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『"Para poder a la princesa derrocar
Todo el reino entero se debió de revelar.
Fue quien dirigía aquella marcha contra el mal
La guerra roja con venganza en su mirar. "

O M N I S C E N T E

      Cuando los paisajes se teñían de rojo, ese era el momento de los empleados.

      Luego de una ardua jornada de trabajo, era su momento de descansar y reír entre ellos mientras bebían algunos tragos y comían algo que ellos mismos preparaban.

      Ya habían incluído al joven rubio en estas pequeñas fiestas. Desde que fue aceptado como sirviente en el palacio, le dieron una presentación para que todos le conocieran y se llevaran una opinión válida de su personalidad, y de esa forma pudiera ganar amigos en el lugar en que quizás, como la mayoría de los presentes, pasaría el resto de su vida.

      —Oh, ¡Llegaron! —anunció una de las mucamas al ver entrar por el portón a Len y Hina, y algunos fueron a su bienvenida.

      —¡Otro día arduo de trabajo ¿no creen?! —exclamó emocionado Arnold, se notaba que ya había bebido un poco. Hina resopló, tendría que esconder las botellas de sake luego.

      —Sí, como todos. Pero esta parte del día logra que el cansancio se apodere de mí —opinó el ojiazul, haciendo reír al mayor.

      —¡Así es! Ahora que lo recuerdo... oye pelirroja —la mencionada volteó frunciendo el ceño, no le gustaba que el cocinero la llamara así, le recordaba a sus técnicas de coqueteo cuando ella se volvió la encargada de los empleados—. Tenemos que hablar.

      Ambos menores se extrañaron ante el tono serio de Arnold. Hina terminó por sonreírle a Len y retirarse, tras los pasos del más alto.

      —¿Qué sucede Arnold? Estás muy serio... —comenzó a hablar, pero se detuvo abrutamente cuando el hombre se acercó a ella y apuntó a una de las empleadas.

      —¿La ves?

      —Sí, aún no estoy ciega —el comentario debería hacer que el mayor soltara una carcajada, pero no funcionó, siguió serio.

      La tomó de los hombros y se colocó a su altura para susurrar algo alterado:

      —¡Ayúdame a tener algo con ella! —la cara de Hina era confusión total—. Ya sabes, soy soltero, es normal que a esta edad quiera tener algo, esa mujer es muy amable y hermosa... ¡Ayúdame, pelirroja!

      Hina suspiró.

      —Primero: no me llames pelirroja. Segunda: no creo que necesites mi ayuda para algo como eso. Tercera: ¡Estás muy cerca! —se quejó empujándolo, él rió.

      —Perdón, perdón.

      —¿Qué quieres que haga para ayudarte? —preguntó, tras un leve facepalm.

      —No lo sé, tú dime —soltó la joven una carcajada—. ¡Es en serio!

      —Solo sé sincero con ella. Hazte su amigo y cuando la relación sea lo suficientemente buena, declárate. No te arrepientas de no haberlo hecho, ¿Eres un hombre, no? —aconsejó ella colocando una mano en el hombro del mayor, que suspiró.

      —Ya no creo que seas antisocial... —volvió a reír y se retiró, buscando a su compañero.

      —¿Qué quería Arnold-san? —preguntó este, una vez la ojiañil llegó a su lado.

      —Cosas de adultos —contestó, logrando un tierno puchero en el rostro del rubio.

      —Solo eres un día mayor, malvada —sacó la lengua y ella rió.

Ojalá y esto nunca terminara...

° • ° • ~ 🌻 ~ • ° • °

      —¿Qué hace la doncella personal de la reina de Lucifenia sentada en el jardín sin hacer nada? —inquirió bromista el rubio, colocándose junto a la de cabello carmín.

      —¿Qué hace el sirviente personal de la reina de Lucifenia escapándose de sus labores para venir a espiar a una pobre e inocente sirvienta más? —atacó ella de vuelta, haciendo que ambos rieran.

      —¿Espiar? ¿Qué crees que soy? ¿Un acosador? —habló él, frunciendo el ceño, aún con una sonrisa.

      —Tus palabras, no mías —respondió guiñándole el ojo coqueta, haciendo que un leve rubor tornara de rosa las mejillas del chico.

      —C-Como sea... ¿Qué haces? —cambió de tema, observándola.

      Ella desvió la vista hacia las rosas que yacían, con sus hermosos colores, floreciendo entre tanta maldad del palacio.

      —Disfrutando mi descanso —contestó.

      Ambos se quedaron en silencio, simplemente observando las flores del jardín.

      —Hina... yo... —comenzó a hablar, pero ella lo interrumpió.

      —¡Len mira! —dijo emocionada. El rubio la observó y se percató de la presencia de un gorrión en su mano.

      Sonrió dulcemente y negó con la cabeza, pensando que la chica no tenía remedio.

° • ° • ~ 🌻 ~ • ° • °

      La joven sirvienta caminaba por los solitarios pasillos del castillo, sus botas de plataforma haciendo eco, rompiendo el silencio.

      Terminaba de limpiar la biblioteca en conjunto con otras doncellas, y ahora se retiraba a la sala de música para continuar sus labores.

      Ambos lugares eran sus favoritos, por ende, los únicos que limpiaba. Aprovechaba para reorganizar los libros, y tocar algunos instrumentos en su respectiva sala.

      Pero antes de abrir la puerta, la dulce y triste melodía del piano la interrumpió.

      Se acercó y pegó su cabeza a la puerta para escuchar, pero se percató de que estaba levemente abierta, y se asomó con sigilo.

      Allí, la figura del joven de hebras de oro sentado absorto en la melodía del piano que él mismo creaba la atrapó. No podía apartar la mirada, y él estaba tan concentrado en lo que hacía que no se daría ni cuenta.

      Hasta que su dulce voz inundó la habitación.

      —Siempre me has gustado, desde que te conocí. Supe que yo te amo, siempre, a ti, por siempre. Tal vez de este cuento triste estás harto antes de irte a dormir. Pero, de mi monólogo un poco te quiero contar...¹

¿A quién se referirá?


      Vagas preguntas aparecieron, pero las ignoró para seguir escuchando al chico cantar mientras tocaba con suavidad el piano

      —Aquellos días solía de lejos suspirar al verla mirar las rosas, ubicadas en el jardín —y en ese momento, se percató de sobre quién contaba—. Aparentemente, totalmente opuestos, una bella en cautiverio y una bestia, que provoca terror.


¿Bestia?


      Tan solo con mirarme de mí te asustas, eh. Nuestro mirar se cruzó, eso era de esperarse. Con esta apariencia mis palabras no llegan hasta tí. Si es así, todo lo que puedo hacer es...


No, Len, eso no es cierto...


      Cerré fuerte los ojos, y te entregué temblando; un ramo de flores. Yo quiero, ¡Quiero que sonrías! Cuando abrí mis ojos tu expresión me da a pensar. Pero seguí esperando, y una sonrisa apareció.

      El chico seguía produciendo una bella melodía con el instrumento mezclado con su triste voz. Todo lo que quiso expresar con aquella canción improvisada para desahogarse, provocó que los orbes la pelirroja se cristalizaran, y se mordiera el labio para no llorar.

      —Aquellos días solía sonreír a su lado, al verla mirar las rosas ubicadas en el jardín. Creo que nos hemos vuelto más cercanos; una bella fastidiosa y la juguetona bestia, pero, ¿Qué tanto? —sonrió levemente. Sin dudas se trataba de ambos—. Dime, cuál es tu opinión, ¿Qué impresión te doy? ¿Un amigo? ¿Tal vez novio? Eso es imposible, ¿Cierto? Pues con mi apariencia mis palabras no llegan hasta tí. Si es así, todo lo que puedo hacer es...

Eso no es cierto, Len, lo sabes.

      Todos mis sentimientos por medio de estás flores te seguiré entregando, hasta el fin de los tiempos. Escucho atentamente la calidez en tu voz. Cantar es lo que haces, pero que friendly melody.

      Hina no lo sabía, pero él la había escuchado cantar mientras hacía sus deberes. Y desde la primera vez, el rubio supo que esa voz sería una de sus razones de vivir. Para protegerla.

      —Siempre estuve esperando a una persona cual Sol, que a este frío corazón pudiera descongelar hoy. Más si tú a mi lado ya no pudieras regresar... Ah, estoy satisfecho. Ah, ¡Felicidad sentí!


¡No es cierto! ¡Yo me quedaré a tu lado, Len! ¿Por qué no lo entiendes? ¡Esa fue mi decisión!


      Siempre me has gustado, desde que te conocí. Supe que yo te amo, siempre, a ti, por siempre.

Ya no puedo seguir con esto...


      Este trágico cuento debe llegar a su fin. Siento, un poco de sueño, Ah, ya es la hora...

      Dispuesto a terminar la canción, presionó más despacio las teclas del piano. Sin embargo, el sonido abrupto del portón de la sala de música abriéndose le sorprendió. Allí, de pie en la puerta, la figura decidida de la chica que amaba inconscientemente, con lágrimas recorriendo sus mejillas se alzaba. Tomó aire, y, decidida a no permitir que la historia del chico terminara así, le construyó una continuación.

      —Olvido decir que, la magia no termina. Yo no quisiera ser la buena de una historia triste —Len sonrió, y continuó con la sonata, pero esta vez, con ella.

      —Si todo el amor que sientes, lo expresas en lágrimas; mira el hechizo se ha roto. Al fin, tal solo puede ser tu... Aahh~

      —Bella sonrisa~...

      Cruzaron miradas y se sonrieron. Uno frente al otro. Él sentado en la butaca frente al piano y ella dejando rozar la yema de sus dedos sobre este.

      Juraron que su historia de amor no sería una tragedia. Confesaron todo lo que escondían transformándolo en una canción.

      El hechizo que los mantenía separados se había roto.

      Y ahora nada los volvería a alejar. Estarán juntos atados por el hilo rojo del destino, en este mundo y en el siguiente.

¹: Akatsuki No Monologue (Monólogo del Atardecer) Fandub Español -modificado-

¿Vieron que publiqué temprano? ¿Vieron? ¿Vieron? >:3 y capi larguito uWu

Yy... Somos #1 en storyofevil :D *chillío de pelícano* KEMOZIOOOONN ciertamente ya no somos los #1 en len :c pero somos los #4 :D entre los 5 primeros wiii. Y somos los primeros en storyofevil yaaaaiii TwT khe felichidad

Me entró la duda de si hay gente leyendo este fanfic... En fin, no voy a hacer ese tipo de cosas que hacen otros escritores de "(x cantidad) votos y subo capítulo" unu ustedes lean si quieren, yo seguiré publicando aunque me lea una sola personita uWu

En fin, recuerden que yo los quiero, luceritos :> trataré de actualizar lo más pronto posible.

Por cierto, hice una prueba de historia y tengo fe en sacar más de 95 :D (no pregunten por matemática)

Bye byeee

Akemi~

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