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[21] INTRUSOS

Resulta que John B y JJ habían decidido visitar a Lana, la esposa de Scooter Grubbs. Allí, fueron testigos de cómo dos hombres destrozaban el lugar y la maltrataban, todo mientras buscaban la brújula.

Ahora, los Pogues se encontraban reunidos en el porche de John B, escuchando con atención mientras JJ narraba los eventos con lujo de detalle.

—Y, luego, estábamos afuera así —dijo JJ, apoyándose contra la pared—, y solo escuchamos, ¡PUM! ¡PUM! —los miró—. ¡Le quitaron la pintura a la pared! Desde adentro. ¿De acuerdo? Y lo miro como... espera, primero, miren esta mierda.

Se acercó a ellos, inclinándose hacia delante, y se sacudió la pintura del pelo. Cuando June vio lo que salía de allí, hizo una mueca.

—Es caspa —dijo June.

—Qué asqueroso —murmuró Kiara.

—Bueno, gracias —dijo Pope, deteniendo a JJ.

—Miren eso. ¿De acuerdo? —exclamó JJ—. Es pintura. En ese momento, estaba... esperaba la muerte.

Pope lo miró—. Bueno, entonces, viste a los tipos que nos dispararon, ¿no?

—Sí.

—¿Puedes describirlos bien? —preguntó June—. ¿Cómo eran?

—Sí —dijo Kiara—. Todo es útil.

—¿Algo que podamos decir para una denuncia? —preguntó Pope.

JJ lo pensó por un momento antes de responder—. Fornidos.

—¿Fornidos? —repitió Pope.

—Sí. Como...

—JJ, eso no es de mucha ayuda —dijo June.

JJ suspiró mientras miraba a su hermana—. Bueno, no, como el tipo de hombre en el garaje de papá —luego miró a sus amigos—. Saben que escondió carga para traficantes de droga.

Kiara asintió—. Sí, sí. Lo sabemos.

—Entonces les digo con toda confianza —continuó JJ—. Estos chicos, estos asesinos... son traficantes.

—¿Son traficantes como narcotraficantes? —preguntó Pope—. ¿Como el traficante Pablo Escobar?

—Sí —respondió JJ, asintiendo.

—¿Es en serio? —dijo Kiara, mirando a Pope.

—Chicos, no todo es una película con un capo —dijo June.

Pope se giró hacia JJ—. Bien, ¿cómo se ve este traficante específicamente?

—Tú no estabas —exclamó JJ.

—¡Porque parece que no sabes qué buscar!

—No tomé Polaroids mentales todo el tiempo —gritó JJ—. Estaba bajo presión, ¿sí? Pero te digo —respiró profundo antes de continuar—... te digo que, por cómo gritaba la Sra. Lana, estos tipos dan mucho, mucho miedo. Es una vibra muy pesada, ¿sí?

—Está bien, creo que necesitan calmarse —dijo June, mirando a su hermano—. JJ, siéntate un segundo y relájate.

JJ negó con la cabeza—. No los viste, June. No sé, no me gusta esto.

—¿Por qué querrían la brújula? —preguntó Kiara.

—Es una porquería —dijo Pope—. No la empeñarías ni por cinco dólares si quisieras —miró a John B—. No te ofendas. Sé que está en tu familia.

June observó a John B caminar de un lado al otro, ignorando por completo lo que Pope estaba diciendo. Su expresión reflejaba concentración, como si estuviera intentando conectar piezas de un rompecabezas invisible. De repente, se detuvo en seco y miró a sus amigos con una intensidad que hizo que todos guardaran silencio.

—La oficina.

—¿Qué? —dijo June.

John B la miró—. La oficina de mi papá —se dirigió hacia el interior de la casa, sus amigos siguiéndolo—. Mantenía la oficina cerrada porque le preocupaba que le robaran la investigación del Royal Merchant.

—Lo recuerdo —dijo June.

—Siempre nos reíamos de él —continuó John B—, como si fuera a encontrarlo, pero ahora que no está, yo... la mantuve como estaba.

Se detuvieron frente a la puerta de la oficina de Big John, observando cómo John B la miraba fijamente. Había permanecido intacta desde su desaparición, y él no la había abierto en mucho tiempo.

—Sí, para cuando regrese —dijo Kiara mientras JJ y Pope intercambiaban miradas.

John B abrió la puerta y entró, seguido por sus amigos. Pope miró a su alrededor y dijo—: Dormí aquí como 600 veces, y nunca vi esta puerta abierta.

—Aquí, miren —dijo John B, sosteniendo un cuadro lleno de fotografías—. Este es el dueño original.

—De acuerdo —dijo Kiara—. Robert Q. Routledge —leyó—. De 1880 a 1920. Ahí está la brújula de la suerte.

—De hecho —murmuró John B—, le dispararon después de que la compró.

—Vaya, eso es desafortunado —dijo June.

John B asintió—. Luego enviaron la brújula a Henry —señaló otra fotografía—. Henry murió mientras fumigaba y tenía la brújula. Después de morir, le dieron la brújula a Stephen.

—¿Asumo que Stephen tenía la brújula cuando murió? —preguntó June.

—Sí, la tenía cuando murió en Vietnam.

—Déjame adivinar, murió en acción, ¿no? —dijo JJ.

—Algo así —murmuró John B—. De hecho, lo mató un camión de banana... en el campo.

June arqueó una ceja—. Vaya.

—Después de eso —continuó John B—, Stephen le pasó la brújula a él —señaló una foto de él con su padre—, a mi papá.

JJ tarareó—. Parece que hay un tema recurrente.

—Sí, tienes una brújula mortal —dijo Pope.

—No —dijo John B.

June asintió—. Pope tiene razón, tienes una brújula mortal.

—Deshazte de ella —le sugirió JJ—. Está maldita, y volvió a ti.

—Miren —dijo John B, sentándose—, mi papá solía hablar de este compartimiento. Los soldados escondían notas secretas.

Desenrolló la tapa de la brújula y la sacudió, esperando que cayera algo, pero no tuvo suerte. June fijó la mirada en la parte superior que sostenía con la otra mano, notando algo peculiar.

—¿Qué es eso? —preguntó.

John B observó la tapa—. Eso no estaba. Es la letra de mi papá.

—¿Cómo lo sabes? —preguntó Pope.

—Porque hace estas erres raras con... ¿ves? —le mostró la inscripción.

—¿Puedo verlo? —dijo JJ, extendiendo su mano. Intentó leer lo que decía—. Red... creo que es una "a".

June se acercó para verla—. Dice Redfield.

—Sí —dijo JJ.

—Bueno, ¿qué es Redfield? —preguntó Kiara.

—¿Además del nombre más común del condado? —respondió Pope.

June rió—. Solo tú sabrías eso.

—Quizá sea una pista —dijo John B—. Quizá sea una pista de dónde se esconde.

—¿Una pista? —dijo Pope no tan convencido—. Vamos, eso...

June se aclaró la garganta, negando con la cabeza para evitar que Pope destruyera la esperanza de John B en cuanto a la desaparición de su padre. Cuando Pope la vio, el tono de su voz cambió.

—Si es una pista, quizá sea un anagrama.

—Sí —dijo John B—. Perfecto. Un anagrama. Necesitas papel —se levantó y buscó un trozo de papel, dejándolo en la mesa frente a Pope—. Toma.

El gallo comenzó a cantar, y Pope hizo una mueca al escucharlo—. ¿Cómo te concentras con esa cosa que canta?

—JJ ama al gallo —dijo June.

—Yo también amo al gallo —añadió Kiara.

—Ese es un anagrama —dijo JJ, parándose junto a Pope.

—Bien, déjame pensar. Dedfiel —intentó Pope antes de negar con la cabeza—. Colores... no, es estúpido.

June escuchó el sonido de un vehículo que se acercaba y, al levantar la cabeza para ver de quién se trataba, notó a John B mirando por la ventana. Se acercó a él y observaron cómo una camioneta negra se estacionaba cerca de la Twinkie.

Miró a John B—. ¿Serán...?

Él asintió antes de decir—: Chicos. ¡Chicos!

—Hay alguien aquí —dijo June cuando captaron la atención de sus amigos.

Pope, Kiara y JJ se acercaron a la ventana para ver de qué hablaban y observaron cómo dos hombres se dirigían hacia la puerta principal.

—Chicos, ¿son ellos? —preguntó Kiara.

—Oh, no.

—¿Son ellos? —repitió Kiara.

JJ se alejó de la ventana, entrando en pánico mientras decía—: John B, te lo dije. ¿Por qué siempre...?

—Oye, mírame —dijo John B, agarrándolo por los brazos—. ¿Y el arma?

—¿El arma? No puedo...

—¿La única vez que necesitamos el arma no la tienes? —dijo Kiara.

JJ se pasó las manos por el pelo—. Estaba en mi mochila y luego...

—Está en el porche —dijo John B—. Ve.

—¡No! —dijo June mientras veía cómo JJ salía de la habitación—. John B, ¿estás loco? ¿Y si están en el porche?

—Todo está...

—¡John Routledge! —gritó uno de los hombres.

—Mierda —exclamó June.

—¡Sal ahora! Carajo...

JJ entró corriendo a la habitación, cerrando la puerta lo más rápido posible mientras escuchaban a los hombres gritar.

—¿Y el arma? —preguntó John B.

—Están en el porche, chicos —susurró JJ.

—¡Ven aquí! ¡Routledge!

—¿Dónde estás, chico?

June miró a su alrededor intentando encontrar alguna salida—. Chicos, la ventana.

Mientras Pope y JJ intentaban abrir la ventana, June escuchó el alboroto que ocurría fuera de la habitación. Vidrios rompiéndose, muebles siendo movidos y cosas quebrándose... era un completo caos, sin mencionar que el gallo seguía cantando.

—¿Qué pasa? —preguntó cuando vio que la ventana no abría—. ¿Por qué toma tanto?

—Está sellada por la pintura —respondió JJ.

John B estaba parado contra la puerta por si intentaban abrirla, y June se colocó junto a él. Si intentaban entrar a la habitación, tendrían que pasar por ellos. Mientras estaba con su amigo, vio a Kiara tomar unas tijeras y acercarse a la ventana.

—Bien, chicos. Yo me encargo.

—¿Dónde diablos está la brújula? —gritó un hombre.

Cuando Pope se giró para mirar a Kiara, vio a June y John B contra la puerta. Sin dudarlo, caminó hacia ellos y ocupó el lugar de June, no queriendo ponerla en peligro.

—Vamos —le dijo JJ a Kiara.

—Lo estoy intentando.

—Shhh —dijeron Pope, John B y June al unísono escuchando pasos acercarse a la habitación.

Justo cuando dijeron eso, alguien giró la perilla de la puerta, intentando abrirla—. ¡Más vale que no estés dentro!

El hombre pateó la puerta, obligando a Pope y John B a alejarse de la misma. Pope agarró la mano de June y la arrastró con él hacia la ventana, colocándose delante de ella.

—¡Lo tengo! —dijo JJ, abriendo la ventana y ayudando a Kiara a salir.

June fue la siguiente, seguida por JJ, Pope y John B. Justo cuando todos salieron de la habitación, escucharon un disparo, y John B les hizo un gesto con la cabeza hacia el gallinero. Entraron lo más rápido que pudieron y se sentaron allí a esperar.

—Dios mío —susurró June mientras se sentaba junto a Pope y Kiara—. Apesta aquí.

—¿Ves algo? —le preguntó JJ a John B.

—Mierda —dijo John B, mirando por el costado—. Se están llevando cosas de la investigación de mi papá.

El gallo, que estaba cerca de June, seguía cantando, y ella rogó que no llamara mucho la atención. Si los hombres lo escuchaban y pensaban en revisar el gallinero, estarían en problemas.

—Haz algo, Pope —dijo JJ, mirando al gallo—. Cállalo.

—¿Qué puedo hacer? —preguntó Pope con frustración.

—Acarícialo o algo así —susurró Kiara—. Háblale. No sé.

—Eso no va a funcionar —dijo June.

John B se movió repentinamente de donde estaba, intentando esconderse. Todos se quedaron lo más quietos posible, pero el gallo, probablemente sintiendo el pánico entre ellos, comenzó a cantar aún más fuerte. JJ se movió tan rápido que sorprendió a June, agarró al gallo y lo empujó al suelo, el sonido repugnante de su cuello rompiéndose resonando entre ellos.

Kiara comenzó a llorar, y June se puso la mano en la boca, sintiéndose nauseabunda después de presenciar eso. Pope le acarició la espalda suavemente mientras JJ se sentaba y suspiraba. Tan pronto como escucharon que la camioneta se alejaba, se relajaron visiblemente.

—Dios mío —murmuró June—. Dios mío, casi morimos.

—Todo está bien, June —dijo JJ, intentando consolarla.

—Tenían una pistola, JJ —exclamó June.

Las lágrimas corrían por el rostro de Kiara mientras decía—: ¿Y ahora?

John B la miró—. Ahora averiguamos qué significa Redfield.

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