— Kim Dongsun...

El nombre del chico que amó tanto se escapa de sus labios. No se sorprende por eso. Él sigue tan presente en su corazón, su recuerdo envuelve por completo la mente de Moon Bin. Puede recordar cada parte de él a la perfección, desde su hermosa sonrisa hasta su pálida piel perfectamente cuidada. 

Bin ya se ahogó en la nostalgia, de nuevo. 

El joven azabache  no nota la mirada fija de Bin sobre él. Está hablando con una chica que está a su lado, una comisura de sus labios está alzada en una sonrisa. La chica le dice algo al oído y este se ríe bajito para no ser reprendido por el maestro. 

Moon Bin no entiendo la razón pero se agarra del atril, lo hace con tanta fuerza que sus nudillos se empiezan a volver blancos. Su corazón late tan deprisa  que hasta él mismo se sorprende, pensó que nunca más volvería a sentir aquella sensación.

La pantalla detrás de él parpadea, es hora de comenzar con la clase. Moon Bin debería empezar a hablar.

Pero no lo hace o más bien no puede.

Quiere saber quien es ese chico y porqué tiene tanto parecido a Dongsun. ¿Y si le pide que se quede después de clase? ¿Acaso él tendría algún parentesco familiar con Dongsun? 

MoonBin está empezando a desesperarse, quizás Dongsun había vuelto solo para atormentarlo y hacerle pagar por todos los errores que cometió en el pasado. 

—Profesor ¿Podemos iniciar con la clase?—preguntó una chica de la tercera fila haciendo que el maestro reaccionara. 

—Por supuesto, todos abran sus libros en la página 8...

Los jóvenes obedecen y el maestro Moon empieza a explicar el tema, mirando de vez en cuando al chico de cabello azabache y grandes ojos oscuros.