LXXIII. Hermanos
Cuando Kimimaro tuvo nuevos hermanos adoptivos, él los aceptó a medias, pero a medida que entendía mas de ellos, logró conectarse con ellos de una forma mucho más rustica y cruel.
Kimimaro aprendió que los unía el dolor.
La soledad, la tristeza y el abandono, las precarias condiciones de vida y como el ángel llamado Kaneko Elise los salvó de su miseria, dándoles una segunda oportunidad en la vida, brindándoles amor incondicional, un cariño extravagante y afecto ilimitado.
Entonces, como hermano mayor, Kimimaro aprendió a leer a sus inexpresivos hermanitos menores y comprenderlos para ayudarlos en lo que pudiera, no es como si realmente tuviera mucho en donde ayudar, él mismo era inexperto en todo esto de ser considerado... humano, un ser sintiente.
Fue un poco abrumador, incluso le dio miedo y rechazo, pero con el constante amor que Elise derrochaba sobre ellos de forma igualitaria, los abrazos, besos, caricias y elogios, hicieron que los tres se unieran muchísimo más de lo que creía que fuera posible.
Y la relación de los tres con Kagami es... simplemente no saben cómo comunicarse con él porque es un bebé y no lo entienden del todo, pero esa sonrisa gomosa y sus manitos tocándolos y aplaudiendo si ellos sonreían era suficiente como para tenerlos de rodillas bajo sus pequeños y regordetes pies.
Para los tres hermanos, Kagami era una forma concentrada de amor como Elise, aunque tenía la apariencia del demonio aterrador que tenían como padre.
Sinceramente, todos adoraban a su madre, pero tenían dudas con su padre. Después de todo, Uchiha Shisui era un hombre extremadamente inestable, en un momento podría estar sonriéndote y siendo la persona más feliz del mundo, alguien inocente que solo conoce los camino por donde toca el sol y al siguiente, es solo un ser que miraría a través de tus ojos, sus orbes oscuros parecerían un abismo sin final y ni hablar de cuando su instinto asesino se disparaba.
En general, él es un buen padre hasta que llega un momento en donde los niños notan alguna incomodidad en Elise. Su padre era demasiado bueno cambiando de cara según la situación y no sabrían si está fingiendo ser bueno o si es bueno, pero tiene esa veta negra que amenaza con consumirlo todo.
Uchiha Shisui era un ser que infundía miedo y terror cuando se enojaba.
Eran raras las ocasiones en las que el hombre adulto se enojaba, pero una vez que lo hacía, Shisui se volvía un ser tan aterrador que inclusos sus pesadillas tendrían pesadillas del hombre, aunque honestamente no había forma de hacerlo enojar mientras estuvieran dentro de la enorme mansión de su madre ya que era un adorador absoluto para su linda esposa, las cosas cambiaron una vez que su madre volvió a ir a las discografías a cantar algunas canciones nuevas y reinició su carrera como Idol.
Era impresionante como su padre podría cambiar tanto.
Elise tarareó mirando con amor a su dulce y cariñoso Kagami-chan, el pequeño y regordete bebé era todo un amor, nunca quería estar separada de ella, pero había veces en las que tenía que apartarse de él, por mucho que le rompiera el corazón.
—Ma... mamá —habló dubitativamente Sai, inseguro de llamarla por algo menos informal que madre, algo más cercano.
—¿Si cariño? —Elise se agachó a su forma, para estar a su altura y acarició suavemente los cabellos negros del pálido azabache, el cual se sonrojó ligeramente.
—¿A dónde vas? —Sai, sabía racionalmente que no debería preguntarle a un adulto a donde va, no tiene la autorización ni el poder o derecho para cuestionar sus decisiones o sus acciones, pero...
—Voy a ir a la disquera a preparar otro disco —habló suavemente Elise y tomó las manos de Sai entre las suyas—. Mamá es cantante, desde que me enteré de mi embrazo dejé de ir rutinariamente a la disquera como siempre solía hacer en el pasado para presentar mis nuevos proyectos, pero ahora que Kagami ya nació, puedo volver a retomar mi trabajo.
—¿Por qué trabajas si papá te puede mantener? —Sai ladeó su cabeza confundido.
Había leído que usualmente las mujeres una vez se casan y tienen hijos, se dedican exclusivamente al hogar, para mantener satisfechos a sus maridos y cuidar de los niños en su hogar- una vez que se casaban, las mujeres eran exclusivamente amas de casa, solo en extrañas ocasiones una mujer trabajaba y usualmente eso sucedía cuando el marido no traía suficiente dinero a la casa como para mantener a la familia.
Cosa que dudaba que sucediera en esta situación, con todo el olor a sangre y lo sanguinario que podía ser Shisui sin Elise a la vista, era obvio que ese hombre era al menos de un rango Jounin o Anbu, por lo que su paga no era poca.
—Porque me gusta cantar —Elise miró con suavidad a Sai y arrastró un poco de su cabello detrás de su oreja para ver su linda carita pálida—. Adoro mi trabajo como cantante, incluso si a veces es un poco tedioso, agotador o irritante.
—¿Disfrutas de tu trabajo? —preguntó extrañado.
—Si... —Elise asintió suevamente.
—¿Puedes trabajar de lo que te gusta? —habló sorprendido Sai.
—¡Por supuesto que sí! —habló Elise animada— Me gusta cantar y bailar. Mi trabajo consiste en presentar nuevas canciones para que la gente de la población común pueda escuchar mi música, para que puedan divertirse y ser felices con mi voz.
—¿Hacerlas... felices? —Sai estaba confundido.
—Si, me gusta hacer felices a las personas con mis canciones, aunque a veces pueden ser tristes o enojadas. Mis canciones expresan mis sentimientos y las personas, al identificarse con la letra de las canciones, sienten que ya no están solos, que hay alguien más que también puede sentir lo mismo y que no son solo ellos con luchas internas o despecho, que es normal lo que sienten y, tal como él o ella, hay cientos de personas en su misma situación, pero que salen adelante.
—... —Sai frunció el ceño ligeramente intentando comprender las palabras de la mujer adulta.
—Canto por diversión, para expresarme, pero si mis canciones pueden ayudar a alguien a que su día pueda ser un poco más llevadero, estaré feliz de deleitar a las personas con mi voz —Elise notó la confusión de su hijito y sonrió suavemente—. No puedo ir abrazando y besando a todo el mundo para hacerlos felices, así que espero que mi voz sea suficiente para hacerlos sentir, aunque sea un poco, menos miserables.
—¿Incluso si no te beneficia en nada?
—Bueno, cantar es lucrativo, es cierto, pero incluso si no lo fuera, seguramente seguiría cantando, porque me hace feliz. Por ejemplo, has visto mi estudio de arte, está lleno de pinturas y no las pinto porque alguien me lo diga, pida o porque las vaya a vender, sino porque quiero hacerlo.
—¿Poder... hacer lo que quieras... hacer? —preguntó con incredulidad.
—Sip —asintió Elise y pellizcó ligeramente la mejilla del niño—. Mientras estén en mi casa, pueden hacer lo que quieran —Elise le guiñó el ojo.
—¿Pero no es la casa de los abuelos? —preguntó directamente.
—Eh... si, bueno tienes razón, pero mis padres no ocupan mucho esta casa y, como verás, mis hermanos viajan durante mucho tiempo. La llamo mía porque aquí están mis recuerdos más felices, es mi hogar, donde crecí, donde viví y experimenté tantas cosas —Elise entonces se dio cuenta de una cosa por lo que miró seriamente a su pálido hijito a los ojos—. Sai, incluso si este hogar es simbólico y algo profundamente emocional para mí, debes recordar que a veces, más que un lugar, un hogar se encuentra en donde están las personas que amamos.
—Las personas que amamos... —murmuró Sai para sí mismo.
—Sí —asintió de acuerdo Elise—. Sé que mis padres volverán aquí cuando vuelvan de sus negocios, sé que mis hermanos volverán después de un tiempo sin importar la distancia. En esta casa, es donde Shisui viene a quedarse conmigo y, prácticamente vive aquí si no está en sus misiones, ¿Y sabes quienes más están en esta casa? —Elise pregunta suavemente.
—¿Los sirvientes, criadas y demás? —preguntó confundido.
—No, en esta casa están Kimimaro, Shin, Kagami y tú —Elise toca suavemente la nariz del niño con su dedo índice, elevando ligeramente su pequeña nariz—. Ustedes son mi familia, mis hijos —Elise se levantó y suavemente cargó al niño en sus brazos.
Si, Sai era grande, sí, era pesado, pero que la condenen si no cargara a sus hijos como sus pequeños bebés por la eternidad mientras están pequeños, incluso si tuviera que aprender a moldear chakra para fortalecer su cuerpo o tuviera que hacer entrenamientos de fuerza, ella cargaría a sus bebés para mimarlos todo lo que ella quisiera y pudiera.
—Familia... —Sai se agarró el pecho ligeramente mientras su corazón latía fuertemente y sus mejillas se sonrojaban.
Inconscientemente, Sai sonrió tan dulcemente que Elise tuvo que mantener toda su compostura y utilizar su faceta de adulto responsable y maduro para reprimir el chillido que quería escapar de lo profundo de su ser.
Sai era una ternurita.
—¡No es justo, Sai se está llevando toda la atención! —exclamó Shin detrás de la puerta y apareciendo, Elise sonrió maldadosamente y el albino retrocedió un paso, pero fue demasiado tarde antes de que lo cargaran y empezaran a darle besos por toda la cara.
—... —Kimimaro miró a sus hermanos y suspiró ligeramente negando con la cabeza mientras continuaba leyendo su libro sobre ninjutsu... sin percatarse de las miradas cómplices de sus hermanitos menores y su madre.
Sin que el albino mayor se lo esperara, fue asaltado entre abrazos, besos y cosquillas.
—¡P-piedad...! —rogó Kimimaro sin aliento, sintiendo como estaba a punto de orinarse por las cosquillas que Shin le estaba dando con una sonrisa demoniaca mientras Sai lo ayudaba y Elise besaba su rostro— ¡P-piedad... l-lo ruego! —chilló sonrojado y jadeando por falta de aire.
—Ya, dejen al pobre Kimi-chan en paz —habló Elise suavemente y Sai inmediatamente dejó de hacer cosquillas, pero Shin hizo un puchero.
—¡Pero...! —se quejó.
—¿Papitas? —sobornó Elise, Shin inmediatamente estaba a su lado haciéndole ojitos.
—¿Papas doradas? —intercambió Shin parpadeando tiernamente, concentrando toda su ternura en sus ojos.
Kimimaro jadeaba intentando respirar, acostado en el suelo como una estrella, con los costados doliendo por la risa y su mandíbula cansada, Sai le dio aire suavemente mientras lo intentaba sentar.
—Bueno —Elise rodó los ojos con una sonrisa.
—¡Sí! ¡Las papas doradas de mamá son las mejores! —festejó Shin su victoria.
—H-hum... los, los postres con c-chocolate de mamá son los mejores —contradijo Kimimaro aun jadeando ligeramente, apoyándose en Sai.
—Prefiero el queso de soja tofu —habló suavemente Sai.
—Bien, bien, entonces, para el almuerzo, papas doradas y de postre... mmm~ ¿Un volcán de chocolate? —meditó pensativamente Elise.
—¿Volcán de chocolate? —preguntó curioso Kimimaro.
—¡Que pecado! Nunca les he preparado un volcán de chocolate —habló horrorizada Elise, dando un paso atrás dramáticamente—. No se preocupen niños, les prepararé la receta más asquerosamente llena de chocolate que probaran en sus vidas.
Kimimaro se emocionó, sus ojos brillaban de emoción y espera, Shin se veía interesado y Sai un poco indiferente.
—Y queso de soja tofu para una cena liviana, ¿Qué les parece? —Elise les guiñó un ojo y los tres niños estaban felices por lo que comerían.
—Pero, ¿No tenías que ir a la disquera? —preguntó Sai frunciendo el ceño ligeramente.
—¡Aaaahhh! ¡Se me había olvidado porque ustedes son demasiado tiernos para mi salud! —Elise se tomó el pelo recordando que llegaría tarde al lugar, los tres niños la miraron preocupados—. Bueno, no importa, mis padres compraron la disquera, que se aguanten —descartó fácilmente Elise y los tres niños sintieron una gotita de sudor deslizarse por su rostro.
—Mm... ¿Y si te acompañamos a la disquera y luego preparamos el almuerzo juntos? —sugirió suavemente Kimimaro.
—¿Querrían ir conmigo? —Elise ladeó la cabeza ligeramente.
—Tengo curiosidad por el trabajo que te hace feliz —habló Sai seriamente.
—¡Seguro! Salir con mamá siempre es divertido, ¡Nos dice que no nos distraigamos, pero al volver a casa hemos comprado una tienda entera! —rio alegremente Shin.
—¡Shiiinnn~! —Elise se quejó haciendo un puchero y los tres niños rieron ligeramente por el comportamiento de su madre— Bien, iremos los tres, pero Kagami también vendrá con nosotros —habló Elise seriamente y los niños asintieron de acuerdo.
Elise se estremeció ligeramente al ver el carruaje para ir a la disquera y se sonrojó suavemente, pero luego sacudió su cabeza y se subió con los niños mientras conversaban de camino al lugar donde grabarían su voz junto con los instrumentos musicales.
Originalmente, Elise iba a ser una vaga durante todo un año, pero al final no pudo soportar más sus anhelos por cantar y subirse a un escenario, que terminó enviándole las partituras a los integrantes de su grupo para que practicaran a la perfección mientras ella seguía embarazada y cuidando a su lindo bebé.
Mirando hacia afuera, Elise notó que había nuevos guardaespaldas para ella y los niños, supuso que sus anteriores guardaespaldas shinobis rotaron para que tuvieran unas semanas de vacaciones o algo, después de todo, no ha salido de casa durante algunos meses mientras criaba a sus adorables hijitos.
Al llegar al lugar, el dueño de la disquera la miró con tantos niños a su alrededor, pero no dijo absolutamente nada y la invitó cálidamente a entrar. Lo que hiciera Elise en su vida privada no era de su incumbencia, solo le importaba su talento cantando, el verde del dinero producido por su voz y las generosas donaciones que le hacían los misteriosos padres de la chica.
El dueño no era tonto, se dio cuenta de que esa niñata, enemigo que tuviera, sería eliminado rápidamente o sino sería destrozado lenta y sistemáticamente, por lo que sabía que esta niña o estaba metida en cosas turbias o sus padres eran los turbios.
Insiste, a él no le importa nada más que el dinero y el talento que produce dinero, otras cosas están demás.
—¡Querida Sirene-chan! ¡Por fin estás de vuelta! —habló el hombre regordete explotando de felicidad e ignorando a los niños, incluso al regordete bebé que le recordaba peligrosamente a un Uchiha.
¿Hace falta decir que recuerda la entrevista en donde ese pobre diablo de Jhon metió la pata hasta el fondo y la pelirrosa dijo que amaba a un Uchiha pervertido? Bueno, no había que ser un genio como para inferir que ese niño sea su hijo y quizás los niños detrás de ella o sean niños bastardos del Uchiha o sean hijos adoptivos.
Hey, las mujeres se volvían locas con su fiebre de niños cuando estaban embrazadas, el dueño tuvo que retener con todas sus fuerzas a su esposa para que no fuera secuestrando niños de la calle porque los romantizaba diciendo que se parecían a ellos y que su hijo por nacer merecía esos hermanitos.
Ja, ja... pobre del bastardo que tenga que sufrir lo mismo que él, tuvo que callar a los medios con dinero y a las familias afectadas llenando sus ruidosas bocas con más dinero.
Desde ese día, pensó que quizás pagar una cuantiosa cantidad de dinero por un sello anticonceptivo sería una bonita opción.
—¡Excelente como siempre! ¡Sin duda eres una sirena embelesando a todos con tu canto! —habló maravillado el hombre, aplaudiendo energéticamente ante la primera, de cinco canciones, por grabar.
Mientras tanto, los niños compartían miradas.
—¿Mamá utilizó genjutsu? —preguntó Shin seriamente.
—Si —asintió seriamente Kimimaro.
—Es extraño, ¿No se supone que los civiles no deberían ser capaces de manejar chakra? —habló Sai mirando intensamente a su mamá, la cual le tiró un beso y les hizo corazones a sus bebés.
—Mmm... lógicamente hablando, la mayoría de los niños van a la academia shinobi para aprender las cosas básicas como escritura, lectura, historia, etc., no sería extraño que mamá fuese introducida al mundo shinobi —habló racionalmente Kimimaro.
—No, mamá es millonaria, profesores particulares rogarían por siquiera pisar el suelo del patio de la mansión —descartó Shin mientras cargaba suavemente a Kagami y le hacía caritas para divertir al infante, el cual reía alegremente.
—Y es demasiado inocente —agregó Sai—. Apuesto a que nunca ha visto un asesinato real o la sangre ha manchado sus manos.
—Tienen razón, mamá es demasiado inocente —Kimimaro frunció el ceño pensativamente, pero se inclinó ligeramente porque Kagami estaba tirando suavemente de su pelo.
—¿Tal vez tío Kiriya la entrenó? —sugirió Shin— Kiriya-san es parte de las operaciones encubiertas Anbu, no sería extraño que debido a los horrores presenciados haya decidido tener una precaución extra entrenando a su hermana y, por su edad, las fechas coincidirían con él participando en la tercera guerra mundial shinobi.
—Podría ser, pero dudo que Kiriya-san pudiera entrenar adecuadamente a mamá considerando lo protector que es —intervino Sai frunciendo el ceño pensativamente.
—Mmm... si, es cierto, es demasiado Bro-con como para permitir algo así —la voz pensativa de Shin fue distraída cuando una pequeña manita empezó a sacar un dulce de su bolcillo— ¡Oye, eso es mío! —Shin frunció en seño— No, no pequeño Kagami, es un dulce duro, te atragantarás —habló nerviosamente Shin mirando como Kagami se negaba a soltar en dulce en sus regordetas manos.
—Mira aquí —Kimimaro sacó suavemente un paquete de galletas de su manga y las movió frente a Kagami, el cual soltó el dulce y movió sus bracitos hacia las galletas.
—¿De dónde las sacaste? —Shin entrecerró sus ojos.
—Mamá a veces hornea cosas para todos, pero deja apartados especiales para Kagami —explicó Kimimaro mientras abría suavemente el pequeño paquete de galletas—. Las galletas de Kagami son más blandas y esponjosas, también contienen menos azucares —Kimimaro le tendió una galleta blanda y esponjosa a Kagami el cual sonrió felizmente y se la metió a la boca.
—¿Es el favorito? —gimió tristemente Shin.
—No, le cocina menos, pero dura más porque Kagami usualmente prefiere...
—¡Neeaaah! ¡Neeah! —lloró el azabache dejando su galleta a medio comer.
—... la leche de mamá —continuó Kimimaro y sostuvo suavemente a Kagami de los brazos de Shin, el cual se puso ligeramente nervioso por el llanto repentino del bebé.
—Disculpe —habló suavemente Kimimaro mirando al dueño del lugar, el cual arqueó una ceja hacia él y miró al bebé sollozante—. Kagami quiere comer, ¿podría llamar a mamá para que venga?
—Eh... bien —el hombre lo miró de reojo y asintió, interrumpiendo la segunda grabación.
Algo le decía que, si no la interrumpía al primer llanto del bebé, una madre leona enojada vendría a reprenderlo.
Sus instintos fueron ciertos, porque apenas Elise escuchó al bebé llorar, estaba en un parpadeo frente al bebé, subiéndose la camisa junto con el brasier para amamantar a su pequeño hijo, rápidamente los tres niños la cubrieron con sus diminutos cuerpos para que su madre y hermanito tuvieran más privacidad.
Shin incluso se sacó la chaqueta para cubrir a su mamá mejor de las miradas indiscretas.
Elise cargó al pequeño Kagami, lo alimentó, hizo que sus gases fueran eructados y luego lo arrulló para que se durmiera, haciendo que el pequeño querubín durmiera profundamente con sus regordetas mejillas sonrojadas y una dulce sonrisa feliz.
—Disculpa, ¿Esa canción de cuna...? —el hombre la miró de arriba abajo preguntándole, ¿La creaste tú? Con la mirada.
—Oh... yo... la cree para que mi pequeño Shisui durmiera —Elise se sonrojó ligeramente.
—No entendí nada de lo que dijiste, pero esa capacidad para dormir niños es impresionante, de casualidad, ¿También...?
—Oh... nunca pensé en... bueno comercializarlas —Elise se sonrojó ligeramente y se rascó la nuca—. Son... hum... bueno, no son entendibles para los demás, pero...
—Espera, espera, ¿Me dices que creaste tu propio idioma? No uno, sino, ¿Dos? Porque la primea canción suena diferente a la segunda —habló conmocionado el hombre.
—E-eh... hum... sí, creo que sí... —Elise rio nerviosamente.
Eh, por raro que sonase, ella podía recordar todas las canciones que escuchó en su vida pasada, por ende, incluso otros idiomas salen fluidos de su boca al cantar y su significado ronda en su mente para tener más emoción a la hora de cantar así que ella... eh... sí, supone que tal vez en este mundo ella... inventó el ruso y el alemán.
Joder, ¿Por qué se le ocurrió que era buena idea cantarle a Kagami Nana Cosaco y Schlaf ein!*?
Uufff... menos mal que no cantó otras canciones de cuna.
—Quiero...
Una sola mirada hizo que Elise suspirara y contemplara sus opciones de vida, pero cuando uno de la banda se acercó, con ojeras en sus ojos casi rogándole silenciosamente que aceptara, Elise no tuvo de otra que aceptar.
Al parecer había muchos padres que necesitaban DESESPERADAMENTE una canción de cuna que lograra que sus hijos durmieran.
Con un ligero cambio de planes, Elise terminó de grabar las canciones preestablecidas e hizo un nuevo contrato por las nuevas canciones de cuna, solo que su compañero le rogó silenciosamente que fuese un álbum completo de canciones de cuna. Sus otros compañeros aceptaron y uno se veía un poco pálido al mirar el estado del guitarrista, el cual fue quien le pidió -rogó- con los ojos que aceptara comercializar las canciones.
Elise suspiró mientras se masajeaba el cuello con las yemas de sus dedos.
—Es tarde... —Shin hizo un puchero— ¿Por qué no mejor dejamos la comida para mañana y comemos cerca de aquí o algo así? —sugirió esperanzado.
—¿Están de acuerdo? —preguntó Elise a sus demás hijitos, los cuales se encogieron de hombros y aceptaron fácilmente.
Entonces, Elise fue con sus cuatro bebitos preciosos a donde sus estómagos llamaran.
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Simplemente una fotico de Elise tan maternal con su pequeño retoño, ✨Kagami✨
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