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XI. Itachi

Shisui observó al pequeño Itachi entrenar, aunque las cosas habían ido diferentes a su anterior vida, Itachi seguía siendo el mismo niño prodigio con parálisis fácil.

Nuevamente, se hizo amigo de Itachi.

Itachi se sentía ligeramente incomodo con Shisui.

El hijo del clan Uchiha realmente no sabía que pensar cada vez que estaba en presencia de su autoproclamado amigo. Shisui lo trataba como un igual, pero a la vez, también como un niño y no sabía si estar agradecido o no. Por un lado, no tenía que soportar las expectativas de quienes lo rodeaban por su aparente "alma vieja" y, por otro lado, era irritantemente molesto porque no estaba acostumbrado a que lo cuidaran.

Claro, su madre se preocupaba por él y sin duda alguna, sus padres siempre lo protegerían a su manera, pero a la vez siempre sentía esta distancia reticente que le tenía a sus progenitores. Su padre era una persona cariñosa, pero no lo sofocaría en su amor y confiaba en él con la misma madurez que le ha mostrado, pero claramente se alejó un poco desde que su padre lo llevó al campo de batalla a ver lo que significaba la guerra.

No es su madre la que se distanció, sino él, pero no podía negar que su madre tenía parte de la culpa porque ahora simplemente no sabía cómo tratarlo luego de que se enterara de su estadía en el campo de batalla.

Y su padre... tenía sentimientos encontrados con él.

Fugaku Uchiha no solo era el líder de clan, sino que también era el jefe de la policía militar de Konoha y tenía su propio sobrenombre en las naciones ninjas como "El ojo malvado" por torturar a prisioneros de guerra y su gran habilidad con el genjutsu. Su fama no se había extendido ni difundido ampliamente en la aldea como el nombre del "relámpago amarillo de Konoha" o el chico del clan Hatake que causó una gran conmoción porque obtuvo el Sharingan de su clan porque su compañero de equipo se lo entregó como "última voluntad."

A su vez, no sabía si debería nombrarlo como un buen o mal padre.

Por un lado, al menos es un padre presente que claramente se preocupa mucho por su familia, pero no lo demuestra como debería, pero por otro lado, ¿Qué padre en su sano juicio lleva a un niño de cuatro años al campo de batalla solo para que vea los horrores de la guerra?

Es cierto que luego de esa experiencia él aprendió una valiosa lección y se convirtió en su eje de guía para el futuro, pero no podía negar que empezó a cuestionarse el porque de la vida si vamos a experimentar tales horrores, si es que al final, nacemos y moriremos, ya sea de vejez o asesinados, ¿Cuál es el motivo de existir?

Sus padres creaban una distancia entre él y ellos con respecto a su relación de poder, ellos respetaban sus límites y se aseguraban de no traspasarlos.

Shisui no.

Shisui era como... como un cachorro, más específicamente, un Golden Retriever. Ese chico parecía tener energía ilimitada, también rellenaría el silencio y la monotonía de su vida con su ruidosa y expresiva voz, le enseñaría cosas que nadie se tomaba la molestia de enseñarle porque aun no entraba en la academia y lo guiaba para convertirse en un gran ninja con su propio pensamiento crítico.

El niño mayor era, con toda honestidad, lo que necesitaba en su entumecida vida, como si luego de conocerlo, el tiempo que había estado parado desde que vio ese campo de batalla, volviera a reanudar su marcha.

Pero a la vez... los ojos de Shisui mostraban tantas cosas que no podía expresar, incluso siendo lo descarado e incompetente socialmente como lo era Itachi, él mismo no se atrevía a preguntar lo que sucedía en la cabeza del niño mayor cuando lo miraban. Había angustia, arrepentimiento, tristeza y aunque su curiosidad lo carcomía por dentro y sus dudas e inquietudes amenazaban por asomar su cabeza, cada palabra se quedaba ahogada en su garganta sin poder avanzar más. Solo bastaba una mirada a esos ojos y haría que el nudo en su garganta se asentara y su lengua se entumeciera.

Shisui le había confesado que él mismo había participado en la tercera guerra mundial shinobi durante un corto periodo de tiempo.

Tal vez Itachi no quería saber la respuesta de porque los ojos de Shisui lo miraban con tanto dolor y arrepentimiento.

El tiempo voló extremadamente rápido para Itachi, entre la monotonía de la academia en donde él no era nada más que solo lo mejor, el aburrimiento porque las clases no alcanzaban a llegar a sus expectativas, la falta de reto real en su estudio académico, como sus profesores se ponen en fila para lamer sus zapatos y la creciente expectativa de su padre y el clan por sus grandes habilidades mostradas, Itachi solo encontraba consuelo y alivio en sus entrenamientos irregulares con Shisui.

Tristemente para él, entre las misiones de Shisui, su tiempo en la academia y lo que sea que distrajera a Shisui fuera de misiones y entrenamiento, ambos no entrenaban tan regularmente como quisiera Itachi.

En algún momento, él empezó a ver a Shisui como su hermano mayor y figura a seguir. Si no estaba en la academia o entrenando por su cuenta, Itachi se propuso ser una buena figura para la vida de Sasuke, su hermanito menor, el cual parecía siempre tener la necesidad ferviente de mantenerlo a su lado.

A veces dudada que esa fuese la mirada de un niño de su edad.

¿Pero qué sabía Itachi sobre niños y como deberían verse? Él mismo sabía que era bastante anormal, tampoco tenía mucho contacto con los niños de su edad, mucho menos niños menores.

Tendría que conformarse con Sasuke para su estándar de comportamiento según su edad.

—¿No vamos a entrenar hoy? —preguntó Itachi mirando a Shisui, el cual sonrió felizmente y negó mientras tenía un ramo de flores y un chocolate en las manos.

—¡Nop! ¡Te voy a presentar a mi futura novia! —exclamó felizmente Shisui e Itachi elevó una de sus cejas.

—¿Te vas a declarar? —los ojos del menor observaron las flores y los chocolates— Si es así, ¿Por qué debería ir contigo?

—¡Vamos Itachi! ¡No seas así! —Shisui hizo un puchero—. Solo quiero presentarte a mi Elise-chan, ¡Estoy seguro de que ambos se llevarán muy bien! ¡Y quieras o no, vas a ir conmigo!

Al final, Itachi fue arrastrado por su energético amigo a una mansión fuera del distrito Uchiha. Mirando con intensidad todo el lugar, el menor frunció el ceño al ver como todo era extremadamente lujoso, pasando de las calles de tierra a estar pavimentadas, el aspecto limpio y pulcro de todo este lugar le estaba poniendo los pelos de punta, mucho más cuando Shisui simplemente saludó al guardia de una mansión extremadamente grande y los dejaron pasar.

Recomponiéndose de su holgura y desgana, Itachi se pudo modo "profesional". Sea lo que sea que esté planeando Shisui, puede afectar al clan, puesto que, si estas personas son tan ricas como para modificar todo el entorno a su alrededor, significa que si se ponían en el lado malo de quienes le iban a presentar, no sería exactamente beneficioso para el clan Uchiha.

Su amigo ni siquiera tocó el timbre y rodeó directamente la mansión hasta llegar a una habitación en el segundo piso con balcón y empezó a utilizar el chakra para caminar al árbol frente al balcón. Itachi era recio a seguir a Shisui, ¿No se consideraba esto invasión a la propiedad privada? ¿No les harían algo por actuar de esta manera tan descarada e imprudente?

Desde abajo, Itachi observó como su amigo tocaba los grandes ventanales de la habitación y luego se abrían para revelar a una niña la cual se lanzó sobre su mejor amigo, abrazándolo y dándole lo que supuso un beso en la mejilla para luego arrebatarle los chocolates.

Parpadeando ante las vistas, Itachi se apoyó en el árbol hasta que Shisui le gritó que entrase de una buena vez hasta que logró que reciamente siguiera el camino de su autoproclamado mejor amigo.

—¡Mucho gusto en conocerte, Uchiha-san! —exclamó la niña e Itachi sintió una gota de sudor caer por su mejilla.

Tenia las comisuras de los labios con chocolate.

—Mi nombre es Kaneko Elise, puedes llamarme simplemente Elise —se presentó y le extendió la mano.

—Uchiha Itachi... puedes... llamarme Itachi —Itachi sintió que sus ojos se contrarían al ver los dedos con chocolate de la niña y dudó en darle la mano, pero al final ella la quitó y se fue a lavar las manos y el rostro.

—¡Lo siento! ¡Soy golosa cuando se trata del chocolate! No es muy propio de mi hacer un desorden con la comida, pero el chocolate es mi debilidad —se excusó Elise y ahora Itachi si le tomó la mano.

—Entiendo.

—¡Ahaha! —rio Shisui con diversión—. No te preocupes por ser desordenada, Elise-chan, ¡Itachi también es desordenado cuando come dangos! —delató sin vergüenza el chico e Itachi se sonrojó ligeramente con vergüenza e irritación.

Definitivamente no debía ser un hermano mayor como Shisui, no tiraría los platos sucios de Sasuke solo para su diversión.

—¡Vamos, vamos! ¡Canta para nosotros, Eli-chan! —exclamó Shisui bombeando su brazo energéticamente.

—¡Si insistes! —exclamó con orgullo e Itachi temió escuchar el peor canto de su vida, solo para sorprenderse con su voz.

—Querer a veces duele, aunque él te quiere a ti, un día nublado cuando no está aquí. Y tal vez, su ausencia marque el día, de nostalgia lo pintó. La vida se pintó de maravillas con su voz, la existencia suya ya tu vida la cambió, olvidas qué, algún día estuviste triste, suspirabas por algo más —empezó a cantar Elise.

Itachi se quedó pasmado y abrió sus ojos como platos antes de voltearse a su amigo el cual con una sonrisa boba miraba a la niña que cantaba. Suavemente, el niño menor hizo unas señas de manos y sintió el chakra inundar la habitación, mirando con incredulidad a su amigo, abrió y cerró su boca sin poder decir nada.

Ante su voz, el chakra de Elise había inundado la habitación y los había puesto inconscientemente en un genjutsu.

«¿En qué momento sucedió?» pensó Itachi ligeramente alterado mirando entre Shisui y Elise, al principio, solo escuchaba su voz a capella, pero en algún momento empezó a escuchar una guitarra, un tambor y un instrumento o sonido que no pudo identificar, ¿Violín tal vez? No sabría describirlo, pero era agradable.

Itachi ni siquiera se dio cuenta de en qué momento fue atrapado en el genjutsu, no fue hasta que ella se quedó en un largo silencio luego de decir "llenamos al mundo de felicidad" para que escucharan la instrumental, que se dio cuenta de que no debería de haber instrumental en primer lugar.

Estando apunto de liberar a su amigo del genjutsu, Elise terminó de cantar y Shisui no pudo evitar mirarla con sospecha.

¿Se dio cuenta que no estaba bajo su genjutsu? ¿Lo hizo a propósito?

—¿Y? ¿Cómo canté? ¿Te gustó la canción? —preguntó Elise mirándolo con intensidad y emoción.

—¡Es muy buena como siempre, Eli-chan! —exclamó Shisui y aplaudió— Hay demasiadas cosas que me gustan de esta canción, sobre todo el principio, pero supongo que hay dos frases que te puedo decir que sobresalen para mi, como shinobi, las palabras "Por algo pasan las desgracias que puedes contar, te enseñan a vivir y apreciar a los demás. Te dicen; vez, sigues vivo y hasta este dolor se olvidará" son muy profundas y me tocan bastante, mientras que como ser humano independiente, la frase: "la vida se vistió de maravillas con su voz, la existencia suya ya tu vida la cambio" siento que representa perfectamente mi relación contigo.

—¡S-Shisui-kun! —exclamó sonrojándose Elise y se cubrió el rostro con las manos.

Itachi miró a su amigo el cual le envió una mirada y luego le sonrió a sabiendas. Incluso si su sonrisa era divertida y juguetona, sus ojos decían otra cosa; "silencio".

Leyendo a su amigo, Itachi decidió que le preguntaría después, cuando Elise no estuviera presente.

—Me pareció una canción... interesante —Itachi buscó las mejores palabras para describir esta experiencia, pero aun estaba tocado por haber sido atrapado bajo un genjutsu sin haberse dado cuenta—. Creo que... podría describir mi relación con mi hermano menor —centrándose en las letras, dejando de lado el Genjutsu, la canción era bonita y expresiva, podía simpatizar con esta misma. La letra podría parecer repetitiva, pero cuando experimentas esas sensaciones...

Simplemente no podáis dejar de pensar en esas mismas palabras, porque no hay palabras para lo que sientes.

—¿Cómo así? —preguntó curiosa.

—Es... Sasuke llegó a mi vida cuando estaba cuestionándome muchas cosas, fue un soplo de aire fresco —habló lo más vagamente posible.

Incluso si Shisui confiaba en ella, él no necesariamente debía de confiar en Elise.

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