2 | UN PADRE DE VERDAD
CAPITULO DOS:
UN PADRE DE VERDAD
Daemon siempre habría creído que su vida era complicada, hasta que Maelor llegó a su vida, demostrándole el verdadero significado de lo complicado y la paciencia.
Sobre todo la paciencia.
Él ni siquiera habia planeado criarlo por su propia cuenta, por una razón tenia a tantas personas a su disposición que harían todo lo que no deseaba hacer. Solo necesitaba que Maelor creciera lo suficiente para prepararlo ante el gran futuro que le esperaba, luego, haría que se las arreglará solo, tal y como él lo había hecho en su momento. Un plan simple, sin problemas y haber entregado a su hijo a las nodrizas para que ellas se encargarán de su responsabilidad hubiera sido fácil, si no fuera porque este se negaba a tener contacto con cualquier otra persona que no fuera su padre.
No bastaban ni unos minutos, antes de que el infante estallará en un llanto que probablemente, se oiría por todo el palacio. Daemon no tenia más remedio que volver a tomarlo en brazos al notar que su hijo no se callaría hasta tenerlo cerca y cuanto lo detestaba cuando este detenía su llanto como si nada en cuanto sentia su calor.
Estrangularlo sería tan fácil. Ni siquiera tendría la necesidad de usar las dos manos para tomar ese pequeño cuello y al fin no habría más llantos ni vomito en su ropa.
Maelor se habia apoderado de su vida por completo, dándole un giro enorme y Daemon con todo el fastidio del mundo, debió acostumbrarse a ello, desde entonces nunca se volvió a verlo sin la compañía de su hijo. Toda su vida giraba en torno a él y pronto, las espadas fueron cambiadas por juguetes, las salidas nocturnas, en cuentos para dormir y las bellas mujeres, en un niño llorón que lo pateaba hasta hacerlo caer de la cama.
Debio recordar su odio a los niños antes de tener uno. Vaya error.
Y lunas después, supo que debió haber pensando mejor sus acciones, cuando Maelor comenzó a caminar por su propia cuenta. Había deseado que aquello sucedería desde sus primeros días de nacido, anhelando que su hijo de una vez por todas, lo dejará ser libre para explorar el mundo por si mismo, mucho más concentrado en descubrir cosas nuevas en lugar de llorar por tenerlo cerca.
Que equivocado que estaba.
Sus primeros pasos tal vez habían provocado una felicidad en su interior, una que nunca antes había sentido, no iba a negarlo, sentia cierto orgullo cada vez que Maelor crecia y lograba algo nuevo, lo que definitivamente no había pensado bien ni mucho menos le agradaba, era que ahora, no tenia escapatoria alguna de aquella bestia.
Donde sea que fuera, Maelor iba detrás de él, sujetando su túnica con sus pequeñas manos llenas de baba, curioso por saber lo que ambos harían y a pesar de ya no recurrir a los llantos para llamar su atención, ahora lo hacia para entrometerse en sus cosas. Trataba de ignorarlo una y mil veces, siguiendo sus deberes sin problema alguno, pero luego, dando un largo suspiró, lo tomaba en brazos y Maelor con el rostro enrojecido de tanto llanto y las mejillas húmedas, soltaba una pequeña risa antes de tomar lo que sea que estuviera en sus manos.
Daemon se había acostumbrado tanto a tenerlo cerca, que estar alejado de su pequeña bestia, no se sentia tan bien como esperaba. Las ausencias obligatorias de su hijo no le agradaban, mucho menos si eran por el placer de otros. La idea de arrebanarle el cuello a Otto se sintió tentadora en cuanto sus quejas de que un niño inquieto no podía estar en el consejo, se hicieron oír.
Nadie más que él mismo podía quejarse de su hijo, mucho menos si venían de aquel anciano soberbio.
Los minutos se hacían eternos, su daga comenzaba a pedir ser liberada para aterrizar en el cuello del Hightower y él solo podía pensar en Maelor, siendo el primero en huir en cuanto la reunión terminaba, aún siendo el último en haber llegado.
Su vida era pacífica, Maelor hacia que lo fuera y Daemon disfrutaba aquello, sintiendo que por primera vez, lo tenia todo.
Desde que era tenia noción del tiempo, habia luchado por lo que deseaba, siendo su hermano quien siempre lo habia tenido todo, resaltando en lo que fuera como si de verdad fuera merecedor de ello, mientras él vivía bajo su sombra, esforzándose el doble, metiéndose en problemas solo para obtener aunque sea un poco de esa atención que Viserys recibía.
Daemon por una vez sintió que realmente lo habia superado cuando Maelor llegó a su vida.
Su pequeña bestia.
Maelor era un bebé sano y fuerte, de mejillas rosadas y regordetes, tan blanco como la leche y con rasgos valyrios perfectos. Una copia exacta de si mismo. Lo que Viserys había anhelado por años, fallando en cada intento, él lo habia conseguido sin problema alguno.
Daemon se sintió victorioso, presumiendo a su hijo por el reino como si de algún premio se tratará, siendo posesivo y protector como si temiera que en algún momento, alguien pudiera arrebatarselo de las manos sin problemas.
Su pequeño príncipe. Su huevo de oro. De las pocas cosas que realmente se sentía orgulloso y su pecho se llenaba de satisfacción al recordar que por una vez, tenia algo que solo a él le pertenecía, algo que Viserys ni con todo el oro mundo del mundo, podría llamar suyo.
Hasta que lo hizo.
Con la muerte de Aemma, la esposa de su hermano y su hijo, un varón porfin, Daemon creyó conseguir lo que tanto había deseado; ser el heredero legítimo. Y en su festejo, no solo se sacrificó a si mismo, si no tambien a su hijo.
— El heredero por un día. — pronunció Viserys, observándolo desde el trono con una molestia que muchas veces habia visto antes, pero por alguna razón, esta vez se sentia aún peor. — ¿tu lo dijiste?
— Todos estamos de luto a nuestra manera, majestad. — Pero aquello no hizo mas que molestarlo.
— Mi familia ha sido destruida y en lugar de estar a mi lado, al de Rhaenyra o con tu hijo quien a llorado a mares ante tu ausencia ¡escogiste celebrar tu propio ascenso riendo con tus putas y tus aduladores! ¡yo soy tu aliado, quien siempre te ha defendido! ¡te lo he dado todo y aún así me lo arrojas a la cara!
— ¡Siempre has tratado de enviarme lejos! A donde sea menos a tu lado. Mi hijo es la única razón por la que me permites estar aquí, si no fuera por él apuesto a que ya estaría lejos de ti.
— Ese niño tiene una pésima suerte al tenerte como su padre.
¿como se atrevía?
— Al menos yo si tuve la suerte de tener un hijo. — contraatacó.
Sus palabras eran como un daga filosa en el corazón de Viserys, lo sabia, era consciente de ello, pero poco le importaba, no cuando él intentaba herirlo de la misma forma.
Cuanto lo detestaba.
— He decidido nombrar a un nuevo heredero. — declaró firmemente, haciéndolo fruncir el ceño.
— Yo soy tu heredero.
— Ya no, toma tus cosas y vete, Daemon, de inmediato, debes hacerlo sin discusión alguna. — ordenó con un tono molesto, pero podía sentir como si aquello no acababa aún y pronto, su instinto acertó cuando las palabras de Viserys salieron como un látigo abofeteandolo. — Y sin Maelor.
Daemon sintió como el tiempo parecía detenerse mientras su corazón comenzaba a latir con más rapidez de lo normal y luchó contra su propio peso cuando sus piernas amenazaban con fallarle.
No podía ser cierto.
— ¿qué? — soltó casi en un susurro.
— Lo que oíste, no permitiré que te lleves a ese niño para que tenga una vida miserable a tu lado.
Un sabor amargo apareció en su boca y apretó los puños con una furia absoluta. Iba a matarlo, debía matarlo.
— Maelor es mi hijo, tu no puedes hacer eso, no tienes el derecho.
— Puedo y lo hago. — declaró. — Él no tiene porque pagar por tus errores, merece una vida tranquila. Maelor crecerá con todas las comidades que deseé, teniendo los derechos que les corresponden como principe y sera educado junto a Rhaenyra.
Negó ante aquella idea tan retorcida.
— Él se ira conmigo.
— No irá a ningún lado, ya has hecho lo suficiente ¿no te parece? No quieras arruinar a ese niño tambien y por una vez, Daemon, has las cosas bien, si no es por ti, al menos hazlo por él, se un buen padre ¿qué planeas darle cuando ni siquiera puedes contigo mismo?
Molesto, intento acercarse a él, pero fue detenido rápido por los guardias que lo custodiaban. Las ganas de vomitar se hicieron presentes y su mente solo pudo planificar miles de salidas ante aquel problema, aunque ninguna con éxito, sería detenido incluso antes de poder tomar a su hijo. Viserys lo observó, totalmente decido en sus palabras y Daemon sintio la derrota como una daga clavando su pecho cuando no tuvo más remedio que dar un paso hacía atrás, luchando con la furia que se desataba en su interior.
— Al menos déjame despedirme de él.
Lo vio dudar, pero luego de un corto tiempo, asintió de acuerdo.
La risa de Maelor llegó a sus oídos al verlo entrar a la habitación, estirando sus pequeñas manos hacia él y aferrándose a su cuello en cuanto lo tuvo en brazos. Aspiro su aroma, analizando su rostro y grabandolo en su mente con miedo a olvidarlo mientras su pequeña bestia sonreía dulcemente, reluciendo su único diente hasta ahora.
Quien diría que se encariñaria tanto con alguien que no hacía más que desprender baba por doquier.
Y cuando la hora de irse llegó y el llanto de su hijo hizo presencia al soltarlo, Daemon solo pudo desear que al igual que él, Viserys no pueda volver a ser feliz jamás.
HOLAAA!!! ¿como andan? acá estamos devuelta.
Ando mejorando, tratando de usar más la mano, pero aún así sigo con algunas molestias por lo que pido una disculpa si hay algún error, estoy escribiendo desde el celu ya que con la compu no puedo.
¿opiniones, algo?
Viserys pendejo.
este cap está maso inspirado en mi último tiktok, lo pueden encontrar en folklowonder por si quieren verlo.
no se olviden de votar y/o comentar, se los agradeceria mucho <3
en fin, espero que el cap haya sido de su agrado, nos estamos leyendo en el próximo, buenas nochessss
- tina !
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