CII. Clase
Hoy, voy a morir *inserte música triste de Naruto*
Nah, nah, fuera de bromas, me van a sacar las dos muelas del juicio de arriba, saben? Voy a andar pal Loli, por favor, comenten bastante y puede que haya cap doble, no sé, depende de si sus comentarios me hacen reír y me distraen de mi inevitable final... *Mood dramática*
Está historia está llegando a su fin, de hecho, ya escribi como Obito le pide matrimonio a Jin y, aunque iba a escribir toda la boda, no lo haré porque sería alargar muchísimo la historia, lo mas probable es que una boda típica japonesa sintoista con veneración a la diosa Amaterasu sea en la historia de Kagami
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Desde que vio lo que pudo haber sido el horrible y trágico futuro de la mujer que más ama en este podrido mundo, Obito no pudo dejar de pensar en lo que vio esa noche.
Inevitablemente, su mente caería en la oscuridad de lo que pudo haber sido la vida de su preciosa novia sin él, sus pensamientos traicioneros llevándolo a ese retorcido lugar en donde la esperanza se había perdido e, incluso si intentó ocultarle lo mejor posible a Jin y a sus amigos sobre sus pensamientos errantes, su mente no para de ir a aquel horrible futuro que le encogía el corazón y lo hacía un desastre emocional.
-ira, rabia, impotencia, dolor, tristeza, ese sentimiento desbordante de querer destruir ese miserable mundo-.
Jin... su dulce Jin...
-Este mundo no tiene sentido si no tiene a Jin en él-.
Los ojos de Obito sangraron en carmesí mientras sus puños se apretaban, podía recordar su piel pegada a sus huesos, sus ojos sin vida, la falta de sueños y esperanzas en su rostro, como el único alivio que obtuvo de su sufrimiento fue la muerte... muerte que provino luego de haber sido golpeada, torturada y abusada por aquel maldito bastardo monstruoso que se hacía llamar su esposo y el padre de sus hijos...
Obito sintió una mano en su brazo y se sobresaltó, el Sharingan se apagó mientras miraba aturdido y confundido a Rin, la cual estaba vendando su brazo luego de una misión en la cual fue un poco descuidado.
-no fue su culpa, solo quería matarlos a todos porque necesitaba desahogarse, ¿Qué posibilidades había que el hueso del enemigo saliera disparado por un golpe particularmente brutal y cortara su brazo? Su regeneración por si sola era lo suficiente como para no importarle una herida como esa, pero de alguna manera, parecía que los enemigos posteriores querían arrancarle el brazo porque siempre atacaron a su jodida herida, causando que se regenerara solo para volver a ser abierta en un ciclo interminable sin fin-.
—Obito, ¿Qué sucede? —preguntó Rin mirándolo preocupada, sus ojos achocolatados brillando con una ligera duda.
Rin se preocupaba profundamente por sus amigos, incluso si su personalidad se había vuelto un poco más agresiva, decidida y un poco iracunda luego de entrenar con Tsunade, seguía siendo la misma Rin de corazón noble y blando de su infancia, aquella que se preocuparía profundamente por sus amigos y conocidos y que haría cualquier cosa por ayudarlos, no por nada se volvió ninja médico.
Ella podía ver perfectamente como Obito estaba afligido por algo, no podía ocultarse de sus ojos.
No, es incorrecto decir que solo Obito no podía ocultarse de sus ojos, todos sus amigos no podían evitar la mirada profunda que les daría si es que sentía que algo iba mal con ellos.
Sobre todo, Jin, aunque Rin temía preguntarle de vez en cuando porque no quería ser convencida de unirse a una secta religiosa en donde los sellos serán su único dios verdadero.
Pensando en ellos, Rin se estremece.
Maldita loca...
Deberían abrir otro hospital psiquiátrico.
—¿Mm? Nada... —respondió Obito distraídamente y Rin frunció el ceño mientras su preocupación aumentaba, Obito siempre hablaría hasta por las orejas, incluso con las cosas más pequeñas, por lo que responder cortamente siempre era indicativo de que algo estaba mal.
—Obito... —el tono de Rin fue suficiente como para que Obito recordara exactamente como se sentía de pequeño, su voz era como el de una madre o hermana preocupada por su estúpido hermano, quizás de niño no se daría cuenta, pero ahora que tenía una relación real, podía darse cuenta de los diversos tipos de afecto que existían y los tonos derivados de las emociones cálidas.
Rin siempre lo había visto como un hermano, él era un tonto por confundir esos sentimientos cálidos y familiares consentimientos apasionados y románticos.
Sabiendo que no podría escaparse de la mirada penetrante de su querida amiga de infancia y compañera de equipo, Obito suspira mientras decidía firmemente cambiar de tema a uno que podría considerarse preocupante por otros.
—¿El sello anticonceptivo se puede romper? —preguntó Obito distraídamente y Rin se congeló ante sus palabras, sus acciones se volvieron lentas y cautelosas.
Bueno, Rin ni otros no necesariamente saben que no tiene el sello anticonceptivo, porque al "morir" su sello se fue al carajo, aparte, ¿Alguien realmente cree que Uchiha Madara permitiría que alguno de sus descendientes tuviera un sello tan aberrante? Incluso si lo hubiera tenido, lo más probable es que Madara se lo hubiera quitado, ya sea por su propio orgullo Uchiha o por alguna cosa turbia como para amenazarlo con sus futuros hijos y familia si se desviaba del plan o, así mismo, utilizar a sus hijos si es que el ya no era útil.
En todo caso, básicamente la única que se cuidaba en la relación era Jin.
—¿Qué pasó exactamente? —preguntó Rin entrecerrando sus ojos a su mejor amigo y casi hermano.
—Nada... es solo... bueno... —Obito se sonroja ligeramente, su Jin... ¿Lo mataría si le dijera a Rin como la rellena hasta el borde? Probablemente si.
—¿Es solo qué? —preguntó Rin entrecerrando sus ojos aún más y cruzándose de brazos.
—Bueno... Jin y yo lo hacemos bastante... —Obito empieza a jugar tímidamente con sus dedos y se relame ligeramente los labios sintiendo la sequedad en su boca—. Y yo siempre me corro dentro...
—... —Rin mira a Obito tímido y su cara se vuelve inexpresiva... ah... por un momento, con la fama creciente que ha tenido este hombre y su carrera shinobi en ascenso, junto con su nueva madurez adquirida con el paso del tiempo... por un momento se le había olvidado que este mismo sujeto poderoso era el mismo que se quedaba dormido en las clases, no escuchaba a los maestros, no podía concentrarse ni para salvar si vida y, efectivamente, era un tonto.
Rin duda que Obito hubiera escuchado la clase de educación sexual.
Duda que hubiera escuchado una clase en general.
—Obito... —Rin se sienta en una silla y lo mira seriamente, antes de darle una clase completa sobre sexualidad que Obito no escuchó en sus dos vidas.
Obito sale seis horas después del hospital, Rin básicamente le dio una clase completa de todas las cosas, incluso de las vergonzosas y, aunque no sabe cómo volverá a ver a su compañera de equipo a la cara sin morir de la vergüenza, Obito siente que obtuvo información muy, muy valiosa.
Básicamente, puede romper el sello a la fuerza con muchas cargas o pedirle a Jin que le diga la palabra para desactivarlo mientras inyecta un poco de chakra en el sello, inhabilitándolo.
Usualmente, el sello no podría romperse e incluso si se rompiese, solo sería uno de los sellos, no ambos -tanto del hombre como el de la mujer-, pero como Obito no tiene el sello y Jin si, básicamente se trata de romper un solo sello haciéndole el amor intensamente a su dulce amorcito durante una semana completa, llenando única y exclusivamente su matriz hasta que se sobrecargue y deje de funcionar.
Caminando distraídamente hacia el laboratorio de Jin y Orochimaru, Obito observó a una pareja de ancianos tomados de la mano, el viejo hombre sostenía un wagasa (Paraguas de sol) entre ambos mientras caminaban despacio, sus ojos cariñosos conectaban de vez en cuando y se sonreían con ternura, como si lo único que importase en este mundo fueran el uno y el otro.
Obito tragó saliva ligeramente, él quería ser así con Jin, quería vivir toda su vida a su lado, quería tenerla para él y que incluso cuando sean viejos y arrugados ambos sigan amándose como el primer día.
Su mente empezó a vagar desde el momento en que se conocieron hasta la actualidad y lo que son, su mente empezó a recordar cada segundo en que convivió con ella, cada respiración y mirada que compartieron, diversos recuerdos inundaron su mente, desde bueno y alegre hasta malo, como cuando Jin les confesó la verdad sobre lo que estaba ocurriendo en su casa.
Antes de que se diera cuenta, había llegado al laboratorio en donde estaba su preciosa Jin con Orochimaru-san, ambos con sonrisas escalofriantes mientras murmuraban para sí mismos diversas cosas que Obito no estaba seguro de querer escuchar, por lo que bloqueó su mente y solo miró en silencio a Jin.
Era... era tan hermosa, la forma en que sus ojos brillaban ante la emoción de sus sellos, la ligera frustración en sus cejas si se equivocaba en algo, como hacía pequeños pucheros sacando el labio inferior con una mirada un poco agraviada ante la falta de reacción del sello, la forma en que sus mejillas se sonrojarían al ver que tuvo éxito y la forma en que los músculos de su garganta se contrarían ligeramente en una señal de que quería soltar un chillido feliz.
—Permiso... —Obito se estremeció ligeramente ante las miradas de ambos obsesionados de sellos, sus ojos estaban bien abiertos y la iluminación pareció fallar un poco dándole un ambiente un poco tétrico, como si dos serpientes fueran a cazar a un ratón, pero Obito lo atribuyó a su paranoia y lo descartó—. Jin... venía a buscarte, ya sabes...
Obito se sonrojó ligeramente mientras tocaba su nuca y desviaba la mirada, Jin pareció trabajar lentamente y dejó el pincel de lado antes de sonreír felizmente.
—¡Nos vemos, Orochi-san! —exclamó Jin corriendo hacia su kimono y Obi, el cual estaba en una silla apartada y empezó a ponérselo torpemente mientras se notaba un poco impaciente.
—¿Tu nuevo novio es más importante que tus sellos? —preguntó indignado Orochimaru mirando a su misma célula cerebral volverse papilla enamoradiza.
—Si... —respondió seriamente Jin y empezó a atarse el Obi en la cintura y caderas—. Sellos puedo hacer siempre, Obito-kun es eterno.
—Veo serias fallas es tus palabras, los sellos podrían durar eternamente con una mantención adecuada o si son los suficientemente poderosos y concisos, pero tu Uchiha es perecedero —señaló Orochimaru y Jin lo miró como si fuera tonto.
—Entonces más razones para pasar más tiempo con Obito-kun, duh... el tiempo es oro, Orochi-san, el tiempo es oro —habló Jin y fue corriendo hacia su pareja, el cual le sonrió ligeramente.
Orochimaru elevó una ceja y negó con la cabeza ligeramente, jamás entendería a estos mocosos.
Aferrándose al brazo de su guapo, fuerte y atractivo novio, Jin caminó apoyando su cabeza en el hombro de Obito, sus senos aplastando suavemente el brazo del Uchiha el cual estaba ligeramente sonrojado, pero ya estaba un poco acostumbrado.
Jin era tan pegajosa... no es que se quejara, si fuera por él, estaría pegado a sus caderas todos los días de la semana a todas las horas del día, lamentablemente, él tiene misiones y Jin a veces se obsesionaba un poquito demasiado con sus investigaciones de sellos.
—¿Cómo fue tu día? —preguntó suavemente Obito mirando a Jin, la cual se sonrojó y apartó la mirada.
—Bien, ¿Y el tuyo? ¿No tenías una misión hoy? —preguntó Jin mirándolo tímidamente detrás de sus largas pestañas y Obito sintió su corazón latir frenéticamente en su pecho.
—Bien —Obito sonrió suavemente—. Aunque tuve que ir con Rin, ¡Pareciera como si se hubieran ensañado con mi brazo! ¡Cielos! ¿Querían dejarme más manco?
—¡¿Qué?! ¡¿Fuiste herido?! —Jin se separa de su brazo y lo mira con preocupación mientras empieza a palpar su cuerpo en busca de heridas con un rostro preocupado— ¿Qué brazo está herido?
—No fue nada grave, solo ligeros rasguños —Obito miró con una sonrisa amorosa a Jin, la cual estaba en su modo chibi llena de pánico tanteando todo su cuerpo en busca de heridas—. Mi regeneración curó la mayoría de los rasguños, realmente solo necesitaba un poco de tiempo para curar en corte en el brazo.
—Obito-kun... —Obito ve a su Jin llorosa y no puede evitar sonreír impotente antes de tomarla en sus brazos y cargarla mientras reparte besos en todo su rostro.
—Estar contigo es todo lo que necesito, eres mi mejor medicina —Obito besó los labios de su preciosa Jin, la cual le miró llorosa y empezó a besar sus labios, lentamente.
Obito sintió como Jin aplicaba su chakra curativo en él y un hormigueo empezó a recorrer todo su cuerpo... Jin estaba tan... tan dentro de él, podía sentir casi como si sus almas se tocasen en un íntimo roce, por lo que el encendió su chakra y empezó a corresponder activamente a la invasión en su cuerpo, haciendo que Jin se sonrojase y le mirase avergonzada, separándose del beso.
Un suave gemido escapó de los labios de Jin y Obito rio entre dientes mientras Jin ocultaba su rostro en su cuello, su adorable mujercita estaba tan avergonzada por compartir un simple saludo de chakra...
Jin estaba total y completamente sonrojada sintiendo escalofríos mientras Obito la abrazaba, no solo ahora estaba rodeada en sus fuertes brazos, sino que su chakra estaba recorriendo todo su cuerpo y se sentía tan... extraño, sus ojos lagrimearon ligeramente mientras temblaba impotente, de vez en cuando soltando algún que otro gemido bajo.
Obito la estaba tocando por todas partes... su chakra era demasiado intenso...
Decidiendo que era suficiente de molestar a su dulce mujercita, Obito besó sus labios dulcemente y retrajo su chakra, una vez que sus labios se separaron, Jin soltó un suave suspiro de alivio mientras lo miraba débilmente y bastante avergonzada.
—Eres tan linda... podría comerte a besos —rio felizmente Obito y besó la mejilla de Jin mientras entrelazaba sus manos.
—Tonto... —Jin hizo un puchero avergonzada, sus piernas estaba un poca temblorosas.
Joder con su sensibilidad al chakra.
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Y sí, Jin sentía que Obito la estaba entero manoseando con su chakra, un poco más y el chakra de Obito se la folla
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