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[48] UNA TRAMPA

El chico empuñando el arma no era un policía. Llevaba un pañuelo de calavera cubriendo su cara, y lo único visible eran sus ojos. La respiración de June se entrecortó al ver el arma, y sintió a Pope pegándose a su lado.

—¿Por qué no tienen las manos arriba? —preguntó el chico—. ¡Todos, las manos arriba ahora! —miró a John B—. ¡Tú, fuera del auto! ¡Salgan del auto! ¡RÁPIDO! ¡Déjalos salir!

John B salió con las manos levantadas y June escuchó a Kiara susurrar—: ¿Qué diablos?

—¿Qué esperas? ¡Déjalos salir! —gritó el chico. John B abrió la puerta y miró a sus amigos—. ¡Todos! ¡Vamos! ¡Salgan del auto! —June, que estaba junto a la puerta, fue la primera en salir, sosteniendo las manos en el aire—. Eso, chica linda. ¡Eso es! ¡Sal del auto, vamos! ¡Apúrate!

June se paró junto a John B mientras veía al resto de sus amigos emerger del auto. Tanto JJ como Pope habían quedado al otro extremo de donde ella estaba, y no pudo evitar el temblor que se apoderó de ella por el miedo a lo que pasaría.

—No tenemos dinero —dijo JJ.

—¡Cállate! —gritó el chico, apuntando el arma a su pecho.

JJ levantó las manos—. ¡Está bien! ¡Calma!

—¡JJ! —gritó June, dando un paso hacia donde estaba su hermano.

El chico se giró, apuntando la escopeta a la cara de June—. ¡CÁLLATE! ¡No se muevan, o le volaré la cabeza! —June retrocedió lentamente, y vio como JJ y Pope se acercaban hacia ella, protegiéndola con sus cuerpos. El chico los miró—. ¿Son sordos? ¡Dije que no se muevan!

—Tranquilo, hombre —murmuró Pope.

El chico le pegó con el arma en las costillas, y Pope se retorció de dolor—. ¡Acuéstense en la zanja! ¡De rodillas! ¡Abajo! ¡Pon la cara en el suelo! ¡Que no los vea mirar! ¿De acuerdo? Es lo único que deben hacer.

Hicieron lo que les dijeron, y June quedó entre medio de Pope y JJ. Su cuerpo estaba temblando, sin poder controlar el pánico que se apoderaba de ella. Sintió a Pope acercándose a ella, y poniendo su mano sobre la suya en el suelo, un pequeño gesto reconfortante.

—Es una trampa —dijo Kiara.

—Esa vieja nos apuñaló —espetó JJ, golpeando el suelo con enojo—. ¡Mierda! ¡Maldición!

John B se puso de pie, y Pope lo miró—. John B —susurró—. No seas un héroe.

John B le hizo un gesto para que se callara, y se movió sigilosamente detrás de la camioneta, aprovechando el momento para esconderse en el asiento trasero del "auto de policía".

El chico salió de la camioneta—. Muy bien, quédense así. ¡Salvo que quieran que les desparrame los sesos por el camino! No muevan la cabeza, ¿sí?

Regresó a su auto, y John B entró en acción, golpeándolo y arrebatándole el arma. Abrió la puerta y salió del auto.

—¡Chicos, tengo el arma!

JJ se puso de pie rápidamente, corriendo hacia donde se encontraba John B. Los demás lo siguieron, y June vio cómo su hermano golpeaba al chico, recibiendo otro golpe a cambio.

Cuando lo vio caer al suelo, corrió hacia el tipo y le dio un puñetazo en la cara, pero éste la empujó fácilmente hacia un costado.

—¡Tengo el oro! —escuchó a Pope gritar.

JJ ayudó a June a ponerse de pie justo a tiempo para ver a Sarah golpear al chico con la puerta del auto. Kiara se acercó y lo pateó con fuerza mientras los hermanos Maybank se unían a ellos.

Pope rodeó el auto y pateó al chico en el estómago, viéndolo caer—. ¡Hijo de puta!

John B le bajó la máscara y JJ gritó—: ¡Conozco a esta mierda! ¡Consume crack!

—Probablemente conoce a mi hermano —dijo Sarah.

—Es Barry. Le vende coca a mi papá —añadió June.

Barry los miró—. Escuchen, podría haberlos lastimado a...

JJ le dio un culatazo en el pecho, y June saltó frente a él—. ¡JJ! ¡Detente!

—Amigo, tranquilo —dijo John B mientras JJ movía a su hermana a un lado.

—Vamos, salgamos de aquí —dijo Pope, tomando la mano de June.

JJ se agachó, sacándole a Barry su billetera y buscando su licencia—. Tenemos una última parada.

—¡Oye! —gritó John B.

—Veamos dónde vive este hijo de perra —espetó JJ.

—¡Recordaré esta mierda! —gritó Barry mientras se alejaban—. ¡No pueden ocultarse de mí! ¡Sé exactamente quiénes son! ¿Escucharon? —June se giró a verlo y él sonrió—. ¡Sí, me volverás a ver, Maybank! ¿Me oyes?

—¡No le hables! —gritó Pope, dándose la vuelta—. ¡Ni siquiera la mires!

—Pope, ¡vamos! —dijo June, tirando de él.

—¡Los volveré a ver!

John B sacó las llaves de su bolsillo y las arrojó a los árboles mientras June subía al asiento del copiloto y Pope se metía en la parte trasera. JJ estaba detrás del volante, y una vez que todos estuvieron dentro, arrancó a toda velocidad, alejándose de la escena.

Se dirigió a la dirección de Barry mientras sus amigos intentaban convencerlo de olvidar el asunto. Incluso June, que la mayoría de las veces podía hacerlo entrar en razón, había fallado en calmar la tormenta de rabia que se había apoderado de él.

Cuando se detuvieron frente a su casa, escuchó a Sarah decir—: Bienvenidos al páramo del adicto al crack.

—Esto no me parece bien —dijo Pope—. ¿Por qué estamos en lo de Barry?

—JJ, por favor —susurró June, mirándolo—. No hagas esto.

—Me tomará un segundo —dijo JJ, saliendo de la camioneta.

—¿Adónde vas? —preguntó John B.

—"I am justice" —respondió JJ.

Pope frunció el ceño—. ¿Dedujeron algo de eso?

Kiara suspiró, mirando a June—. Creo que deberías...

—Sí, lo sé —respondió ella.

—¿Necesitas apoyo? —preguntó Pope.

June negó con la cabeza—. No, está bien.

—Grita si nos necesitas —dijo John B.

Ella asintió y salió de la camioneta, dirigiéndose hacia la casa de Barry. Cuando entró, vio a su hermano destrozando el lugar sin piedad.

—Entonces, ¿cuál es el plan?

—Bueno, como nos has robado —respondió JJ, buscando detrás de las almohadas—, nosotros te robaremos.

—Eso se perdió en la traducción —murmuró ella.

—Ojo por ojo, June —espetó JJ.

—Genial —dijo June, colocándose frente a él—. Pero, ¿qué pasa luego de robarle a un traficante? ¡Sabe quiénes somos!

—No le temo a este tipo.

—¡Yo sí! —gritó June, obligándolo a detenerse—. ¿Recuerdas la paliza que le dio a papá cuando no le pagó a tiempo?

JJ puso los ojos en blanco y se dio la vuelta, entrando a una habitación. June lo siguió, observándolo sacar frazadas del armario y revolviendo todo. Cuando encontró una bolsa de lona, sonrió.

—Aquí vamos.

La abrió y vertió su contenido sobre la cama, los fajos de billetes cayendo—. ¿Qué estás haciendo?

—Voy a vengarme —respondió JJ.

June escuchó pasos acercándose y salió del dormitorio, encontrándose con John B—. ¿Estás bien?

—No —respondió June, sus ojos nublándose de lágrimas—. No sé qué hacer. No está escuchándome.

John B suspiró—. Tranquila, yo me encargo.

JJ salió de la habitación—. Muy bien, me ocupé del asunto.

—Mírame —dijo John B, deteniéndolo—. Si sigues por este camino, terminarás como tu papá. ¿Tú...?

Mierda, pensó June. Si había algo que JJ odiaba, era que lo compararan con su padre. Sabía que John B tenía buenas intenciones, pero ella había sido testigo de lo que le había pasado a la última persona que había sugerido lo mismo, y no había sido lindo.

JJ agarró su camisa con fuerza—. Cuidado con lo que dices. ¿No te cansa que te jodan?

—Ese no es el punto —respondió John B.

—Porque a mí sí.

Con eso, salió de la casa, dejando a John B sin palabras. June lo siguió, bajando las escaleras del porche rápidamente—. JJ, por favor, ¡detente!

JJ la ignoró, acercándose a sus amigos—. Muy bien, estamos viendo 5000 para cada uno de compensación por hacernos pasar por esta mierda.

—¿Eso hacemos ahora? —preguntó Kiara—. ¿Les robamos a los traficantes?

—Este Barry se va a enterar —añadió Sarah—, y nos perseguirá.

Pope asintió—. Sí, no es el momento de alocarse —dijo, mirando a JJ—. Piensa en tu hermana, ¿vas a ponerla en peligro?

—¡Cállate, Pope! —gritó JJ. Respiró hondo antes de mirar a sus amigos—. ¿Les gusta que les apunten con un arma?

—Relájate, JJ —dijo June, acercándose a él.

—¡Te apuntó a la cara! —espetó JJ.

—Mira —dijo John B, captando su atención—. Debemos conseguir el oro, ¿sí? Dame esa mierda —le quitó la bolsa—. La devolveremos.

JJ lo empujó contra el costado de la camioneta y June jadeó—. ¡JJ! ¡No!

—¿Te sientes un tipo rudo? —preguntó John B—. ¿Qué harás cuando venga por nosotros?

—Lo golpeamos con todo —respondió JJ.

—Sí, buena idea, JJ, carajo.

—No lo devolveré —espetó JJ, subiéndose a la camioneta—.¿Vienen o qué?

Nadie se movió, y June vio la expresión de su hermano cambiar rápidamente. Era evidente que no estaba pensando con claridad, abrumado por la ira que sentía después de lo sucedido en la carretera con Barry.

—¿Qué? —preguntó, saliendo de la camioneta.

—Estamos hartos de tu mierda —respondió John B.

—¿Mi mierda? —repitió JJ.

—Sí. Tu mierda.

Kiara asintió—. Sí. Le apuntas a la gente con un arma.

—Actúas como un maniático —añadió Pope.

—¡Pope, me culpé por ti, viejo! —gritó JJ—. ¿Sabes cuánto dinero debo por ti?

—Te pagaré, ¡y ni siquiera te pedí que hicieras eso! —espetó Pope.

—¡Solo lo hice! —respondió JJ—. Págalo. Aquí mismo, ahora mismo.

June se acercó a él—. JJ, por favor.

—¡No! —gritó JJ, mirando a su alrededor—. ¿Saben qué? Sé exactamente lo que haré —agarró la bolsa—. Me voy solo.

Pope lo siguió—. JJ...

—Espera, Pope —dijo June, colocando una mano sobre su hombro—. Yo iré —miró a sus amigos—. Espérenme.

John B asintió—. Claro.

June se dio la vuelta y corrió detrás de JJ, rodeando la casa con pasos apresurados que resonaban en el suelo. Lo alcanzó justo antes de que pudiera alejarse más y, sin pensarlo dos veces, tomó su brazo con fuerza, obligándolo a detenerse y darse la vuelta.

—¡JJ! —exclamó June con la voz cargada de frustración, aunque había un leve temblor que delataba su preocupación—. ¿Qué diablos? ¿Qué estás haciendo?

—¿Qué estoy haciendo? —repitió JJ—. Lo que nadie se anima a hacer.

June negó con la cabeza—. ¿Qué crees que ganarás robándole a Barry?

—¿Crees que me importa lo que haga ese imbécil? —replicó JJ.

—Debería importarte —respondió June—. ¿Sabes la paliza que te dará, que nos dará a todos, cuando nos vuelva a ver? ¿Realmente vale la pena? —suspiró—. JJ, tenemos el oro. Eso es todo lo que importa.

—¡No, June! No es todo lo que importa —dijo JJ, mirándola a los ojos—. ¿Crees que me da miedo recibir una paliza? Estoy acostumbrado a ello —rió amargamente—. No es como si tú lo entendieras.

June retrocedió un paso, sorprendida por la dureza de sus palabras—. ¿Qué diablos significa eso?

—Significa que no sabes lo que es que te den paliza tras paliza —gritó JJ, sus ojos azules llenos de lágrimas contenidas—. ¿Cómo podrías saberlo, si siempre soy yo quien aguanta cada golpe?

La mandíbula de June tembló al escucharlo, sus palabras se sintieron como un golpe al pecho. Tragó saliva con fuerza, tratando de mantenerse firme, aunque la sacudida emocional le dificultaba encontrar las palabras adecuadas.

—Eso no es justo, JJ —susurró June, su voz quebrándose—. ¿Crees que no entiendo lo que es sufrir solo porque no recibo los golpes?

JJ dio un paso hacia ella, su mirada ardiendo con una mezcla de furia y dolor—. ¡Te escondes detrás de mí y me dejas lidiar con él porque tienes miedo! ¡Bueno, yo no tengo miedo! —su voz se rompió—. ¡Ya no!

June lo miró con los ojos abiertos de par en par, como si sus palabras hubieran desgarrado algo dentro de ella. Su pecho subía y bajaba con respiraciones rápidas, intentando procesar lo que sucedía.

—¡Claro que tengo miedo! —gritó, las lágrimas cayendo por su rostro—. ¡¿Cómo no voy a tener miedo cuando sé lo que es capaz de hacer?!

JJ apretó los puños, su propia rabia quemándolo por dentro, y las palabras salieron antes de que pudiera detenerlas.

—¡Tal vez deberías enfrentarlo alguna vez en lugar de esperar que yo lo haga por ti!

El silencio que siguió fue ensordecedor. June lo miró como si no lo reconociera, como si las palabras que acababa de escuchar no pudieran haber salido de él. Su pecho se apretó, y por un instante, no pudo encontrar su voz.

—¿Eso es lo que piensas de mí? —preguntó June finalmente—. ¿Que soy una cobarde que solo te usa para protegerse?

JJ abrió la boca para responder, pero las palabras se le quedaron atrapadas. El peso de su propia frustración lo había llevado a decir algo que ni siquiera creía.

—June, yo... no quise decir eso —dijo JJ. Su voz era más suave, pero el daño ya estaba hecho.

June tragó saliva, sintiendo un nudo en su garganta—. ¿Sabes qué? Está bien, JJ —su voz se quebró al intentar sonar fuerte, pero un sollozo escapó antes de que pudiera detenerlo—. Toma ese maldito dinero, y enfrenta las consecuencias —hubo una pausa antes de que dijera—: Si eso es lo que piensas de mí... entonces no sé por qué lo sigo intentando.

Se dio la vuelta rápidamente, dejando que las lágrimas corrieran libremente mientras se alejaba de él.

JJ la vio irse, incapaz de moverse o siquiera decir algo. Su enojo había dicho cosas que nunca debió decir, palabras que no podía tomar de vuelta. Y mientras la veía desaparecer en la distancia, sintió un vacío en el pecho, sabiendo que había cruzado una línea de la que tal vez no había retorno.

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