"¿Qué hay de los ángeles?  Ellos vendrán, ellos se irán, nos hacen especiales..."

Sabía que iba a ser libre, quería estar junto a él, pero me atraparon. Estaba desplomada sobre mi habitación, con un charco de sangre alrededor mío, e inconsciente. Tuve demasiada suerte, dijeron los médicos, pero yo habría deseado no tenerla. Quería morir, juntarme con él, alejarme del mundo cruel que se había creado a mi alrededor. 

Quería recordar el miel de sus ojos, pero mi mente se negaba a darme ese gusto.

Sus imágenes aún aparecen en mi cabeza, como si los recuerdos creasen un mundo imaginario, un mundo del que invento cada vez que olvido algún detalle. En mi mente, pudimos ser rey y reina de un mundo seguro, fuimos cantantes, bailarines de música lenta, los reyes del baile, fuimos todo. Pero en esta realidad sólo fuimos nosotros, una pareja entre miles en el mundo. Un amor que no resultó, un tumor entre medio del romance, y era imposible ser libres.   

Pero estuvimos juntos, y nunca estuvimos alejados del otro. Disfrutamos muchos momentos, nos besamos, abrazamos, demostramos lo que en realidad era el amor. No pretendíamos llamar la atención, lo único que queríamos es demostrar el amor que sentíamos nosotros dos. Desgraciadamente, olvidamos un gran detalle:

En este mundo hay pocas posibilidades de un final feliz.