Abrió la puerta algo torpe dejando que una de las botellas cayeran a el suelo sin romperse. Cuando la noche se hizo presente otra vez se dio cuenta de que se la había pasado al lado de la tumba de su amada todo el día. No tenía hambre, no tenía sed, solo quería ahogarse en alcohol mientras intentaba convencerse de que todo era solo una mala pesadilla 

Le dio un trago hondo a la cerveza que traía en sus manos, compro varios paquetes rápido que había estado tomando sin control alguno desde que empezó a manejar de forma rápida; parecía querer provocar un accidente. Entro a la casa que hace apenas unas horas pertenecía a su amada, miró el sillón recordando tantos momentos felices, miro por la ventana recordando que cada que terminaban de hacer el amor se ponían a ver las estrellas entre cobijas y finalmente entró a su habitación. Ignoro la mancha grande de sangre en la alfombra, se terminó su botella aventandola con rabia contra la pared haciendo que se rompiera en miles de pedazos y se recostó en la cama buscando algo de el calor de Elizabeth, abrazo su almohada e inhalo hondo dejando escapar una lagrima traicionera.

Aún había un poco de su olor impregnado en la funda de su almohada, aún estaba su dulce aroma en ese lugar