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❄︎ Snow Flower ❄︎

Cada año celebraba la navidad con mis padres, todo era amor y dulzura, paz y felicidad durante estas fechas, teníamos una pequeña cabaña en el bosque, en la cual siempre pasábamos las fiestas, íbamos ahí, cantábamos villancicos, decorabamos el árbol, hacíamos casas de jengibre, veíamos películas navideñas y hasta contábamos historias frente a la fogata mientras disfrutábamos de un chocolate caliente con malvaviscos, sin embargo todo eso terminó el día en que mamá enfermó, sus pulmones dejaron de trabajar correctamente y terminó colapsando por completo cayendo en aquel profundo sueño del que no podría despertar, papá por su parte entró en la depresión, encontró un amigo en el alcohol y se hundió lentamente hasta que un día decidió salir de casa mientras estaba ebrio, tomó el auto y se estrelló contra un árbol, el golpe fue tan fuerte que el tronco terminó cayendo sobre el auto, aplastando a mi padre, me enteré de su accidente debido a que mientras estaba en clases en la universidad me llamaron diciendo que debía ir al hospital forense a identificar el cuerpo.

Desde ese día me quedé completamente solo, no obstante pude seguir con mi vida, no podía acabar como mi padre pues sabía que a mamá no le gustaría eso, continué con todo, los años pasaron rápidamente.

Al finalizar la universidad y titularme como abogado, entré a un bufete, inicié como un aprendiz pero al pasar los años el jefe me fue subiendo de puesto llegando a ser uno de los mejores abogados de nuestro despacho.

A mis 28 años de edad seguía viviendo únicamente con la compañía de mi can, Holly, ambos vivíamos cómodamente en un pequeño apartamento, resolvía casos todos los días, volvía a mi hogar durante las noches y al día siguiente era la misma rutina, hubo un tiempo que intenté tener citas, lo dejé debido a que todas las chicas con las que salía eran demasiado falsas, nunca pude encontrar a alguien que llamara por completo mi atención, nunca sentí esa electricidad que decían se sentía cuando mirabas a una persona por primera vez y tu corazón decía que era la correcta, nunca supe que eran esos sentimientos y a decir verdad no me molestaba no tenerlos, era feliz tal y como estaba.

Estábamos a mediados del mes de noviembre, un día cualquiera para todos, no para mí, mi rutina se estaba viendo afectada debido a la llamada de mi jefe a su despacho.

—Siéntate Min —me invitó a tomar lugar frente a él, no sabía la razón de estar ahí. —Sabrás que los bufete Always y Forever están unidos.

—Sí, usted dijo que nos uniéramos para que cuando hubiese problemas grandes pudiéramos apoyarnos entre sí —respondí sin dudar.

—Exactamente... —suspiró. —Forever tiene un problema ahora, no es exageradamente grande pero necesitan ayuda.

—Ajá... —mi tono fue dudoso no entendía que tenía que ver yo.

—Dos de los abogados de Oh Yerim salieron, una está embarazada y él otro se irá al extranjero, están hasta el cuello de trabajo y necesitan mínimo una persona competente para llevar los casos que ellos dejaron, así que te voy a trasladar para allá.

—¿Y mis casos? Por si no sabe yo también tengo trabajo aquí.

—No te preocupes, Lee se hará cargo, no son la gran cosa, podremos arreglarnosla aquí —yo no estaba muy convencido pero tampoco podía quejarme, él era el jefe después de todo.

A inicios de diciembre me trasladé el nuevo despacho, todos los que trabajaban ahí eran muy agradables, me saludaron como si me conocieran desde hace años, estaba conversando con un par de ellos en la sala de descanso cuando de pronto la recepcionista entró como un rayo alarmando a todos.

—¡Ahí viene la jefa! —las personas con las que estaba rápidamente se levantaron y comenzaron a limpiar los restos de bocadillos que había sobre la mesa.

—Buen día a todos —entró la mujer que parecía ser la jefa. —¿Hay algo nuevo?

La miré, mi corazón automáticamente se detuvo, un nudo en mi garganta se formó para evitar que hablara, mi respiración se cortó y mi cuerpo se paralizó, ahí estaba ese sentimiento del que hablaban todos, esa electricidad al ver a una persona, sentí un cosquilleo en mi espalda al analizarla de pies a cabeza, cabello largo y castaño, ojos color miel, piel blanca casi como la mía, labios gruesos de un tono de rojo que era bastante atrayente, mejillas regordetas, su figura era única, delgada, cintura proporcional, una falda de tubo negra que le quedaba a la perfección y una camisa de botones azul cielo, sostenía con delicadeza su bolso con una mano y en la otra llevaba unos papeles, me perdí por completo en ella, tanto que casi quedó como un completo estúpido delante de todos.

—Nada jefa, solo que ya esta aquí el abogado de reemplazo —un hombre golpeó mi hombro haciéndome despertar de mi hipnosis.

—¿Así que tú eres Min Yoongi? —me miró de pies a cabeza, me puse nervioso.

—Sí —tragué saliva. —Un gusto —le hice una reverencia.

—El gusto es mío, espero que podamos trabajar sin problemas —me regaló la sonrisa más maravillosa que alguien pudiera darme. —Por favor, todos pónganse a trabajar, Min, tu oficina será la número 3, en tu escritorio encontrarás el papeleo necesario sobre los casos que están pendientes —todos salieron del área de descanso dejándonos solos.

—Está bien, me pondré ahora a trabajar —le hice otra reverencia pero justo antes de marcharme me detuvo.

—Min, gracias por venir a apoyarnos.

—Por nada Jefa —sonreí de lado y me dispuse a ir a mi nueva oficina para comenzar el trabajo.

❄︎❄︎❄︎

La navidad estaba a la vuelta de la esquina y todos comenzaban a decorar sus lugares de la forma que más les gustara, me encantaba ver todos los colores en el lugar, le daban vida a todo, sin embargo el único sitio que seguía sin una pizca de espíritu navideño era la oficina de la jefa, me parecía extraño así que opté por preguntarle cuando le llevé los informes de los casos recientes.

—Jefa Oh... —me miró dejando de lado sus cosas. —Tengo un poco de tiempo libre, ¿no quiere que le ayude a decorar su oficina? Lo digo porque solo usted falta y creo que tiene mucho trabajo como para hacerlo.

—Eres muy considerado —soltó una leve risa. —Yo no decoro Min, no pierdo mi tiempo en esas cosas, además nisiquiera celebro la navidad, para qué voy a adornar entonces.

—¿Por qué no celebra? Navidad es la mejor época del año.

—Te voy a contar algo, solo no le digas a nadie —se levantó de su escritorio y se encaminó a los pequeños sillones que tenía, me hizo una seña para que tomara asiento junto a ella. —Crecí en un internado, mis padres nunca me demostraron amor, todas las navidades veía como los demás niños se iban a sus casas mientras que yo me quedaba ahí, encerrada en mi habitación, sola, nunca celebré navidad, nunca decoré un árbol y hasta la fecha no pienso hacerlo, porque solo es un desperdicio de tiempo, dinero y esfuerzo, prefiero centrarme en mi trabajo.

—No fue justo, la privaron del festejo más grande del mundo.

—Lo sé, pero no importa —estiró sus labios, sus palabras decían una cosa pero sus ojos decian otra, algo me decía que ella ansiaba festejar pero el pasado se lo impedía. —Anda ve a trabajar para que termines a tiempo y puedas irte a celebrar tus fiestas.

❄︎❄︎❄︎

La víspera de navidad llegó, estaba sentado en mi sillón con Holly a mi lado, estaba preparando todo para irnos a la cabaña y pasar la noche ahí pero no paraba de pensar en Yerim y que estaría haciendo, así que sin dudarlo tomé de excusa haber olvidado algo en la oficina para ir, sabía perfectamente que ella estaría ahí.

Tenía una gran idea, así que metí todo lo que llevaría en la cajuela de mi auto y al tener todo listo, subí a Holly y tomamos camino hacia el despacho.

Llegamos rápidamente, encendí el aire acondicionado y bajé del coche para dejar a Holly seguro mientras veía a la jefa.

Subí por el ascensor, este se abrió en el piso correspondiente y como era de esperar, la única persona además de los guardias que estaban en el edificio era Oh Yerim, la visualicé a través del ventanal de su oficina, entré sin tocar, ella me miró inmediatamente, se veía cansada, con una expresión de tristeza y sus ojos ligeramente rojos.

—Min Yoongi, ¿Qué haces aquí? —se levantó.

—Olvidé unas cosas, ¿usted no se irá? —negó, era hora de poner mi plan en marcha. —Bien, supongo que la veré la próxima semana.

—Sí... que la pases bien...

Salí de la oficina, internamente estaba rezando para que todo funcionara, volví a mi auto y bajé a Holly.

—Muy bien Holly, como lo ensayamos —el corrió a esconderse, saqué mi móvil y llamé a la jefa.

Llamando: Linda jefa.

—¿Y ahora qué pasa Min? —respondió inmediatamente.

—Jefa tiene que bajar al estacionamiento inmediatamente, hay un perro rabioso que me está amenazando —dije con la voz temblorosa.

—Llama a control animal

—No, por favor venga usted.

—Bien, yo los llamo.

—¡No! —le hice una seña a mi can para que ladrara.

—¡Guauf, guauf!

—¡Jefa me quiere comer! —le colgué, esperaba que funcionara y no llamara a control animal de lo contrario estaría arriesgando a Holly.

Dos minutos bastaron para que Yerim llegara al estacionamiento, llevaba una escoba en sus manos, me pareció demasiado tierna.

—¡Yoongi!¿dónde estás?¿estás bien? —miró a todos lados, en eso Holly salió le ladró un par de veces y se hizo el muerto.

—¡Jefa! —salí de mi escondite y me acerqué a ella, estaba de cuclillas mirando al perro tirado que no se movía. —Oh por dios Jefa, ¿lo mataste? —actúe.

—¿Qué? Claro que no, él solo ladró y cayó —estaba preocupada, me sentía mal porque ambos le estábamos mintiendo pero no había vuelta atrás.

—Jefa, hay una leyenda que dice que si matas a un perro en víspera navidad tienes que enterrarlo cerca de una cabaña en el bosque de lo contrario tendrás 100 años de mala suerte.

—Son solo supersticiones.

—¿Te vas a arriesgar?—la cuestioné. —Venga, te ayudaré, conozco una cabaña donde podrá descansar en paz esta criaturita —cargué a Holly sentí sus respiraciones, era un excelente actor, lo puse en el asiento trasero.

Yerim resignada subió al asiento de copiloto, yo tomé mi lugar de conductor y comencé a manejar con destino a la cabaña de mis padres.

Tardamos aproximadamente una hora en llegar debido al tráfico de la carretera, Yerim bajó del auto rápidamente se recogió el cabello con una cola alta y recorrió las mangas de su suéter.

—Bien Yoongi hagámoslo rápido para volver a trabajar. —rodee el auto para estar de su lado, abrí la puerta trasera y Holly bajó como si nada. —Pero... ¿qué?

—Jefa, lo siento, él es mi perro Holly ambos fingimos para traerte aquí —comencé a explicarle las cosas. —Esta cabaña era de mis padres, aquí paso todas mis navidades solo con Holly y por eso te traje, para que este año nos acompañes.

—Estás loco, te dije que no me interesa la celebración, además esto es un secuestro prácticamente —volvió al auto. —Llévame ahora mismo de regreso o voy a denunciarte.

—Yerim —la detuve, ella abrió sus ojos por completo, nunca la había llamado por su nombre. —Nunca te dieron la oportunidad de festejar, así que pensé en ti, solo quería mostrarte lo bello de la navidad, que no te sintieras sola.

—Yoongi, no vale la pena, una persona como yo no tiene derecho a esto.

—Por favor —Holly y yo hicimos una súplica, ella nos miró a ambos dudosa. —Escucha hagamos un trato, te quedas, hacemos todas las actividades que hay previstas y si para mañana me dices que no la pasaste bien o que realmente fue una pérdida de tiempo entonces yo mismo iré a la policía y diré que te secuestre.

—No dejarás de insistir, ¿verdad? —negué. —Bien, solo porque esta haciendo frío, más te vale que tu cabaña tenga chimenea y sepas encenderla —se direccionó a la entrada de la cabaña, la acompañé para abrir y dejarla pasar.

—Puedes ver todo lo que quieras, bajaré las cosas del auto y encenderé el generador para que tengamos luz.

Volví a mi carro, bajé todo lo que había llevado, comida, mantas, mi reproductor de música, iba a ser una navidad inolvidable.
Al entrar nuevamente al lugar dejé todo sobre la mesa, fui a la parte trasera y encendí el generador, no fue ningún problema en menos de 5 minutos ya estábamos iluminados.

En la sala se encontraba la chimenea, a un lado de esta había una bandeja con troncos, tomé algunos y comencé a hacer el fuego. Las llamas se hicieron más y más grandes, todo el lugar comenzaba a entrar en calor.

—Bien, creo que ya está todo, comencemos a decorar el árbol —miré a Yerim, estaba sentada sobre el sofá sin decir nada. —Vamos anímate, será divertido.

La tomé de ambas muñecas y me la llevé a la habitación, ahí estaban guardados los adornos, sin quejarse me ayudó a cargar las cajas.

Sacamos el árbol y lo colocamos en una esquina donde se viera bien, ella ayudó a colocar las luces y las esferas yo puse algunos otros adornos, Holly por su parte comenzó a sacar las esferas que estaban aún en la caja y jugaba con ellas creyendo que eran pelotas, terminó rompiendo tres de ellas.

—Holly, si sigues rompiendolas el árbol se quedará vacío —Yerim le quitó una de la boca, rió ligeramente y luego acarició a mi chico, ver esa escena me enterneció el corazón.

Continuamos decorando hasta terminar, le di la estrella a Yerim, ella la colocó en la punta, le entregué el enchufe y conectó las luces, rápidamente se encendieron de muchos colores, quería que ella hiciera todo eso para que pudiera disfrutar más.

—Ahora que el árbol está listo, sigue la decoración de galletas, debido a que el horno no funciona, traje las galletas ya horneadas, solo las decoramos.

—Bueno, por lo menos es algo entretenido —tomó asiento en la mesa, le di su respectiva galleta y luego de rellenar las duyas, comenzamos con la decoración. —Yoongi, ¿puedo preguntarte algo? —habló mientras le hacía una camisa roja a su muñeco de jengibre.

—Claro, lo que quieras.

—¿Todos los años vienes aquí tu solo?

—Con Holly —reí ligeramente, sabía a lo que se refería. —Mis padres y yo pasábamos navidad aquí, pero hace algunos años ellos fallecieron, por mi parte no dejé la tradición y de verdad que me alegra que estés aquí.

—¿Por qué te tomas la molestia de venir hasta acá si van a estar ustedes dos solos?

—No es ninguna molestia, mira lo divertido que está él —señale a mi perro, trataba de bajar una de las esferas del árbol, ambos nos reímos.

Continuamos decorando las galletas, las dejamos sobre un plato para comerlas más tarde, Yerim se sentó frente a la chimenea, abrazaba sus piernas mientras veía las llamas, creí que tenía frío por lo que tomé una de las frazadas y se la puse encima para calentarla, puse un poco de música en el reproductor y me senté a su lado.

—¿Ya viste? —señalé la ventana que tenía la cortina abierta. —Está nevando.

—Sí... —respondió sin apartar la vista del exterior.

—Quizá mañana podríamos salir y jugar con la nieve, digo si es que no termino en prisión  —añadí en broma.

—Espero que tengas un buen abogado —si no la hubiese mirado creería que lo decía enserio pero su sonrisa delató la burla.

—En realidad tengo todo un despacho jurídico de mi lado —me dio un ligero golpe en el hombro, en ese momento comenzó a sonar una canción que me encantaba escuchar, Snow Flower de un par de cantantes algo famosos, V y Peakboy, desde el primer momento que la escuché juré que la bailaría con una mujer maravillosa y así sería. —Yerim... ¿quieres bailar? —me levanté y le ofrecí mi mano.

—Lo siento no sé bailar.

—Tampoco yo, nadie nos verá, solo nosotros y claramente Holly —dudosa tomó mi mano, la ayudé a levantarse.

Nos acercamos el uno al otro, ella colocó sus manos al rededor del cuello, yo la rodee por la cintura, nos movíamos al ritmo lento de la canción, con cada melodía inconscientemente la acercaba más y más, deshaciendo el espacio que había entre nosotros, dimos varias vueltas al rededor de la sala, me acerqué a su oreja y comencé a cantar la letra de la canción.

—You make me wanna be a better man.

Escuché como soltó una risa tímida, la abracé más, ella igual a mí, traté de hacer una vuelta rápida, pero por desgracia hubo un desequilibrio, terminamos cayendo sobre el sofá, ella encima de mí, ambos reíamos mientras estábamos ahí tirados, no podía seguir resistiendolo ver su sonrisa, sus ojos brillando tan cerca de mi rostro me hacía querer hacer cosas sin pensarlo.

Sin más quité mis manos de su cintura, las puse en su cuello para darle firmeza y la besé, me sentí tan aliviado cuando ella no se apartó, siguió con el beso, haciendo movimientos dulces y lentos, sentir sus labios sobre los míos me hacía tener mariposas en mi estómago, todo mi cuerpo se llenó de electricidad, aumenté la intensidad del beso metiendo mi lengua, hacía contacto con la de ella, nuestras respiraciones comenzaban a ser aceleradas,  bajó sus manos hasta llegar al cuello de mi camisa donde comenzó a desabotonarla, me separé ligeramente, necesitaba un poco de aire y aclarar unas cosas antes.

—Jefa... —suspiré.

—Ya no me llames así, no quiero seguir siendo tu jefa.

—¿Vas a despedirme? —negó. —¿Entonces?

—¿Haz oído hablar de esa electricidad que siente una persona al ver a otra por primera vez? —asentí. —El día que llegaste al despacho yo la sentí contigo, solo que no le di importancia hasta este momento, Yoongi gracias por esto —sonrió. —Jamás creí que podría pasar la víspera de navidad con tanta alegría y felicidad, me diste el mejor regalo de todos.

—Yerim, me gustas —fui directo. —Desde el primer momento en que te vi, sentí también esa electricidad, ya no puedo tolerar el seguir mirándote sin que lo supieras, de verdad me gustas, ¿quieres salir conmigo?

—¿Tú quieres pasar la próxima navidad conmigo? —asentí, ella sonrió y me besó. —Entonces sí.

Al escuchar eso la volví a besar, esta vez más apasionadamente, ella continuó con los botones de mi camisa hasta deshacerse por completo de ella, si estaba haciendo frío yo no lo sentía, pasó sus palmas de ambas manos por todo mi torso desnudo, la tomé de la cintura y comencé a moverla de adelante para atrás, su parte baja rosaba contra mi entrepierna, evité gruñir tan rápido, al igual que yo ella llevaba camisa de botones, fui impulsivo solo jale la prenda, los botones salieron volando, su sostén era jodidamente atrayente, acaricié su espalda y al subir por esta misma llegué al broche de su prenda, lo desaté y su sujetador cayó entre nosotros, ella rápidamente lo quitó y se lanzó a mí, sus pechos chocaban contra mí, el contacto hacía que mi amigo de abajo se sintiera necesitado.

Ella se levantó rápidamente y se quitó su pantalón yo hice lo mismo, antes de que se volviera a sentar encima de mí, acarició mi miembro poniéndolo más duro de lo que ya estaba, seguido de esto es puso a cuclillas frente a mí y lo metió en su boca, dio una cuantas lamidas, yo estaba por terminar ahí pero se detuvo haciendo que maldijera internamente.

Se puso de pie, admiré su maravilloso cuerpo, volvió a ponerse arriba de mí y antes de volver a la posición inicial, direccionó mi pene con su entrada y bajó lentamente, su expresión de placer me llenó el alma, la abracé nuevamente por la cintura, ella al rededor de mis hombros, sentí como enredó sus dedos en mi cabello. Subía y bajaba, daba movimientos circulares y gemía en mi oído.

—Ahh Yoongi n-necesito más de ti...

—Tus deseos son mis órdenes, jefa.

La sujeté con fuerza para levantarme, la dejé sobre el sofá y me puse arriba de ella para tomar el control. Comencé con embestidas suaves y lentas pero al ver su rostro de desesperación fui más rápido y duro, sentí la humedad, como empezó a apretarme, yo no podía aguantar más, estaba por terminar y no quería hacerlo dentro de ella, iba a salir sin más pero ella me detuvo.

—H-hazlo dentro —su respiración estaba agitada, sus palabras se entre cortaban. —Mañana tomaré pastillas.

—¿Estás segura? —asintió.

Me puse sobre ella, la besé y continué con las embestidas, ella rodeó mi espalda, sentí como encajó sus dedos en ella, seguramente amanecería con esas marcas pero no me importaba, seguí a más no poder, de pronto todo el liquido salió, ambos terminamos, me dejé caer sobre ella con cuidado de no aplastarla, coloqué mi rostro en su cuello y lo besé tiernamente.

—Gracias —dijo riendo.

—¿Por qué me agradeces? —respondí con mi voz ronca.

—Por darme el mejor regalo de navidad de toda mi vida.

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