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treinta♡

Cuatro días. Cuatro días habían pasado desde todo aquel alboroto emocional por el cual Chelsy había pasado, una completa montaña rusa, jamás en su vida se había sentido de esa manera, y ahora agradecía que aquello había disminuido un poco, o al menos eso quería creer porque ya no estaba para más.

Estaba acostada en el campus de la universidad, tratando de disfrutar su única hora libre del día después de haber tenido una pesada clase de Historia, donde su cerebro casi estalló por tanta información. Traía unas gafas rosadas que le había quitado a Preston en la mañana, una de sus piernas sobre la otra. La castaña solamente se estaba limitando a respirar.

Sentía que todo estaba yendo demasiado bien como para ser verdad. Buenas notas, buenos amigos, el chico que le gustaba le había correspondido, ¿Qué más podía pedir? Nada.

Las cosas con Luke no eran raras después de todo y eso la aliviaba tanto porque lo último que quería era tener que lidiar con un ambiente incómodo a su lado. El rubio parecía relajado también, hablaban de cosas normales, pero si algo había cambiado entre ellos, era que las miradas cómplices y sonrisas ligeramente coquetas entre ambos habían aumentado.

A como había dicho Calum Hood, aquello estaba floreciendo poco a poco.

— ¡Chelsy! —se escuchó desde lejos—. ¡Chelsy!

Entonces sintió cómo un cuerpo delgado se dejó caer sobre el suyo, ocasionando que soltara un quejido porque por un momento la había dejado sin aire. Gruñó, se reincorporó rápidamente, quedando sentada en la grama y se quitó de un golpe las gafas para encarar a su amiga.

— ¿Estás loca? —le espetó, sobándose su brazo izquierdo. Preston soltó una risa.

—Lo siento, es que estoy tan feliz —explicó y se llevó ambas manos a la cara para aplastar sus cachetes, Chelsy le vio divertida.

— ¿Por qué?

—Porque al fin me ha llegado el pijama que ordené en Amazon, aquel que tanto quería, el del unicornio, el que es de cuerpo completo con capucha.

— ¿Hablas en serio? —cuestionó Chelsy, viéndola con incredulidad. Se cruzó de piernas y apoyó sus codos en sus piernas—. Pensé que era otra cosa.

La rubia frunció su ceño y bufó.

— ¿Qué otra cosa podría hacerme feliz?

La castaña se encogió de hombros para luego volver a ponerse las gafas rosas de su amiga, la dueña de estas le vio asombrada.

—Pensé que Michael las había agarrado —espetó.

—No, fui yo, ¿Y? —Dijo seria, pero a los segundos dejó soltar una risa—. Lo siento, me gustaron, luego te las doy.

—Cómo sea —suspiró, haciendo que sus hombros decayeran, miró a Chelsy y le dio una sonrisa coqueta—. ¿Y tu amorcito?

Chelsy le vio a través de la gafas y puso los ojos en blanco divertida, sabiendo que ella no la vería. Pero se detuvo a pensar su pregunta y frunció el ceño cuando se dio cuenta de que en realidad no sabía nada de Luke.

—No lo sé, ahora que lo pienso no lo he visto en toda la mañana —respondió, de repente extrañada. Había estado tan ocupada tratando de estudiar para una prueba y sacando unas fotocopias cuando llegó, que ni siquiera había tenido el tiempo de buscarlo—. Quizás Luke está ocupado en alguna clase.

—No vino —ambas chicas escucharon a sus espaldas, haciéndolas sobresaltar. Enseguida voltearon a ver y observaron cómo Calum se sentaba junto a ellas, con expresión cansada—. Lo fui a buscar para ver si íbamos por algo de comer después con los demás, pero me dijeron que no se había aparecido en ninguno de sus periodos de clases —continuó informando, haciendo que la castaña frunciera su ceño.

— ¿Le habrá pasado algo? —cuestionó Preston,

—No, no creo, hubiese avisado, ¿no? —intermedió el moreno viendo a sus dos amigas.

—De hecho, ayer cuando estaba hablando con él en los pasillos, estaba algo decaído, le pregunté qué tenía y solamente me dijo que no había podido dormir bien por culpa de una prueba —habló Chelsy, quitándose las gafas y entregándoselas a Preston, quien las tomó y se las puso sobre su cabello rubio. Calum frunció su ceño al escuchar aquello, pero al instante hizo una mueca de desdén.

—Quizás y se quedó durmiendo, no lo culpo, las clases están tan intensas con esto del descanso que no darán —contratacó el moreno, seguido de acostarse en el regazo de Preston, ella se quejó, pero terminó cediendo y acomodándose con él.

Chelsy los vio, con cierta preocupación. No podía evitar preguntarse por la ausencia del rubio, quiso creer la suposición de su amigo, tal vez y se quedó dormido, pero también sabía muy bien que Luke era alguien responsable y no faltaría a sus clases porque sí. Ni siquiera le importó recordar las pequeñas vacaciones de dos semanas que les daba la universidad, ahora en su mente lo único que rondaba era saber si Luke estaba bien.

— ¿Debería llamarle? —preguntó la castaña, frunciendo su boca hacia un lado. Calum se encogió de hombros.

—No te molestes, intenté marcarle, pero me salió buzón de voz.

Chelsy alzó sus cejas al escucharle decir eso, y comenzó a sentirse mal por alguna razón. Estaba algo preocupada.

❤❤❤

—Adiós, te hablo luego —le dijo Brenda a Chelsy, despidiéndose con un abrazo. Ambas chicas se quejaron cuando un tercero se unió, rodeándolas con sus brazos—. Michael, ya.

El pálido dejó escapar una risita, divertido, a la vez que se separaba del abrazo, se acomodó el gorro gris que llevaba puesto y se cruzó de brazos. Chelsy le lanzó una mala mirada porque este había desordenando su cabello que de por sí ya era un desastre.

—Brenda, por un demonio, no es la última vez que la ves —bufó él, mirando al cielo porque se estaba comenzando a cansar, quería irse ya y empezar a disfrutar de las dos semanas de vacaciones que tenían. La mencionada puso sus manos en su cintura y le vio seria, con una ceja alzada. Haciendo que el pálido levantara ambas manos, a modo de rendición.

—Amigas antes de chicos —manifestó Chelsy, justo en frente de él, con cierta expresión de superioridad. Michael puso los ojos en blanco.

Entonces la castaña se alejó de ahí, para comenzar a caminar hasta la parada de buses cercana e ir a su condominio de apartamentos.

Había terminado con algo de éxito todas las jornadas de clases, estaba realmente cansada y hambrienta, lo único que deseaba era estrellar su rostro contra una almohada. Era viernes y sus planes eran comer, dormir y holgazanear en pijamas, por supuesto que eso iba a hacer.

Estando ya en su pequeño apartamento, dejó su bolso sobre un sillón, caminó hasta la cocina, abrió los estantes para sacar una lata de papas Pringles, abrió la refrigeradora y maldijo al darse cuenta que tendría que hacer unas pequeñas compras porque se estaba quedando sin jugo y sodas. Tomó una coca cola y fue directo hacia su habitación, dejándose caer en la cama.

—Al fin —susurró para sí misma, acomodándose.

Sacó su teléfono de su bolsillo y se percató que tenía algunos mensajes de sus amigos, entre otras notificaciones de otras aplicaciones. Quiso reír al ver el video que le había mandado Preston de ella vistiendo su famoso pijama de unicornio, haciendo una tonta danza de felicidad frente un espejo. “TE AMO, BUSCA AYUDA, LMAO.” Fue lo que le mandó.

Y así pasó por unas cuantas horas, estando en su celular, contestando mensajes y revisando su Instagram. Había encendido su computadora para poner cualquier capítulo al azar de la Ley y el Orden, solamente para que sonara de fondo porque ciertamente, a Chelsy le incomodaba el silencio estando sola, o en general.

Llevándose papitas a la boca y dándole sorbos a su soda, así era cómo a Chelsy le gustaba pasar sus tiempos libres.

Fue entonces cuando el timbre sonó, haciendo que ella dejara escapar un quejido de pereza porque tendría que levantarse. Ya era demasiado tarde, iba en pijamas de algodón que combinaban y traía demasiado sueño. Pero se obligó a ir a ver quién rayos podría ser a esa hora de la noche. Se acomodó su cabello detrás de las orejas y soltó un suspiro cansado cuando volvieron a tocar el timbre.

Se encaminó a pasos desganados hacia la puerta, quitó el seguro y cuando la abrió ligeramente para ver al otro lado, se sorprendió demasiado al notar quién era, pero lo que la hizo soltar un clamor de estupefacción no fue exactamente quién, sino cómo se presentó aquella persona.

—Luke… —susurró, apoyándose en el marco de la puerta, mareada de repente por la confusión al verle tan demacrado al frente suyo. El semblante de ella pasó de una extrañada a una adolorida al percatarse que él traía los ojos llorosos.

Lo miró con detenimiento, estaba algo pálido, debajo de sus ojos cristalinos por posibles lágrimas retenidas estaban dos ojeras oscuras que amenazaban con desmejorar más su rostro afligido. Su cabello hecho un desastre hacia atrás y su cuerpo era tragado por un gran Hoodie negro. Lleno de miseria y dolor.

Chelsy no entendía qué hacía Luke en su apartamento, mucho menos el porqué de su estado, que parecía hasta dolerle respirar.

— ¿Chelsy, puedo quedarme contigo? Por favor —pidió en un hilo de voz.

Entonces ella notó que él llevaba consigo su bolso que parecía estar abultado de ropa.

Estaba tan desconcertada.




¿Me odio por hacer que mis personajes se sientas miserables? Probablemente, ¿Voy a seguir haciéndolo? Por supuesto.

Voteeeeen y comenteeeeen, les quiero♡

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