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Capítulo 3: Park Jimin es fácil

La pizza tenía sabor a plástico, pero a mí no me importaba, comí tres pedazos hasta llenarme. Por el contrario, Jimin, daba mordiscos pequeños y movía sus mejillas masticando con lentitud.

Agradecía que la pizzería se encontrara vacía salvo por dos viejitos compartiendo un par de cervezas. La ausencia de personas se debía a que el reloj ya marcaba la media noche.

Era tardísimo, pero no me imaginaba que Jimin tardaría más comiendo una simple pizza de pepperoni que reescribiendo la biblia a mano.

No sabía si se debía al calor del ambiente pues estábamos en época de verano, pero las mejillas de Jimin casi siempre solían adquirir un tono rojo.

¿Era normal que me pareciera adorable?

_¿Está bien? _Lo inspeccioné.

Jimin asintió con energía.

_Muy bien _Aseguró con una sonrisa.

Como Jimin aún no terminaba su pizza, decidí romper el silencio.

_Eres bueno bailando.

Recordé la manera en la que se movía, lo que causó en mí.

Ni siquiera quería recordarlo o nuevamente debería encerrarme en el baño para bajar a mi amiguito.

_Gracias, amo bailar _Los ojos de Jimin brillaban_ .Es algo así como mi pasión.

_Tengo una duda _Apoyé mi mentón en la palma de mi mano_ .Si tanto te gusta bailar, ¿por qué estudias psicología?

Jimin se lo pensó un segundo.

_Pues... el baile es más bien mi sueño de niño, ¿entiendes? _Explica_ .Es decir, me gusta, pero para vivir de eso debes ser bueno _Lo último lo dijo más desanimado.

Eres más que bueno.

Lo pienso, pero no lo digo.

No era mi deber elogiarlo, no quería volverme alguien cercano a él. Sólo lo vería está noche y luego lo bloquería de mi vida.

_Entiendo.

_¿Y tú? _Fue su turno de preguntar _ .Estás en el equipo de basquetball, ¿verdad?

_¿Cómo lo sabes? _Interrogué.

_Te he visto entrenar, eres bueno.

_Muy bueno _Corregí.

_Y veo que humilde también.

Jimin río y yo no pude evitar dejar escapar una sonrisa.

_El basquetball lo es... _Suspiro_ ,todo para mí. No soy nada sin él.

Jamás me oigo tan determinado como cuando hablo de ese deporte. Podría pasar toda mi vida encestando en la canasta, no sobreviviría ni un día sin un balón en la mano.

_¿Y tus queridos números? _Jugó con el sorbete de su gaseosa.

_Nunca dije que ser contador fuera mi sueño _Mi voz sonó más apagada de lo que deseé.

_Creo que ambos no tomamos buenas decisiones _Opinó Jimin y me compartió la mitad de la última porción de pizza.

Ambos la mordemos al mismo tiempo y nos miramos, el queso causa repulsión en mi lengua. Entre risas, ambos tomamos nuestros vasos de gaseosa y brindamos.

_Decidir venir a esta pizzería sin duda fue un error _Bromeo.

...

Estaciono el auto frente a la casa de Park con cuidado pues si le llego a hacer un minimo rasguño me las veré con mi querido hermano.

_Hemos llegado.

Jimin me mira a los ojos y relame sus labios como si quisiera elegir las palabras correctas.

_Me divertí mucho está noche.

_Yo... _Vacilo al hablar_ .Creo que también.

Tuve que retener las ganas de vomitar como tres veces cada vez que frenaba y el chico rozaba su brazo con el mío, pero el recorrido no estuvo del todo mal. Jimin traía gomitas con forma de oso en su bolsillo y me ofrecía cada dos segundos, pero tampoco estuvo tan mal. Recibí dos multas por pasarme dos altos, pero tampoco estuvo... Ya mejor me callo.

Jimin sonríe.

_Le dije a mi padre que llegaría las dos, aún es temprano _No dejé pasar desapercibido su tono sugerente.

Trago en seco, de pronto el aire en el interior del vehículo se me hizo insuficiente.

¿Soy yo o Jimin está cada vez más cerca?

Jimin se desabrocha el cinturón y guía su mano a mi rodilla. Lo miro, pero él esquiva mi mirada.

¿Qué está haciendo?

Mi estómago se retuerce adolorido y me obligó a mirar para el frente.

No soy homofóbico, sin embargo, no soy entusiasta de que un homosexual me toque de esta forma.

¿Está es su manera de despedirse?

Son toques sutiles que me ponen la piel de gallina, nunca nadie me había tocado así y mucho menos pensé que la primera vez que lo hicieran fuera un chico.

Jimin sube su mano a la altura de mi muslo, peligrosamente muy cerca de mi entrepierna.

Sudor baja por mi frente. Me sentía culpable de que realmente me gustara lo que estaba haciendo.

No, Min, ¿qué dices? Mi idea era imaginarme a una chica en su lugar, no obstante, mi cerebro parecía estar corto de imaginación.

En un instinto, dejo que mi mano caiga sobre la suya deteniéndolo. Jimin eleva sus cejas en sorpresa.

_J-jimin, esto no es correcto _Mi voz se oye ahogada.

El chico levantó una ceja para luego sonreír.

_No quiero ser correcto _Dicho esto, se movió hasta posicionarse junto a mí.

Ni siquiera pude reaccionar cuando su boca se sumergió en mi cuello y sus manos se adentraron al interior de mi camiseta.

Jimin dejaba besos húmedos y una que otra mordida que me electrizaban de arriba abajo.

Estaba nublado, se me impedía pensar de manera correcta mientras era besado de tal forma.

Los dedos de Jimin se deslizaron por la piel de mi barriga.

Oh, no.

Solté una carcajada sin poder evitarlo y Jimin en vez de enojarse porque no estuviera concentrado me sonrió con ternura.

_Eres muy sensible _Río.

El chico volvió a su trabajo, pero su mano no se quedó en lo superficial, sino que se interno en mi pantalones.

Suspiré y queriendo seguirle el juego, bajé mis manos a su diminuta cintura.

Jimin formó una sonrisa traviesa y de manera lenta y tortuosa, llevó mis manos a su trasero.

Joder, era perfecto.

Lo acaricié. Lo apreté con mis dedos y sólo pensé en lo bien que se sentiría entrar en él, lo mucho que me apretaría.

Mierda, lo iba a hacer.

Iba a tener sexo con Jimin.

Mi corazón se agitó con la idea y temblando, revisé los condones que había guardado en el bolsillo de mi chaqueta.

Moví mi mano en el interior de manera disimulada, pero no hallé nada.

¡Nada!

Repito, ¡nada!

Carajo, carajo, carajo.

¿Dónde dejé los condones? Juraba que los había guardado. La única posibilidad era que se me hubieran caído.

Recordé la discoteca, la cantidad de gente y esa opción cobró cada vez más sentido.

¡Mierda!

No iba a tener sexo con Jimin sin protección, era un promiscuo con quién sabe cuántas enfermedades y yo no iba arriesgarme por un reto.

Cuando el rubio, estaba dispuesto a tocarme más allá de la ropa interior lo detuve con mi mano en su muñeca.

_¿Pasa algo? _Interrogó con sus cejas fruncidas.

_Nada, es sólo que...

_¿Qué...? _Me miró sin entender.

_Hay que dejarlo para otro momento _Sugerí y acomodé mi ropa.

El silencio era incómodo, lo único que se oía era la música de la radio.

La expresión de Jimin se decayó, sus ojos se opacaron por la pena.

_¿No quieres hacerlo? _Jugó con su manos_ ¿No te parezco a-tractivo? _Mordió su labio.

¿Va a llorar?

No, no, que no llore. No soy bueno lidiando con los llantos.

En un impulso, lo sujeto de los hombros y conecto mis ojos negros con los suyos de color miel.

_Eres perfecto, es sólo que... _Inventa algo, Yoongi, vamos_ .Tú te mereces algo mejor que hacerlo aquí, en un auto. Prometo llevarte a un hotel y tratarte como el rey que eres.

¿De donde salió toda esta cursilería? Ni idea.

¿De donde sacaré dinero para un puto hotel? Tendré que robar un banco.

_¿Es tu manera de pedirme una segunda cita?

No, no, no quiero salir contigo, pero tampoco quiero cogerte cuando llevamos tan sólo un día de conocernos.

_Exacto, me leíste la mente _Hago el intento de una sonrisa.

_¿Cómo se que me escribirás? _Dudó

Aprieto mis labios y dirijo mi mirada a su bolsillo de gomitas con forma de oso. Extraigo una de color rojo.

_Cuando quieras puedes reclamarme está gomita _Le brindé una sonrisa de boca cerrada.

La mirada de Jimin conservaba un brillo que no podía explicar. Me observaba de una forma que causaba desorden en mi interior.

_Ladron de gomitas _Bromeó y me besó la mejilla.

Fue suave y caliente, fue un segundo dónde mi mejilla sintió como si fuera mimada por el patalo de una flor.

Los labios de Jimin era rosas e inexplicablemente dulces, de modo que si Jimin pudiera transmitir, su dulzura en su besos.

Lo ví bajar del auto y despedirse agitando su mano.

Las arcadas volvieron, era imposible seguir fingiendo que él me gustaba porque no era así.

Apreté mi garganta al recordar la humedad de sus besos, las yemas de sus dedos deslizándose por mi cuerpo y vomité en asiento de copiloto.

Vomité mientras lloraba porque me parecía asqueroso lo que había hecho, lo que había dejado que me hiciera. Las lágrimas caían mientras mi boca se desformaba y hacía el esfuerzo por dejar salir la repulsión que causaba Park en mí

Pero lo peor es que no puede evitar querer hacerlo con él.

¡Con un maldito chico!















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