you;
—¿Y qué hay sobre Donghan?
El sol se comienza a ocultar, lo que hace que un brillo interesante aparezca en el rubio cabello de Kenta y que sus curiosos ojos parezcan dos pequeños focos ansiosos por respuestas. Su mano aprieta ligeramente la de Sanggyun y el mayor le devuelve el apretón dejándolo aún más ansioso por las contestaciones.
—Donghan, que puedo decir, me la paso muy bien con él, genial—dice Sanggyun y Kenta frunce el ceño.
—¿Y se te hace bonita Jiwoo? —interroga ahora Kenta y Sanggyun le señala a la distancia un carro de manzanas de caramelo.
—Pero más que todo tierna —puntualiza el pelinegro y Kenta gruñe por lo bajo.
El menor los dirige a ambos al carro de las manzanas con caramelo mientras escucha a su novio gruñir tiernamente por una razón que desconoce pero que seguro una manzana con caramelo puede calmar o por lo menos eso espera.
—¿Quieres una, verdad? —le pregunta una vez están frente al pequeño carro con las manzanas.
Kenta, sin embargo, no responde y le suelta mano para cruzarse de brazos. Sanggyun se impresiona un poquito e intenta tomar su mano otra vez pero el mayor no lo deja y retrocede unos pasos.
—¿Por qué no me respondes de verdad? —pregunta Kenta sonando entre molesto y triste—, solo quiero saber más sobre tus amigos.
—Porque lo preguntas ya que te sientes indeguro, tontito, pero a mí solo me gustas tú, porque te pareces a un Pokémon —responde Sanggyun y le guiña un ojo a su novio, que inútilmente quiere esconder que un sonrojo inmenso se ha asomado en su cara.
Sanggyun la verdad es que no se siente seguro de hablar tanto como Kenta quiere, hay algo en su forma de contar las cosas que a veces resulta desastrosa. Cuando comienza a contar una cosa lo saca todo de la anécdota y la mayoría del tiempo el "todo de las cosas" asusta a las personas.
Todo lo que tiene que contar bajo su punto de vista es detallado pero bueno, solo recuerdos que alguna vez serán nostálgicos, sin embargo aunque en su cabeza solo sean buenos y simples datos nunca podrá saber cómo piensan los demás sobre las cosas que él dice o si hay un patrón para distinguir con las reacciones los pensamientos.
¿Leer las mentes será una bendición o maldición? nadie lo sabe pero lo que es seguro es que sería un gran remedio contra la ansiedad del no saber.
La vida no sería tan divertida y anectodica así, eso es lo cierto y a Sanggyun no hay nada que le guste más que crear recuerdos y anécdotas que historias podrían ser. Su cabeza es un baúl de recuerdos que con el tiempo se vuelven libros y poesías que sus pensamientos recuerdan.
No debería pensar tan profundo sobre cualquier situación, mucho menos cuando los morritos que pone su novio son los más tiernos y son como para centrar toda la atención en ellos.
—Te digo todo lo que quieras si me compras una manzana con caramelo y un algodón de azúcar —le propone Sanggyun tomándose la vida de forma más simple.
—Te saldrán caries.
—Las caries son un constructo social.
El rubio rueda los ojos y se da la vuelta, encarando al señor del carrito y sacándose una monedas del bolsillo para conseguirle a Sanggyun lo que pide.
¿Cómo es que luego de ofrecerse a comprarle una manzana termina siendo él quien compra una manzana y aparte algodón de azúcar?
—Toma —dice pasándole ambas cosas a Sanggyun una vez las paga pero el menor solo toma la manzana y en cambio estira su mano libre hacia la que ahora Kenta tiene desocupada.
El mayor mira sus ojos fijamente, tienen un brillo solo cuando lo ven a él, Sanggyun entero tiene un brillo único cuando está con él y cuando toma su mano casi puede sentir que ese brillo le vuelve más cálido el corazón, por eso no le puede decir que no a ir de la mano bajando por aquella calle larga que los lleva al departamento del menor, con el sol metiéndose a lo lejos, cuidándole las espaldas.
—Hablame más de Donghan.
El menor lame lentamente el caramelo de la manzana buscando derretirlo y piensa en Donghan mientras, sin embargo, se da cuenta que no tiene que pensar, las palabras vienen solas y es así como comienza a hablar, mientras por pasan de casualidad frente al edificio donde vive el muchacho.
—Si tuviera que describir a Donghan como una cosa, sería un libro, la enciclopedia más entretenida y más amplia.
Porque Donghan siempre sabe qué películas ver, cuáles son las mejores patatas fritas y qué ocurrió en 1806, en la segunda guerra mundial o cuál era la comida favorita de algún militar famoso de antaño y por supuesto le recuerda tocar madera para la buena suerte y que está harto de comer kebab.
Es entretenido estar a su lado pero también se puede conseguir la calma. Puedes caminar por horas con él y este no te dirá nada pero sentirás que estás lleno.
Algunas veces finge que le dan igual muchas cosas, que va por la vida tranquilo pero cuando lo conoces sabes que guarda más de un secreto y que le pesa el corazón, pero se sigue agitando como una bandera izada, representa que el hacer cualquier cosa puede ser algo importante aunque no lo sea, pero hay que hacer algo, con Donghan siempre hay que hacer algo. Siempre tiene ganas de hacer dejarse llevar un rato.
—...Y sin decir nada, en el fondo me siento lleno cuando estoy con él —acaba Sanggyun mientras van a oscuras por las scaleras del edificio, también puede sentir a Kenta quitando fuerza del agarre de sus manos así que le da un apretón—, ¿pasa algo?
El mayor no dice nada y cuando llegan al pasillo de su piso Sanggyun vuelve a notar como afloja su agarre pero en cambio él se acerca, no enciende la luz del pasillo apropósito y aprecia con la escaza luz los ojitos enfurruñados de Kenta. No puede evitar sus impulsos así que suelta su mano y la pasea por la suave mejilla del mayor.
Y lo besa, presionandolo un poquito contra la pared, sin dejar de tocar ese rostro precioso que tiene.
—E-entremos, bebé —dice Kenta, con sus labios rojos, cuando Sanggyun se separa de él.
El tema de la luz no mejora mucho dentro del departamento de Sanggyun, pues todas están apagadas y Kenta es atrapado otra vez por los labios del menor que está vez caen en su frente, sí, de la forma más preciosa e inocente, un beso largo que cuando se acaba le permite observar de cerca los ojos de Sanggyun. Esos ojos que lo miran como si fuera lo mejor.
—Tengo ganas de tomar té —dice Sanggyun bajito y luego enciende las luces, dejando a Kenta ligeramente perdido—, ¿Quieres uno?
—Sí... –dice Kenta y toma asiento en el sofá de la sala.
Hay algo sobre Sanggyun que le da mucha calma pero eso mismo le produce también preocupación. Es tranquilo, pero no realmente de esa forma en que se espera de que todo lo tome con calma sino más bien que es alguien calmado en reacciones en cuanto a lo inexplicable e inseguro de la vida. A veces tarda en hacer algo y termina dejándose llevar. Parece ir muchas veces fluyendo con las direcciones de la vida, aunque no quiere y eso es algo que calma pero alarma.
Puede fluir en la dirección de muchas personas.
—¿Sabes que es lo que más me gusta de Jiwoo? —pregunta tranquilamente mientras de forma delicada prepara las bolsitas de té.
Como era de esperarse Kenta se toma por sorpresa la iniciativa de Sanggyun aunque en el fondo sabe que lo hace sólo por él.
—Que es hermosa, muy buena y adorable.
—Que dice sus sentimientos demasiado fácil pero de una forma verdadera.
La forma en que dice eso es más que bonita, su voz suena muy agradecida y Sanggyun no suele hablar así de mucha gente, de casi nadie, no suele usar ese tono de voz ni sonreír tan puramente de sólo recordar a alguien.
—Té de manzanilla para mí novio el precioso —le dice a Kenta llegando a la sala para sentarse a su lado y encender el televisor—, justo el que querías.
—Y no lo tuve que decir —le comenta Kenta y se ríe. A veces las cosas más grandes pasan desapercibidas para Sanggyun, pero guarda los detalles más pequeños como si fuera moneditas de oro.
Las tazas de té reposan en la mesita frente a ellos, mientras Sanggyun hace que Kenta repose su cabeza en sus piernas para comenzar a jugar con sus cabello, haciendolo rizos entre sus dedos.
Hay tanto amor en muchas acciones de Sanggyun, hay tanto amor cuando algo le remueve el corazón.
Sanggyun siempre se queda fascinado en los pequeños detalles, esos que le gusta ver porque solo él los puede ver.
El mayor cierra sus ojos y suelta un suspiro largo.
—Muchos chicos siempre andan detrás de Jiwoo, tantos que me dan ganas de protegerla porque no quiero que le rompan el corazón.
Kenta permanece con sus ojos cerrados y escucha Sanggyun dejarse llevar hablando de Jiwoo, su amiga Jiwoo.
A pesar de que Sanggyun la quiere proteger de todos los chicos, ni siquiera debe, no sabe si es que todos la aprecian al 100% cómo es pero de alguna forma todos los chicos que se acercan con ella con otras intenciones terminan siendo sus amigos, sin remordimientos, sin rencores, al final no les importa y parecen más que felices de ser sus amigos, unos de verdad.
Jiwoo confía mucho en él y le quiere genuinamente. Al principio Sanggyun no se lo creía porque cuando apenas se hicieron amigos ya la chica era muy abierta respecto a sus sentimientos e historias, pero sin embargo con el tiempo ha comprobado que todo es real, que le aprecia, le gusta hablar y hacer cosas con él y que no duda ni un segundo en decirle lo que cree que hace mal, por su bien.
—Me gusta su ternura natural, te dan ganas de ser su amigo naturalmente también.
Kenta se da la vuelta, dejando su cara escondida en el estómago de Sanggyun. Habla muy bonito de las personas a su alrededor... Habla muy bonito.
—Solía pensar que gustaba de ti, pero supongo que es su personalidad.
—También solías pensar que Hyunbin gustaba de mí, cariño —le recuerda Sanggyun y comienza a tocarle el cuello en busca de sus cosquillas—, oh y también Chaeyeon.
—Pero Chaeyeon si gustaba de ti —le recuerda Kenta reincorporandose y con una expresión de indignación pura.
Sanggyun hace un puchero y luego besa a Kenta numerosas veces sin darle chance de decir más nada.
—Shhh, déjame darte más besos —dice Sanggyun y antes de que Kenta responda ya le está llenando la boca de besos otra vez.
—No entiendo por qué de entre todas las personas yo, Sanggyun.
—Porque te amo —dice y le besa y Kenta esta vez le devuelve el beso con más intensidad—, te amo.
Con una sonrisa de medio lado, Kenta le responde ese te amo de forma silenciosa a Sanggyun. El mayor es a veces así y Sanggyun le dice te amo muchas veces más y no importa porque siente que tiene miles de te amo en la punta de la lengua para Kenta, por Kenta.
—Hyunbin siempre me ayuda con cualquier cosa de clases que necesite y me explica una y otra vez aunque no entienda o me pierda en mis pensamientos, es muy inteligente y eos me encanta bastante —dice y se ríe cuando Kenta toma un trago súper grande té como para tragarse sus palabras—. Y Chaeyeon siempre está pendiente de mí y dispuesta a enterrar un cadáver conmigo si se lo pido.
—Seguramente estaría dispuesta a enterrar el mío, no le caigo bien.
—Porque cada vez que estamos los tres juntos en una habitación finges que no sabes pronunciar bien su nombre cuando ambos sabemos que eres hasta mejor que yo en coreano.
Kenta no dice nada en su defensa porque es verdad, pero se la toman muy a pecho o eso es por lo menos lo que él piensa.
A veces muy a pecho o veces despistado, su novio Sanggyun es un extremo u otro, lo lleva de un extremo a otro.
Se quedan callados por varios minutos, no es incómodo pero definitivamente hay algo que no los deja estar presisamente tranquilos. La mirada de Kenta se vuelve apagada y todo lo responde con monosílabos. Sanggyun sólo lo deja ser hasta que ambos acaban con los té y él lleva las tazas a la cocina.
Mientras las lava escucha a Kenta pasar canales y murmurar por lo bajo cosas de la universidad así que se voltea a verlo.
Su pequeña figura en el sofá le arruga el corazón. Sus ojos, sus facciones e incluso la forma en que suspiran les recuerdan que aunque Kenta sea el mayor es el que hay que llenar con un millón de abrazos porque los merece. Su ser es delicado porque todo de sí es precioso y ser precioso a veces es cansado.
—Tal vez deberíamos ir a dormir un rato —dice llegando frente a él, con sus manos en los bolsillos y dándole una sonrisa relajada—, te ves cansado.
—Estoy cansado.
Sanggyun extiende su mano izquierda y Kenta la toma perezosamente para dejarse guiar por los pasillos del piso del menor hasta terminar en su habitación.
—¿Te dejo una de mis pijamas? —pregunta el de pelo negro y Kenta niega.
—Estoy cansado, no...
—Yo te la pongo —dice divertido Sanggyun y Kenta niega agotado e intenta alejarse pero al final las manos de Sanggyun le dan mucha calidez aunque solo rocen contra su cuerpo mientras quita su camisa—, ya lo vez, lo que te gusta es ser mimado.
El mayor se encoge de hombros mientras Sanggyun lo ayuda a quitarse el pantalón.
Kenta es pálido, su piel es muy suave y a veces Sanggyun siente que le va a tocar el corazón en vez del cuerpo porque son un reflejo prácticamente. Kenta es delicadamente precioso a su manera.
Le reparte besos en la clavícula antes de colocarle la camiseta vieja que a veces usa de pijama y se ríe de él cuando ve que los cabellos se le alborotaron pero Kenta no ríe y más bien apaga las luces y lo arrastra a la cama junto a él.
Al principio ambos se acuestan dándose la espalda porque al mayor no le gusta que le respiren en el cuello pero luego de un rato Sanggyun siente la necesidad de abrazarlo y besarle la espalda.
—También está Kenta, y lo que más me gusta de Kenta es su todo —le dice bajito—, ese chico si que es especial.
—¿A sí? —pregunta el mayor porque definitivamente no se cree especial.
—Sí —dice y escabulle una mano hacia la parte de atrás de los cabellos de Kenta.
—Todas las personas a tu alrededor suenan más geniales que yo y como que de verdad te gusta estar con ello muchísimo.
Sanggyun suspira y se abraza con fuerza a Kenta. Ojalá Kenta se viera a través de sus ojos para entender como le conmueve el corazón complicado que tiene.
—Pero tú tienes todo lo bueno que conozco de todos, tú eres todo lo bueno y más —dice tan puramente que Kenta se da la vuelta entre sus brazos y busca sus ojos en la oscuridad—, Kenta, eres las estrellas más brillantes, una constelación entera, eres una infinidad de buenas sensaciones en un cuerpo precioso, eres...
Y ya no para de hablar el menor, porque le encanta demostrarlo con besos y te amo pero sabe que también tiene palabras hasta el fin del mundo para describir la belleza del todo de su novio.
Para Sanggyun, su novio es todos los decimales en pi pero convertidos en virtudes y peculiaridades. Es la persona que no sólo es grande en cualidades que abarcan la mayoría de su personalidad, sino que también tiene todos los detalles, es como una pintura de museo, precioso a vista completa, significativo cuando te acercas a detallarlo.
Es atento, y a esta al pendiente de él, es amable pero no se deja pisotear de nadie, es inteligente y siempre le da su punto de vista tanto objetivo como subjetivo. Cuida de sus palabras, tal vez demasiado y no quiere ser un peso aunque no lo es, para Sanggyun solo sería llevar amor sobre los hombros.
Es un alma libre pero que escoge a quien entregarle pedcitos de la misma, confía en ti como acto más grande de amor porque no es fácil hablar cuando eres fuerte por dentro pero tu exterior debe ser cuidado. Está cansado de muchas injusticias pero hace justicia a su manera con su sonrisa y sus habilidades y sus rasgados ojitos brillantes.
Es amigable, es responsable, es un mosaico de mil colores y de cerámica milenaria. Habla suavemente y cuando está alegre suena como infante, tiene el cabello más suave del mundo y sus labios dejan tatuajes sobre la piel, siempre tarda exactamente lo mismo lavando su cara y tiene una colección inmensa de frasquitos para viajeros. Le gusta ser consentido y tiene fijación por los calcetines extrovertidos aunque su paleta sea pastel y su pasado el de un rebelde con septum que se ha cerrado, sustituyendolo por cajitas llenas de washi tape, las suficientes como para envolver a su gato.
Kenta es todo lo bueno que Sanggyun ha conocido en trozos, en momentos de su vida pero reunidos en una sola persona. En una completa constelación hecha ser humano.
Kenta es...
—Eres lo que más amo.
Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro