— Ustedes jóvenes, son el futuro naciente de nuestra gran Corea. 

MinSeok le acomoda el birrete a SeHun que mira atento el estrado y se limpia las manos en la toga.

  — Viejo loco, siempre lo aborrecí cuando estuve en esta prisión, ¡no me someteee...

Baek le suelta un pequeño golpe que le saca el aire a JongDae, y también lo calla. 

— Dae, no es de buena educación gritarle al viejo loco en medio de la ceremonia de graduación de Hunnie, o sea, ¿qué va a decir la chusma?, no, no, mi bebé tiene que salir bien, con sus merecidos honores.

Baek Hyun termina por limpiarle la mejilla a SeHun con un pañuelito y lo deja listo para que suba a recibir su premio como el mejor estudiante de la generación, suspira admirando la belleza de su pequeño cuñado, cual madre orgullosa y cuando siente la mano de Yeol sobre su hombro, sabe que así es cómo se sentirá cuando tenga sus propios hijos. 

  — Honor a quien honor merece, es tiempo de reconocer el gran esfuerzo y dedicación de los estudiantes más sobresalientes...

  — ¿Por qué a mí el viejo Soo Man nunca me dijo algo como eso? 

  — ¿Será porque terminaste de panzazo el año académico y además porque le robaste a su hijo?

Yeol palmea la espalda de Dae y suspira recordando que ese viejo, el que lo está mirando con los ojos más chiquitos que los del chino-coreano que es, con cara de estreñido, a parte de ser el director del instituto es...

—Mi viejo enemigo...

— ¿Escaleras?

— A parte...Mi suegro. 

Se Hun ríe tapándose los labios, se siente tranquilo con hermano, cuñado y amigos a su lado, está feliz porque por fin se está graduando y ve a sus padres sentados orgullosos de él.

Pero a SeHun le hace falta algo.

Alguien.

  — Hunnie...han dicho tu nombre...

Yeol, su hermano le sonríe emocionado y le da un leve empujón para que suba al estrado donde el director le espera con un bonito reconocimiento en sus manos. Gira levemente buscando con la mirada entre la multitud, tal vez...No, niega, porque no podría, no debería pensar en ello siquiera. 

Hun suspira, sus manos siguen sudando porque las miradas se enfocan a él, cierra los ojos un breve instante antes de caminar entre los asientos y subir las escaleras. La mano del director aprieta la suya y las demás personalidades importantes, como el alcalde, le saludan y felicitan porque conocen su condición y saben, que aunque SeHun no quiera demostrarlo, es alguien con una capacidad impresionante de asombrar a las personas. 

  — Felicidades joven Oh. 

Hun asiente sin saber por qué las palmas se han calmado, sigue dando pasos por el lugar tratando de saludar a todos con el debido respeto, pese a que sus ojitos miran el suelo, en verdad apenado.  

  — Lo ha hecho impresionante, el mejor de la clase por todos estos años, ¡el mejor!

Hunnie escucha una especie de murmullos tras su espalda y se pregunta por qué hay tanta gente que debe saludarle en felicitaciones. 

Suspira cuando observa una mano extendida para ayudarlo, Hun estira su mano, y las personas se callan tras él, Hunnie intenta alzar la vista pero está tan apenado por los comentarios que dan el alcalde y el director del instituto que no puede más que dar torpemente la mano a la persona que lo está ayudando a bajar del lugar. 

Y Hunnie no sabe por qué el escalofrío lo recorre por completo, ni porque hay una especie de calidez cuando ambas manos se unen en un apretón que no es amistoso como los anteriores. A penas nota que la mano que lo felicita no está arrugada como las anteriores. 

Oh SeHun traga en silencio y sus ojos suben lentamente porque no...

  — Muchas felicidades, Oh SeHun ...

SeHun alza la vista y no puede creer lo que ve.

Es como si fuera un sueño, pero recuerda haberse despertado por la mañana esperando de todo, menos esto. 

Porque frente a él, con una sonrisa traviesa, vestido elegantemente, con el rostro de color rojo hasta las orejas, está él. 

El hombre que admira. El actor que sigue, que lo apasiona, que lo inspira y le hace sonreír. La persona que se ha convertido en su punto de comienzo desde hace un tiempo. 

Do KyungSoo. 

  — E-Estoy muy feliz...

El tiempo tuvo que detenerse porque SeHun no recuerda en qué momento sus brazos estaban rodeando el cuello del mayor, ni como los gritos eufóricos de los demás llenaban el lugar, tampoco se acuerda del desmayo de emoción de su cuñado, o como JongDae se puso a gritar que "ya era hora de que el maldito tecolote apareciera". 

Todo se limito a sentir los brazos del hombre rodeando su cintura y besando su cabellos sin importar que todo el mundo les viera, que las fotografías comenzaran a ser tomadas y que los graduados lanzaran sus birretes felices. 

   — Estoy aquí...lo siento si llegué tarde...

Hun niega con su cabeza escondida en el hombro del mayor, sus manos aferrándose a la tela del saco, y sus pies temblando porque no puede creerlo, ¡él está ahí!

Los nudillos de KyungSoo limpian las rojizas mejillas de un adorable Oh SeHun que le sonríe, que toma su mano y acuna su mejilla contra ella. 

   — SeHun-ah...

A KyungSoo le ha dejado de importar que las personas lo observen, le importa muy poco el berrinche que JongIn le hará cuando se enteré dónde está...pero, ¿cómo podría comparar todo aquello con la expresión del pequeño que tiene frente a él?, ¿cómo podría explicar lo alocado que está su corazón?

   —SeHun-ah...

SeHun abre sus ojitos llorosos, se ve tan tierno con esa ropa de graduación, se ve tan hermoso sonriéndole quedito y con sus labios siendo mordidos tímidamente, SeHun no tiene ni la maldita idea de cómo expresar la emoción que siente, lo que se acumula en su pecho y está haciendo estallar su corazón en miles de constelaciones.  

Así que simplemente toma aire, cierra los ojos y abre los labios dejando fluir las estrellas entre sus labios.

— K-KyungSoo...KyungSoo hyung... 

Y KyungSoo jura escuchar al universo entero cantarle a él solo.