El futuro me esperaba a la vuelta de la esquina, avisándome que todo cambiaría.

Acabé con mis estudios, y también conocí a mi actual novio. Estando apenas en la universidad, mi embarazo se estaba haciendo cada vez notable. Preparábamos nuestro apartamento para el bebé, reíamos, cenábamos en los restaurantes más conocidos de la ciudad. La vida estaba repleta de lujos, pero mi corazón aún no estaba del todo arreglado. Mi amor hacia él, los sentimientos que teníamos hacia el otro, nuestras risas en la madrugada, y sus increíbles ojos que conquistaban a la joven más difícil de enamorar. Sus lentes de pasta partidos parecían ser un recuerdo imposible de olvidar, y la luna llena me consumía hasta el punto del silencio y las lágrimas.

Hace unos pocos días fui a la playa, el lugar al que solía ir con él. La temperatura baja, el revoloteo de los pájaros y el ruido de las olas me hacía sentir nostálgica. El viento me había erizado la piel, y la agua fría tocando mis dedos descubiertos me hacían sentir viva otra vez. Podría estar loca, pero pude sentir su presencia cerca mío.

Ya era de noche, y el frío era cada vez más intenso. Sin embargo, decidí mantenerme allí algunos minutos más, mirando el cielo y las olas, notando la belleza de estas. Entendí por qué a él le encantaba ver el cielo, era bastante precioso. Mi mirada permaneció por minutos, y en ellos parecía que el tiempo parecía haberse detenido. Sus ojos miel se clavaban en mí, y una sonrisa tímida se esparció en su dulce rostro. Recordé los sentimientos que rozaban los límites, y mi embarazo encabezaba la lista. Sí, no he quedado embarazada de mi novio, fue de él.

Acaricié mi estómago con ambas manos, observando la belleza de la noche. Había una estrella que me llamaba la atención, una que parecía ser la más brillante que otras. Recordé sus palabras: "...estaré en la estrella que tanto brilla, en la que capte tu atención...".

Dejé que pocas lágrimas cayeran, y sonreí igual de tímida que como sonreía él. Lo recordaré siempre, y haré que mi hijo sepa sobre él, sobre nuestro comienzo.

Y sobre nuestro final.