S i x t e e n
"Solo imagina lo precioso que puede ser arriesgarse y que todo salga bien."
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—Jinwoo. —Bin no alza la vista del volante. Lo aprieta más fuerte para calmar sus nervios—. Este no es un buen momento para hablar.
—Hace tiempo que no ha habido un buen momento. Pero de todas formas necesito hablar contigo.
Moon Bin empieza a tocar una melodía con sus dedos sobre el volante. Sus movimientos son lentos, deliberados.
Traga, pero no hay nada excepto sequedad en su garganta.
—¿Qué es lo que pasa?
Cuando alza la vista, Jinwoo sigue mirándolo expectante. Moon Bin tiene la sensación de que ninguno de los dos quiere tener esta conversación. El preámbulo ya es lo suficientemente incómodo.
—Yo… ah…no sé cómo empezar —Un ruidoso suspiro escapa de entre los dientes del más bajo—. ¿Cómo has estado, Bin? Te ves un poco mejor. No sé…más contento.
Conversaciones incómodas. Bin ya debería estar acostumbrado; simpatía mal pronunciada, ojos que nunca se encuentran, siempre hay algo más interesante que ver que él. Hay mil maneras diferentes de decir que lo lamentas. Él siente que ya ha escuchado cada una de ellas.
—Estoy bien ahora.
—¿Quién es el chico?—pregunta sin rodeos.
—¿Cuál chico?
—Al que acabo de conocer hace un momento. ¿Es familiar de…?
Otra cosa que nota. Nadie quiere decir el nombre de su antigua pareja. Como si evitándolo quizá puedan traerlo de regreso a la vida.
—¿De quién? —No se lo va a poner fácil.
—Dongsun. —La voz de Jinwoo suena tensa. Ahogada—. Es demasiado idéntico a él.
Silencio. Es incómodo, denso, saturado con preguntas no hechas. Murmullos callados vienen y van desde la calle donde están estacionados.
Park encuentra las palabras para continuar.
—¿No lo notaste? Sé que es más joven y así. Pero, es increíble, el parecido es demasiado, tanto que asusta.
—¿Qué si note que mi estudiante se parece a mi novio muerto? —Bin pausa por un momento. Las mejillas del contrario se ponen de un brillante rojo—. Supongo que hay algunas similitudes, pero si viera a Dongsun en cada estudiante nuevo que entrara por la puerta, pensarías que estoy loco. —Mantuvo su voz tranquila. Indiferente. Como si nada de esto fuera para tanto—. Y no, no es familiar.
—¿Por qué estaba contigo?
—Es mi estudiante; me pidió ayuda. ¿Qué propones que haga? ¿Qué le diga que no puedo hablar con él porque se parece a Dongsun? —su voz adopta un toque de sarcasmo.
—No sé. No parece correcto que debas mirarlo de ese modo. Que tenga que recordarte tu terrible perdida todos los días. Podría hablar con alguien; pedir que reasignen a tu estudiante.
—No. —La respuesta del castaño es inmediata. Casi violenta en su pronunciación. La idea de no verlo es casi dolorosa. Sabe que está mal; este sentimiento que tira de él cuando Dongmin está cerca. La forma obsesiva en que piensa en él todo el tiempo.
Si pudiera dormir, sabe que también soñaría con su hermosa sonrisa.
Pero no porque le recuerda a Dongsun.
No le gusta Dongmin por el parecido. Le gusta porque has visto lo malo de él, y aún así se ha quedado.
Pero eso es algo que Park Jinwoo no podría entender. Ni ahora, ni nunca.
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