⠀capítulo uno | sangre nueva ‧ੈ;๑↷

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ㅤSI HAY ALGO PEOR QUE SER LA NUEVA EN UNA ESCUELA, es ser la nueva en dos escuelas, en especial cuando odias llamar la atención, yo odio llamar la atención y ¿adivinen qué? De una forma u otra, siempre terminaba bajo los reflectores.

¿Qué no era suficiente la tortura de tener que estar dividida entre los que quiero y lo que debo hacer, también tengo que hacer el doble de tarea y tener el doble de clases?

Tal vez estoy exagerando, dado que seré alumna de tiempo parcial en ambas escuelas hasta que sea capaz de elegir una.

A simple vista no parecía difícil la decisión que tenía que tomar. Porque ¿quién no elegiría el camino de la magia? Y les juro que lo hubiera elegido sin dudar si tan solo no me hicieran elegir, porque ¿Quién no ha querido hacer algo por buena voluntad pero cuando le dicen que tiene que hacerlo, todo rastro de las ganas de hacerlo se desvanece como humo que sale de un caldero?

Porque todo parece moustrifico y bello hasta que le das un segundo vistazo, entonces ves todas las reglas que te atan y la libertad que pierdes.

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Hechizo #1 del día.

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—Cabello divertido y colorido, cambia a un chocolate sin brillo — Bisbiseo el hechizo, tocando con el índice derecho mi espejo. Mi cabello era naturalmente púrpura, yo había teñido un par de mechones verdes para darle estilo, pero nadie creería que nací con el cabello tan colorido y la escuela normie tenía una cláusula en su reglamento respecto al cabello de colores llamativos. Básicamente estaba prohibido.

Como si fuera a estudiar con el cabello.

—Para alguien que prometió no usar magia, te levantaste muy mágica hoy. — El regaño-burla de Spell (mi gato-familiar) me hace rodar los ojos, pero tenía razón, yo había hecho una promesa.

Nada de magia para la escuela normie. Claramente acababa de romper esa promesa pero técnicamente aún no estaba en la escuela.

—No puedo ir pareciendo una malteada de moras decorada con chispitas. Si voy a una escuela normie debo lucir como ellos. — Replicó, colocando la gargantilla en mi cuello y deslizando un par de anillos por mis dedos.

—Ya has ido a una escuela normie, Quinnie, tu lado monstruoso no te hace menos normie, ni el normie menos bruja. De todas formas ¿quién decide esas cosas? Sigues siendo Quinnie, con o sin cabello púrpura.

Pensé en sus palabras un momento, sin despegar mi dedo del espejo, pienso en deshacer los hechizos, no obstante, el insaciable deseo de aprobación social que tanto detesto aparece de nuevo, murmurando a mi oído que no puedo arruinarlo otra vez, que si algo falla, ya no tendré donde ocultarme. Entonces me despego del espejo, rehusando a verme una vez más antes de irme a la escuela.

Habré de lidiar con esa vocecilla tonta después.

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Bien, las cosas no van tan mal como pensé que serían, porque para mi fortuna no era la única nueva. Así que esa pobre chica y su hermana acapararon toda la atención mientras yo me escabullía para no ser notada. Nada mal, en 59 días exactamente nadie me va a recordar por aquí y no tendré que volver.

O bueno, eso si no elegía el lado normie.

—¿Me puedo sentar? — La vocecita de la chica castaña que era la otra chica nueva me sobresaltó.

Yo era la única que no tenía equipo en clase de química, así que solo atiné a asentir inmediatamente. Tampoco es como que quisiera pasar los últimos dos meses sola en esta escuela, pero tampoco quería hacerme ilusiones.

—Claro, adelante — sonreí lo más amablemente que pude sin que se me notara el nerviosismo. La observé de reojo sentarse en el banco de al lado, parecía igual de ansiosa que yo, pues sus uñas no dejaban de tamborilear contra la mesa (al igual que las mías).

—Por cierto, soy Melody —se presentó y yo volteo a verla.

—Yo soy Quinnie, un gusto Melody, oí que también eres nueva...

—¿Tú también eres nueva? — asentí tras su pregunta — Vaya, entonces debes saber que se siente. ¿También te acabas de mudar o solo te transfirieron?

—Acabo de mudarme, vivía en Salem... La otra Salem, ya sabes, no ésta. ¿Y tú? ¡No! ¡Déjame adivinar! —la observé, repitiendo un hechizo en mi mente para saber de donde era —¿California?

—Sep, Beverly Hills.

Levanté un poco ambas cejas en un gesto de sorpresa genuina.

—Debió ser un cambio enorme, digo, allí salías a recoger el periódico y te encontrabas con una celebridad — bromeo, ella suelta una risa y se encoge de hombros.

—Lo es, pero la verdad, estoy feliz de que nos hayamos mudado, a veces una solo necesita un...

—Nuevo comienzo.

Completé. Había una parte de mi que quería eso, después de lo que pasó en Salem, quería desaparecer y huir a un lugar donde nadie me conociera.

Cuidado con lo que deseas.

—Eso. Al principio es difícil pero con el tiempo, creo que es un alivio respirar aire fresco y dejar todo atrás para poder avanzar.

Aquello había sonado tan honestamente melancólico que me hizo preguntarme qué es lo que había llevado a Melody a mudarse, todos tienen una historia y tenía el presentimiento de que la suya era interesante, sin embargo, no me atrevía preguntar ni a inmiscuirme en su mente otra vez.

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Al final no estuvo tan mal la escuela normie, nadie había notado que había crecido en un mundo aterradoramente diferente, pero claro que no lo hicieron, no había porqué hacerlo. Respecto a mi plan de mantenerme distante con el resto del alumnado de Merston High, fallé, tenía una especie de salida planeada para el sábado, Melody y yo iríamos al centro comercial con su hermana, me usaría como excusa para no tener que pasar todo el rato con ella y a mi no me molestaba, disfrutaba ir de compras.

Para cuando el reloj marcó el mediodía, yo ya estaba al pie de los escalones de Monster High tras un hechizo de teletransportación. Apenas crucé el umbral de la puerta sentí algunas miradas sobre mi, y de inmediato comprendí que no había deshecho el hechizo, seguía siendo demasiado normie para esta escuela.

De cierta forma era agradable estar en un ambiente más familiar para mi, a pesar de que en apariencia no encajaba en aquellos momentos, mi esencia sí que lo hacía.

Caminé con seguridad por el pasillo, bisbiseo un hechizo guía para encontrar mi locker, la lucecita verde me guió por tres pasillos diferentes hasta dar con el. Lo primero que hice fue colocar un espejo y deshacer el hechizo que hacía castaño a mi cabello, después dejé todo lo que no necesitaría para mi siguiente clase, lo último fue encantar el candado para que nadie que no fuera yo pudiera abrirlo.

Para cuando cerré el casillero, la voz demasiado animada de una chica me hizo girarme dando un saltito. Sustos que dan gusto.

—Tú debes ser la chica nueva — la chica era tan alta como yo, con la piel de un muy bonito tono menta y el cabello blanco y negro a rayas, había otras dos acompañándola, una vampiresa y una mujer loba —. Soy Frankie, ellas son Draculaura y Clawdeen — señaló respectivamente.

Sonreí, agitando mi mano en el aire.

—Me llamo Quinn, pueden decirme Quinnie, todos lo hacen.

¡Por Hecate! ¿Por qué me sentía tan tímida y sin tema de conversación? ¡Vamos Quinnie! ¡Las chicas están siendo amables, se un poco más divertida!

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— Bueno, Quinnie ¡Bienvenida a Monster High! 

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