Al día siguiente...

Hubo un tiempo en que los viernes le traían una sonrisa a la cara. Significaban buena comida, baile y diversión.

Eso fue antes. Ahora, él sabe que es viernes solo por sus estudiantes. Como ratas dentro de jaulas, actúan de manera diferente, se inquietan y platican, pasan notas y hacen gestos. Se ven felices. Emocionados.

Para él no hay diferencia alguna. Se queda en su oficina hasta tarde, estudiando textos, ignorando a los de limpieza, tragando un fuerte café. Así es como pasa sus viernes por la noche.

En la escuela, el aire vibra con las posibilidades de la juventud. Los estudiantes corren por su lado, con el cabello volando detrás de sí, bromeando y riendo.

Debía de admitirlo, también extrañaba ser un estudiante, en aquel entonces todo era menos complicado...

Logra ver que todos se dirigen al mismo lado de la escuela, donde hay un grupo de estudiantes repartiendo volantes, y entonces recordó que habría un concurso de baile dentro de poco.

Pudo ver que uno de los muchos muchachos que se acercaban a preguntar por los bolantes se encontraba Dongmin, sonrió cuando lo vio, no había podido coincidir con él estos últimos días.

Cuando se sube a su auto, pensamientos de Dongmin se combinan con recuerdos de su novio, estirando su cordura hasta que la membrana queda muy delgada. A un tirón de romperse.

—¿Por qué tenía que parecerse tanto a ti, Dongsun?—preguntó molesto— ¿Por qué ahora que ya estaba considerando superarte?

(...)

Una imagen repentina llega a la cabeza de  Dongmin.  Su padre se acerca a su madre con furia, las venas del cuello sobresaliendo y el rostro enrojecido. Él nunca gritaba cuando lo veía de esa manera, pero quería hacerlo. 

—Vámonos, Min.

La imagen borrosa de un niño mayor que él lo arrastraba dentro de la habitación. Ellos solo se escondían detrás de la puerta. Llorando, rogando que todo se detuviera pronto. 

—Sé bueno.—susurraba su madre luego de todo—Si eres bueno nunca nadie te hará daño. 

Eso había sucedido cuando él apenas era un niño de casi tres años, no recordaba mucho de aquella persona, ni siquiera sabía si el niño de sus recuerdos era real o no porque no le sorprendería que solo haya sido producto de su imaginación por aquellos traumas, su madre siempre evadió el tema y Dongmin tampoco insistía. 

Algunos días más tarde a su padre lo arrestaron por consumir (y vender) sustancias ilegales y a su madre la encerraron en rehabilitación por lo mismo. A él lo llevaron a un centro infantil con el fin de que una nueva familia lo adoptara, pero antes de que eso pase su madre regresó por él y pudo llevárselo cuando vieron que ya estaba recuperada.  Luego de algunos años su madre conoció al señor Kwang y volvió a casarse. Un hombre trabajador y honorable que preferiría que lo apuñalaran antes de golpear a una mujer.

"Si eres bueno, nadie te hará daño"

Aquella frase estaba tan relacionada con sus traumas infantiles.

—Oye tú ¿Estás bien?—pregunta un chico detrás de él—Te has quedado viendo a la nada por varios minutos. 

— Oh, lo siento.— se disculpó avergonzado—Solo estaba pensando...

—Cualquiera que te viera pensaría que estás loco, afortunadamente yo no soy como los demás.—bromeó el chico—Bueno ya que estás aquí, ten un volante.

Dongmin aceptó el papel y vio que era sobre un concurso de baile que se llevaría a cabo detrás de la escuela. 

—Gracias...—recordó que no sabía el nombre del chico. 

— Park Minhyuk—respondió el más bajo—¿Y tú eres?

—Lee Dongmin. 

— Bueno Dongmin, espero verte en el concurso no lo olvides, el próximo viernes a las ocho.  

 Dicho esto Minhyuk se va corriendo hacia un grupo de estudiantes que felices lo saludan. "Quizás es uno de los chicos populares"  pensó Dongmin y volvió a ver el papel.

Concurso de baile...¿Por qué no ir?