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[16] LO INEVITABLE

John B recuperó la conciencia mientras conducían hacia su casa. Ignoró las preocupaciones de sus amigos e insistió en que estaba bien, asegurándoles que solo necesitaba tiempo a solas. June dudó, preocupada de que pudiera tener una conmoción cerebral o alguna lesión de la que no fuera completamente consciente. Sin embargo, su terquedad ganó, y ella aceptó a regañadientes dejarlo tranquilo.

A pesar de sus palabras, todo se sentía lejos de estar bien. John B acababa de tener una pelea brutal con Topper. Su imprudente y exasperante hermano había sacado el arma que robó de la escena del crimen en el motel... y había disparado.

June lo miró de reojo. Estaba recostado en el asiento del pasajero, con una cerveza en la mano y varias latas vacías esparcidas a sus pies. Se las había bebido en menos de diez minutos.¿Qué demonios se suponía que debía hacer con él?

Pope conducía en un tenso silencio, el zumbido del motor era el único sonido mientras se dirigían a Figure Eight para dejar a Kiara en su casa. Cuando John B había despertado, Pope había logrado convencerlo de ir directamente al Chateau, evitando cualquier otro desvío innecesario.

Cuando se detuvieron, Kiara abrió la puerta y les dijo adiós con la mano—. Nos vemos mañana. John B, llámame si necesitas algo.

—Gracias, Kie —respondió John B sin mirarla.

—Adiós, Kie —dijo June, intentando sonar más animada de lo que se sentía.

Kiara les sonrió y se dio vuelta para caminar hacia su casa. Los demás esperaron en silencio a que entrara, y una vez que lo hizo, Pope encendió el motor y comenzó a dirigirse hacia El Corte.

Mientras avanzaban por las calles en penumbra, June volvió a mirar a su hermano. Se había quedado dormido sosteniendo la lata de cerveza, la cual estaba inclinada hacia el suelo y unas gotas rezumaban lentamente hacia la alfombra.

June suspiró y se inclinó hacia adelante para tomarla antes de que se derramara—. Cielos, JJ. Realmente te superaste esta vez.

Se reclinó en su asiento, sintiendo cómo el cansancio comenzaba a pesarle. Entrar a JJ a escondidas sin que su padre se enterara parecía imposible. Sus hombros se hundieron bajo el peso de todo, y dejó escapar un suspiro cansado.

Pope rompió el silencio, su voz baja pero firme—. Pueden venir a mi casa.

June parpadeó, sorprendida por la oferta—. ¿Estás seguro? —preguntó, su voz apenas un susurro.

—Sí —Pope asintió, decidido—. No creo que sea buena idea llevarlo a la tuya esta noche.

—Gracias —murmuró ella, sonriendo.

John B permaneció en silencio, probablemente demasiado consumido por sus propios pensamientos para notar la conversación. June no podía dejar de pensar en las palabras de Topper, amenazando con ahogarlo como a su padre. Esas palabras lo habían golpeado donde más le dolía, y podía verlo en sus hombros caídos y su mirada perdida, fija en un punto inexistente.

Cuando llegaron al Chateau, Pope apagó el motor y salió de la van para abrir la puerta trasera. Ayudó a John B a salir, dándole las llaves de la camioneta y saludándolo antes de que June bajara.

—Descansa, John B —dijo June, abrazandolo.

Él sonrió—. Gracias, June —buscó en su bolsillos y sacó unas llaves que June reconoció como las del HMS Pogue—. Aquí, para que no tengan que cargar a JJ hasta lo de Pope.

—Eres el mejor —dijo June—. Acabas de salvarnos de una caminata muy, muy agotadora.

John B sonrió antes de darse la vuelta para caminar hacia el Chateau. Una vez que June vio la puerta del porche cerrarse, se dio la vuelta, observando a su hermano todavía desmayado en el asiento trasero.

—Supongo que vamos a tener que cargarlo hasta el bote —dijo Pope a su lado.

June se echó el pelo hacia atrás con ambas manos—. ¿Por qué tengo la sensación de que se va a despertar e inmediatamente intentará saltar por la borda o algo estúpido como eso?

Pope sonrió—. Porque es JJ. Está prácticamente garantizado.

—Cierto —June rió en voz baja, aunque el sonido estaba teñido de agotamiento—. Terminemos con esto.

—Bien —dijo Pope—. Tú agarra sus piernas, yo tomaré sus brazos. Y esperemos que ninguno de los dos tropiece.

—Genial —murmuró June con sarcasmo, acercándose para ocupar su lugar—. Porque llevar en brazos a mi hermano borracho es exactamente lo que quería hacer esta noche.

Pope rió suavemente mientras levantaban a JJ con esfuerzo. Por mucho cuidado que pusieran, JJ dejó caer un brazo torpemente, casi golpeando a Pope en la cara.

—¡Cuidado! —siseó Pope, ajustando su agarre.

June no pudo evitar sonreír—. Está inconsciente. Vamos, ya casi llegamos.

Lograron subirlo al HMS Pogue sin mayores incidentes, y June se sentó a su lado, observándolo por un momento de silencio antes de apartarle un mechón de cabello que se pegaba a su frente sudada. Aunque estaba molesta por su imprudencia, no podía evitar sentir una punzada de preocupación al verlo tan vulnerable.

Pope estaba junto al timón, poniendo en marcha el bote—. ¿Lista?

—Lista —confirmó June, inclinándose hacia atrás.

Pope encendió el motor y dirigió el bote hacia su casa en silencio, dejando que el suave chapoteo del agua llenara el vacío.

Cuando finalmente llegaron, Pope amarró el bote al muelle con movimientos precisos, y salió primero. Extendió una mano hacia June, ayudándola a salir mientras ella lo seguía, su mente aún repasando una y otra vez los eventos de la noche.

—Bien —dijo Pope—. Lo sacaré del bote.

—¿No necesitas ayuda? —preguntó June.

Pope negó con la cabeza—. No, tranquila. Yo lo haré.

June asintió, sin energías para discutir, y observó en silencio cómo Pope levantaba a JJ para sacarlo del bote. Con un gruñido de esfuerzo logró elevarlo, pero tuvo que dejarlo en el muelle un momento para recuperar el aliento.

JJ se movió levemente, parpadeando mientras comenzaba a despertarse. Aún borracho, murmuró algo incomprensible, pero al menos parecía un poco más consciente de su entorno. Esa pequeña mejora le dio a June una pizca de esperanza; tal vez llevarlo a la habitación de pope, que estaba en el segundo piso de la casa, no sería tan imposible como había pensado.

—Pero si sssson mis personas favoritassss en todo el mundo —dijo JJ cuando los vio, arrastrando las palabras. Intentó ponerse de pie pero fracasó miserablemente.

—Vamos, JJ —June se acercó a él y puso uno de sus brazos sobre su hombro mientras Pope hacía lo mismo del otro lado—. Vamos a llevarte a la cama.

—Tendrás que estar muy callado —murmuró Pope.

—Muy callado, te lo prometo, Pope —JJ casi gritó—. Tan callado como una lechuza.

—¿Qué? —preguntó June, luchando por cargarlo—. JJ, deja de hablar.

JJ no dijo nada más mientras se adentraban en la casa de Pope. Era una casa pequeña de dos pisos con pintura desgastada y una luz en el porche que parpadeaba en la noche. El equipo de pesca estaba esparcido por los costados y la casa tenía un aire hogareño. El interior era acogedor y sencillo: muebles viejos, una mesa de café desordenada y el leve olor a algo frito en el aire.

Pope los condujo por las estrechas escaleras, pasando por las fotos familiares hasta llegar a su habitación. No era la gran cosa, pero se sentía como él: estaba abarrotada de libros, cuadernos y algunos pósters en las paredes.

—Llevémoslo a la cama —le dijo a June.

Finalmente lograron acomodar a JJ en la cama, quien todavía murmuraba incoherencias, y una vez que su espalda tocó la cama, soltó una risa fuerte y borracha.

—Ustedes dos son tan obvioss —sus palabras salían arrastradas mientras entrecerraba los ojos—. La forma en que se miran el uno al otro esss como... amor o algo así.

Pope soltó un suspiro exasperado, su rostro estaba ligeramente sonrojado, pero June no pudo evitar un atisbo de sonrisa nerviosa.

—Bien, JJ —dijo June, tirando una manta sobre su cuerpo—. Es hora de que vayas a dormir.

JJ sonrió como si acabara de desvelar una gran verdad. Claramente estaba disfrutando de sus propias observaciones borrachas, como si acabara de resolver el misterio del siglo.

—Quiero decir, en serio. Ess como ver como una serie dramática porrr aquí. Solo bésense de una vez, maldición.

Pope puso los ojos en blanco—. Vete a dormir, JJ.

JJ se levantó de golpe, agarrando el brazo de Pope y mirándolo seriamente—. Pope, si lastimas a mi hermana...

—JJ, basta —lo interrumpió su hermana, obligándolo a acostarse.

June negó con la cabeza, soltando una risa silenciosa. La cabeza de JJ se inclinó hacia un lado, sus ojos medios cerrados, mientras murmuraba una última cosa, apenas audible, su voz arrastrándose con el alcohol.

—La boda... seré... padrino —murmuró JJ antes de quedarse profundamente dormido, roncando ruidosamente.

June y Pope intercambiaron una mirada rápida, sin saber si debían reír o simplemente dejar pasar el momento. La risa parecía una reacción fácil, pero el comentario de JJ había dejado una sensación extraña en el aire, como si algo más estuviera implícito.

Pope miró a June, tocándose la nuca de forma nerviosa—. Entonces...

—Creo que deberíamos hablar —dijo June, temerosa de la inevitable charla—. Pero antes necesito ducharme.

—Sí, claro —respondió Pope.

—¿Te importaría prestarme algo para dormir? Mi ropa huele a cerveza.

—No hay problema —dijo Pope, caminado hacia su clóset y sacando unos pantalones y una camiseta que seguramente le quedarían grandes.

Le dio la ropa y ella la tomó agradecida, ofreciéndole una sonrisa antes de dirigirse al baño. Mientras el agua tibia caía sobre su cuerpo y lavaba los acontecimientos del día y el residuo pegajoso de la cerveza que Topper había derramado, una sensación de inquietud comenzó a apoderarse de ella.

Sus nervios tomaron el control, y no podía quitarse de encima la sensación de que lo que estaba a punto de suceder cambiaría su relación con Pope para siempre, ya fuera para bien o para mal.

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