02 Flor Brillante
"En estos tiempos donde el mundo se detuvo
espero que una flor aparezca
bajo tu triste sonrisa"
Snow Flower – V ft. Peakboy
Invierno 2024
A un día de nochebuena, JiMin consideraba la posibilidad de volver a Busan para pasar las fiestas con su familia, pero aún se sentía avergonzado por continuar obteniendo papeles secundarios. No ayudó mucho ver a TaeMin besuqueándose con un chico afuera del estudio. Y aun así no le afectó tanto como pensaba y sólo continuó con su vida como ya era costumbre.
Después de su práctica se fue al parque para ver al abuelito Jeon. Estaba pensando seriamente en invitarlo a su departamento ya que estos días los pasará solo. Bueno, HoSeok estará ahí también, pero no cuenta porque siempre está ahí y hacen casi todo juntos.
Él era su mejor amigo y mayor confidente en la vida, aunque nunca escuche sus consejos. Sólo es un año mayor y a veces se cree la gran cosa, y eso es algo que a JiMin le encanta de él. Aunque se podría decir que son como dos polos opuestos, pues él se especializa en urbano, mientras que lo suyo es la danza contemporánea, pero sólo es bailarín.
En este tiempo le costó mucho trabajo poder sostenerse del baile para sobrevivir. Poco a poco su esfuerzo rindió frutos y en el proceso HoSeok llegó a su vida para hacerlo sentir cálido en esta inmensa ciudad. Comparten el departamento y demás cosas, y tal parece que pasarán la navidad aquí de nuevo en vista de que él no quiso viajar a Gwangju para visitar a su familia.
Pese a que HoSeok gana bastante bien como coreógrafo y maestro de urbano, sus padres no están del todo complacidos con dicha profesión, ya que ellos querían que fuese doctor. Pero para él eso era aburrido y luchó insaciable hasta que por fin obtuvo lo que quería.
A diferencia de él, los padres de JiMin siempre lo apoyaron tanto como hasta hora. Hay veces en las que revisa su cuenta bancaria y ve que su padre le ha transferido un millón de wones sólo por qué sí. Sabe que la cafetería que tiene en Busan le da buenas ganancias, pero ya no quiere abusar más de ellos. Ahora quiere ir por su cuenta. Podrá ganar más dinero cuando obtenga los papeles principales, sobre todo cuando vayan a las competencias.
Se había abrigado bien este día y es que cielo se había pintado de gris, pero las luces navideñas a su alrededor le daban vida al ambiente, y también las personas que iban de un lado a otro en busca de sus regalos de navidad.
Llegó al parque de siempre y fue directo a donde el abuelo TaeHyung ya lo estaba esperando con un termo de chocolate caliente, dos tazas muy curiosas y diferentes a las del día anterior, y también una caja de panecillos.
Qué placer de la vida pese a que las cosas no le salen bien últimamente.
— ¿Cómo estuvo tu día, Minie? —preguntó el abuelo al tiempo que le servía una taza de chocolate caliente.
—Me lo volví a encontrar—se quejó al instante y tomó su taza— ¡Es un odioso! Quiere burlarse de mi altura, pero por favor, eso no me acompleja.
"Y aquí vamos de nuevo" pensó el abuelo.
—Seguramente te defendiste. Eres de carácter fuerte—le alentó y sonrió—Aunque a veces eres más como un gatito tierno y adorable.
— ¿Gatito? —enarcó una ceja—¡Yo soy un tigre, abuelito! Ese tipo debería tenerme miedo.
— ¿Y ya sabes su nombre? —preguntó y lo miró.
—No, y no me interesa—negó rápidamente y se escudó con su chocolate.
El abuelo dejó salir una risita soplada y luego bebió de su taza. Ambos se quedaron en silencio observando el panorama frío y a la vez cálido. Creían que en estos días nevaría, pero no fue el caso, sin embargo, un copo de nieve frío cayó en la mejilla de JiMin y se derritió al instante. Enseguida miró hacia el cielo para encontrarse con que más copos de nieve caían desde el cielo.
— ¡Está nevando! —gritaron los dos y sonrieron.
Entonces se miraron con mucha ilusión. Este era uno de los muchos planes que tenían a futuro. No importaba el hecho de que el abuelo TaeHyung fuese un hombre de ochenta y cinco años de edad que aún mantiene un espíritu joven. A ellos les gustaba imaginar un montón de cosas para compartir juntos, porque era definitivo que ya habían compartido mucho tiempo en este parque y desean pasar más estaciones del año divirtiéndose y creando recuerdos.
— ¿Te das cuenta de que ahora nuestra amista es para siempre, abuelito? Ya no te vas a librar de mí—le sonrió contento.
—Te has condenado a pasar el resto de mis días conmigo—le dijo y lo señaló con un dedo—Vas lavar mis pies y me vas limpiar el trasero cuando me haga en el pañal.
— ¡Oye! ¡No abuses! —fingió indignación—Se supone que me adoptaste como tu nieto, no como sirviente.
— ¡Es lo mismo! —refutó—Eres el único nieto adoptado que tengo—le hizo un puchero.
JiMin sonrió, porque no podía con la ternura que el abuelito TaeHyung emanaba. Desde que lo conoció sintió que hizo click con él. Hablaron de muchas cosas, sobre todo de las experiencias del mayor, así hasta que pasaron a detalles íntimos de sus vidas. El abuelo encontró consuelo en él, y éste también. Nunca pudo llevarse de este modo con sus abuelos, primero porque los de su padre murieron cuando sólo era un niño, y los de su madre, eran esa clase abuelos que no les gusta el afecto y que sólo saben mandar y regañar. Llegó a envidiar a sus compañeros del kínder porque los de ellos iban a la escuela a recogerlos o los llevaban al parque, o incluso les enseñaron a andar en bicicleta.
Le resultaba curioso que a sus veinticinco años aún anhelara una relación así de estrecha, pero vaya alivio que fue encontrar al abuelito TaeHyung esa tarde. Ahora lo ve como tal y él también lo reconoce de ese modo.
Ambos piensan que son almas gemelas.
Ahora que presenciaron la primer nevada, no habrá poder que pueda separarlos nunca.
—Tsk, pues ya que—continuó fingiendo el rubio—Pero una cosa sí te digo; cuando tenga mi casa propia te llevaré a vivir conmigo y me harás caso cuando te diga que no puedes comer ciertas cosas. ¿De acuerdo?
—No, de ninguna manera—negó—Yo no puedo vivir sin la cola cola—expresó como niño pequeño.
—Pues te aguantas, viejito—lo señaló—Quieres que te limpie el trasero, a cambio dejas la coca cola.
—A ver déjala tú—lo retó.
—Yo estoy joven—sonrió con suficiencia.
El abuelo rio divertido y tomó la mano de JiMin para acariciarla. Descubrió que estaba fría, así que la metió dentro del bolsillo de su elegante abrigo negro.
—Como sea—manoteó—Quería invitarte a un evento muy importante—le dijo con ojos brillantes.
— ¿Ah sí? —lo miró curioso—¿Y de qué es?
— ¡Es mi cumpleaños! —le dijo emocionado—Nací el veinticinco de diciembre, pero siempre hago una fiesta en mi casa el día de nochebuena. Así que estás invitado y no puedes faltar—lo señaló con un dedo de advertencia—Porque quero presentarte a mi nieto.
—Ay, abuelito—cruzó los brazos e hizo un puchero—No empieces con esas cosas.
—Pues te aguantas—sentenció—Igual ve para que no pases solo la navidad. Puedes quedarte en mi casa y te juro que Santa Claus llegará—le sonrió con picardía.
JiMin valoraba el gesto que el abuelo tenía con él, sobre todo insinuarle que le daría un regalo si se quedaba en su casa. ¿Qué no es al revés? Como sea. No tenía planes navideños, pero acaba de surgir uno que le quedaba como anillo al dedo.
—Está bien, pero con una condición—se puso serio.
— ¿Cuál?
—Llevaré a mi amigo conmigo para que también lo adoptes como tu nieto—sonrió burlón.
— ¡Yo encantado de tener más nietos! —celebró—Pero que me lleve regalo.
—Pero qué viejito tan interesado eres—lo codeó.
—Lo mismo va para ti—lo señaló con un dedo.
JiMin sólo sonrió y recostó su cabeza en el hombro del mayor para observar cómo caía la nieve sobre ellos.
"Tú y yo vamos a estar juntos para toda la vida"
Compartieron el mismo pensamiento.
A JungKook siempre le había causado curiosidad por qué su abuelo se empeñaba en hacer una fiesta tan grande como si aún tuviese veinte.
El salón de la mansión que poseía el gran Jeon TaeHyung tenía la música a todo volumen, pero no música jazz de la que a él le gustaba, más bien electrónica y Kpop para bailar.
A esta fiesta siempre acudían la familia lejana y también los socios mayoritarios de la empresa con sus familias. Y ellos también parecía que se la pasaban bien.
Lo cierto era que al abuelo TaeHyung le gustaba sentirse joven y brindaba la misma experiencia a quienes venían a su fiesta. JungKook no podía negarle el capricho de hacer escándalo en una nochebuena, pero debe aceptar que, incluso para él que apenas tiene veintiocho años, este tipo de ambiente es un poco pesado.
Sonrió al pensar en la ironía que él mismo tiene más alma de anciano que su propio abuelo.
— ¡Sí viniste!
Hablando del rey de Roma y de los hoteles en Corea del Sur.
Lo miró y sonrió al verlo vestido de ese modo; usando un pantalón de pinza y un suéter navideño que tenía luces alrededor del árbol que llevaba bordado. Lo estrechó en sus brazos con fuerza y experimentó un ligero sentimiento de culpa y melancolía.
Extrañaba mucho los abrazos de su abuelo.
—No podía perderme esta fiesta—le dijo con una sonrisa—Es la mejor del año.
— ¿Me trajiste regalo? —lo miró con advertencia.
—Sí, ya lo dejé en la mesa, abuelo—rodó los ojos—Pero qué viejito tan interesado. Te pudres en dinero y aun así me pides regalo.
—Es tu deber, mocoso—lo miró enojado—Me has abandonado durante mucho tiempo—reprochó.
JungKook no dijo nada, sólo bajó la vista porque aún se sentía culpable por haber desperdiciado dos años. Su abuelo no hizo otra cosa más que regalarle muchas alegrías y buenos momentos. Definitivamente era un mocoso malagradecido.
— ¡Ah! ¡Ya llegó! —de pronto dijo el abuelo—Compórtate que te voy a presentar alguien.
—Ay no por favor, no empieces con eso, abuelo...
—Te callas—lo miró con advertencia—Ya es momento de que avances, JungKook-ah. Yo quiero tener bisnietos.
El aludido iba a decir otra cosa, pero se quedó completamente en blanco cuando vio quién se acercaba en dirección a ellos y que su abuelito agitaba la mano con mucho entusiasmo para saludarlo.
La probabilidad de encontrárselo aquí era nula, es más, nunca lo imaginó, pero vaya que sí había estado pensando en él y en su último encuentro donde le manchó el traje de coca cola. Eso le hizo sentir molesto, pero aún no salía de su estupor ni tampoco podía dejar de verlo.
— ¿Tú aquí? —le dijo el rubio en cuanto lo tuvo enfrente.
—Lo mismo me pregunto yo—respondió con un rostro serio.
El abuelo TaeHyung se sintió confundido y los miró a ambos intermitentemente. Tuvo una sospecha y eso le hizo sonreír por dentro, pero primero necesitaba saber sí era así.
— ¿Se conocen? —preguntó ya con una sonrisa pícara en los labios.
— ¿Recuerdas al gruñón del que te conté? —preguntó el rubio sin dejar de mirar al contrario.
No necesitó nada más y comenzó a festejar por dentro. Esto era mejor de lo que había planeado.
— ¡Es el destino! —gritó el abuelo, pero enseguida tomó a JungKook de una oreja y luego lo golpeó en el trasero como si fuese un niño pequeño y travieso—¿Por qué lo has estado molestando? ¿Eh?
— ¡Ay! ¡Suéltame! ¡Me lastimas! —se quejó—¡No seas salvaje!
— ¿Por qué? ¿Eh? Yo no te he educado así—por fin lo soltó.
— ¿Eso te ha dicho él? ¿No te dijo que ensució mi traje más de una vez? —inquirió ofendido.
—Tú y tus estúpidos trajes—manoteó—Aun así no tenías que ser grosero con él.
—Pero...
—Te callas, Jeon JungKook—sentenció y miró al rubio—JiMinie, qué bueno que estás aquí. ¿No me presentas a tu amigo?
—Claro, abuelito—sonrió con suficiencia—Él es Jung HoSeok.
—Ay, es un placer. Soy Jeon TaeHyung. Me alegra que estés aquí—le dijo y lo tomó de la mano para acercarlo a su lado.
—También es un placer. JiMin me ha hablado mucho de usted. Y debo decirle que esta fiesta luce genial.
—Y eso que apenas empieza, hijo—le dijo y se colgó de su brazo—Ven, te voy a dar un recorrido.
— ¡Hey! ¡¿A dónde vas?! —le gritó JungKook.
— ¡Qué te importa! ¡Atiende a JiMin!
Se alejaron y dejaron a ambos en completa soledad y con una tensión que era bastante palpable. HoSeok, que iba a lado del abuelo, sonreía con complicidad e hizo un pacto tácito con él, porque era evidente que ambos querían juntar a ese par ahora que se encontraron aquí por obra del destino.
JiMin no tuvo de otra y tomó una copa de vino en cuanto un mesero pasó frente suyo e intentó distraerse observando todos los adornos del lugar. Aún estaba curioso de saber a qué se dedicaba exactamente el abuelo TaeHyung como para vivir en tremenda mansión. Cuando lo invitó a la fiesta le pidió su dirección porque le dijo que enviaría a alguien por él, pero vaya sorpresa que se llevó cuando vio una limusina estacionada afuera de su edificio. Ahora se topa con esto y, aún más interesante, que ese desconocido que ya no era desconocido y que llevaba por nombre Jeon JungKook, era el nieto del abuelito que lo adoptó una tarde otoñal.
Tiene una bendita suerte para que le pasen cosas muy curiosas en la vida.
— ¿Por qué estás en esta fiesta? —preguntó el azabache con un tono seco y molesto.
—El abuelito me invitó... tsk... no tengo por qué responder tus preguntas—lo miró mal y bebió de su vino.
— ¿Y si te digo que no quiero te quiero aquí? —inquirió y se giró hacia él para intimidarlo.
—Sorry not sorry, gruñón. Pero soy invitado de tu abuelo y tendrás que soportarlo.
Con una sonrisa burlona y llena de suficiencia, JiMin se alejó y tomó otra copa de vino después de entregar la vacía. Al principio se sintió incómodo con la presencia de JungKook, pero ahora se daba cuenta de que no podía desperdiciar una buena noche de fiesta en vísperas de navidad sólo porque ese gruñón parece no estar feliz con su presencia. Puede irse al carajo si quiere. Ha venido aquí para divertirse y olvidar un poco de los tragos amargos que ha tenido en los últimos meses.
JungKook, por otro lado, lo vio alejarse con la mandíbula ligeramente tensa y no pudo evitar mirar de más cómo lucía; un pantalón blanco que se entallaba muy bien a sus piernas y trasero. Vaya trasero que tenía. Y una camisa roja de tela lisa que llevaba los primero botones desabotonados. Su cabello estaba peinado hacia atrás dándole un toque elegante y más maduro, pero sabía perfectamente que era un diablillo.
Agitó la cabeza para disipar cualquier pensamiento poco adecuado que pudiera tener, sobre todo de su trasero que se movía y se notaba con ese pantalón. Parpadeó y se acercó a la barra para pedir algo más fuerte que el vino y que era su favorito; un vaso de whisky bien cargado.
Desde ahí observó cómo JiMin se paseaba por todo el lugar con una sonrisa burlona en los labios, esos mismos que tenía humectados con un gloss rojo brillante que fue imposible no notar. Agitó la cabeza y trató de mirar hacia otro lado, pero a los pocos segundos volvía la mirada hacia él. Ahora estaba en la mesa de bocadillos comiendo y al parecer disfrutando de todo lo que su paladar recibía. Se perdió por unos segundos ahí y el mundo pareció detenerse, porque era imposible no notar lo hermoso que se veía. No podía negarlo, pero tampoco podía aceptarlo. Y es por eso que bebió todo el whisky de golpe para pedir otro vaso.
Al poco rato el abuelo subió al escenario que estaba al fondo del salón para poder dar su discurso de agradecimiento.
—Sean bienvenidos todos a mi fiesta de cumpleaños y cena navideña que año con año celebro desde...—se quedó pensativo unos segundos—Ya no me acuerdo—se rio un poco y los invitados también—Los años no pasan en vano, ¿eh? Pero en fin. Mi propósito es que pasen una nochebuena agradable y que se sientan jóvenes de nuevo. Que podamos olvidarnos de los malos momentos que hayamos atravesado en todo el año y que justo ahora soltemos todo aquello—suspiró y miró hacia donde estaba un cuadro de la mujer de su vida—Yo amo la navidad por mi Jennie. Ella también lo hacía y terminó por contagiarme de ese espíritu navideño, tanto, que nos casamos un veinticinco de diciembre. Por eso continúo con esa tradición y espero que, los que la hayan conocido, la recuerden en esta noche y que ella también lo disfrute en donde quiera que esté—hizo una pausa y trató de que las lágrimas no escaparan de sus ojos—Mi querida Jennie siempre vivirá en mi corazón.
JiMin sí había soltado una lágrima por lo conmovedoras que eran esas palabras y por inercia miró hacia donde JungKook estaba mostrando una sonrisa triste. Se notaba su desánimo, sobre todo cuando bajó la vista y pasó una mano rápidamente por su mejilla. Supo que también soltaba lágrimas por las palabras de su abuelo, pero sobre todo por la ausencia de su abuelita.
No pudo evitar empatizar con él pese a que no conocía el cariño de una abuela y consideró que sería bueno terminar esta guerra innecesaria para conocerse mejor. Después de todo, el abuelo lo trajo para eso y quizá no perdía nada con intentarlo.
—Ahora me gustaría que todos apreciáramos un poco de danza contemporánea—habló el abuelo TaeHyung desde el escenario—Tengo un invitado especial esta noche que seguramente los cautivará con su baile—sonrió y miró hacia el rubio—Les presento a Park JiMin.
El aludido había querido ir hacia JungKook, pero ahora el abuelo lo miraba con esmero para que subiera al escenario. Y no había nada en este mundo que le encantara más que ser el centro de atención y lucirse con su baile, por eso no lo dudó y HoSeok lo siguió en complicidad para darle al dj la pieza que debía poner.
Todos llevaron su atención hacia el escenario, incluso JungKook, y vieron cómo el chico rubio se descalzaba y luego cómo se acomodaba con mucha elegancia y delicadeza.
Cuando la música comenzó a sonar y JiMin se deslizó por el escenario a su ritmo, se sintió como si el mundo se detuviera, al menos así lo percibió el azabache. Era imposible no mirarlo ir de un lado al otro ejecutando pasos que lo hacían lucir maravilloso y muy delicado. Se sentía que se entregaba completamente a la pieza y a los sentimientos que buscaba transmitir. Y eso, por alguna razón, le encantó.
El vaso de whisky en su mano perdió relevancia total, incluso su mismo abuelo que se había parado a su lado.
Cuando la pieza terminó, por unos segundos todo se quedó en silencio, porque estaban maravillados con lo que habían visto.
Esa actuación fue sublime.
Todos aplaudieron fascinados, incluyendo a JungKook quien ahora percibía a JiMin como una flor brillante, de esas que se cubren por la nieve en la época de invierno. El rubio representaba la delicadeza de la misma, sobre todo por lo precioso que fue su baile.
Y no podía dejar de verlo, por alguna razón, sentía atracción hacia él... quería ir en su dirección.
—Yo no pienso quedarme de brazos cruzados, Jeon—le advirtió EunWoo cerca de su oído.
Aquello lo hizo salir de su ensoñación y miró cómo su mejor amigo iba en dirección de aquella flor brillante que sólo él quería tocar.
Por alguna razón desconocida, o más bien que no quiso aceptar en el momento, se molestó demasiado cuando vio que JiMin se reía y se sonrojaba por algo que EunWoo le había dicho.
¿Qué estaba pasando?
Hellowww!!!
Posiblemente mañana no actualice esta historia debido a que el final de Don't Blame Me llegó y pues debo dedicarle tiempo y atención a ese capítulo, sobre todo porque quedará largo.
Así que nos leemos en un par de días :)
La fiesta del abuelito se dividirá en varios caps, sobre todo porque dentro de eso se desarrollará todo lo interesante con el Kookmin jsjsjs
Recuerden que es una historia corta y de desarrollo rápido :)
Espero que les haya gustado. No se olviden de votar y comentar.
Las tkm!!!
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