—Quédate. —dijo, aunque pareció más una orden.

—¿Qué?

—Quédate aquí. Siempre que te vas sales with una sonrisa so cute. En cambio cuando sales de tu casa siempre terminas llorando.

Él se quedó pensando en las palabras dichas del yolero. En parte tenía razón, cada vez que salía de allí lágrimas caían por sus pómulos, pero no podía dejar a su hermano solo.

Su “jefe ” había sido muy malo con él, todo lo contrario al yolero, que siempre mostraba preocupación y  ternura al tenerlo cerca.

Lo amaba. Él lo amaba.

Se sentía querido al lado de Fresh, y había ciertas ocasiones donde él lo insultaba e incluso golpeaba, sin importar la razón. Para luego sentirse culpable por su acción.

Porque el colorido le mostraba afecto y cariño, y cuando más lo necesitaba, ahí estaba.
Porque lo quería.
Porque lo hacía sonreír.

Todo lo contrario a su “querido” hermano, que le causaba heridas tanto fisícas como mentales.

Era alguien difícil y duro, que rara vez mostraba sentimiento alguno.

Pero así lo quería.

—Pero tampoco it's ok que te golpee, rojito. —le besó una herida el de lentes—. Esta mal, no gu'ta.

Tenía razón.

Trataba de no dormirse, pues con cada caricia que le daba Fresh le causaba sueño.

No había podido caer en “brazos de Morfeo”, debido a las exigencias de su hermano mayor.

Le decía flojo e inútil, lo cual era todo lo contrario.

—Tú duerme, pequeñín. —lo acomodó un poco más en el sofá. Fell asintió.

Fresh era bueno con él.

Y aveces se preguntaba el por qué de aquello, ya que él era horrible.