Ahí estaba ese maldito. Tenía los ojos bien abiertos, se veía asustado pero a la ves arrepentido y también pudo notar el arma que escondía detrás, así que fue con esa con la que asesino a su amada mujer. Solo pudo cruzarse de brazos logrando que sus ojos negros penetraran el alarma de el chico 

—Anda ven— lo llamo sereno sorprendiendo a el chico — te metiste con Elizabeth, ahora ven y pelea como hombre — el chico tembló de pies a cabeza mientras lo miraba— ¡Hazlo! ¡ahora si no quieres que arrastre tú jodido cadaver por toda la maldita calle! ¡Ven ahora si no quieres que triture tu puto cuerpo hasta dejarlo como la mierda que eres! —

—Y-Yo...si no era mía, no iba a ser de nadie — fue lo único que dijo, con eso le decía que no se arrepentía de nada de lo que hizo meliodas no pudo soportarlo más y fue hacia él para darle un puñetazo que iniciaría la pelea