07
La tarde era tranquila en casa, con Bella y Luna jugando juntas en la alfombra mientras Mina revisaba su celular desde el sofá. Nayeon estaba en la cocina preparando algo de comer, tarareando una canción, completamente ajena al torbellino de emociones que estaba a punto de desatarse.
Mina, aburrida, abrió Instagram y comenzó a deslizarse por su feed sin mucho interés. Pero de pronto, algo captó su atención. En una de las publicaciones recientes de Nayeon, había una foto de ella sonriendo ampliamente con otra omega. Eran varias imágenes: en una estaban en un café, en otra caminando juntas, y en una última, esa omega le tocaba el hombro con una familiaridad que encendió una chispa de incomodidad en Mina. El título decía: "Un día increíble con una de mis personas favoritas 💛."
Mina parpadeó, mirando fijamente la pantalla. Una sensación desconocida, una mezcla de celos y confusión, comenzó a crecer en su pecho. ¿Quién era esa omega? ¿Y por qué Nayeon parecía tan cómoda con ella? Aunque sabía que no debía saltar a conclusiones, no podía evitar que esas fotos comenzaran a reproducirse una y otra vez en su cabeza.
Esa noche, Nayeon notó que Mina estaba más callada de lo habitual. La menor no se acercaba tanto como de costumbre, y aunque respondía a sus preguntas, sus respuestas eran cortas y secas. Nayeon arqueó una ceja, curiosa pero sin comentar nada al respecto.
Sin embargo, al día siguiente, el comportamiento de Mina cambió. Se volvió más posesiva, buscaba excusas para estar cerca de Nayeon y, cada vez que podía, marcaba a su alfa con sus feromonas. Si Nayeon se levantaba para ir al baño, Mina se aseguraba de abrazarla antes de que pudiera salir del cuarto. Si Nayeon recibía mensajes en su celular, Mina lanzaba miradas furtivas para asegurarse de que no era de "esa omega".
Nayeon notó este cambio casi de inmediato, pero decidió no decir nada. Encontraba la actitud de su omega bastante tierna, aunque también un poco extraña. Sin embargo, cuando Mina dejó de fingir y literalmente apoyó su cabeza en el cuello de Nayeon para dejar un rastro de su olor frente a Bella y Luna, Nayeon no pudo evitar soltar una pequeña risa.
—¿Mina? —dijo suavemente, girándose para mirar a su omega, que desvió la mirada, intentando parecer inocente.
—¿Sí? —respondió Mina, haciendo un puchero mientras jugaba con los pliegues de su camiseta.
—Cariño, ¿quieres decirme por qué últimamente no me sueltas? No me molesta, pero parece que hay algo que te preocupa. —Nayeon tomó suavemente el rostro de Mina entre sus manos, mirándola a los ojos con una sonrisa comprensiva.
Mina abrió la boca para responder, pero las palabras se le atoraron en la garganta. Finalmente, suspiró y decidió confesarlo todo.
—Vi las fotos en Instagram —murmuró, sin atreverse a mirar a Nayeon a los ojos—. Las fotos con esa omega. Parecen tan cercanas... y no podía evitar pensar que... que tal vez ella te gusta más que yo.
El corazón de Nayeon se encogió ante las palabras de su omega. ¿Así que de eso se trataba? Una mezcla de ternura y culpa inundó su pecho. La abrazó de inmediato, dejando un suave beso en su cabello antes de hablar.
—Mina, amor mío, no tienes por qué preocuparte por eso. Esa omega de las fotos... —hizo una pausa, esperando que Mina levantara la cabeza—. Es mi hermana.
Los ojos de Mina se abrieron de golpe, el rubor cubriendo instantáneamente sus mejillas. —¿Tu hermana?
—Sí, cariño, mi hermana. Hace tiempo que no la veía, y por eso pasamos el día juntas. Pero, ¿de verdad creíste que podría haber algo entre nosotras? —Nayeon no pudo evitar reír suavemente, acariciando las mejillas de Mina mientras la miraba con amor—. No hay nadie que ame más en este mundo que a ti, Mina. Mi omega perfecta.
Mina dejó escapar un suspiro aliviado, aunque seguía avergonzada por sus celos. —Es que... no podía evitarlo. Te amo tanto que me aterra la idea de perderte.
Nayeon la besó en la frente, abrazándola con fuerza. —No tienes que preocuparte, mi amor. Soy tuya, completamente tuya. No hay nadie más en este mundo que pueda compararse contigo.
Mina se acurrucó en los brazos de su alfa, permitiendo que el aroma de Nayeon la calmara por completo. Nayeon aprovechó el momento para mimarla aún más, dejando pequeños besos en su cabello, sus mejillas y su nariz, haciendo que su omega riera suavemente entre lágrimas de alivio.
—Eres tan tonta y adorable a la vez, Mina —dijo Nayeon con una sonrisa, secando las lágrimas de su omega—. Ahora, ¿qué te parece si preparamos algo especial para cenar? Hoy es una buena noche para celebrar que soy tuya y solo tuya.
Mina asintió, sonriendo tímidamente mientras se abrazaba a Nayeon una vez más. Aunque aún sentía un poco de vergüenza, no podía negar que las palabras y el amor de su alfa la hacían sentir como la persona más especial del mundo.
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