendo que los gemelos riesen felizmente mientras saltaban hacia su escuela, emocionados por esta nueva aventura.
Mirando el brillo en los ojos de sus hijos, Jin supo sabiamente que debería encender un palo de incienso por sus pobres futuros profesores.
—Mamá, ¿Por qué ellos pueden ir a la academia y nosotros no? —preguntó Shun mientras tomaba la mano de su abuelo y su bisabuela Sayuri.
—Porque ellos son un año mayor que ustedes, el próximo año podrán asistir si así lo desean —Jin les sonrió suavemente a los trillizos.
—¡Sí, así es! ¡Nosotros somos más grandes y los protegeremos a ustedes, los pequeños! —exclamó orgullosamente Yori.
—Solo son un año mayor que nosotros —señaló Atsuki ligeramente insatisfecho mientras se cruzaba de brazos y hacía un puchero mientras que Sakumo reía ligeramente alborotando su cabello.
—¡No me importa! ¡Siguen siendo mis hermanos menores y los quiero mucho, por eso tengo que proteger a los menores! ¡Hum! —exclamó orgullosamente Yori cruzándose de brazos.
—El deber de los hermanos mayores es proteger a los menores —habló suavemente Kyo comuna sonrisa tímida en su boca y sus mejillas sonrojadas—. Ya sea un año de diferencia o unos meses, queremos protegerlos no por deber u obligación, sino porque los queremos mucho y nos preocupamos por ustedes.
—¡Kyo-nii-san es tan bueno! Tengo miedo de que se aprovechen de él... —suspiró afligido Atsuki y Kyo se sonrojó más.
—Es cierto, hay que proteger a Kyo-nii-san y a Touwa —asintió pensativamente Shun.
—¿Eh? ¿Por qué protegerme? —preguntó desconcertado Touwa, él no era menos fuerte o energético que sus hermanos, tampoco era un poco tímido como Kyo.
—Porque eres muy malo con las palabras, haces que parezcas frio cuando te estás muriendo de nervios por dentro —habló naturalmente Yori.
—¡Ciertamente! Si no fuéramos tus hermanos y supiéramos como eres, ¡Realmente crearíamos que eres muy frio! Y sin embargo... —Atsuki mira ambiguamente a Touwa el cual tenía una cara fría como si los quisiera matar, pero todos sus hermanos sabían que estaba muy avergonzado y solo quería meterse en un agujero y esconderse.
—Touwa es tan buena persona, pero es tan malo expresándose —suspiró en un lamento Shun y negó con su cabeza.
—Pero Touwa tiene un buen corazón y eso es lo que importa, incluso si se ve un poco apático —habló suavemente Kyo intentando defender a su hermanito.
—¡Kyo-nii-san...! —lamentó Touwa, si alguien lo escuchara, creería que está regañando a Kyo y está enojado, pero todos sabían que estaba lamentándose que incluso su amable hermano mayor estuviera de acuerdo con la intimidación de los demás.
Los adultos rieron mientras veían a los niños discutir entre ellos, el ambiente era cálido y ameno, no mucho después, llegaron a la academia, donde también había un montón de otros padres que alentaban a sus hijos y los iban a dejar, algunos niños incluso lloraban porque no querían separarse de sus padres, pero los adultos los regañaban y solo les quedaba aguantar sus mocos mientas miraban a sus padres alejarse de ellos.
Jin entró con los niños a la academia y los ayudó a encontrar su salón -ciertamente no quería que se perdiesen y terminaran haciendo un caos, darles mucha libertad a sus chicos era como dispararse en el pie-. Frente a la que fue su antigua aula de clases, Jin sonrió nostálgicamente mientras vía las sombras de sus recuerdos de infancia.
Sus amigos ya no eran tan pequeños como en ese entonces y ella incluso ahora estaba casada y tenía cinco maravillosos hijos, incluso si de vez en cuando eran un dolor en el trasero con sus travesuras. Jin besó dulcemente las frentes de sus dos pequeños bollitos de amor, acarició sus mejillas, les arregló el pelo y la ropa, junto con acomodarles bien la mochila y se acercó con ellos para dejarlos en la puerta de su salón de clases.
—¿Habibi Jin? —una voz desconocida la llamó desde el marco de la puerta y Jin miró al hombre frente a ella, sus ojos se abrieron ligeramente en shock y su boca no emitió ni un ruido.
—¿No...ri? —preguntó casi en shock Jin y miró al Hyuga que estaba en el marco de la puerta, inconscientemente apretó las correas de las mochilas de sus hijos.
—Mm... —el hombre asintió ligeramente y desvió la mirada sin poder verla, sus hijos sintieron el extraño estado de su mamá y se aferraron a cada lado de su kimono, como si se aferrasen a sus muslos de una manera protectora mientras miraban desconfiados al hombre de cabellera verde oscura.
Jin, al notar a sus hijos, se obligó a recomponer su compostura y salir del shock, suavemente acarició sus nucas hasta bajar a sus espaldas para relajarlos.
—¿También vienes a dejar a tus hijos? —preguntó amablemente Jin con una sonrisa suave en su boca.
—No, soy el maestro de esta clase —habló el hombre y luego miró a los dos niños a cada lado de Jin, eran prácticamente iguales a su compañera de equipo, cabellos azul celeste, ojos fucsias con forma de corazones, lunares en forma de corazón debajo de sus regordetas mejillas.
Ambos niños eran prácticamente iguales a ella, si no fuese porque eran dos copias a carbón de lo que alguna vez fue el último muerto de su clase y la oveja negra del clan Uchiha.
—Tú...
—¡Kaa-chan! ¿Quién es él? —preguntó abruptamente Yori, interrumpiendo grosera e intencionalmente a ese hombre de ojos pálidos.
—Él es un antiguo compañero de clase de mamá, también fue mi compañero de equipo genin, Hyuga Nori —habló suavemente Jin—. Nori, ellos son Uchiha Yori y Uchiha Kyo —Jin los empujó un poco para que el hombre los viera y distinguiera—. Son mis hijos.
—¡Hum! —Yori desvió la mirada y no se presentó, molesto porque su madre se veía incomoda frente a esta persona.
¡Si incomodaba a su mamá, no era buena persona!
—Un placer conocerle, Hyuga-san —Kyo se inclinó respetuosamente según la etiqueta adecuada —. Mi hermano puede ser un poco cerrado cuando está con personas que no conoce muy bien, espero que pueda disculpar su comportamiento —Kyo sonrió amablemente y, cuando Yori miró la sonrisa de su hermano, supo que era bastante plástica.
Hum, parece que no es el único molesto con ese hombre Hyuga, parece que alguien sufrirá una oleada de bromas.
—Mmm... —Nori asintió—. A partir de ahora, seré vuestro tutor.
—¿Eh? ¿Te convertiste en maestro de la academia? —preguntó Jin desconcertada por ese giro de acontecimientos.
Jin estaba bastante segura que él estaba un poco loco por las misiones, como Kakashi en el canon, ¿Cómo es posible que ese loco de las misiones no fuera un ninja activo o incluso un Anbu y se resignara con solo ser un maestro de academia? Ella estaba segura que él no se detendría hasta ser al menos un Jounin o un Jounin alto y, en términos generales, ciertamente no le faltaba talentos para lograrlo, ¿Entonces por qué?
No la malentiendan, Jin no desprecia a los maestros de academia, pero la mayoría son solo Chunin alto como máximo, a los Jounin realmente no les interesa el horario de la academia o enseñar, e incluso si quisieran enseñar, entonces simplemente se volverían Jounin sensei de equipos de genin graduados, nunca se tomarían la molestia de entrenar a alguien desde cero y sin conocimientos básicos y teóricos.
Además, la paga de un maestro de academia no es tan alta, pero al menos es constante.
Es un lugar... en donde básicamente te quedas estancado y no progresas mucho.
Nunca imaginó a... Nori como maestro.
Ayumu-kun tenía más posibilidades de volverse maestro solo para evitar ir a misiones tediosas, pero no esperaría mucho de sus clases.
—Hum... —Nori asintió bruscamente—. Después de esa misión no me pude acostumbrar a que mis ataques de un brazo fuesen un poco más lentos que el del otro y no tener la vista completa de un ojo, aunque estuve en varias misiones durante un tiempo después, al final decidí volverme maestro de academia.
—Veo... —Jin miró arrepentida al Hyuga—. Lo lamento, si hubiera tenido más habilidad...
—Si hubieras tenido más habilidad, ahora serías Hokage —bufó el hombre—. No te recrimines por eso, nadie podría haber hecho un mejor trabajo que tú, quizás lady Tsunade, pero dudo que me hubieran dado prioridad sin los logros correspondientes.
—¡No le hables en ese tono a mamá! —exclamó agresivamente Yori mirándolo enojado.
—Mamá nunca fue grosera con usted —continuó Kyo frunciendo el ceño, ya planeando venganza en nombre de su madre.
—Bebés, tranquilos —Jin les sonrió a sus pequeñas dulzuras y les desordenó el cabello que previamente había ordenado.
No es como si su desordenado cabello azul celeste fuese a ser controlable, tenían la misma melena salvaje que su padre y la única manera de controlar su cabellera sería rapándolos, pero Jin no era tan cruel como para hacerle eso a sus pequeños.
—¿Por qué no mejor van a conocer a sus nuevos compañeros de academia, mm? Tal vez se hagan muchos amiguitos nuevos, ¿No creen? Después de todo, mis hijos son los más encantadores~ —Jin rio ligeramente y se agachó a la altura de los niños para darles un besito en la mejilla a cada uno.
Ambos niños se sonrojaron ligeramente y se pusieron un poco tímidos, pero definitivamente estaban orgullosos de los halagos de su mamá.
—¡Hum! Pero no queremos dejar sola a mamá —Yori fue un poco más renuente a alejarse de Jin mirando con desconfianza a su nuevo maestro.
—Está bien, no me pasará nada, después de todo, ¡Soy muy fuerte! —exclamó Jin elevando su brazo y tocándose en bíceps con una mirada arrogante.
—Pero mamá siempre está debajo de papá —Yori miró con lastima a su madre, Jin tosió sonrojándose y mirando avergonzada y nerviosamente a su hijo.
—¡¿D-de qué estás hablando?! —chilló paniqueada Jin sintiendo como los nervios corroían su piel.
¿Qué estaba pasando? ¿Acaso los sellos silenciadores no funcionaron? ¿Los sellos de alarma de niño en su habitación desaparecieron? ¿Sus bebés la vieron a ella y Obito haciéndolo?
—Siempre que entrenas con papá él te derriba y se quedan en el suelo juntos —continuó Yori y Jin suspiró aliviada.
Al parecer, tendría que dejar de mimar a Obito con su momento de paz después de los entrenamientos o sus hijos podrían decir cosas tan desubicadas como esta, ¡Básicamente se podían malinterpretar!
—Nuestros entrenamientos son más juegos, Obito-kun no quiere lastimarme y yo tampoco a él, así que evitamos entrenar fuertemente entre nosotros, pero si realmente quisieras ver mi fuerza, tendrías que verme entrenar con el tío Guy o con Orochi-san —suspiró Jin aliviada—. Haha... solo no se metan en medio de mis peleas con Orochi-san... no... es mejor que nunca me vean peleando con Orochi-san.
Si... Jin empieza a recordar el nivel de destrucción que causan en sus estados sello-maniáticos y es mejor no tener vida cercana o será destruida accidentalmente.
No, absolutamente no, sus hijos tienen prohibido acercarse al laboratorio de ambos.
—Aparte, mi ropa está plagada de sello, realmente son pocas las personas que me pueden tocar, ¿Saben? Solo Orochi-san, Tsunade-sensei, Kushina-san, Rin, Shizune, Anko, Kurenai, Obito-kun y Minato-sama —habló Jin mirando tranquilamente a sus hijos—. Bueno, ahora es más estricto ya que puse una restricción para que toda la gente no pueda tocarme a menos de que esté herida, por supuesto, eso excluye a mis bebés y a mi esposo, los cuales pueden tocarme siempre que quieran y necesiten un abrazo y un beso.
Los niños fruncieron el ceño desconfiando de su madre, Jin suspiró.
—Nori-san, ¿Podrías intentar agarrarme de la muñeca? —preguntó Jin estirando su brazo y dejando que Nori, el cual arqueó una ceja intentara tocar su muñeca.
—Tus sellos han mejorado... —murmuró el hombre con el Byakugan encendido, observando la asquerosa barrera protectora que mantiene sus manos alejadas del cuerpo físico de Jin en 2 centímetros.
—Bueno, por supuesto que sí, ha pasado mucho tiempo desde que no nos vimos y, pasando tanto tiempo con Orochi-san, Kushina y, ocasionalmente, Hokage-sama, es normal que mis habilidades de sellado mejoren con el tiempo —Jin se encogió de hombros despreocupadamente, como si su progreso no fuese nada impresionante.
Confirmando que su madre era intocable, los gemelos tiraron del Kimono de Jin para que se agachase y ella, curiosa de lo que querían decirle sus bebés, se agachó hasta su altura, solo para recibir dos dulces besos en cada mejilla y mirar sorprendida a sus bebés, que corrieron lejos de ella con las mejillas sonrojadas.
—¡Nos vemos luego, kaa-san! —gritaron ambos entrando en el salón de clases y ella les sonrió moviendo su mano suavemente para despedirlos.
—Bueno, entonces me despido, Nori-san... —habló amenamente Jin, pero de alguna manera, se sentía tan distante que Nori hizo una línea con su boca, mirándola darse la vuelta para marcharse, Nori tuvo una expresión complicada en su rostro.
—Espera... —detuvo Nori y Jin se volteó al hombre con una mirada interrogativa—. Yo... lamento mi comportamiento mientras éramos equipo Genin y Chunin, fue inmaduro y os traté a ti y a Nara-san de una manera terrible, mi comportamiento no tiene excusas —Nori hizo una reverencia perfecta hacia Jin, la cual abrió sus ojos sorprendida.
Vaya... jamás esperó recibir disculpas de este apático hombre.
—También lamento mucho haberte juzgado y tratado de una manera especialmente dura, me dejé influenciar por comentarios y pensamientos ajenos en vez de construir mi propio juicio sobre ti y darte una oportunidad para conectar —continuó Nori en su reverencia.
—Oh... la verdad, nunca esperé recibir una disculpa de ti, Nori-san... —habló torpemente Jin mirando al hombre que se disculpaba tan seriamente—. Eso está en el pasado, no hay que preocuparse por eso, ya pasó y veo que has cambiado, estás menos tenso y afligido de cuando eras niño.
Nori no deshizo su reverencia.
—Nori-san, está bien, te disculpo, no es necesario ser tan formal conmigo, ¿Está bien? Solo levántate —Jin habló un poco incomoda mirando la actitud seria del hombre, pero Nori no se levantó.
—Y yo... yo agradezco que me hayas salvado la vida... —habló lentamente el hombre, con un toque de vulnerabilidad en su voz—. A pesar de que os traté tan mal a Nara-san y a ti... tú... tú me salvaste la vida a costa de tu propio bienestar... a pesar de que podías habernos abandonado...
Nori tembló un poco.
—Gracias por salvar mi brazo, gracias por salvar mi ojo, si no hubieras estado ahí, los hubiera perdido para siempre y hubiera quedado lisiado, lo cual sería una gran vergüenza dentro del clan —Nori cerró sus ojos con fuerza sintiendo su cuerpo temblar.
Por solo decir vergüenza, porque por la humillación que le harían pasar al ser alguien talentoso de la rama secundaría que quemó sus alas demasiado rápido, que perdió su Byakugan en una misión tan importante... es posible que le hubiera hecho pasar una vida peor que la muerte.
Si hubiera perdido un brazo y un ojo, hubiera preferido morir en el campo de batalla que volver a su clan.
Al menos su hermana no sufriría con la vergüenza y humillación de haber caído ante las fuerzas enemigas sin haber luchado hasta el final.
—Está bien, ustedes aún se arriesgaron por mí a pesar de que sabían que era una lucha perdida —Jin tocó suavemente la espalda de Nori de manera reconfortante.
Puede que otros no puedan tocarla con sus sellos, pero ella a ellos sí, un sello unidireccional que solo ella mantiene el control.
Mejorado después de que casi la golpearan accidentalmente en el estómago mientras estaba embarazada, ella jamás permitiría que lastimaran a sus bebés, incluso si era accidentalmente.
—... —Nori sintió lágrimas de impotencia caer por sus ojos mientras temblaba levemente.
Recordó el día que despertó luego de esa catastrófica misión suicida, no entendía ni siquiera como es que estaba vivo cuando prácticamente le habían cortado desde la frente hasta arrancarle el brazo, pero ahora él estaba en el hospital de Konoha, lo sabía por la exuberante naturaleza, el olor característico a hospital y el hecho de que las cortinas de las ventanas y las separaciones por cama también tenían un pequeño logo de Konoha impreso en ellos.
Un mecanismo desarrollado para que los shinobis supieran que están en casa y no en un entorno enemigo.
Nori estaba confundido al principio, cuando apareció una enfermera, ella le explicó que estaban en Konoha, le explicó cómo llegó aquí y le señaló el estado de sus compañeros de misión, Ayumu había sido operado en una cirugía de emergencia apenas llegó al igual que su sensei y él, pero no hablaron de Jin.
En ese momento de aturdimiento, Nori se sintió un poco conmocionado y confundido, cuando preguntó por ella, recordó lo que dijo la enfermera que lo miraba con lastima.
—¿La chica que los trajo aquí? Oh, esa pobre criatura... ha estado en constantes cirugías desde su llegada, Tsunade-sama y Orochimaru-sama se encargan personalmente de atenderla y vigilarla constantemente, su sistema de chakra estaba completamente arruinado, tuve la suerte de echarle un ojo y, a menos de que suceda un milagro, sería imposible que esa chica sobreviviese con su sistema de chakra tan quemado como el que tenía —suspiró la enfermera negando con su cabeza—. Era un moretón andante cuando la desvistieron, no había parte de su piel que no estuviera libre de moretones, cortes o heridas, incluso la mayoría de sus huesos estaban ligeramente magullados, no rotos, pero lo suficientemente lastimados como para doler como uno.
La enfermera siguió parloteando sobre el estado de Jin hasta que finalmente se fue luego de hacerle unos chequeos rápidos, después de dos meses salió del hospital tras rehabilitaciones echas por las aprendices de Tsunade-sama, las cuales se tomaban muy enserio su trabajo.
Dos días después de salir, se encontró con Ayumu el cual no tenía su forma perezosa normal, estaba prácticamente enojado con el mundo, irritable y muy despierto, su encuentro fue básicamente Ayumu tirándole mierda y siseando veneno, no fue hasta que especificó con sumo lujo y detalle sobre como Jin los trajo de vuelta a Konoha cuando podría haber escapado sola, que Nori entendió porque el Nara estaba tan jodidamente enojado.
Porque Jin los creía tan valiosos, que no le importaba arriesgar su vida a costa de todo y por ellos, es que ella estaba en coma mientras dos de los legendarios Sannin se encargaban de intentar arreglarla exhaustivamente.
Jin tenía demasiado que perder y aun así los eligió por sobre ellos, lo cual era, en cierto sentido, desgarrador.
Había demasiadas personas preocupándose por ella, demasiadas que darían cualquier cosa por estar en su lugar para que la herida no fuese ella.
Y, sin embargo, es ella quien está en esa camilla y son ellos quienes están relativamente "sanos", si es que se puede decir de alguna manera.
Estaban heridos, pero vivos.
Desde ese día, Nori no podía acercarse a Jin sin sentirse culpable, realmente intentó entrar en su habitación de hospital, pero al verla en la camilla, siempre recordaría las palabras de Ayumu como una especie de pesadilla constante, porque a pesar de que al final la "salvaron", él fue uno de los que decidió abandonarla en el campo de batalla al ver que era inútil ayudarla.
Sentía tan asquerosamente culpable.
Él la habría abandonado sin dudarlo, ya sea que pusiera en riesgo su misión o su vida, de cualquier forma, Nori la hubiera abandonado.
Pero Jin no.
Jin pensaba en ellos como su equipo.
Como su gente preciada.
Él no.
No importase si fuese Ayumu, Jin o incluso si sensei, él los botaría a todos si eso significaba cumplir con su misión y ganar el mérito suficiente como para que Natsu no sea maltratada.
Natsu, su dulce hermanita... Nori sacrificaría el mundo si es que no tuviera ese sello maldito por mantenerla a salvo.
Sabía que su hermanita sería hermosa, una completa belleza... por eso temía, tenía un miedo paralizante de que su preciada hermanita fuese usada como manga de polla, que día a día sufriera a manos de esos cerdos asquerosos de la rama principal, que fuese abusada hasta la muerte -como su madre-, que ella decidiera que el otro mundo es mejor que dar un aliento más -como su padre, al enterarse del fallecimiento de su madre-...
Nori estaba aterrorizado.
Por eso no le importaba hacer amigos o encariñarse con nadie, ni siquiera podía proteger a su hermana con pocos logros, ¿Cómo protegería a alguien preciado para él?
Era imposible.
Se enfrascó tanto en los logros que necesitaba urgentemente que se olvidó de las conexiones.
Incluso inconsciente, Jin lo ayudó.
No hay día que Nori se sienta culpable, en especial cuando leía las cartas que Jin le enviaba constantemente, pero él jamás pudo responder.
Cuando Yondaime-sama asumió el puesto, después de ver el caso en el que estuvieron involucrados y adivinar -aterradoramente- correctamente de la razón de sus acciones al ignorar cualquier lazo, él se decidió firmemente a destruir por completo la estructura de Konoha para evitar que, según él, la podredumbre siguiera extendiéndose.
Eso incluía, naturalmente, al clan Hyuga y su sello maldito de la familia principal.
El líder de clan estaba sorprendentemente de acuerdo con las nuevas políticas del Yondaime, por lo que se juntaron en secreto y organizaron y planearon bajo las narices de los ancianos del Clan Hyuga, haciéndolos ciegos y tontos mientras lentamente iban quitándole los sellos de la familia principal a los shinobis de bajo calibre, cambiándolos por unos que simplemente evitarían que sus ojos cayeran en manos enemigas.
No esclavitud.
No dolor.
Solo que cuando tu corazón se detuviera y te intentaran sacar los ojos, los ojos se derretirían.
Mientras nadie acerque sus manos con intenciones de sacarte los ojos, tu cadáver permanecería intacto.
Nori logró conseguir permiso para sacar a su hermana del recinto, "casualmente" se encontró con Kushina-sama, conversaron y "tomaron el té" en su casa.
Natsu ya no tiene ese sello maldito.
Natsu es libre.
Natsu es la criada principal para cuidar a Hinata-sama y Hanabi-sama.
—Te debo mi vida —y también la de mi hermana, no mencionó—. Si algún día necesitas ayuda, no importa que tan difícil sea, haré mi mejor esfuerzo para ayudarte.
—Lo necesitarás si vas a ser el maestro de mis hijos —Jin bromeó ligeramente obligando a Nori a levantarse y dulcemente le quitó las lágrimas—. Te lo digo enserio, lo vas a necesitar mucho.
—No creo que sean tan terribles...—balbuceó Nori sintiéndose un poco tímido mientras Jin le secaba las lágrimas y le entregaba un pañuelo.
—Oh no... todo lo que sufrí por culpa de tu actitud de mierda mientras éramos genins y Chunin será pagada en una semana de cuidar a mis hijos —Jin tenía una sonrisa de comer mierda en su rostro—. Me apiado de tu pobre alma, Nori-sensei, de antemano, te agradezco por liberarme de ellos durante ocho horas al día.
Jin palmeó los hombros de Nori con una pequeña sonrisa.
Nori sintió un presentimiento extraño.
—Por cierto, nunca respondiste mis cartas, ¿Te llegaron o no? —preguntó medio en queja medio en puchero Jin.
—... sentía culpa —respondió directamente Nori sin querer escuchar la próxima pregunta de Jin.
—Ah... bueno, ahora que lo pienso, eso tiene bastante sentido —asintió comprensivamente Jin— Pero ignorar mis cartas durante años... —Jin sonrió dulcemente y Nori sintió un dolor agudo en sus clavículas mientras Jin seguía presionando sus pulgares de una manera extremadamente dolorosa—. Ni siquiera un "deja de escribir" o "lo siento", sino que una nada absoluta...
—... —Nori sintió que le iban a partir las clavículas mientras se inclinaba y agachaba por el dolor, pero Jin no lo soltaba.
—Ara~, ara~, supongo que al menos conocerás la situación de Ayumu-kun, ¿Verdad? —preguntó con esa amable sonrisa que Nori estaba empezando a temer.
—En el departamento de T&I, piso menos tres, habitación doscientos cuatro, tiene de novia a una chica Akimichi... —Nori, sin piedad, arrojó a su ex compañero de equipo debajo del carruaje.
—Ara~ Ara~ entonces supongo que sabrás que también le envié cartas... —Jin sonrió tan enfermizamente dulce que Nori sintió que tendría pesadillas con ella, pero al menos ahora no tendría que ir al hospital antes de hacer su clase... o hacer su clase con las clavículas rotas.
—Supongo que no responde por culpa... él era el más afectado con todo... —jadeó Nori y Jin dejó de presionarlo al ver que delataría a todos tan fácilmente.
—¿Y Yoshito-sensei? —preguntó aireadamente Jin.
—No me hables de ese bastardo —Nori chasqueó su lengua con una voz molesta mientras se brotaba las clavículas magulladas.
Jin no le mintió a sus hijos cuando dijo que era fuerte, ¿Le quedarían moretones?
—¿Sucedió algo después de que no estuve? Nadie me decía nada de ustedes después de que desperté —preguntó Jin mirando curiosa al Hyuga el cual se puso de mal humor.
—Él lo sabía... —siseó Nori molesto.
—¿Perdona? —preguntó confundida Jin.
—Yamanaka Yoshito sabía a lo que íbamos, no nos dijo toda la información de la misión —habló molesto Nori—. Ese hombre no solo ocultó información de vital importancia, sino que no nos informó sobre que era una misión suicida, era una misión para eliminarnos.
Nori estaba muy, muy molesto, tenía un humor extremadamente agrio en ese momento.
—¿Qué...? —Jin miró en shock al hombre mientras toda la sangre de su cuerpo se drenaba al instante.
—Jin, a ese hombre nunca le importamos de verdad, ¿Por qué de otra manera nos darían misiones a un grupo de Chunin que ni siquiera estaba especializado en el rastreo, recopilación de información y tortura tan importante? Incluso si Yoshito fue un miembro de Anbu antes de ser maestro, eso sigue sin dar excusas suficientes. No éramos un grupo de Chunin demasiado destacados y sobresalientes, tampoco había suficientes Jounin o al menos un Jounin especial o apoyo Anbu, era simplemente una misión para deshacerse de espinas en el costado.
—...
—Jin, ¿Sabes que apodo te pusieron en la tercera guerra ninja? Te pusieron "el devorador de sueños", porque tus sellos de genjutsu básicamente eliminaron cualquier rastro de sueño, lealtad o aspiración hacia la vida shinobi o la aldea. Básicamente los convertiste en otras personas con tus recuerdos infundados, tus sellos se volvieron una amenaza al tener demasiadas fuentes de apoyo detrás de ti, eras, en el mejor de los casos, una pieza rebelde en el tablero del gran juego que es Konoha, en el peor de los casos, un enemigo oculto, un revolucionario o un derrocador, alguien que desafía el estatus quo de las grandes naciones.
—...
—Yoshito te separó a propósito, ciertamente teníamos menos reservas que antes para las comidas, pero no es necesario comer alimentos frescos o recién preparados siempre, aun teníamos los suficientes suministros de comida como para alimentarlos con píldoras del soldado, las bolsas nutricionales que crearon Tsunade-sama y Orochimaru-sama o con raciones de carne seca, podíamos soportar hasta que "se completase la misión" sin que te fueses. La idea principal de Yoshito era simplemente alejarte para que murieras.
—N-no... —Jin miró pálida Nori, mientras las lágrimas apenas estaban contenidas en sus ojos.
—Yamanaka Yoshito... no es un buen hombre, no es el sensei cariñoso que creías que era... él siempre estuvo informando sobre ti, estuvo planeando contra ti porque eras una pieza inestable y, en ojos de la persona incorrecta, una amenaza para Konoha —Nori miró fijamente a Jin, la cual parecía que su mundo había colapsado—. Yoshito nunca esperó que progresaras, no te prestaba especial atención para que mejoraras, sino que lo hacía para entorpecer tu camino, en su opinión, las mujeres civiles no deberían de ser kunoichis, él lo ve como algo aberrante...
Nori miró a la temblorosa Jin y estiró su mano, pero luego la retrajo.
Él no era nadie para consolar a Jin, no tenía ese derecho, no, cuando no era tan diferente a su sensei.
—Sensei estaba dispuesto a sacrificarnos a todos "por el bien de Konoha".
Jin se desploma en el suelo, en shock.
—Sensei te entorpecía, bromeaba contigo sobre tu interés en Uchiha Obito-san no porque estuviera intentando acercarse a ti de una forma humorística y burlona, sino porque quería que te casaras rápidamente con Uchiha-san, ya que, considerando las estrictas normas sociales del clan Uchiha, una vez que la mujer se casaba con un miembro del clan, esta permanecería en el hogar, cuidando de los niños y la casa, asegurándose de que el marido esté bien atendido y no pueda retomar su camino como shinobi.
Nori cerró sus ojos mientras apretaba los puños.
—Lo siento, Yoshito-sensei no es quién crees que es...
—P-pero... pero me r-rescataron, ¿N-no? S-saltaron a s-salvarme de los de Iwa... —tartamudeó pálida y llorosa Jin.
—Yoshito nos dio la orden de abandonarte, yo estuve de acuerdo con ello porque era esencialmente imposible rescatarte. Ayumu fue quien saltó a salvarte sin importarle la vida a la muerte, él nos obligó a actuar —confesó Nori—. Lo siento, no soy la buena persona que creías que era.
Jin miró a Nori con los ojos empapados en lágrimas y negó con su cabeza mientras retrocedía un poco arrastrándose, sus manos sostuvieron su cabeza mientras negaba.
No, no podía ser cierto.
Nori estaba mi entiendo, nada... eso no podía ser real, ¡Nori estaba mintiendo!
—Lo siento... —murmuró apenado Nori al observar cómo Jin se alejaba de cualquiera y desaparecía corriendo torpemente.
Fue cruel, fue innecesario, pero... Nori cree que es mejor que Jin supiese la verdad antes de que viviese en un mundo de fantasía en donde todos son buenos... nadie fue bueno con ella... al menos no ellos...
Si se volvía a encontrar con ellos, Nori prefería que supiera la verdad en vez de ser tan amables con ellos cuando no merecían su bondad.
Odiaría que Jin fuese amable con el bastardo que le arruinó la vida.
Entiende que Yoshito-sensei no tenía manera de negarse a la misión, pero ni siquiera había equipos Anbu siguiéndolos, estaban tan convencidos de que Yoshito haría su parte del papel, que básicamente le hicieron la vista gorda y los dejaron sin supervisión, si Yoshito hubiera dicho algo, si él tan solo hubiera decidido preocuparse por ellos por sobre la aldea, ellos... todo...
Tal vez todo habría sido distinto.
Nori se pregunta, si Habibi Banri-sama supiera que su hija estuvo a punto de morir por las maquinaciones de la aldea, ¿él continuaría apoyando tan generosamente la economía de la aldea de Konoha? ¿O dejaría que Konoha ardiese en el fuego del infierno que le correspondía?
Nori está muy decepcionado con la aldea, aunque sus percepciones habían mejorado mucho con Yondaime-sama a la cabeza, saber que desde que Sandaime-sama tomó cargo del puesto de Hokage han ocurrido tantas eliminaciones sistemáticas de "genios" o buenos shinobis en general, que Nori no está dispuesto a creer en este sistema podrido que tiene Konoha.
Por eso decidió unirse a la academia, no podía cambiar el sistema podrido desde la base, no tenía el suficiente poder, habilidades, conexiones o incluso financiación para ello.
Pero si falla el lavado de cerebro del Sandaime, entonces será un pequeño cambio imperceptible al principio hasta que finalmente se vuelva una llama incontrolable que consuma toda Konoha.
¿Sus acciones podrían causar una posible guerra civil? Si, ¿Le importa? No.
Si incluso los genios shinobi de los grandes clanes ninja son aplastados como hormigas antes de que puedan crecer en poder e influencia, ¿Cuántas palomas civiles han muerto antes de siquiera salir del huevo? ¿Cuántos niños civiles prodigios han sido exprimidos y desechados a una muerte orquestada?
Nori se estremece de solo pensarlo, su compañera Jin solo fue una de muchas víctimas del despiadado y cruento lavado de cerebro que solo sigue al Sandaime-sama ciegamente, que crea armas en vez se shinobis consientes y pensantes de sus acciones.
Porque si piensan, son eliminados, si cuestionan, son eliminados, si tienen curiosidad, son eliminados y si escapan del destino de ser eliminados y borrados de la historia, entonces son convertidos en ninjas renegados, pícaros que no hicieron nada malo aparte de hacer una pregunta y resistirse a una muerte injusta y poco honorable.
Nori entra a su clase, mira a los numerosos niños frente a él y luego de ver el libro de clases en su escritorio con el contenido para sus próximas lecciones, vuelve su mira a los niños nuevamente y solo ve lápidas.
Nori no quiere que esos niños sean criados como cerdos para matadero, él fue uno de ellos, él no quiere que ellos sean los mismo que él.
Nori quiere que sean mejores que él.
Nori les enseñará a sobrevivir bajo cualquier costo.
No a sacrificarse por la aldea, sino a vivir.
No sacrificarse por sus seres queridos, sino a vivir por ellos.
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Seamos Honestos, la historia se ha alargado muuucho~ por lo que quiero terminarla en este capítulo, ¿Creen que es un buen final o debería hacer otro final explicando unas pocas cositas más? La verdad es que, si hay extras o cosas así, desearía que las dejaran en el libro "cosas varias" y ahí actualizar especiales o más información del fic hahah
Por cierto, como punto aparte, ¿Podrían decirme donde puedo leer el manga completo de Naruto? Porque en TMO solo esta el manga full color que tiene menos de 100 capítulos del manga :(
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